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120 años de las telecomunicaciones navales: Historia, presente y futuro

120 años de las telecomunicaciones navales: Historia, presente y futuro

  • JUAN PABLO BRITO CARVAJAL

By JUAN PABLO BRITO CARVAJAL

  • Received at: 29/08/2024
  • Published at: 31/10/2024. Visto 174 veces.
  • Abstract (spanish):

    La necesidad de comunicarse a distancia impulsó hace siglos la creación de tecnologías como el telégrafo óptico y, más tarde, la radiotelegrafía inalámbrica. En Chile, la Armada fue pionera en adoptar estas innovaciones, bajo el liderazgo del Contralmirante Alberto Brito Rioseco, quien modernizó las telecomunicaciones navales. Hoy, en plena revolución industrial 4.0, la integración de telecomunicaciones e informática plantea nuevos desafíos, requiriendo de marinos visionarios capaces de liderar en un entorno tecnológico en constante evolución.

  • Keywords (spanish): Telecomunicaciones navales, Contraalmirante Alberto Brito.
  • Abstract:

    Centuries ago, the need to communicate at a distance impelled the creation of technologies such as the optical telegraph and, later, the wireless radiotelegraphy. In Chile, under the leadership of Rear Admiral Alberto Brito Rioseco, the Navy pioneered in adopting these innovations, which modernized naval telecommunications. Today, with the ongoing fourth industrial revolution, the implementation of telecommunications and information technology poses new challenges, and the navy requires visionary men and women capable of leading in a constantly evolving technological environment.

  • Keywords: Naval telecommunications, Real Admiral Alberto Brito.

La comunicación ha sido desde los tiempos más remotos esencial para la organización de la sociedad. El desarrollo de las lenguas y la escritura permitió superar las primeras barreras, pero pronto surgió la necesidad de establecer contactos a distancia, lo que impulsó el nacimiento de las telecomunicaciones. Estas permitieron transmitir información crucial, como noticias sobre el fallecimiento de una autoridad o la invasión de territorios, así como ejercer el mando y control sobre ejércitos y flotas navales ubicadas a cientos o miles de kilómetros de distancia.

En un principio, la solución a este desafío fue la utilización de mensajeros, quienes recorrían grandes trayectos para entregar información de forma oral o por escrito. Con la domesticación de animales para la cabalgadura, estos desplazamientos se hicieron más rápidos, pero el método de mensajeros se mantuvo durante miles de años. Fue recién en el siglo XVII cuando surgió una alternativa más eficiente: el telégrafo óptico. Este sistema, que se popularizó en el siglo XVIII y se mantuvo en uso hasta mediados del siglo XIX, consistía en una serie de torres visibles entre sí, que se ubicaban a lo largo de la ruta de comunicación. En la parte superior de estas torres se instalaban dispositivos que representaban números, los cuales codificaban mensajes según un libro de señales. De este modo, la torre de origen mostraba un número correspondiente al mensaje que deseaba enviar, el que era visto por la siguiente torre en la cadena y replicado, repitiéndose el proceso hasta llegar a la torre de destino. Este sistema aumentó significativamente la velocidad de las comunicaciones, reduciendo el tiempo necesario para transmitir información desde semanas a apenas unas horas (López, 2021).

El concepto del telégrafo óptico fue el precursor de las telecomunicaciones navales en Chile, específicamente en la forma de señales visuales. A continuación, se repasarán algunos de los hitos más relevantes de la historia de las telecomunicaciones navales, un campo en el que la Armada de Chile ha sido pionera desde los albores de la nación. Se destacará el legado del Contralmirante Alberto Brito Rioseco, considerado con justicia el padre de las Telecomunicaciones Navales en Chile. Al término, se hará una breve revisión del estado actual de las telecomunicaciones navales y de los desafíos que presentan las nuevas tecnologías emergentes.

