- Fecha de publicación: 01/02/2003.
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ESCENARIOS DE ACTUALIDAD
VISIÓN PROSPECTIVA DE LA AGENDA EMERGENTE
José R. Cáceres Gonzál ez *
“Nueve décimos de nuestra sabiduría consiste en ser sabios a tiempo”.
Teodoro Roosevelt.
Introducción.
uando Alvin Toffler
1 escribió en su “ Tercera Ola” que, ...“ el mundo se encuentra en
turbulencia, que esta turbulencia es producto del cambio, y que este cambio genera conflictos,
sólo que, en el futuro, estos conflictos serán de distinta naturaleza, tendrán otra fisonomía, pero
se van a materializar con inusitada fuerza y violencia”..., tal vez no ima ginó la real dimensión de su
aserto.
La realidad de la agenda emergente internacional nos muestra, al comienzo del siglo XXI, un
escenario que en nada se parece al supuesto irenista de un fin de l conflicto en el globo, ante la aparente
desaparición de la confrontación Este-Oeste, característica de la lla mada Guerra Fría.
Un somero análisis de la realidad contemporánea en lo re gional, también nos lleva a percibir
que, el supuesto que la vuelta al sistema de mocrático en los gobiernos latinoamericanos, que habían
experimentado gobiernos militares autoritarios en la segunda mitad del siglo XX, constituiría per se
una “ detente” al conflicto socio-político en la región, parece no ser tan cierto.
Tal vez lo preocupante de la situación, sea el incremento en el riesgo al que se expone a la
democracia, ante la distorsionada ima gen previa. Sus características de pluralidad y tolerancia
propician un clima favorable al diálogo, la participación y al respeto mutuo, condiciones esenciales
que favorecen los acuerdos en una sociedad. Sin embargo, persiste un “ ruido” o “ interferencia”, que no
ha permitido alcanzar los logros esperados a partir de decisiones consensuadas. De tal forma que la
demanda social adoptó otra fisonomía en la que destaca la escalada del conflicto, se ha vuelto a
manifestar, provocando lamentables casos fatales e incluso, la caída de gobiernos en países de la
región, a veces con el respaldo incruento del estamento militar.
En cuanto a la realidad del conflicto internacional actual, se ha podido apreciar la evolución de l
pensamiento estratégico militar, como efecto de la modificación de objetivos e intereses acorde con los
nuevos paradigmas políticos, o también a causa de la evolución axiológica dominante.
Los antiguos adversarios hoy aparecen como aliados. Hace diez o quince años, no era posible
concebir que la, entonces URSS, sería en el 2002 invitada de la OTAN, organismo creado
precisamente para oponerse a la expansión he gemonista del marxismo mediante la operación de l Pacto
de Varsovia. En otras regiones de Occidente se experimenta el renacer de causas que se estimaban
superadas, rescatando valores nacionalistas, reivindicaciones étnicas y fundamentalismo confesiona l.
¿Qué hay detrás, verdaderamente, de cada una de las causas aparentes que dan paso a conflictos
que muestran una saña y perfidia inimaginables para el supuesto avance de la civilización?
El papel de la Organización de Naciones Unidas, como articulador de la paz internacional, o
bien, el intento de someter a todos los países a la jurisdicción de una Corte Penal Internacional, parece
no haber alcanzado logros significativos. En efecto, dos tercios de los firmantes de la Carta, no
ratifican la creación de la Corte, algunos por identificarla como la continuación de la Corte especial
para Yugoslavia, arbitraria mente impuesta, otros debido al doble estándar del discurso internacional en
torno a la calificación de legitimidad de determinados combatientes.
Algunos conflictos suelen adquirir simpatía ante la opinión pública internacional, por su
carácter independentista y anticolonialista, en tanto para los Estados multinaciona les o multiétnicos
que experimentan tales escisiones y secesiones, no resultan aceptables y se califica a los combatientes
como terroristas o rebeldes insurgentes, objeto de toda suerte de represiones, en el marco de la
estrategia mundia l al respecto.
Asimismo, las últimas resoluciones de l Conse jo de Se guridad, particularmente la N° 1373 de
septiembre de 2001, señalan una marcada tendencia a sustentarse en el contenido del Capítulo VII de
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la Carta Fundamental, que considera hasta el empleo coactivo de la Fuerza Militar para intervenir en
un conflicto, por supuesto sin el consentimiento de los beligerantes, e imponer la separación y cese de
hostilidades.
¿Es que los conflictos o sus directores han endurecido sus voluntades de lucha y se muestran
más resistentes a acatar los llamados de la ON U?
