By John Campos Benavides
Este artículo busca aproximarse a Arturo Prat a través del relato histórico que detalla su formación, sus convicciones como marino y abogado, y lo que lo lleva a realizar un salto hacia la inmortalidad, hacia el recuerdo de todo un país. Analizaremos su personalidad, su deseo de justicia, y por sobre todo, su espíritu de sacrificio, quien le conduce a protagonizar uno de los episodios más grandes de la Historia de Chile, donde se sella la identidad de la nación.
This article seeks to approach Arturo Prat through the historical account that details his upbringing, his convictions as a sailor and lawyer, and what leads him to make a leap towards immortality, towards the remembrance of an entire country. We will analyze his personality, his longing for justice, and above all, his spirit of sacrifice, which makes him a leading figure in one of the greatest episodes in the history of Chile, where the identity of the nation is sealed.
Chile es una tierra de leyendas, de personas que forjaron con sacrificio y sangre esta Patria. Sin embargo, si existe un héroe indiscutido en la historia de nuestro país, ese es Arturo Prat Chacón. Un historiador de la época definió su gesta heroica con las siguientes palabras: “No fue combate el de Iquique, no fue lid donde el valor y la pericia pudiera triunfar: fue un holocausto de gloria y honor” (Vicuña, 1879). Vicuña Mackenna exaltó aún más su heroísmo al decir que era “la encarnación de todos los amores, de todas las virtudes, de todos los heroísmos de la patria chilena” (Vicuña Mackenna, 1930). Su oponente en la contienda de Iquique, Miguel Grau, el Caballero de los Mares, definió su acción como una de “temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria” (Grau, 1879).
Este artículo busca acercarse a la vida del marino, del abogado, del héroe, del chileno; el cual ha despertado un amor por nuestro país en quienes se han dedicado a estudiar su vida. Al introducir nuestra investigación en la persona y en las obras de Prat, si bien no podemos dejar de señalar el esfuerzo por objetivizar los pasajes de su historia, saltan desde el inicio el húmedo calor que reflejan los corazones de quienes leen sus gestas y compromiso con la Patria, y nos alientan siempre a preguntarnos qué es lo que motiva a grandes hombres y mujeres a sacrificios tan heroicos, en donde solo un acto refrendado por el honor nos mantienen permanentemente con el corazón en alto, a descubrir la profundidad y los sueños de un hombre que supo dar a Chile las más grandes de sus glorias.
Agustín Arturo Prat Chacón nace en la hacienda de San Agustín de Puñual, el 3 de abril de 1848. Era de salud delicada y de contextura frágil, de “complexión raquítica y endeble… expresión melancólica… aire distraído y apariencia triste y enfermiza”, según su tío Jacinto Chacón (Armada de Chile, 2014). Con el pasar del tiempo superaría esa condición, y a la edad de 10 años solicita su ingreso a la Escuela Naval, siendo aceptado y becado por el presidente Manuel Montt, y formó parte del llamado “Curso de los Héroes”, por estar compuesto, entre otros, por Juan José Latorre, Luis Uribe y Carlos Condell. Egresaría en julio de 1861, con el grado de guardiamarina. (Armada de Chile, 2014)
Habiéndose declarado la guerra con España, en el año 1865, Prat estuvo presente en la toma de la goleta cañonera Virgen de la Covadonga en el combate de Papudo, lo que le significó su ascenso a teniente segundo a la edad de 17 años. Cuatro años después es ascendido a teniente primero, coincidiendo con el surgir de su vocación como hombre de leyes (De La Cerda & Ferrada, 1980), solicitando autorización para iniciar sus estudios de Derecho, los cuales comienzan en 1872, y culminando en 1875 con su juramento como abogado. Su vida como hombre de leyes será detallada más adelante. Conocería luego a Carmela Carvajal Briones, con la cual contrae matrimonio el 5 de mayo de 1873, del cual nacen tres hijos: Carmela de la Concepción, Blanca Estela y Arturo Héctor.
En este trabajo, reconozco con humildad que busco descubrir qué es aquello que distingue a Arturo Prat. ¿Cuáles eran sus motivaciones más profundas? ¿Por qué, a pesar de la distancia en el tiempo, llama poderosamente la atención? Seguramente de este breve ensayo quedarán más preguntas que respuestas, sin embargo, haremos un homenaje en medio de tiempos tan complejos para Chile, en donde el sacrificio se olvidó, para traernos la grosera forma de vivir cómodamente apegado solo al tiempo actual y las circunstancias.
