By GÓMEZ WEBER, SERGIO .
La fragata Almirante Blanco Encalada operó por 100 días durante el primer despliegue cooperativo de una unidad de combate nacional con la Armada de los Estados Unidos en el Pacífico occidental, en un programa que permite incrementar las relaciones de defensa y desarrollar capacidades para operaciones multinacionales que contribuyan a la seguridad y estabilidad de los océanos.
FFG 15 “Almirante Blanco Encalada” operated in the western Pacific for 100 days in a cooperative deployment with the U.S. Navy. This deployment was a first for a Chilean warship, which allowed Chile and its navy to strengthen their defense relations and develop capabilities for multinational operations that contribute to the security and stability of the oceans.
La fragata Almirante Blanco Encalada junto a un helicóptero de ataque SH-32, a partir de una invitación efectuada durante la visita a Chile en el año 2018 del entonces secretario de Defensa de los Estados Unidos de América, James Mattis, participó en un despliegue cooperativo junto a un grupo de tarea de portaviones de la Armada de los Estados Unidos de América (United States Navy, USN) en el Pacífico Occidental. Luego de un proceso de planificación que se extendió durante todo el año 2019 a través de la Tercera Flota USN y pese a las restricciones impuestas ya en el transcurso de su ejecución por la pandemia COVID-19, fue posible materializar, a comienzos del 2020, el primer despliegue operativo de una unidad de combate nacional bajo control táctico de una flota de la USN en el área Asia-Pacífico.
Siendo la cooperación internacional y apoyo a la política exterior, una de las cinco áreas de misión de la Armada de Chile, la cual se centra en colaborar junto a armadas amigas al mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, supervisando y cumpliendo los tratados y convenios internacionales que el Estado de Chile ha suscrito, la presencia de unidades nacionales a lo ancho del océano Pacífico sobre el cual se proyectan nuestras costas es reflejo de la capacidad y responsabilidad que ejerce nuestra institución.
El Pacífico representa una valiosa fuente de recursos renovables y la principal ruta de nuestro intercambio comercial. El 96% de las exportaciones e importaciones del país se realizan por vía marítima. Datos del Banco Central indican que en el año 2018 se importaron desde Asia más de USD $25.211 millones (CIF) y se exportaron USD $41.078 millones (FOB). Ese mismo año, solo a China se exportaron productos por USD $25.310 millones, lo que representa el 33,5% del total exportado el 2018 y durante el año 2019 se exportaron, sólo al gigante asiático, USD $21.454 millones vía marítima. El 2019 se transportaron más de 30 millones de toneladas de carga desde puertos chilenos a los continentes de Asia y Oceanía. En otro ámbito, Chile figura en el lugar N°12 de las naciones pesqueras más grandes del mundo, exportando más de USD $6.000 millones el año 2018, siendo el océano Pacífico su principal fuente de recursos.
Esta breve descripción de cifras demuestra la relevancia que tiene el Pacífico para nuestra economía y desarrollo nacional. Es por ello, que la participación de unidades de combate en despliegues de largo aliento, reafirman el compromiso de que Chile “contribuye a mantener las rutas del comercio marítimo abiertas, libres y seguras permitiendo el libre tránsito entre las naciones” (Armada de Chile, 2019), en concordancia con los objetivos políticos e intereses nacionales.
FF-15 Almirante Blanco Encalada zarpando desde Guam, EE.UU. (Foto: Armada de Chile)
Hoy en día, no existe una marina capaz de abarcar todos los océanos en tareas de vigilancia y presencia marítima global. Existe entonces la necesidad de formar coaliciones compuestas por fuerzas multinacionales que puedan abarcar las tareas de seguridad y mantenimiento de la estabilidad de las rutas comerciales en el mar.