O ¿Se ha revalorizado la concepción de Paz, que estimula al Consejo de Se guridad a no
permitir que sean las partes quienes lo gren alcanzar un acuerdo de cese de hostilidades, y actúa en
consecuencia?
O, tal vez, se teme a la escalada asociada a una pérdida de control de la violencia, cuyos
alcances revisten un peligro mayor que en la Guerra Fría, derivado del descontrol existente sobre la
posesión de armas de destrucción masiva.
La Crisis regional contemporánea.
¿Qué es lo persistente, en torno a la re lación causa-conflicto-soluc ión, en e l escenario
sociopolítico latinoamericano?
¿Cómo se presenta la Crisis a comienzos del siglo XXI en la región?
Parece ser que el pensamiento lineal antes mencionado, causa-efecto, se ha tornado más
complejo obligando a una visión sistémica más holíst ica. De esta manera nos encontramos con una
pluricausalidad, a veces remota, con un conflicto que, de focal desborda a lo multidimensional y
finalmente enfrentamos el desafío de proponer una solución integral y multidisciplinaria.
Va lga una disgresión, en latinoamérica se aprecia una común ausencia del mencionado
“Proyecto País”, que es como se suele designar el conjunto de objetivos e intereses polít icos, un
consenso en cuanto a lo que la sociedad aspira legítimamente. En este escenario, les resulta
particularmente difícil a los Estados la conducción política y estratégica. Política en cuanto a la
dificultad para concebir y consensuar un proyecto sin interferencias prohibitivas y estratégicas en
cuanto a no contar con la orientación esencial para concebir un modo articulado de desarrollo y uso del
“Poder Nacional” para alcanzar tales metas.
Entonces, se juega a una propuesta programática, a veces dicotómicas entre sí. Evidentemente
predominará la actitud cortoplacista, regida por metas inmediatas, efectistas, pero inorgánicas y
asistémicas, en otros términos, sin objetivo político nacional o, lo que es lo mismo, sin visión de
Estado.
En base a las consideraciones anteriores, podemos apreciar que la ”percepción de amenaza”,
intra y extra regional, se presenta alterada y confusa, ante la dificultad de identificar un actor que
manifieste potencialmente una voluntad y una capacidad desafiante en perjuicio directo o indirecto de
algún hito concreto del “ Proyecto”, toda vez que éste no existe.
En sintonía con lo anterior, observamos algunas realidades, que conforman la agenda
emergente en el escenario latinoamericano, entre ellas podemos destacar las siguientes variables:
• Los problemas de pobreza y dese mpleo permanecen o se agravan, más allá del manejo estadístico
de los gobiernos. Convergen causas históricas, políticas, culturales, educacionales, axiológicas,
económicas, administrativas y tecnológicas.
• Se persiste en la tendencia a aplicar paradigmas ajenos a la realidad y al perfil sociológicos de las
sociedades, pese al reconocido fracaso ya experimentado, o al riesgo implícito que conlleva su
“experimentación inorgánica”.
• Los contenciosos no resueltos en materia de reclamaciones por jurisdicción soberana en áreas
geográficas en litigio, no están del todo resue ltos. Algunos de ellos parecen esperar las condiciones
que favorezcan su detonación. En otras palabras, cuando sea imperativo su explotación emergerá la
disputa por su beneficio y posesión.
• La crítica a la gestión política se extiende a la estructura social y administrativa de ciertos Estados,
debido a un clientelismo generalizado, o en otros casos a la corrosión producto de la corrupción.
Otras causas convergentes se manifiestan por la actual tendencia a “parecer más que ser” en
materias de competitividad polít ica, poniendo en riesgo la legitimidad de la democracia.
• La “ trampa” del pasado, en ocasiones aleja la posibilidad de consenso en la soc iedad,
particularmente en la concepción visionaria del futuro, transformando las soc iedades en
conflictivas, a la hora de acordar un “Proyecto País”.
2 Concurre la progresiva pérdida de conciencia
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sobre la responsabilidad de “ no resolver”, situación que incrementa el “ riesgo polít ico externo” de
las decisiones políticas.
• La despolitización ciudadana, a veces atribuible al descrédito de aquellos personeros que ejercen la
función polít ica, en otras, a causa de una sostenida campaña de desprestigio recíproco adoptando la
figura maniqueísta o en otras por la ausencia de resultados, son originarias de desencuentros entre
las concepciones de “ Sociedad” y “ Bien Común” y, en consecuencia, del creciente desinterés
ciudadano por la cosa pública. Este fenómeno contingente podría conducir a la anomia o, como ya
ocurre en algunos países latinoamericanos, a configurar un carácter delegativo de la de mocracia.
