Este ensayo pretende relatar los acontecimientos vividos por el vicealmirante Chuichi Nagumo durante la batalla de Midway. Lo anterior, no con el propósito de analizar la táctica o plan ejecutado por ambos países aquel 4 de junio de 1942, sino con la intención de narrar las vivencias del almirante, ciñéndose para tal efecto a hechos conocidos en ese momento por la flota japonesa, agregando posibles apreciaciones que pudieron ser analizadas por aquel Estado Mayor y pensamientos que deben haber pasado por la cabeza de Nagumo.
This essay describes the events experienced by Vice Admiral Chuichi Nagumo during the Battle of Midway. The purpose is not to describe the tactics or plan executed by both opponents on June 4th, 1942, but to describe Admiral Nagumo´s experiences by limiting to the facts known at that time by the Japanese fleet, including potential appreciations that could have been analyzed by his Staff and thoughts that must have passed through Nagumo’s mind.
La batalla de Midway, es, sin lugar a duda, uno de los episodios navales más estudiados por todos los marinos del mundo, tanto en sus etapas de formación inicial como posteriormente en las academias de guerra. Lo anterior, ya que durante la II Guerra Mundial, dicho enfrentamiento en este pequeño atolón en medio del océano Pacifico, acabaría con la supremacía, casi absoluta, por parte de la Marina Imperial Japonesa sobre sus oponentes. Este fue el punto de inflexión, del cual la Marina Imperial Japonesa no pudo reponerse más y el cual terminaría cambiando el desarrollo de las futuras acciones navales durante la guerra.
Vicealmirante Chuichi Nagumo
Han pasado casi seis meses desde el bombardeo a Pearl Harbor y ya llevamos operando triunfalmente, sin tregua para los portaaviones, en la conquista de la isla de Wake, la neutralización de la flota británica, hundimiento del HMS Prince of Wales, incursiones en el océano Índico entre otras grandes victorias para nuestro Emperador y nación. Las dotaciones están entrenadas, motivadas y confiadas de obtener una victoria. No obstante, hace poco menos de 30 días, en la batalla del Mar de Coral, me di cuenta que no somos invencibles. Tuvimos, como nación, uno de los primeros abortos de operaciones, ya que, si bien los reportes que recibí del almirantazgo relatan una gran victoria debido a que le infringimos bastantes daños a la marina de Estados Unidos, hundiéndole el 50% de su fuerza de portaviones, esta oposición no nos permitió materializar la operación Mo, invasión de Port Moresby, capital de Papua Nueva Guinea, la cual permitiría cortar las líneas de abastecimiento de los Estados Unidos a Australia.
Si bien la actual misión en desarrollo fue ordenada por el cuartel general previo a la batalla del Mar de Coral, estoy convencido de que ahora la historia será distinta, debido a que la nueva operación para tomar el control del atolón de Midway, obligará al almirante Nimitz a salir con su flota y entrar en combate a mar abierto. Sus portaviones restantes serán hundidos sin problema por nuestra aviación embarcada. Esta será la batalla decisiva que quebrantará la voluntad de lucha del oponente y nos permitirá colocar nuestros términos en las futuras negociaciones.
Llevamos varios días en la mar. Zarpamos el día 17 de mayo de Hashira Jimala y la vida a bordo de mi buque insignia (portaaviones Akagi) es bastante llevadera. Hoy de madrugada realizamos una maniobra de reaprovisionamiento en la mar, todos los buques están en su máximo nivel logístico. Como todas las mañanas, me reuní con mi Estado Mayor, el cual tiene la particularidad de ser integrado también por oficiales bastante jóvenes. Esto me ha permitido complementar la visión y estrategia, ya que si bien, llevo varios años a cargo de la flota aérea, toda mi carrera naval como especialista me desempeñé como torpedista y mis años a bordo fueron en unidades de superficie utilizando otro tipo de tácticas. A diferencia de lo que pensaba, previo a ser designado en este puesto, en el Mar de Coral los portaaviones probaron que son un arma sin igual, en la cual obtuvimos una victoria sin tener nunca a la vista al enemigo.