Las telecomunicaciones en los albores de la patria

Con la conformación de la Primera Escuadra Nacional en 1817, surgió la necesidad básica de contar con telecomunicaciones entre las unidades. Esto fue satisfecho mediante los vigías que formaban parte del sistema defensivo de Valparaíso para alertar a las autoridades de las naves desconocidas que se aproximaban al litoral, quienes fueron llevados a estas primeras unidades para que desde sus cofas pudiesen visualizar las señales visuales, ya sea banderas que se izaban o luces. Esto dio origen a quienes debieran ser considerados en estricto rigor como los primeros especialistas en telecomunicaciones: los Guardianes de Señales. Estos tuvieron un rol preponderante en las comunicaciones entre buques durante el siglo XIX, especialmente en las cuatro guerras que se libraron durante esos años con otros países: la guerra de la Independencia, la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, la guerra contra España y la guerra del Pacífico. A lo anterior debemos agregar los lamentables sucesos de la guerra civil de 1891.

Hasta mediados del siglo XIX las comunicaciones a larga distancia eran materializadas en la Armada de Chile mediante naves pequeñas y de relativamente rápido andar que eran utilizadas como correo. Estas fueron fundamentales entre otras cosas para mantener enlazado a Magallanes con el centro del país al fundarse el Fuerte Bulnes en 1843.

Posteriormente, con la invención de la electricidad, surgió en el mundo el telégrafo eléctrico o cable, que reemplazó a las rudimentarias tecnologías del telégrafo óptico y las naves correo, permitiendo una comunicación mucho más fluida, pero dependiendo siempre de la continuidad de un cable, que si era cortado, dejaba incomunicadas a las localidades. El cable submarino fue muy útil por ejemplo para comunicarse durante la guerra del Pacífico.

A lo anterior podemos agregar el uso de palomas mensajeras entre los años 1898 y 1904, que llegó a contar con 280 palomas, comunicando a localidades tan lejanas como Iquique, Juan Fernández o Punta Dungeness (Vidaurre-Leal).

Del telégrafo eléctrico al telégrafo sin hilos: Un salto cualitativo

Tras la primera comunicación inalámbrica a distancia, llevada a cabo entre los cruceros “Esmeralda” y “Presidente Errázuriz” un 25 de noviembre de 1904 mientras ambas unidades transitaban entre Valparaíso y Juan Fernández, el telégrafo eléctrico comenzó a ser reemplazado paulatinamente por el telégrafo sin hilos (TSH) o radiotelegrafía inalámbrica. Este hito de la primera telecomunicación mediante un telégrafo sin hilos fue considerado más tarde como el inicio de las telecomunicaciones en Chile, siendo la fecha en la cual se celebra el aniversario de la especialidad.

En esta primera comunicación inalámbrica jugó un rol fundamental la casa británica “Marconi”, cuyos ingenieros Sr. Carlos Rickard y Thomas Unwin controlaron las experiencias con equipos de radiotelegrafía tipo Marconi que terminaron con la concreción de este enlace.

Estos mismos ingenieros británicos tuvieron un rol preponderante en los años siguientes en el desarrollo de las telecomunicaciones navales inalámbricas. En efecto, continuaron con sus experiencias con equipos de radiotelegrafía, logrando en 1905 alcances de 100 millas en altamar y 40 en canales (Vega, 1968). El equipamiento de TSH se fue instalando paulatinamente en todos los buques de la Armada hasta que en 1908 ya se encontraba instalado en todos ellos.

Red de telecomunicaciones navales: Primeros pasos

Posterior a estos primeros pasos en la radiotelegrafía partieron sucediéndose uno tras otro los avances en la materia. La construcción el año 1908 de la primera radio estación, la de Playa Ancha, ubicada en las instalaciones del Fuerte Talcahuano, en los terrenos de la actual Gobernación Marítima de Valparaíso; la implementación en 1909 de equipos radiotelegráficos Marconi en todas las unidades de la Escuadra y buques independientes; y la construcción en 1911 de radio estaciones en los faros Evangelistas, Raper y Huafo, así como en las localidades de Juan Fernández, Talcahuano, Arica, Antofagasta, Coquimbo, Llanquihue y Punta Arenas, fueron entre otros los progresos más importantes logrados durante esos primeros años.

Las nuevas instalaciones que proliferaron hacían necesaria la creación de un organismo rector que dirigiera y organizara este nuevo e incipiente servicio de telecomunicaciones, por lo cual el año 1914 comenzó a funcionar en la Dirección del Territorio Marítimo la “Inspección de Radiotelegrafía”, siendo sus primeros Inspector Jefe y Subjefe los ingenieros ingleses Rickard y Unwin, respectivamente, quienes habían jugado un rol clave en los primeros pasos que se dieron en la materia.