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En este punto concurre significativamente el “ethos cultural” que se ha ido configurando, con su
directa incidencia en la concepción ética de la gestión pública y de la ciudadanía en su
comportamiento civil.
La problemática antes descrita tiende a tipificar la fenomenología causal de conflictualidad
contemporánea regional. Un análisis un tanto más extenso nos conducirá a incorporar a la síntesis, la
problemática mundial, en lo concerniente. Sin embargo, se puede identificar los rasgos embrionarios
de las “ crisis socia les” regionales, cuyos escenarios posibles ya podemos listar:
• Cuando la realidad emergente no corresponde al ethos cultural de la sociedad que la experimenta,
suele producirse un rechazo colectivo, dando paso a un conflicto de naturaleza axiológica con
efectos trascendentes. Tal es el caso de la resistida aceptación de valores pretendidamente
“ universales”, en las culturas criollas, propiciando en algunos casos, la “crisis de identidad
nacional”, condición de alto riesgo a la permeabilidad y al caudillismo, desembocando hasta en la
anarquía y la ingobernabilidad.
• Cuando el “cambio político de origen exógeno” no es asimilado por las estructuras político
administrativas del Estado, habida consideración de los procesos adaptativos pertinentes, se
incrementa el riesgo de ineficacia decisional, en la concepción y en la materialización de lo
resuelto. El sistema, por su dependencia colapsa, si no se adecua. Tal es el caso de la
incompatibilidad de aparatos estatales desproporcionados a la realidad de la tendencia internacional
de reducción del gasto fiscal, como componente de la demanda agregada en la administración
polít ico-económica de los Estados.
• Cuando lo emergente es además sorpresivo, sue le dislocar al sistema o a parte importante de él, si
no se cuenta con una planificación de contingencia. Esta previsión sólo puede ser concebida bajo el
criterio decisional proactivo. Peter Drucker
4 plantea, entre otros factores incidentes en este
fenómeno, que la incomprensión de las estrategias económicas modernas, es causa de la
obsolescencia administrativa de las políticas al respecto, creando las condiciones favorables para ser
objeto de la sorpresa económica, que sumado a la dependencia creciente, deriva indefectible y casi
instantáneamente en las “crisis económicas”, paralizantes del desarrollo.
• Cuando no se ha evolucionado en el pensamiento jurídico y se asume su intangibilidad y se le
asigna un carácter omnipotente, abstrayendo su figura del argumento valórico societal, se suele caer
en el error de esperar del Derecho la solución de todos los males de la soc iedad. La antropología y
la sociología nos señalan una naturaleza humana conflictiva y jerárquica, desde sus orígenes. Habría
que agregar un carácter contestatario en las últimas décadas, condición del criticismo y de la mayor
percepción de derechos más que de deberes.
Tal es así que existen actores internacionales con mayor capacidad de gestión, quienes ejercen
mayor influencia tanto en la generación como en la aplicabilidad de la ley, ocasionando una singular
asimetría lejana a la esencia de la just icia. En este contexto se plantea la cris is por el revis ion is mo, el
intervencionismo y e l doble estándar. Tal ve z por aquí se encuentre la vertiente que a veces nos lleva a
pensar en reestructurar políticas y normas jurídicas asociadas a una reingeniería estructural, por
supuesto en el marco de una crisis del Estado de Derecho, y de credibilidad internacional.
En síntesis, el análisis político de la realidad contemporánea en latinoamérica nos muestra las
graves consecuencias de no sintonizar la fenomenología de la “agenda emergente”, en su completa
dimensión.
Un caso presente de crisis no resuelta lo constituye Argentina. La aplicabilidad de la llamada
“ Tercera Vía “ propiciada por Anthony Giddens, como una suerte de nuevo paradigma sociopolít ico,
ha sido desahuciada por algunos actores regionales. Un razonamiento apriorista tendería a destacar la
contradicción fundamental que tal teoría contiene.
¿Serán conciliables, en un paradigma polít ico, teorías socioeconómicas originadas en el
puritanismo ascético europeo por una parte, con teorías de raigambre materialista y atea por otra?...
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ambas con concepciones diametrales sobre lo que es “ justicia”, “ bien común” y “ gloria de Dios”...
Tema de análisis comple jo, pero de enorme interés actual.
En palabras más concretas, Argentina no pudo arribar a buen puerto con un modelo tercerista.
Si se pretende posicionarse en el esque ma de libre mercado mundia l, no parece razonable, o al menos
congruente, mantener un aparato estatal de la dimensión del argentino, que resultaba más apto para
antiguas y superadas concepciones de administración de los Estados, pero que hoy aparece
disfunciona l al escenario que plantea la globalización y la administración moderna.