Mi grupo de batalla el Kido Butai (primera flota aérea), estaba conformado, para esta misión, por cuatro portaaviones (Akagi, Kaga, Sōryū y Hiryū) con cerca de 250 aeronaves más 12 aeronaves de reconocimiento que son parte de las unidades escolta. Los pilotos de estas aeronaves eran los más experimentados de todo el mundo. Por último, el grupo de batalla tenía a muchas unidades de superficie que nos brindaban escolta.
La gran maniobra naval fue planificada por el jefe de la flota combinada de la Marina Imperial del Japón, almirante Isoroku Yamamoto y, si bien era complejo y requería de gran sincronización por parte de las distintas flotas ya que estaríamos muy separados como para brindarnos apoyo mutuo, estaba saliendo tal cual se había planificado. En detalle, la 5ta Flota, tenía la misión de ir por el Norte y ejecutar el engaño; operación AL, objeto obligar a que los Estados Unidos, saliera de su puerto y se viera forzado a dividir sus unidades. La operación Mi era mi principal preocupación, ya que yo era la vanguardia con mi flota y debía bombardear con mis aeronaves embarcadas el atolón de Midway y así permitirle a la fuerza de desembarco anfibio tomar el control de lo restante, con la menor oposición. En la retaguardia vienen la 1a y 2a Flota, la primera al mando del almirante Yamamoto, en su buque insignia, el invencible Yamato. No obstante, esta no era mi única misión, ya que también debía, en caso de ser detectados, hundir a los portaaviones enemigos.
Muy temprano, recibí un mensaje del almirante Yamamoto, en el cual me confirmó que la operación “K”, el vuelo de reconocimiento a Pearl Harbor, había sido cancelado. Este tenía como propósito el confirmar que la flota de los Estados Unidos todavía estaba en puerto, no obstante, los submarinos que se encontraban en posición al Weste de las islas hawaianas reportaron que no han detectado a ningún buque de guerra de Estados Unidos. Por último, recibí el reporte de inteligencia que daba cuenta de un leve aumento de emisiones de radio frecuencia desde Midway, lo cual se estimó que no tiene ninguna relevancia para nuestra operación, ya que no ha sido acompañado de movimiento de unidades de superficie o aeronavales.
Subí al puente de mando y no teníamos buena visibilidad. Con mucha dificultad identifiqué a los otros portaaviones, pero de igual forma ejecutamos los ejercicios para practicar la doctrina de defensa anti-aérea de estos, la cual consistía en otorgar una defensa en profundidad: primero neutralizar la amenaza fuera del alcance de sus armas, utilizando a la patrulla de aeronaves de combate propia para, posteriormente, utilizar una mezcla entre fuego de la artillería antiaérea, siendo este a mi gusto el más débil, y por otro lado las maniobras evasivas, en las cuales se cerraba la caña a una banda y se aumentaba la velocidad.
En la tarde tuvimos una reunión con el Estado Mayor para analizar las actualizaciones a la planificación, los nuevos reportes de inteligencia y las posibilidades del enemigo. Mi Jefe de Estado Mayor contraalmirante Ryūnosuke Kusaka expuso el plan, comenzando con las posibilidades del enemigo, donde teníamos claro que su centro de gravedad era la flota de portaaviones americana, no obstante, las posibilidades variaban bastante dependiendo si considerábamos el curso de acción más probable o peligroso. En resumidas cuentas, esperábamos encontrarnos con dos escuadrones de aeronaves de reconocimiento, exploración aeromarítima permanente (rango 600 millas), un escuadrón de aeronaves bombarderas en la base y un escuadrón de aeronaves de combate. Tres aeronaves de combate sobrevolando la isla permanentemente, unidades de superficie menores, algunos submarinos al Weste de la isla en patrulla y los portaaviones Enterprise y Hornet en Pearl Harbor o descolocados, ya que el Ranger estaba confirmado en el Atlántico y el Lexington hundido. En el curso de acción más peligroso, la fuerza aeronaval aumentaba al doble, más unidades de superficie y hasta tres portaaviones, no obstante, esto era muy poco probable.
