Revista de Marina
Última edición
Última edición

El arte operacional Ruso: Las operaciones profundas

El arte operacional Ruso: Las operaciones profundas

  • BENJAMÍN OTAZO SANDACLÍE

By BENJAMÍN OTAZO SANDACLÍE

  • Received at: 26/12/2024
  • Published at: 30/04/2025. Visto 115 veces.
  • Abstract (spanish):

    Las operaciones profundas son parte esencial del arte operacional ruso. Originadas en la década de 1930, durante la Unión Soviética, permitió obtener la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Este concepto continuó evolucionando, donde su entendimiento permitirá al lector comprender el desarrollo y la causa de los resultados rusos en la invasión a Ucrania del año 2022.

  • Keywords (spanish): Arte operacional, Operaciones profundas, arte operacional, campaña.
  • Abstract:

    Deep operations are an integral part of Russian military operational art. Having its origin in the 1930s during the Soviet Union regime, it enabled them to achieve victory in World War II. This Soviet strategy has continued to evolve. Understanding this military concept will allow the reader to comprehend the roots and evolution of today´s conflict in the 2022 invasion of Ukraine.

  • Keywords: Deep operational, operational art, campaign.

El desarrollo de las operaciones profundas del arte operacional ruso nació posterior a la Primera Guerra Mundial, a raíz de las experiencias rusas en ésta y también en la Guerra Civil, la que dio origen a la Unión Soviética tras la conquista del poder por parte de los bolcheviques, liderados por Lenin. La teoría fue robustecida por el Mariscal de Campo Mijaíl Tukhachevsky (Figura 1), quien fue asesinado y proscrito durante las purgas de Stalin sobre el Ejército Rojo, a fines de la década de 1930.

Dentro de la historia, ciencias y artes militares, destaca que, en la Unión Soviética: 

Entre 1923 y 1924, Svechin acuñó el término de Arte Operacional. Lo describía como el nexo entre la táctica y la estrategia, el medio por el que un comandante superior transformaba una serie de éxitos tácticos en “saltos” operacionales vinculados entre sí por la intención y el plan del comandante, y que contribuían al éxito estratégico en un teatro dado de acciones militares. (Kipp, 2022, p.197)

Por otra parte, en Occidente, así como previamente Moltke –“el viejo”- acuñaba el concepto de “Dirección Operacional”, dando el puntapié a este nivel de conducción militar, actualmente se define como:

El Nivel Operacional de la Guerra emplea los recursos militares disponibles para alcanzar objetivos estratégicos en un teatro de guerra. Dicho de forma más sencilla, es la teoría de las operaciones de grandes unidades. También implica planificación y conducción de campañas. Las campañas son operaciones sostenidas diseñadas para derrotar a una fuerza enemiga en un espacio y tiempo específicos con batallas simultáneas y secuenciales. (Nelson, 2022, p.283)

A modo de definición de las operaciones profundas, del pensamiento ruso uno de sus creadores, se destaca la existencia de:

(…) cuestiones indisociables para Tukhachevsky: Las armas combinadas y las fuerzas mecanizadas. Los carros de combate debían emplearse en masa y se esperaba que las formaciones mecanizadas, integradas por carros de combate, infantería motorizada y cañones autopropulsados, atacaran la retaguardia enemiga valiéndose de su movilidad para flanquear y cercar fuerzas. Las formaciones de aviación, salvo por otras operaciones independientes, debían actuar en estrecha cooperación táctico – operacional con las formaciones de armas combinadas. Al mismo tiempo, las unidades aerotransportadas debían ser empleadas en la disrupción de la estructura de mando y control, y en la desorganización de los servicios de retaguardia enemigo. (Kipp, 2022, p.227)

Orígenes de las operaciones profundas

Para la gestión y conducción de un alto número de efectivos y material de guerra (la “fuerza”) en un amplio y determinado teatro (el “espacio” geográfico), “se aceptó el concepto de un cuartel general supremo unificado (Stavka) y se introdujo un mando intermedio (frente) para el control de las operaciones de un grupo de ejércitos en un sector concreto del teatro” (Kipp, 2022, p.199). Cabe destacar que la consolidación de este nivel se dio con los ejércitos de las potencias que combatieron en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los que estaban conformados por millones de hombres en armas, razón por lo que se requiere de una organización para la conducción y administración estratégica (que planifique la guerra), como también a nivel operacional (que conduzca y planifique la campaña) y, por último, el nivel táctico (la batalla).