Demás está señalar que también resulta evidente que la crisis que se generó en Argentina, s in
duda alguna, es de carácter estructural. No es el propósito de este análisis profundizar sobre el
particular, ni menos pronosticar su desenlace. Sin embargo, la trascendencia de la interdependencia
nos lleva a pensar sobre la viabilidad de modelos teóricos sometido s al experimento en el laboratorio
que suelen presentar las sociedades. Más aún, cuando la confusión, la turbulencia del vertiginoso
proceso de cambio contemporáneo y la incertidumbre exponen al intelectualismo a una difícil prueba
de credibilidad por la incerteza de sus asertos y supera a los administradores a concebir la necesaria
reingeniería que se adapte al nuevo esquema.
Impacto de la Globali zación.
La llamada globa lización, que en su comienzo pareció encantar a muchos, parece denotar
algunas aristas que han sido percibidas como riesgosas para los intereses particulares de algunos
actores internacionales, arrastrando a parte de la opinión pública a la manifestación de disconformidad.
Tal ve z la causa fundamental radica en que se enfrenta a tres mundos reales, uno pos moderno, uno
moderno y uno premoderno casi primitivo en ciertas regiones del globo.
En torno a este punto, cabe mencionar que el mismo proceso globa lizador, en su vertiente
comunicacional, propicia una transculturización, que podría afectar a ciertas sociedades cuya identidad
cultural nacional adolece de la fortaleza deseable. Este aspecto, no menor, induce la creación de
imá genes sobre estilos y calidades de vida, que pueden incentivar demandas, por el momento,
imposibles de satisfacer por los gobiernos, si no se ha incorporado al análisis público, el previo
proceso de esfuerzo, no exento de conflictos y de crisis, que condujo a los países “ modelo”, al nivel de
crecimiento que exhiben en la actualidad.
El impacto radiográfico que origina esta percepción superficial, plantea un desafío al líder
polít ico, el cual, en ocasiones puede sentirse tentado a ofrecer demagógicamente un “ paquete” de
soluciones usando como referencia el modelo en “ benchmarking”, sin percatarse que, más temprano
que tarde, caerá en la trampa de no haber adjuntado la correspondiente “carga” de sacrificio y esfuerzo
que costó alcanzar tal nivel. Este fenómeno parece ser congruente con otro de los vicios valóricos
actuales, cual es, el sólo exigir derechos sin la conciencia que éstos emanan de previos deberes,
asumidos individual y soc ialmente.
En el escenario latinoamericano, compuesto por países mayoritariamente productores de
“commodit ies”, la percepción de los efectos de la extensión e interdependencia de los mercados se
expresa a través de la insuperable dificultad de incorporar a sus procesos productivos, e l “ Know How”
a nivel de los desarrollados tecnológicamente, elemento esencial a la hora de la industria lización o de
incorporar valor agre gado a la producción primaria, lejos aún de la innovación productiva..
La mencionada y evidente dificultad se hace crítica al tenor de la forma como se adecua el
“ nuevo ordenamiento del mundo industrial y comercial”. Este proceso actúa casi en forma determinista
al irse configurando con la variable “ nicho económico productivo” mencionada, asociada a la variable
macroeconómica “Producto Interno Bruto”, pasando ésta ultima a depender de la primera . Por
supuesto, queda el espacio para superarse en la medida de la eficacia en la explotación de la misma
producción primaria.
En efecto, se puede acceder a un mejor nivel tecnológico para hacer mejor de lo mismo, pero se
dificulta la intención de pasar a la “ Se gunda Ola de Toffler”, ante la pretensión de incorporarse de
igual a igua l en la competencia del mercado de productos terminados, por parte de los países en vías de
desarrollo.
Surgen entonces los antecedentes político-económicos, en parte importante, causales de la no
superación de “ la pobreza”, amenaza endémica y lejos la más grave en materia social.
Algo sobre Políticas Públicas.
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• ¿Cómo identificar el escenario favorable oportunamente?
Los Estados que han desarrollado organismos de Inteligencia Nacional, no se nie gan la posibilidad
de acceder a la información sensible y al conocimiento, mediante la aplicación a la Toma de
Decisiones de la Metodología de Análisis, como herramienta objetiva para dar cuenta de la realidad
contingente y de la prospectiva. Esta materia, esencial para la determinación de fines posibles y de
estrategias factibles y convenientes, debiera ser acometida por la administración del estado con la
mayor seriedad y profesiona lismo. Se debe evitar desde todo punto de vista, pero especia lmente el
ético, el uso sesgado partidista o en beneficio a grupos de poder fáctico u otros intereses que no sea
la Sociedad o Estado-Nación y sus fines.