Los avances en radiotelegrafía de la Armada se encontraban en la vanguardia nacional, por lo que en las radio estaciones de Llanquihue y Punta Arenas se inauguró un servicio público particular para conectar la zona central con la zona sur, con lo cual comenzaba un camino en el cual la Institución jugaría por muchos años un papel preponderante también en el ámbito de las telecomunicaciones civiles. Es así cómo las estaciones de tierra, además de servir al tráfico oficial de la Institución, cubrían también las comunicaciones del Telégrafo del Estado, con personal que preparaban instructores de la Casa Marconi en el Fuerte Talcahuano, en Playa Ancha (Vega, 1968).

El padre de las telecomunicaciones navales: Consolidación de la especialidad

El Contralmirante Sr. Alberto Brito Rioseco, conocido con justicia por ser el padre de las Telecomunicaciones Navales, tuvo su primer acercamiento con la especialidad poco después de egresar de la Escuela Naval, cuando en 1908, siendo Guardiamarina de 2a clase, se desempeñó como encargado de radiotelegrafía e instrucción de señaleros en el crucero Blanco Encalada.

En 1914, ya como teniente 2o, cursó la especialidad de Torpedista-Electricista en la Escuela de Torpedos, perfeccionando sus conocimientos con los técnicos de la firma Marconi contratados por la Armada. Esta Escuela sería la que formaría a las primeras promociones de telecomunicantes.

En 1918, luego de que el año anterior empezaran a efectuarse las primeras innovaciones en el material de varias estaciones costeras y unidades, el teniente Sr. Alberto Brito Rioseco asumió como primer Inspector General de Radiotelegrafía de la Armada tras el alejamiento del Ingeniero Sr. Carlos Rickard. El teniente Brito se percató de que en la Armada no existían los conocimientos técnicos para reparar y progresar en instalaciones a bordo y tierra, lo que implicaba que los técnicos de Marconi tenían el control de todo y habían diseñado un sistema de comunicaciones que si bien cumplía su función, no era útil a las necesidades operativas. Además, si un equipo fallaba, solo los técnicos británicos podían repararlo. Pese a lo difícil que resultaba para un teniente introducir cambios a lo que ya había sido establecido por una persona tan experimentada y preparada como el Sr. Rickard, logró dar una mejor organización a las Estaciones Terrestres, que pasaron a llamarse Estaciones Navales.

Tras desempeñarse como comandante del escampavía Yelcho y luego en el acorazado Latorre, en 1921 fue nombrado nuevamente Inspector General de Radiotelegrafía, puesto en el que ascendió a Capitán de Corbeta y en el que permaneció hasta 1923, cuando fue designado como Inspector de Radiotelegrafía de la Escuadra. Luego de ser ascendido a Capitán de Fragata, en 1925 volvió a quedar al mando de la Inspección de Radiotelegrafía, proponiendo un plan de organización de las comunicaciones para tiempos de guerra que fue aprobado por el Consejo Naval y se mantuvo vigente por muchos años, haciendo énfasis en las comunicaciones con los submarinos. Otros aportes importantes que hizo durante su gestión fueron el inicio de las labores para la instalación de las torres para la Radio estación Naval de Santiago.

Al crearse el año 1927 el Departamento de Comunicaciones, el Capitán de Fragata Alberto Brito Rioseco pasó a ser su primer director, elaborando ese año las especificaciones técnicas para los equipos de comunicaciones de los cruceros Almirante Latorre y Almirante Cochrane, que estaban siendo construidos en Inglaterra. Además, reorganizó los reglamentos del Servicio de Comunicaciones de la Armada.

Un año más tarde, ya en 1928, estuvo a cargo de supervisar la construcción de la naciente Escuela de Comunicaciones en el edificio que hoy alberga a la Dirección General del Personal de la Armada, iniciativa que impulsó con gran empeño y para la cual consiguió financiamiento gubernamental luego de una enconada lucha, en la que debió sortear entre otras cosas una fuerte oposición de sectores del alto mando que, con una visión más tradicional, opinaban que las especialidades debían enseñarse a bordo, lo que no resultaba recomendable considerando los espacios reducidos y el equipamiento limitado de un buque. Luego de que logró conseguir el apoyo del alto mando, para conseguir el financiamiento el gobierno debió vender a la futura Universidad Santa María los terrenos del ex fuerte Pudeto, que antaño formara parte de la defensa del Puerto de Valparaíso.