Inicialmente, considerando el caso de la invasión a Rusia de la Grande Armée del Emperador Napoleón Bonaparte (1812), el arte operacional ruso hizo énfasis en aprovechar la profundidad estratégica del país para desgastar una ofensiva extranjera y debilitar las líneas de comunicaciones enemigas, dificultando o impidiendo el sostenimiento a través de la denominada “defensa escalonada”. Este también fue el enfoque soviético en la reacción inicial ante la Operación Barbarroja (1941), donde el III Reich movilizó una fuerza invasora conformada por 3 millones de soldados, organizada en tres grupos de ejércitos: el norte, con eje de progresión a Leningrado -el objetivo ideológico, bastión de la revolución de octubre-; el centro, con eje de progresión a Moscú -el objetivo político-; y el sur, con eje de progresión a Ucrania y, posteriormente, al Cáucaso -el objetivo económico-.

Características de este tipo de operación

Las operaciones profundas consistieron en un cambio de paradigma. Se comenzó a pensar a nivel operacional en frentes (equivalente a un grupos de ejércitos1, con efectivos que oscilaban entre 150 mil a sobre el millón de combatientes) y en ofensivas basadas en la masa (ad hoc a la ideología de los gobiernos soviéticos, un “ejército popular”), de manera de romper una parte extensa de la línea de frente con el avance consecutivo de una fuerza de choque masiva, penetrando en la profundidad del dispositivo enemigo (oscilando entre los 50 y 150 Km) para destruir sus centros de suministro y desarticular su logística, además de su mando y control, generando consecuentemente un debilitamiento de las unidades de primera línea, las que serían aniquiladas a través de un ataque terrestre desde la retaguardia y desde el frente, contando además con cobertura aérea y apoyo aéreo estrecho.

La ruptura se lograba con las Unidades de “choque” (en una formación que llegaba incluso a la magnitud de Ejército), abriendo la brecha en la línea enemiga. Posteriormente, esa ruptura era explotada por las Unidades de Tanques, Infantería o Armas Combinadas (de magnitud de división hasta frentes). En la Figura 2 se observa el paradigma:

Este concepto, que tomó partes de la denominada guerra de maniobras alemana, la que a través de la Bewegungskrieg (conocida popularmente como Blitzkrieg), por medio de múltiples movimientos donde las unidades de distintas magnitudes operan bajo el principio del Auftragstaktik (“mando tipo misión”, por niveles), se embolsaba al enemigo para su aniquilación, a través de una “batalla decisiva” que se forzaría al concentrar las fuerzas de manera móvil en el “punto de esfuerzo principal”, algo prácticamente inalcanzable con las magnitudes de los ejércitos de la Segunda Guerra Mundial y las dimensiones de los Teatros de Operaciones. Este concepto de empleo se basaba en la realidad geopolítica de Alemania: enemigos poderosos en dos frentes, que debían ser derrotados rápidamente porque, de lo contrario, sería imposible si la guerra se prolongaba, a raíz de los recursos disponibles para su sostenimiento.

Por otra parte, y dadas las purgas sobre el ejército soviético durante los años 30, se carecía de oficiales profesionales y competentes, por lo que el mando tipo misión pasó a uno de tipo centralizado como una forma de ejercer un férreo control de las fuerzas para evitar “levantamientos” o “acciones contra la Unión Soviética”, pese a significar una merma en el rendimiento operacional y la muerte de miles -incluso millones- de soldados del Ejército Rojo. También se le dio una fuerte relevancia a la ofensiva (criticada en ocasiones como un “culto”, tanto en el Heer alemán como en el ejército soviético), dado que el propósito soviético también tenía un objetivo ideológico, consistente en “exportar” la revolución a nivel mundial, lo que se lograría expandiendo las fronteras y las esferas de influencia. En esa línea, el “ejército de masas” era consistente y necesario, al estar constituido por obreros proletarios.

Estos enfoques requieren un empleo coordinado de las armas combinadas, siendo mandatorio que fuesen conducidas de manera integrada y escalonada (niveles de conducción) por un mando competente, contando además con una fuerza acorazada que fracturara la línea de frente y que contara con el apoyo de una aviación al nivel táctico que genere una condición aérea favorable, brinde cobertura y apoye directamente a las masivas fuerzas de choque y asalto.

Las principales batallas donde se perfeccionó este concepto están enmarcadas en la Segunda Guerra Mundial. La Operación Bagration (1944), que trajo la casi aniquilación del Grupo de Ejércitos Centro de la Wehrmacht, permitiendo liberar Bielorrusia y parte de Polonia, y la invasión Soviética a la región de Machuria (1945), contra el Imperio del Japón, constituyen la máxima cúspide de las operaciones profundas soviéticas (Figura 3).