• La disputa por espacios y recursos para la subsistencia de la humanidad, en concordancia con el
párrafo anterior, podrían constituir causalidad de conflicto en la región, en un futuro no muy lejano
si consideramo s la razón de crecimiento de la población, actualmente estimada en 1.6% anual,
previendo 10.000 millones para el año 2030, según cálculos de la ONU.
• Las políticas de explotación de recursos energéticos, silvoa gropecuarios, marinos y mineros en
general, no obedecen a criterios de largo plazo, por tanto, sin una visión de su relevancia estratégica
en un futuro incierto, en donde lo único concreto es que cada vez escacearán en mayor medida.
Sobreviene entonces la sobreexplotación por nacionales o por intereses ajenos a la región, sin
conciencia que en la región se encuentra la “ gran bodega” del mundo. Consideración significativa a
la hora de la disputa por subsistencia, sin ánimo de ser calificado de “ malthusiano”.
• Las políticas educacionales, en el marco de la cultura social, se adscriben mayoritariamente a
modelos extraños al “ ethos” cultural de cada nación. A juicio del autor, un elemento a debatir lo
constituye la tendencia a identificarse prioritariamente con intereses universales, sin consideración
del perfil re gional de la de manda profesional, c ientífica y laboral. Entonces se propic ia la
emigración de buenos cerebros y simultáneamente la inmigración de extranjeros que satisfagan las
necesidades evidentes. Este tema, de alta sensibilidad exige un tratamiento científico y social y
supone una política de largo y mediano plazo, puesto que el objetivo está constituido por la
“ próxima generación”, evitando causas artificiales de conflicto social, como la xenofobia y otros.
• Las formulación de políticas soc iales se encuentran en transición, a lo menos, en la mayoría de los
Estados. El tránsito se mueve desde el secular “ populismo” hacia un aparente “ pragmatismo”. Se
busca un nuevo paradigma, a lgunos creen estar diseñándolo, otros experimentan equívocamente y
desaparece su moneda, otros fracasan y terminan subordinados, casi sin independencia para la toma
de decisiones.
No podríamos hablar de soluciones sociales, sin inte gralidad analítica especializada, lo cual no
significa caer en la “tecnocracia”, sino reconocer el saber en donde éste se encuentra y la ética
donde legítimamente pertenece, atendiendo a la interdisciplinariedad característica de la época.
• En materia de efectos de origen interno sobre la política exterior, podemos apreciar cuándo una
polít ica interior errática puede afectar la concreción de acuerdos comerciales bilaterales, debido a su
efecto directo sobre la medición de “ riesgo país”.
La indiferencia ante la pública responsabilidad de la autoridad, incluso en hechos evidentes ante la
sociedad mandataria, no parece contribuir a tal propósito. Este aspecto no sólo posee trascendencia
inmediata al dificultar o inhibir al inversionista, sino el verdadero impacto se proyecta en la “no
superación de la pobreza”, como consecuencia trascendente. A menos que se tenga en mente alguna
alternativa viable, este factor constituye un alto riesgo político asociado.
El Conflicto Internacional.
Cuando no se evoluciona en e l pensamiento estratégico general y, en consecuencia, en la
concepción actual y futura de la Defensa nacional y Seguridad se sue len precipitar crisis
polemológicas de graves consecuencias. Lo complejo de la temática parece estar en la aproximación
conceptual...
Intentaremos la vía de las interrogantes básicas: ...¿Cuál sería el criterio equilibrante del
desarrollo y mantención de potenciales militares, ante las amenazas emergentes y aquellas
tradicionales no superadas?...¿Cuál es la Estrategia dominante en torno al desarrollo armónico de todas
las expresiones del Poder Nacional?...¿Cuál es el marco estratégico mundial en torno al e jercicio del
Poder Global?...¿Cómo se comprenden alianzas que eran impensables hace sólo diez años?... ¿Cuán
vigentes son los paradigmas estratégicos tradicionales en torno al “ control” de los espacios?...
¿Disuasión o invulnerabilidad, qué contribuye más efectivamente a la paz?...etc.
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La evolución pasa por el análisis de la transición desde el escenario de la Guerra Fría, en el cual
se concluía en “una destrucción mutua asegurada”, a un escenario actual de unipolaridad en el cual se
podría asegurar la destrucción unilateral. ¿Qué rol jue gan las estaturas estratégicas de potencias
menores y de estados independientes, aún en el marco convencional?...Dilema entre Seguridad
Nacional y Colectiva, o entre Colectiva y Colectivizada, ésta última sería el caso de una “tutela” en esa
materia.
¿Revolución o evolución conflictual?