El concepto de “Coalición Marítima Global”, acuñado en 1985 por el entonces comandante USN James Stavridis, en que planteaba la necesidad de unir a las armadas de países aliados para enfrentar la amenaza soviética y los desafíos marítimos crecientes a lo largo del mundo, está aún vigente. Andrew Poulin, oficial de la USN, en su artículo “Global Maritime Coalition 2.0” publicado en la edición de la revista Proceedings (marzo de 2020), indica que la palabra interoperabilidad es la clave para materializar lo anterior. Indudablemente, este término resulta ser el más apropiado para identificar la capacidad de unidades navales de distintos países, idiomas y culturas, en cuanto a una integración efectiva que permita ejecutar operaciones rutinarias, misiones y combate eficaz en caso sea necesario. La mejor forma de lograr esa interoperabilidad es a través de períodos prolongados de navegación entre unidades de países aliados, que contemplen un período de entrenamiento y conocimiento mutuo, como también la realización de actividades operativas que contribuyan a objetivos estratégicos u operacionales en común.
Con fecha 16 de agosto de 2016, la USN promulgó la instrucción N° 3500.45, estableciendo el programa de despliegues cooperativos (Cooperative Deployments, CODEP) con el propósito de fortalecer relaciones y desarrollar capacidades militares con naciones amigas para la ejecución de operaciones multinacionales. En base a lo anterior, considera que las armadas amigas pueden contribuir con capacidades substanciales para operaciones de seguridad internacional. Por ende, al expandir las oportunidades de entrenamiento y despliegue con la USN, se incrementa la interoperabilidad y familiaridad en la participación de operaciones de coalición, incrementando, además, el alistamiento de las armadas participantes. Por otro lado, la integración a grupos de tareas de portaaviones, incorpora capacidades de combate complementarias a la misión de éste y proporciona al país invitado a una oportunidad de interoperación con fuerzas operativas modernas y de primera línea.
Si bien los CODEP no constituyen en esencia un ejercicio, incorporan múltiples oportunidades de entrenamiento. El programa CODEP de la USN ofrece directrices para la integración de unidades extranjeras a grupos de tarea de la USN como Carrier Strike Group (CSG), Expeditionary Strike Group (ESG), Amphibious Ready Groups (ARG) y Surface Action Groups (SAG).
El programa CODEP consta de cuatro fases:
Ejemplos de despliegues cooperativos son los realizados en el 2017 por la Real Armada de Dinamarca con la fragata HDMS Peter Willemoes junto al CSG George H. Bush; la Real Armada de Nueva Zelanda con la fragata HMNZS Te Kahana junto al CSG Nimitz; en el 2018, la Armada de Japón (JMSDF) con integraciones breves por parte de los destructores JS Kirasame y JS Hyuga junto al CSG Ronald Reagan; y en el 2019 la Armada Española con la fragata ESPS Méndez Nuñez junto al CSG Abraham Lincoln.
Tal como lo indica el programa CODEP de la USN, la planificación, entrenamiento y despliegue combinado en un tiempo prolongado proveen a todos los grupos involucrados de una oportunidad única para probar y extender los límites de la integración. Además, a nivel de las personas, permite construir lazos de confianza, vencer barreras idiomáticas y culturales.
Fruto de una larga integración en distintas instancias con la USN y el prestigio alcanzado por la Armada de Chile en ejercicios internacionales, tanto por las unidades participantes como por el liderazgo demostrado en los puestos de conducción, especialmente en las distintas versiones de RIMPAC, la FF-15 Almirante Blanco Encalada participó de un despliegue cooperativo bajo control táctico de la Séptima Flota de la USN, inicialmente como parte del CSG-9 Theodore Roosevelt y posteriormente asignado al Escuadrón de Destructores N° 15 (DESRON-15) con base en Yokosuka, Japón.
Esta invitación del año 2018 fue concretada entre febrero y junio de 2020, luego de un largo proceso de planificación, y que, a pesar de los efectos de la pandemia COVID-19, confirmó el férreo compromiso y confianza entre ambas marinas, en un ambiente de estrictas medidas sanitarias, para interoperar en el Pacífico Occidental. Este compromiso no es sólo a nivel internacional, sino que viene a respaldar con hechos lo señalado por el Comandante en Jefe de la Armada de Chile, almirante Julio Leiva, respecto al compromiso con nuestro país:
Nuestra misión es proveer al Estado de Chile de un poder naval y un servicio marítimo que contribuya a resguardar la soberanía e integridad territorial, a mantener la seguridad de la nación, a impulsar el desarrollo nacional y a respaldar los intereses nacionales donde sea requerido. (Armada de Chile, 2019).