Evolución del Arte Operacional

Durante el paso del tiempo y con la aparición de nuevas tecnologías, como las armas nucleares, el concepto de operaciones profundas comenzó a evolucionar. Ya no era conveniente tener grandes masas de fuerzas en el frente, las que en la práctica constituyen blancos alcanzables por las armas nucleares tácticas occidentales. El concepto evolucionó hasta 1985, a uno donde se requería de unidades con la magnitud de entre división y brigada en la frontera, basadas principalmente en la República Democrática Alemana (RDA) y otros países del Pacto de Varsovia, de manera que fuesen capaces de penetrar en la profundidad del dispositivo adversario rápidamente (para no ser traqueadas por las armas nucleares) y destruir las capacidades de mando y control, sostenimiento y líneas de comunicaciones de las fuerzas enemigas, mientras se trasladada a la reserva desde el centro de Rusia para reforzar y consolidar las posiciones conquistadas a través de la penetración. En este punto, el arte operacional soviético hacía hincapié en la necesidad de no efectuar una movilización nacional, objeto enmascarar las intenciones y no otorgar indicativos a la alarma temprana enemiga. Cabe destacar, que su doctrina estaba orientada para enfrentarse a la OTAN o potencias bajo una organización similar, por lo que sus enfoques no lograron generar el rédito esperado en la guerra de Afganistán (1979-1989), donde el ambiente operacional impedía ejecutar este tipo de maniobras, sentando las bases para el cambio de paradigma en Rusia.

En este punto de la evolución destaca además la reducción en magnitud de las fuerzas en presencia y también de las unidades que participaban en la ofensiva, pasando de un principio vector de masa a uno de velocidad, como una forma de ser blancos menos atractivos para las armas nucleares tácticas.

Tras el colapso de la Unión Soviética y la degradación de las FF.AA., tanto en entrenamiento y material (dada la falta de financiamiento), el inicial énfasis ofensivo soviético fue modificado a uno netamente defensivo. Se volvió a los orígenes del arte operacional ruso donde el enfoque era desgastar a la ofensiva enemiga en la profundidad estratégica. No obstante, la evolución en las comunicaciones y otras tecnologías facilitaron el nacimiento de nuevos paradigmas que permitieron retornar a la ofensiva, predominando el denominado “enfoque adaptativo” (el modo híbrido ruso), donde se incorpora el uso de capacidades que escapan de lo puramente militar para el logro de los objetivos, siendo estos aspectos destacados por el Jefe del Estado Mayor General de las FF.AA. rusas, el General Valery Gerasimov, a raíz de las experiencias en la guerra de Afganistán y la primera década del siglo XXI, y aplicadas exitosamente en la anexión de Crimea en 2014. En este enfoque, adoptan relevancia las operaciones de información, ciberoperaciones ofensivas, actividades clandestinas y subversión, apuntando a la fragmentación social y sabotajes, entre otras actividades.

Esto nace desde la perspectiva de que no se contará con una superioridad militar sobre Occidente, materializado por EE.UU. (quien además brinda el “paraguas nuclear” a Europa) y la OTAN, requiriéndose otras formas de empleo para alcanzar el éxito dado que la dimensión militar debe ser complementada, teniendo presente eso sí como último ratio el arsenal nuclear. Sin embargo, en el diseño operacional ruso se ha evidenciado que pese a tener líneas de operaciones y esfuerzo “híbridas”, el concepto de operaciones profundas siguió influenciando su doctrina.

Prueba de lo anterior se observa tras el lanzamiento de la “Operación militar especial” de febrero de 2022 (Figura 4), donde tras una movilización rusa que recuerda los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, parecía que Ucrania sería cercenada tras una serie de penetraciones rusas en el norte, este y sur ucraniano. No obstante, la conquista de Kiev por parte de las unidades que penetraron a través de Bielorrusia falló. Existen indicios y testimonios de que la avanzada rusa sustituyó parte de la clásica fuerza acorazada interoperando con armas combinadas, por unidades destinadas a imponer el orden público ante una probable conflictividad social que impidiera la conquista, error de apreciación junto a otros que terminaron impidiendo el propósito de la misión. Además y agudizando lo anterior, la Fuerza Aérea Rusa no obtuvo una situación aérea favorable que brindara la cobertura necesaria a las fuerzas terrestres, y éstas últimas no tenían los sistemas antiaéreos adecuados para repeler los ataques de las armas de hostigamiento y ataque pequeñas, como los UAV y la munición merodeadora que causó estragos en las unidades acorazadas rusas, las que aparentemente tenían una vulnerabilidad crítica en cuanto a la capacidad defensiva (de manera específica: antiaérea y de protección).