La teoría sociológica del conflicto desarrollada entre los más destacados, por Julien Freund
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la contenida en su libro “La Sociología de Conflicto”, adquiere una relevancia especial ante los
escritos de Toffler. Por otra parte, la visión estratégica de los Estados Unidos en torno al proceso
evolutivo del conflicto también nos muestra una tipología nueva, que introduce nuevas formas, o
dicho en otras palabras, una fisonomía diferente que se agrega a los ya conocidos, en donde ya se
encontraba incorporada la anteriormente mencionada hipótesis de la “ Destrucción Masiva”.
El perfil que adquiere el conflicto, entendido éste como un estadio superior a la crisis, que si
bien puede generarse a partir de la escalada de la misma, también puede presentarse a causa de lo
agonal del proceso ne gociador que no alcanzó la instancia de acuerdo esperada, adquiere ribetes que
han demostrado sobrepasar los antiguos paradigmas estratégicos político-militares.
La asimetría de estaturas políticas y estratégicas entre los actores susceptibles de colisión,
parece impulsar, bajo una pretendida intención legitimadora, del empleo de tácticas y procedimientos
que tradicionalmente se han proscrito por su violencia incivil, más allá de la misma proscripción
jurídica de la guerra, en el marco del Derecho Internacional.
El hecho bélico que const ituyó el ataque de Al Qaeda a los Estados Unidos, el pasado 11 de
septiembre de 2001, ha modificado el escenario global al incorporar de facto a un actor, cuya entidad,
dimensión, propósito y procedimientos de acción combativa son novedosos y sorpresivos... de
“ inusitada violencia” mencionada por Toffler.
¿A cuál teoría del conflicto conocida se puede asimilar?
¿En qué intervalo del espectro del conflicto se ubicaría esta nueva forma de combatir?
El mundo, sino acostumbrado al acto terrorista desde hace más de un siglo, al menos lo
conocía, sin e mbargo, los identificaba con intereses de propaganda armada de carácter ideológica, o en
otros casos, con fines financieros por cobro de rescates, o bien con exigencias coercitivas de liberación
de activistas miembros del grupo terrorista que se encontraban detenidos, o en beneficio de los carteles
del narcotráfico, amén de otros motivos, cuya esencia delictual resulta evidente, al contravenir leyes
internas de los Estados.
El hecho en comento se aparta de lo tradicional en los siguientes aspectos:
1. No se manifestaron por parte de Al Qaeda, exigencias propias, sino aspiraciones que representan el
sentir del mundo panarábigo, como la creación del estado palestino y el retiro de las fuerzas
militares occidentales de los territorios de países árabes.
2. El sentido emblemático de los blancos seleccionados, marca una significativa diferencia con el
objetivo fís ico sobre el cual se aplicaban los procedimientos de combate adscritos las tácticas
terroristas. Esta vez no fue una autoridad o personero del mundo de los ne gocios que redituara
beneficios. Tampoco fue el público el objetivo físico, aún considerando el número de muertos,
heridos y desaparecidos, como producto de los ataques. Esta vez no se buscó lo masivo del daño a
personas, de haber sido así, se habría accionado con los mismos medios usados en Nueva York y
Washington, sobre centros que congregan mayores concentraciones humanas, como podría ser un
evento deportivo masivo u otros.
Se atacó el “Poder” de EE.UU. en sus tres expresiones, la económica, la militar y se intentó la
polít ica con el fallido ataque sobre la Casa Blanca.
3. El efecto psicológico sobre gobiernos y opinión pública esta vez tuvo repercusiones mundiales al
evidenciar una vulnerabilidad casi global. Lo efectos conocidos en el transporte aéreo y su factor
mult iplicador. El descrédito del aparato administrativo e infraestructura de seguridad territoria l y
ciudadana que se produjo en EE.UU. influyó en el resto del mundo al constatar propias
deficiencias, toda vez que, tecnológica y financieramente son menores que la potencia víctima.
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La presión reactiva de la opinión pública, expresada por sus líderes representativos cuya
percepción de inseguridad aún permanece afectada, ha influido, a no dudar, en el replanteamiento
de la polít ica exterior estadounidense.
4. Se quebraron ciertos paradigmas axiológicos o, a l menos, se cuestiona su vigencia y aplicabilidad.
Se baja el perfil de la defensa parcial del principio de protección de los Derechos Humanos,
reeditando el equilibrio libertad/seguridad. Se otorgan facultades operativas especiales a
organismos de servicio secreto, que hasta el 10 de septiembre de 2001 transitaban en el sentido
contrario.
5. El impacto en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), provocó la emisión de la
Resolución 1373 de l 25 de septie mbre de 2001, exhortando a los firmantes de la Carta
Fundamental, a combatir el terrorismo de todas sus formas.