En 1930, año en que ascendió a Capitán de Navío, por su capacidad técnica, el gobierno de Chile lo nombró director de la Compañía Chilena de Teléfonos, sin perjuicio de sus obligaciones navales, puesto en el que se desempeñó hasta 1932, reorganizando íntegramente la compañía.

En octubre de 1931 fue nombrado director de la Escuela de Comunicaciones, puesto en el  que permaneció hasta marzo de 1934, para luego supervisar en los años siguientes las nuevas radioestaciones que se construyeron en la zona austral e isla de Pascua.

En 1933 se creó la Dirección de Armamentos, pasando a depender de ella el Departamento de Comunicaciones del cual el ya en ese entonces Capitán de Navío Brito seguía siendo su jefe; posteriormente, en enero de 1934, el comandante Brito asumió como Director de Armamento, manteniendo además el puesto de Jefe del Departamento de Comunicaciones hasta que en noviembre de 1936 fue promovido a Contralmirante, quedando solo como Director de Armamento hasta su retiro en diciembre de 1940.

Antes de su retiro, el Almirante Brito preparó un proyecto para construir una empresa de fabricación de material de radio, el cual finalmente no se materializó producto de que se basaba en tecnología alemana y durante la Segunda Guerra Mundial Chile se alineó con el bando aliado.

En 1975 se le rindió un homenaje en vida en su calidad de padre de las telecomunicaciones navales, apodo con el que fue conocido cuando aún se encontraba en servicio.

A contar del año 2000, el edificio de la antigua Escuela de Comunicaciones de Las Salinas, entonces Escuela de Operaciones y actualmente el edificio de la Dirección General del Personal de la Armada, lleva el nombre de contralmirante Alberto Brito Rioseco (Ugarte, 2014).

Las telecomunicaciones después de la Segunda Guerra Mundial

Tras la Segunda Guerra Mundial, Chile experimentó un significativo avance en telecomunicaciones militares, modernizando equipos, adoptando nuevas tecnologías y reorganizando su administración. Se adquirieron equipos de EE.UU. y Canadá, se integraron sistemas de comunicación y se expandió la infraestructura con proyectos como “Albatros” y “Cuarzo”. En 1947, durante la primera expedición antártica chilena, se inauguró la base Bahía Soberanía, la radioestación más austral del país, luego renombrada Base Arturo Prat.

En 1949 se promulgó un nuevo Manual de Telecomunicaciones, que regulaba frecuencias y horarios bajo cada jefe zonal. Con el tiempo, se modernizó el sistema, incluyendo nuevos centros de telecomunicaciones en Talcahuano y Valparaíso.

El “Pacto de Ayuda Militar con EE.UU”, establecido en 1952, permitió a Chile modernizar su Armada, incorporando cruceros clase Brooklyn con tecnología avanzada para la época en telecomunicaciones, aunque también creó una dependencia tecnológica. Entre 1950 y 1959, estos avances mejoraron significativamente la capacidad operativa de la Armada.

Durante los años sesenta, la Armada de Chile recibió buques cedidos por EE.UU. y Reino Unido, mejorando su capacidad operativa con tecnología avanzada en VHF y UHF. A mediados de esa década, la modernización culminó con el proyecto Albatros, posicionando a la Armada como líder en telecomunicaciones. En los 70, el proyecto Cuarzo actualizó y reforzó la red de telecomunicaciones marítimas tras la ley de Navegación de 1978. Las nuevas fragatas británicas mejoraron significativamente las capacidades de telecomunicaciones, permitiendo comunicaciones más seguras y eficientes.

Durante la crisis del Beagle en 1978, las telecomunicaciones fueron cruciales para la defensa de Chile, asegurando la soberanía en la zona austral. En los 80, la Armada incorporó sistemas avanzados de telecomunicaciones en nuevas adquisiciones navales, mejorando el mando y control de unidades.

Desde los años 90, la modernización incluyó la actualización de sistemas de mando y control como el WinPloter. El Programa Navarino mejoró las comunicaciones en Puerto Williams mediante enlaces telefónicos satelitales y en la Base Naval Antártica Arturo Prat con un sistema satelital terrestre (Ugarte, 2014).