A modo de rimas históricas, el caso es similar al fracaso alemán en la operación Ciudadela (1943), donde las Wehrmacht no pudieron cercar a las fuerzas soviéticas del saliente de Kursk (Figura 5), batalla conocida popularmente por ser “el enfrentamiento de tanques más grande de la historia”. Tras un fallo de inteligencia alemán y la dilatación de la fecha para su inicio, se vulneró la seguridad del plan y esto permitió a los soviéticos preparar una defensa en profundidad que desgastó la ofensiva. En esta ocasión (Ucrania en 2022), el fracaso fue ruso, al menos en esa fase de la guerra.

Reflexiones finales

Las operaciones militares rusas no pueden analizarse puramente desde los paradigmas occidentales. Su arte operacional evolucionó a partir de las particularidades únicas de un país con gran extensión geográfica, clasificado como “inconquistable” por sus dimensiones, recursos naturales y capital humano. En esa línea, la mixtura entre las corrientes de pensamiento occidental y orientales, sumado a la historia y política especialmente durante el siglo XX, han decantado en un modo de hacer la guerra basado en masa material y humana, donde se puede apreciar que una alta cantidad de bajas no constituye una restricción crítica como es en Occidente.

En esa línea, las operaciones profundas permitieron derrotar al poderoso -aunque precario- ejército alemán de la Segunda Guerra Mundial, además de arrasar a las posiciones continentales japonesas en Manchuria. No obstante, las armas nucleares exigieron evolucionar esta doctrina, razón por lo que las magnitudes y formas de empleo se adaptaron hasta los tiempos actuales, tal como se observa hoy en la guerra contra Ucrania iniciada en 2022.

Este tipo de operación cuenta con una debilidad que se ha manifestado durante la historia, al estirar en exceso las líneas de comunicaciones propias. Es así como aparece el riesgo de alcanzar un punto culminante y comprometer el sostenimiento propio, quedando vulnerable ante una eventual contraofensiva enemiga. Justamente eso ocurrió en Ucrania durante la tercera batalla de Jarkov, en 1943, donde se explotó esa vulnerabilidad con la “Defensa Elástica” ejecutada por las Wehrmacht, maniobra diseñada por uno de los considerados mejores comandantes operacionales y estrategas de esa guerra, el Mariscal de Campo Erich von Manstein (Figura 6).

En síntesis, desde la perspectiva rusa, se evidencia una mixtura entre el concepto de operaciones profundas y su evolución con nuevos enfoques de tipo híbrido. Esto da fuerza a la hipótesis de que una de las principales debilidades en el espacio de batalla del año 2022 fue la falencia rusa en el empleo de armas combinadas, la limitada capacidad para defenderse ante el empleo de armas de un tamaño pequeño que operan incluso en forma similar a un enjambre, como los UAV, y las deficiencias de adaptación de sus sistemas de armas para enfrentarse a estas nuevas tecnologías (incluida las limitaciones para su detección y neutralización), todo esto empleado por una Ucrania que permitió la penetración rusa para hostigar, debilitar y destruir, explotando los modelos mentales de las tropas enviadas por Moscú. Pareciera que la incorporación de la zona gris y el modo híbrido generó falencias de adaptación en las fuerzas regulares rusas para el combate, donde continúan basándose en la masa, aparentemente. Por último, pareciera que la estrategia rusa al año 2024 volvió a centrarse en el clásico desgaste de un enemigo con limitaciones de sostenimiento, buscando llevarlo a un punto culminante para ser barridos posteriormente.

Lista de referencias

  1. Nelson, H. (2022). Los orígenes del arte operacional, en Krause, M. Philips, R. (2022). Perspectivas históricas del Arte Operacional. Málaga, España. Ediciones Salamina.
  2. Kipp, J. (2022). Los orígenes del arte operacional soviético, 1917 – 1936, en Krause, M. Philips, R. (2022). Perspectivas históricas del Arte Operacional. Málaga, España. Ediciones Salamina.

Bibliografía

  1. Campos Robles, M. (2018). El Arte Operacional Ruso: de Tukhachevsky a la actual “Doctrina Gerasimov”. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recuperado el 14 de abril de 2024, de https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2018/DIEEEO35-2018_Arte_Operacional_Rusia_MiguelCampos.pdf
  2. Nikulin, N (2024). Víctimas olvidadas de Stalin: recuerdos de Guerra de un soldado del ejército rojo (1941 – 1945). Edición de Carlos Caballero Jurado. Madrid, España. SND Editores.
  3. Krause, M. Philips, R. (2022). Perspectivas históricas del Arte Operacional. Málaga, España. Ediciones Salamina.

Inicie sesión con su cuenta de suscriptor para comentar.-

Comentarios

Related Articles

El fuego no letal en el conflicto Rusia-Ucrania
ACTUALIDAD

El fuego no letal en el conflicto Rusia-Ucrania

Introducción En el mundo académico-militar existen muchas definiciones para el Arte Operacional (AO), debido a que es...