Eran aproximadamente las 4:30 AM y estábamos a unas 250 millas náuticas de Midway, era hora de comenzar. Ordené el despegue de las aeronaves bombarderas. Presencié su despegue desde el alerón, donde la efectividad del entrenamiento quedaba de manifiesto, ya que en tan solo 10 min, la bandada conformada por los 108 aviones, al mando del teniente Joichi Tomonaga, veterano de la II Guerra sino-japonesa, había despegado exitosamente para bombardear el atolón. Fue muy emocionante ver como los marineros, desde los costados de la plataforma, ondeaban pañuelos y banderas del Imperio en señal de buena suerte. Tal cual había sido planificado, la otra mitad de los aviones se quedaron a bordo, ya que, en caso de detectar a los portaaviones, lanzaríamos un ataque relámpago en su contra.
De manera paralela dispuse el despegue, desde las unidades escolta, de 12 aeronaves de exploración, las cuales buscarían la presencia de posibles unidades de superficie, en especial de los portaaviones. Esta maniobra demoró más, ya que el último avión despegó a las 05:00 AM, objeto cubrir un radio de 300 millas náuticas adelantada al Kido Butai, es decir más menos 180 mil millas cuadradas.
Eran las 05:30 AM y todo estaba tranquilo, faltaban aproximadamente 60 min para que los aviones comenzaran el bombardeo, pero sorpresivamente escuché desde mi silla en el puente de conducción al vigía “Alarma avistamiento aéreo al rojo 30, son los americanos.” Si bien era tan solo un avión de exploración, lo que me preocupaba era el factor sorpresa para el ataque de nuestros aviones.
Tal como era predecible, en base al nuevo escenario, a las 06:20 AM nuestras aeronaves se encontraron de vuelta con los aviones americanos, los cuales, al recibir la información de nuestra presencia, habían despegado de la base. El teniente Tomonaga, me informó, posteriormente, que las aeronaves no fueron problema para nuestros Zeros. Una vez derribados los aviones enemigos, comenzó el ataque de las instalaciones terrestres, las cuales estaban divididas en dos pequeñas islas (Eastern; pista de aterrizaje y Sand; logística). Aproximadamente a las 6:50 AM el comandante de la escuadrilla se comunicó informando que el ataque había sido un éxito, tan solo 11 aviones destruidos, sin embargo, la pista no había quedado completamente inutilizada, por lo que recomendaba una segunda oleada de aviones.
Tenía que tomar una rápida decisión, por lo que me reuní con todo mi Estado Mayor para analizar todas las ventajas y desventajas de seguir la doctrina, lo que implicaba esperar el retorno de la oleada y posteriormente lanzar el otro ataque, lo que daría mucho tiempo a los americanos para tener más aviones dando protección a la isla o utilizar a las aeronaves de la reserva que estaban equipadas con armamento para batir unidades de superficie. Este último curso de acción iría en contra de lo que el almirante Yamamoto me había dispuesto, previo a las acciones, ya que la reserva debía estar siempre lista para atacar a los portaaviones americanos en caso de ser detectados. Pero no pasaron más de 10 min desde el reporte y comenzó a sonar el gongo de combate de la unidad. Eran las 07:10 horas y recibíamos el primer ataque aéreo de las aeronaves bombarderas que despegaron de Midway, las cuales habían sido alertadas por la aeronave de reconocimiento. La base seguía vigente y debía ser neutralizada, por lo que ordené el rearme de las aeronaves de la reserva, de torpedos a bombas de tierra, proceso que dura aproximadamente 1 h y 30 min, objeto atacar la base. Después de unos 25 min recibí el reporte del ataque aéreo, donde de 12 aeronaves, entre B-26 y TBF Avengers, habíamos logrado destruir siete y perdimos dos Zeros. No hubo ningún impacto en los buques.