Un hecho poco conocido de la vida de quien se convertiría en héroe indiscutido es que Prat era también abogado. ¿Pero por qué la carrera de Derecho? Dada su naturaleza, era la que más se ajustaba a la hora de ampliar sus horizontes, además de que otorgaba herramientas más eficaces para contribuir a la sociedad. Entendemos que es parte de la influencia de su tío Jacinto Chacón, abogado, con el cual el héroe compartiría y daría sus acertadas impresiones. El mismo Jacinto, en carta a Vicuña Mackenna tras la muerte de Prat, le dice: “En este ramo debo decir a Ud. que yo tenía un verdadero placer de conferenciar con él (Prat), y descubrí en él una gran sagacidad y rectitud de juicio” (De La Cerda & Ferrada, 1980).
Prat obtuvo autorización para rendir los exámenes para obtener su grado de bachiller en Filosofía y Humanidades a la edad de 22 años. Su tema de examen fue “Historia Antigua, desde los tiempos primitivos hasta el Imperio Romano” (Armada de Chile, 2014). Con posterioridad pudo inscribirse como alumno de Derecho, sin descuidar sus obligaciones como oficial de Marina. En 1872, estando destinado en Mejillones, estudió a bordo y obtuvo autorización para rendir sus exámenes en Valparaíso (Martínez, 2014). El tema escogido fue Observaciones a la Ley Electoral vigente, el cual venía en solucionar un problema de la época respecto a los llamados “ganadores de elecciones”, y hacerla una mejor expresión vida republicana y democrática (Vicuña Mackenna, 1930). En palabras del propio Prat, la ley era “buena en el fondo, [sin embargo] tiene necesidad de serias e importantes reformas en materia de reglamentación para alcanzar el alto objeto al que está destinada: ser garantía eficaz de que el resultado de las urnas sea la fiel expresión de la voluntad nacional” (Prat, 1876).
Acá hay un aspecto poco trabajado e investigado de los intereses políticos del héroe, y es que Prat era un demócrata por esencia, y entendía que el ejercicio de la soberanía tenía en su raíz más profunda, la voluntad del ciudadano. Estas vocaciones de ser marino, ser abogado, y su amor por la democracia, nos dan a entender una trilogía perfecta que podrían definir el corazón y la inteligencia de nuestro héroe.
Fue llamado en 1876 a rendir su prueba final, hoy examen de grado, para luego jurar como abogado con fecha 31 de julio, recibiendo el título de manos del Presidente de la Corte Suprema, Manuel Montt. (Martínez, 2014) Como abogado, “ejercitó su pluma por la moralidad de Chile, como tres años más tarde blandiría su espada por su gloria”. (Vicuña Mackenna, 1930)
Sus días finales en el ejercicio de la profesión de abogado fue en su puesto en la Gobernación Marítima, donde tenía la asignación de atender los aspectos jurídicos de la Comandancia General de la Marina. (Vicuña Mackenna, 1930) Sin embargo, él deseaba viajar al norte con sus compañeros de armas. Esto cambiaría al pasar de los días, donde se embarcaría en dirección a donde saltaría hacia la inmortalidad.
Iquique es un puerto con una rada que se extiende aproximadamente por 4 kilómetros de sur a este, y queda a unas 900 millas náuticas de Valparaíso, por lo tanto, un barco de una velocidad de 8 nudos (unos 15 kilómetros por hora) tardaba alrededor de 5 días en llegar de un puerto al otro. Por el otro lado, quedaba a 720 millas náuticas del Callao, Perú (Mellafe, 2018). Era una posición estratégica que se encontraba bloqueada por las fuerzas chilenas.
Aquella mañana en las quietas aguas del norte, en esa inmensidad, acontecía la rutina acostumbrada de los tripulantes de la Esmeralda. El paso de las horas dio la señal precisa de que el combate acontecería. ¿Qué habrá pasado por la mente del Capitán, y en lo más profundo de sus sentimientos? Hay un momento en la vida del hombre donde siente que el final acaecerá.
La Covadonga se encontraba patrullando la bahía iquiqueña, en medio de la camanchaca. Alrededor de las 7 de la mañana, cuando los primeros rayos del alba disipaban la niebla, se avistaron dos columnas de humo hacia el norte. Se avisa en forma inmediata al comandante de la nave, capitán de fragata, Carlos Condell de la Haza, quien dispara un cañonazo de advertencia, y se pone en dirección hacia la Esmeralda (Mellafe, 2018).