6. P or último deja p lanteadas, a juicio del autor, tres interrogantes sign ificativas :
a. ¿Será ésta una respuesta desesperada de un actor menor ante la brutal asimetría que presenta la
unipolaridad y el ejercicio monopólico del poder?
b. ¿Será aún viable la solución negociada en un conflicto por intereses vitales, en el actual escenario?
y,
c. ¿Cuánto tiempo transcurrirá para que procedimientos tácticos de combate, actualmente calificados
como “ terroristas”, adquieran la legitimidad para su empleo, ante la opinión pública mundial?
Re fl e xi one s fi nal e s.
1.- Los aspectos diferenciales en donde podemos apreciar la manifestación de un perfil de conflicto
actual distinto, se pueden sintetizar en las siguientes cuatro ideas:
• La consideración del “Terrorismo” como una táctica de combate.
• La reafirmación del fenotipo de cuasi conflicto, denominado “ Crisis”.
• La “Transversalidad Causal”, que se presenta a través de la interacción de variables conflictivas, de
distinta naturaleza, pero que interactúan dentro de los sistemas sociales.
• El incremento de la tendencia a escalar un conflicto de carácter incipiente y local con la pretensión
de globa lizarlo.
2.- La tendencia a desatar crisis a nivel de la región, no parece obedecer a la agenda emergente en
materias de intereses de futuro. Persiste el tema del terrorismo en Colombia y el narcotráfico
transnacional como amenazas ya tradicionales, mantenedoras de crisis en progreso. La crisis de
legitimidad política de la autoridad democrática posee carácter contingente y axiológica, enmarcada en
el ethos cultural más menos regional. E l resto de la fenomenología posee causas exógenas. Sin
embargo, lo más relevante de este análisis conclusivo radica en el hecho de que los verdaderos
intereses u objetivos que materializarán un futuro mejor, serán inexorablemente la causa de crisis en la
región.
3.- En el mismo contexto anterior, se aprecia una pluricausalidad convergente en el tema de “ la
pobreza” que, a la hora de las crisis cuya escalada suele resultar incontrolable, puede desestabilizar la
democracia como sistema polít ico le gít imo y vá lido.
4.- El análisis de asertividad de las políticas exteriores latinoamericanas, salvo los tradicionales casos
de Perú y Argentina, nos conduce indefectiblemente a una tendencia degradante. El tema de la
Defensa, entendido como “ la voluntad de defender los intereses propios”, en donde se encuentren
amenazados reviste un carácter teórico. Se confunde entonces la legitimidad de la Defensa con una
pretendida “ carrera armamentista”, hoy de discusión pública y en extremo deformada por pseudo
expertos en Defensa, que abundan en la región.
5.- El análisis tendiente a identificar amenazas y riesgos, en el entorno anterior, pierde consistencia al
no referirse a un Proyecto País. Una certera, consensuada y asertiva definición del conjunto de
objetivos e intereses, facilita la categorización de l actor nacional o internacional constitutivo de tan
graves interferencias. En el contexto de las oportunidades, la ausencia de una estrategia nacional, que
es en esencia una propuesta articuladora apuntada al “Proyecto”, no permitirá la identificación de las
oportunidades que se presenten, por no contar con criterios objetivos que permitan su identificación e
interpretación correcta.
Si a lo anterior agregamos : 1) “ la atractividad” climática y espacial que representa la región, 2) el
fenómeno invernadero del globo, 3) e l a gotamiento de tierras fértiles, 4) la disminución de a gua
potable y, 5) un “ indeseable desastre” radiológico, químico o bacteriológico en algún lugar de la
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tierra, nos encontramos con un escenario que debiera ocupar desde ahora a quienes son depositarios
del mandato social para decidir hoy por el futuro.
6.- Gastón Bouthoul
6 repetía insistentemente... “ Si quieres la paz prepara la guerra”... El sabio que no
tiene que buscar el aplauso, debe someter los fenómenos de pa z o guerra a un análisis crít ico a fin de
determinar los espacios intermedios del espectro. Si bien, algunos pole mólogos señalan que la guerra
comienza conceptualmente cuando se desahucia cualquier fórmula de arreglo negociado, la realidad es
que las hipótesis de conflicto se obtienen de un profundo, informado y permanentemente actualizado
anális is po lít ico y estratégico.
En este contexto, el rol de la ONU, incluso incursionando en el Capítulo VII de la Carta, a lo
que se ha visto forzada, se aprecia cada vez más discrecional a los Estados miembros en cuanto al
aporte en misiones de alto riesgo, en las cuales no se actúa con el compromiso deseable. Tal vez, una
revisión de la constitución del Conse jo de Se guridad, que institucionaliza la asimetría internacional,
podría reorientar los esfuerzos del organismo hacia otros intereses que no sólo sean los de los
financistas del mismo o de las Potencias Nucleares.