Batalla de Midway
Minutos después, aproximadamente a las 07:45, recibí el reporte que uno de los aviones de reconocimiento había avistado a 10 buques al noreste de nuestra posición. Automáticamente dispuse que se parara el cambio de armamento objeto analizar bien la información recibida. Al verificar la distancia en que venían nuestros aviones, constaté que estarían arribando aproximadamente a las 08:15 y que tenían un remanente de combustible para que el último operara hasta las 09:15. Pero no era tan simple, ya que, considerando que la maniobra completa de subir a los aviones a las cubiertas y despegarlos para atacar en versión superficie tomaría 45 minutos (08:45) y que la maniobra de recuperación tomaba unos 30 minutos (09:15 tope, ya que después lo aviones se caerían al mar) me dejaba un tiempo de 15 minutos para tomar el nuevo curso de acción. No había dudas, las 08:00 era mi hora tope para dar la orden.
Eran las 07:50, el reloj seguía avanzando. Comenzó nuevamente a sonar el gongo de combate, un segundo ataque aéreo en progreso, esta vez eran 16 bombarderos Dauntless. Considerando que tenía tan solo 10 min, mi mayor preocupación era determinar junto a mi Estado Mayor, el mejor curso de acción. ¿Qué hacia una fuerza de 10 buques a 240 millas al Norte de Midway?, ¿por qué el reporte de la posición de la fuerza opositora informado por el avión de reconocimiento no cuadra con la posición en donde debiera estar el avión? Que si fueran portaaviones estarían fuera del alcance máximo para el lanzamiento de sus aeronaves, que el tiempo de arribo, si despegaran ahora los aviones enemigos, sería a las 10:15, es decir tendría tiempo para atacar con mi fuerza también o ¿qué pasaría si ordenaba el ataque y resultaba ser una flota de buques auxiliares? Estaríamos cometiendo el mismo error que hace un mes en la batalla del Mar de Coral. Eran tantas interrogantes y el tiempo se escurría entre mis manos.
Tenía 70 aeronaves para atacar a la fuerza de superficie y el ataque aéreo estaba por finalizar. Mis oficiales más jóvenes me incitaban a despegar las aeronaves e ir en búsqueda de la fuerza de superficie y los con más experiencia me recomendaban que era muy arriesgado despegar las aeronaves ahora. ¿Qué pasaría si era una flota auxiliar y me quedaba sin reservas para atacar a los verdaderos portaaviones cuando fueran detectados?
Decisión tomada: esperaremos que las aeronaves arriben y después lanzaremos a toda nuestra flota aérea para atacar a esas unidades de superficie y también para rematar la pista en Midway. Mientras hablaba, escuchaba el alto parlante “ataque aéreo finalizado, derribamos ocho aeronaves, perdimos solamente un Zero y ningún buque fue impactado,” por lo que ordené seguir con el cambio de configuración de las aeronaves.
A las 08:10 avistamos 15 nuevos B-17, los cuales lanzaron sus bombas nuevamente contra el Kido Butai, pero nuevamente las maniobras evasivas ejecutadas por las unidades de superficie fueron exitosas. Si bien no logramos batir a ninguno, todas sus bombas cayeron en el mar. Eran las 08:25 y las aeronaves enemigas estaban abriendo, pero repentinamente todo el mundo guardó silencio al escuchar el siguiente reporte por radio frecuencia del avión de reconocimiento “la fuerza de superficie al parecer está conformada por un portaaviones.”
Era muy tarde, si ordenaba ahora el despegue, gran parte de las otras aeronaves se caerían al mar. En ese minuto abrieron la puerta para reportarme que habían detectado nuevamente aviones americanos, era el cuarto ataque seguido, pero lo peor es que era muy arriesgado efectuar operaciones aéreas y que todas las unidades escoltas estaban brindando protección aérea a la fuerza. La bandada aproximó desde el Sur y estaba conformada por 11 bombarderos, los cuales no intentaron atacar a los portaaviones, sino que fueron directo a un buque de la escolta, el Haruna, pero nuevamente sin éxito. Eran las 08:40, con la destrucción de dos aeronaves enemigas y ninguna propia finalizaba el ataque aéreo. Comenzamos a recuperar a los primeros aviones que retornaban de Midway, finalizando la maniobra unos 30 min después.