Prat decide vestirse de gran gala y ordena el reconocer a las naves que se aproximaban. La Esmeralda navega hacia el oeste, y al confirmar cerca de las 8 de la mañana que se trataban de navíos enemigos, el capitán ordena izar hacia la Covadonga la señal de “seguir mis aguas”, además de ordenar arrojar al mar la correspondencia que se encontrara en la nave, para que en el peor de los casos no fuese capturada por las fuerzas enemigas (Mellafe, 2018).
Mientras la Esmeralda maniobraba, y la Covadonga se acercaba, Prat ordena tocar atención y se dirige desde el puente a la tripulación de la Esmeralda, con las palabras que se convertirían en un código para las tradiciones de la Marina, y grabadas a fuego en la memoria de los chilenos:
“¡Muchachos, la contienda es desigual! Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo, y espero que no sea esta la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar, y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber”.
Al aproximarse la Covadonga a distancia de voz, y tomando en consideración que el combate se podría extender por horas, Prat ordena por bocina a Condell: “Que almuerce la gente. Reforzar las cargas”. Mientras ocurría esto se escucha un estruendo de granada: se acercaba el Huáscar y se daba inicio al combate. Eran las 8:20 de la mañana. (Bulnes, 1911) (Mellafe, 2018)
Ante la orden de Prat de “romper los fuegos”, las dos embarcaciones chilenas atacan al monitor Huáscar, sin causarle gran daño. Treinta minutos después, llega la fragata Independencia quien entra en acción a toda marcha hacia el sur. Prat, habiendo levantado ligeramente la presión del vapor para maniobrar, revientan las viejas calderas de la Esmeralda, dejando a la nave con apenas una velocidad de unas dos a tres millas náuticas por hora, quedando prácticamente inmóvil ante la velocidad de las naves peruanas. (Bulnes, 1911)
A eso de las 9:20 de la mañana, la Covadonga se adentró en la bahía en dirección a Antofagasta, con el fin de separar a la Independencia, pero es alcanzada por un proyectil del Huáscar que le atravesó el casco de banda a banda. La tripulación tapó la entrada de agua, y se alejó siendo perseguido por la Independencia, dando origen al Combate Naval de Punta Gruesa (Mellafe, 2018). Mientras esto ocurría, el Huáscar acorta distancia con la Esmeralda, la cual no recibía impactos de artillería por parte del acorazado, debido principalmente a la poca experiencia de los tripulantes peruanos, sin embargo, la Esmeralda sí conseguía acertar al Huáscar, convirtiéndose así en un oponente formidable: David se levantaba en el mar ante Goliat.
El general Juan Buendía, autoridad militar peruana de Tarapacá, ordena abrir fuego contra la Esmeralda desde la costa, iniciando así un ataque a doble banda. Prat trata nuevamente de maniobrar su nave, pero las calderas estallan definitivamente, dejándola totalmente inmóvil en el mar. Al ver este movimiento, y considerando que no había sido capaz de acertar con su artillería, Grau da la orden de embestir (Bulnes, 1911). Prat, al ver la situación, logra mover la nave para que el impacto sea en la aleta de babor. Al impacto, el Huáscar abre fuego a quemarropa, causando una masacre en la tripulación chilena (Mellafe, 2018).
El capitán Prat, al ver que a sus pies tenía el castillo de proa peruano, y viendo que el acorazado intentaba alejarse, alzó su espada y al grito de “¡Al abordaje, muchachos!”, saltó sobre la cubierta del Huáscar. Gaspar Cabrales, quien tocaba “al ataque”, fue acribillado por la metralleta enemiga. Le seguirían dos intentos más de toque. Quienes sí le escuchan son el sargento Juan De Dios Aldea y otro marino, los cuales se abren paso hacia la torre de mando del acorazado peruano. El sargento Aldea fue abatido por un disparo de tronera, y Prat, quien estaba consiguiendo llegar a la comandancia del Huáscar, fue alcanzado primero en el costado izquierdo del cuerpo, y luego en la frente, matándolo de forma inmediata (Mellafe, 2018).
Sabiendo que la contienda era desigual, y con la llegada fatal del espolón del Huáscar, Prat decide arrojarse al destino de los grandes, saltando al barco enemigo. Pero en los fatídicos momentos de la Esmeralda, la cual se comenzaría a hundir con su bandera en alto, Prat saltaba a la eternidad, sellando el valor de los héroes, de aquellos que entienden el rol y la responsabilidad en la historia. El joven marino, el capitán Prat, no duda ni un instante en enfrentar, incluso de manera desigual al adversario, y con ello entrega un mensaje que nos revela que a veces en la derrota se pueden obtener los grandes triunfos. Ha saltado al abordaje el capitán junto a un puñado de hombres, y quedando suspendidos en el tiempo no dudaron en entregar la propia vida, el don más precioso, siguiendo a su maestro e inspirador: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos"1.