Si bien las restricciones impuestas por la pandemia y los complejos momentos que vivían algunos países asiáticos impidieron que la unidad recalara a Japón, se centraron las operaciones en el mar de Filipinas, empleando como base logística la base naval USN en Guam. El destructor de la clase Arleigh Burke DDG-59 USS Russell se constituyó como unidad consorte y con el cual, pese a no establecerse un contacto cara a cara producto de la situación sanitaria, se pudo establecer una comunicación estrecha en los distintos niveles de mando, coordinación y operación, en donde el idioma inglés y procedimientos tácticos no fueron obstáculo para operar en forma eficiente, de igual a igual, con una creciente confianza y complejidad en las operaciones.
FF-15 Almirante Blanco Encalada y DDG-59 USS Russell efectuando reaprovisionamiento en la mar con USNS T-AKE-04 Richard E. Byrd. (Foto: Armada de Chile)
Marina de aguas azules: Desde la renovación de la Escuadra nacional en el siglo XXI con unidades de combate con capacidad oceánica, solo se había operado en el área Pacífico Oriental hasta el archipiélago de Hawaii y la Polinesia francesa. Operar en toda la extensión del océano Pacífico hasta las proximidades de nuestros principales socios comerciales de Asia, da muestra de la capacidad oceánica, coloquialmente llamada “de aguas azules,” que hacen de Chile una potencia marítima mediana, capaz de accionar más allá de sus aguas jurisdiccionales.
Compromiso y Cooperación Internacional: El compromiso demostrado entre ambas armadas, pese a la adversidad de la pandemia producto del COVID-19, es muestra de la confianza y cooperación internacional alcanzados entre Chile y EE.UU. El haber aceptado y concurrido con medios de combate a una operación de esta magnitud, como parte de un CSG y DESRON, evidenciaron el nivel de compromiso y la capacidad de concurrir como parte de una fuerza multinacional a donde confluyan los intereses de países amigos y aliados.
Nivel de interoperación: Se demostró la capacidad de nuestras unidades de combate de interoperar, de igual a igual, con unidades de primera línea de la USN. Esto no solo se vio reflejado en el dominio del idioma inglés en todos los niveles de coordinación y de mando y control, sino que en la complejidad y ejecución de los distintos tipos de maniobras realizadas con el USS Russell y buques logísticos.
Logística: Se demostró la capacidad de mantener un sostenimiento logístico, con apoyo del país anfitrión, a más de 8.000 millas náuticas de puerto base, en clima tropical y por largas singladuras, cruzando por primera vez con una unidad de combate moderna la línea internacional de cambio de fecha que marca el paso desde el Pacífico Oriental al Pacífico Occidental.
Nuestra presencia en el océano Pacífico, o donde los intereses de Chile lo requieran, se sustenta en la capacidad de proteger y mantener la estabilidad de las rutas comerciales oceánicas hacia y desde donde se transporta nuestro principal intercambio comercial.
La participación de la FF-15 Almirante Blanco Encalada en un despliegue cooperativo constituye un hito histórico para la Armada de Chile, al operar con una unidad de combate moderna al otro extremo del Pacífico Occidental, bajo el control táctico de un CSG.
El compromiso y confianza entre armadas amigas no es fruto de la improvisación. Existe un largo camino y reconocimiento hacia nuestra Armada en cuanto a la preparación, capacidades y profesionalismo para operar con una de las principales potencias navales del mundo.
La interoperabilidad es una capacidad clave entre unidades de distintos países para lograr una integración eficaz y el cumplimiento de misiones ante un objetivo común.
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BIBLIOGRAFÍA:
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1001
Julio - Agosto 2024
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