Mientras aterrizaban los aviones, estos eran recargados con combustible rearmados. ¡Necesitaba tan solo de 40 min más para atacar! Pero a las 09:17, comenzó nuevamente a sonar la alarma de combate, aproximaba un ataque aéreo, ahora de los aviones posiblemente del portaaviones avistado. Eran 15 VT-8 del Noreste, posiblemente con torpedos, por lo que otra vez realizamos maniobras evasivas. Estaba sumamente preocupado, tenía mis aeronaves armadas en la cubierta inferior y no podía subirlas ya que los cazas, que nos están dando protección, requerían constantemente recarga de combustible. Pero no todo era tan infernal, ya que en tan solo 10 min la PAC, compuesta por 30 Zeros, cumplieron con su trabajo, destruyendo a los 15 bombarderos. No alcanzamos a celebrar, ya que ahora por el Sureste aproximaban 14 VT-6, los cuales intentaron envolver al Kaga, pero sin éxito. Nuevamente derribamos nueve bombarderos y perdimos un Zero. Pero esto no paraba. Desde el Este, casi de forma secuencial, comenzaba un nuevo ataque ahora materializado por 18 aviones, entre VT-3 y VF-3, no obstante, este ataque fue distinto, ya que las aeronaves escoltas realizaron ataques más exitosos a nuestros Zeros, por lo que estos fueron a su caza a una posición más alejada de la fuerza, intentando también batir a los bombarderos previo a que estos llegaran a su distancia de lanzamiento, logrando de manera exitosa batir a 11 de las 18 aeronaves y nuevamente sin recibir daños en los buques, sin embargo, habían logrado batir a siete aeronaves propias.
Eran las 10:20 y llevábamos más de una hora recibiendo ataques de manera secuencial, estaba orgulloso de la efectividad de mis dotaciones, pero seguía sin poder ejecutar mi plan y, peor aún, me comenzaba a cuestionar si era solamente un portaaviones el identificado, ya que eran demasiados aviones de combate, los cuales debido a su armamento y modelo operaban claramente como ala embarcada. De pronto comencé a escuchar gritos de los vigías “bombarderos a gran altura,” tomé mis prismáticos y divisé, a lo menos, unos 30 bombarderos americanos. Desde el Sur las aeronaves lanzaron sus bombas al Kaga. Cuatro impactaron, desencadenando una explosión en cadena, debido a las aeronaves y armamento que estaba listo para ser utilizado por los bombarderos propios. Desde el Norte el Sōryū no tuvo mejor suerte, 13 bombardeos lo atacaron, impactando varios de éstas en su cubierta. El Akagi solo fue impactado por una bomba, la cual generó la misma reacción en cadena.
A las 16:00 el comandante del Akagi me informa que debíamos abandonar el buque, ya que se hundiría. Le ordené a mis oficiales que se fueran a las balsas, para embarcarnos en el Arashi y Nowake. Pensé quitarme la vida pero sabía que todavía podía hacer algo con el último portaviones que nos quedaba.
Le ordené al Hiryū lanzar un ataque a los portaaviones americanos, con el cual logramos hundir solamente al USS Yorktown.
En tan solo 6 min, vi como la flota japonesa, había sido destruida.
¿Cuál habría sido su curso de acción, ante los antecedentes y las vivencias descritas?
¿Es este un claro ejemplo de The fog of war?
¿Eran suficientes los aviones para realizar una doble misión?
¿El resultado del almirante Chuichi Nagumo se debió a la doctrina imperante o a su personalidad?
¿Era lógico tener una fuerza de reserva y otra de bombarderos?
¿Doce aviones para barrer un área de 180 mil millas cuadradas; suficientes en número o área muy extensa?
¿Por qué dividir la fuerza si tengo la certeza de que tengo mayor poder naval?
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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