Telecomunicaciones en la Armada de hoy

A comienzos del siglo XXI, la Armada centró sus adquisiciones en mejorar las capacidades de comunicación de sus unidades navales, incorporando sistemas integrados avanzados en submarinos y fragatas de segunda mano, pero con tecnologías de telecomunicaciones de última generación, incluyendo sistemas satelitales.

La Red Telefónica de la Armada fue modernizada a lo largo de décadas, incorporando tecnologías avanzadas como la conmutación digital y la telefonía IP, asegurando comunicaciones eficientes y seguras en todo el país.

El impacto tecnológico en las telecomunicaciones de la Armada ha estado marcado por la integración progresiva de la informática, comenzando en los años 60 con la adquisición de computadoras para mejorar la administración institucional. Esta evolución llevó a la creación de sistemas de información y redes integradas que optimizan la gestión operativa y administrativa. La Armada ha adoptado tecnologías avanzadas para asegurar una comunicación eficiente, integrando plenamente las telecomunicaciones con la informática para apoyar la operación institucional.

La Armada de Chile organiza sus telecomunicaciones a través de la Red Naval y la Red Marítima, las cuales son administradas por la Dirección de Telecomunicaciones e Informática de la Armada, permitiendo un mando y control eficiente en todas las unidades y zonas navales.

Las telecomunicaciones han evolucionado para integrar operaciones combinadas y multinacionales, apoyando la toma de decisiones en tiempo real y asegurando la interoperabilidad de las fuerzas. La Armada de Chile se ha preparado para operar en este entorno, participando en ejercicios internacionales como RIMPAC o DESI, y adaptando sus capacidades a los nuevos desafíos tecnológicos y estratégicos.

Revolución industrial 4.0: Impacto a futuro de las nuevas tecnologías

Ya adentrados en el siglo XXI, la revolución industrial 4.0 ya está en curso y, junto al imperativo de transformación digital que trajo consigo, nos presenta desafíos relevantes en el ámbito de las telecomunicaciones, cuyo límite con la informática se vuelve crecientemente difuso, pues las tecnologías análogas están siendo reemplazadas por las digitales a pasos agigantados, ofreciendo sistemas de comunicaciones cada vez más integrados, automatizados y seguros, aunque a la vez expuestos a las amenazas del mundo cibernético. A 120 años del primer enlace en Chile mediante telégrafo sin hilos, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, el big data, el cloud computing y la computación cuántica, entre otras nuevas tecnologías, están revolucionando el mundo y lo seguirán haciendo en variados ámbitos, incluyendo el de las telecomunicaciones, planteando un desafío a las nuevas generaciones de especialistas, pues se hace cada vez más necesario que cuenten con conocimientos avanzados sobre ciencias de la computación, área a la que naturalmente debiera ir tendiendo a ampliarse la especialidad de telecomunicaciones. Hoy más que nunca necesitamos de marinos preparados y visionarios que, como el Contralmirante Brito en los inicios del siglo XX, lideren la revolución de las telecomunicaciones que estamos experimentando en este nuevo siglo.

Bibliografía

  1. https://www.armada.cl. (n.d.). https://www.armada.cl/noticias-navales/centenario-de-las-telecomunicaciones-navales-1904-2004
  2. López, J. M. (2021). https://hipertextual.com. https://hipertextual.com/2021/02/telegrafo-optico-internet-historia
  3. Muñoz, M. V. (2004). Una historia de las telecomunicaciones navales. Revista de Marina, 120(875), 341-350. https://www.historianaval.cl/publico/publicacion_archivo/publicaciones/49_1.pdf
  4. Ugarte, R. V. (2014). Historia de las Telecomunicaciones en la Armada de Chile desde los albores hasta nuestros días. Imprenta de la Armada.
  5. Vega, F. (1968). Remembranzas sobre las telecomunicaciones navales. Revista de Marina, 85(667), 765 - 776.
  6. Vidaurre-Leal, C. A. (n.d.). https://www.historianaval.cl. https://www.historianaval.cl/publico/publicacion_archivo/publicaciones/4_5.pdf
  7. Weber, S. G. (2023). Tecnologías emergentes y su impacto en la guerra naval. Ediciones Universitarias de Valparaíso.

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