El cuerpo inerte de Prat yace sobre el acorazado enemigo, y la sangre vino a sellar para siempre que ese símbolo del poderío peruano se convertiría luego en parte de la flota chilena para lo que seguiría de la Guerra del Pacífico2. La sangre del héroe vino a consagrar una armadura poderosa, y darnos para siempre el recuerdo de que en esa cubierta entregó su vida el mejor de los nuestros.
Capítulo aparte son los gestos de magnanimidad del comandante enemigo Miguel Grau Seminario, recordado como el Caballero de los Mares, y que en un gesto humano inigualable recogió el cuerpo de su adversario, así como las “inestimables prendas que se encontraron en su poder”, y con minucioso detalle se las devolvió a la viuda que lloraba a su amado (Grau, 1879). Doña Carmela Carvajal, reconocerá este hecho, al cual se referirá como “la hidalguía del caballero antiguo” (Carvajal, 1879).
De las preguntas iniciales de nuestro trabajo, respecto a uno de los héroes más queridos y reconocidos por nuestra patria, podemos señalar lo siguiente: Que don Arturo Prat Chacón fue un hombre de su época, un hijo ejemplar, un padre tierno y amoroso, un esposo siempre fiel y enamorado, un marino señero en su compromiso por los grandes destinos nacionales, un abogado que encontró en el estudio del Derecho y su ejercicio, la vocación para poder transmitir el fortalecimiento de los valores esenciales de la democracia y la participación ciudadana.
Por eso en este episodio de nuestra historia vemos un hombre íntegro y fiel a sus convicciones. Buscó ser el mejor hijo, el mejor marino, el mejor padre, el mejor esposo, el mejor abogado, el más preocupado por los sencillos y humildes, pero busco también ser el primero en arrojarse al abordaje. He aquí la diferencia de un líder que no predica solo con grandes discursos, sino que, por el contrario, conquista el corazón de su gente con el testimonio. No se puede resucitar sin antes morir. No se puede convocar sin antes saltar al abordaje.
En tiempos tan complejos y difíciles para nuestra patria, donde nuestros “líderes” acentúan el populismo y abusan de la ignorancia de nuestra gente, viene a nuestra memoria el recuerdo de nuestro héroe, renace en nuestros corazones la esperanza de encontrar en la figura de Prat el faro para todos los chilenos, la imagen de marino, abogado y demócrata que Chile exige, para un presente y futuro mucho más comprometido con nuestro país y su destino.
Los invito a dejarse convocar, los invito a navegar en esta gran aventura que significa acompañar la vida, la historia del héroe, los invito a saltar al abordaje de un futuro mucho más próspero para nuestro país, los invito a reencontrarse con aquellos valores y principios que inspiraron la vida de nuestro héroe, que no se puede navegar en un mundo cada vez más complejo, sin tener la luz definitiva que significa mirar al Creador, que no podemos levantar las banderas de la libertad sin habernos liberado antes de aquellas consignas ideológicas que nos hacen daño como nación.
Armada de Chile. (2014, enero 20). Agustín Arturo Prat Chacón. Retrieved from Armada de Chile: https://www.armada.cl/tradicion-e-historia/biografias/p/agustin-arturo-prat-chacon
Armada de Chile. (2014). Prat. Santiago: Ograma Impresores.
Bulnes, G. (1911). Guerra del Pacífico, de Antofagasta a Tarapacá. Valparaíso: Sociedad Imprenta y Litografía Universo.
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De La Cerda, P., & Ferrada, C. (1980). Arturo Prat, Estudiante de Derecho y Abogado. Santiago: Andrés Bello.
Grau, M. (1879, junio 2). Carta de condolencias de Miguel Grau Seminario a Carmela Carvajal, viuda de Prat. Monitor “Huáscar”, Pisagua, 2 de junio de 1879.
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Martínez, S. (2014). El héroe, el abogado. In A. d. Chile, Prat (pp. 90-97). Santiago: Ograma Editores.
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Prat, A. (1876). Observaciones a la lei electoral vijente. Valparaíso: Imprenta del Mercurio.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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