7.- El rol para una Inteligencia Nacional, aparece entonces, además de imprescindible, oportuno,
siendo posible sintetizarlo en tres objetivos clave:
• “Proporcionar escenarios de futuro, identificando aquellos de conflicto”.
• “Identificar amenazas al logro del Proyecto País y a la Estrategia Nacional subsidiaria”.
• “Evitar la sorpresa mediante la alerta temprana”.
Todo lo anterior para contribuir a adoptar la mejor y más oportuna decisión política y estratégica en
beneficio del Bien Común de la Sociedad..
8.- La genialidad de la gestión política parece radicar en ser “sabio a tiempo”. En otras palabras a:
1. Identificar causa u origen de la contingencia.
2. Claridad con el escenario marco que rodea la contingencia.
3. Creatividad ima ginativa para la búsqueda de alternativas de solución sin secuelas, basándose en
el diseño prospectivo de escenarios posibles de futuro.
4. Voluntad polít ica de aplicar la medida justa de poder para concretar la solución, según su
naturaleza política y estratégica.
5. Habilidad diplomática y comunicacional para legitimar la decisión y las acciones subsecuentes.
En palabras de un jurista estadounidense: ¡Do, What You Have To Do!
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BIBLIOGRAFÍA
- “Enfrentando el Futuro”. Yehezkel Dror. Edit. Fondo de Cultura Económica. México. 1993.
- “ De la Anticipación a la Acción”. Manual de Prospectiva y Estrategia. Michel Godet. Edit.
Alfaome ga Boixareu Editores marcombo. 1995.
- “ La Poliarquía”". Robert Dahl. Edit. Tecnos. 1978.
- “Pronósticos”. Estrategia y Planificación para el Siglo XXI. Spiros Makridakis. Edit. Díaz de
Santos. Madrid. 1993.
- “Competitive Intelligence”. Larry Kahaner. Edit. Simon & Schuster Rockefeller Center, New
York. 1996.
- “La Mente del Estratega”. Kenichi Omahe. Edit. Mc Graw - Hill. Varios lugares 1994.
- “El Gran Tablero Mundial”. La Supremacía estadounidense y sus imperativos estratégicos.
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- “Inteligencia Estratégica”. Sherman Kent.
- “Los desafíos de la administración en el siglo XXI”. Peter Drucker. Edit. Suda mericana, Buenos
Aires, 1999.
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* Capitán de Navío IM. Oficial de Estado Mayor. Ma gíster en Ciencias Navales y Marítimas, mención
“Estrategia”. Magíster en Ciencia Política Integrada, mención “Análisis Político”. Diplomado en
“Economía y Administración” de la Universidad Adolfo Ibáñez. Actual Profesor de Academias de la
Defensa, Universidad de Chile y Universidad Marítima.
1. Heidi y Alvin Toffler, futurólogos estadounidenses, autores del libro “ La Tercera Ola”, en donde
plantean la evolución de la civilización a lo largo de tres olas consecutivas, a saber, la de la
sociedad rural o campesina. La ola industrial a mediados del siglo XVIII y la tercera ola, que
corresponde a la época contemporánea, identificada con “el conocimiento”.
2. El concepto de “Proyecto País” se considera sinónimo de “ Objetivo Político Nacional” y “ Visión
de Estado”. Sintetiza un conjunto de condiciones deseables de alcanzar por el Estado Nación,
constituyendo un estadio superior orientador de la “Estrategia Nacional” que, a su vez, constituye
un conjunto de Metas-Objetivo parcia les e Intereses Nacionales y un modo articulado de desarrollo
y empleo del Poder Nacional para lograrlas. Es difícil encontrar en países regionales alguna forma
de Plan Estratégico Nacional, tal vez lo posible de encontrar es una concatenación más o menos
coherente de Programas sucesivos de Gobierno.
3. Giovanni Sartori en su libro “ Teoría de la Democracia”, Capítulo VIII “ Una Teoría Decisional de
la Democracia”, destaca el comportamiento “delegativo” de la sociedad frente a la política. Se
elige y se olvida.
Sue le ocurrir que algunos gobernantes ante esta “no participación”, asumen el ser depositarios de
un mandato ilimitado y violentando a las minorías e incluso a la mayoría, que a esas alturas sue le
estar en un actitud crítica frente a la autoridad política, proceden a cambiar Constituciones, a
cerrar Congresos o a imponer regímenes totalitarios o autoritarios inconsultos, sólo sustentados en
la “legalidad” del proceso electoral y no en la “legitimidad” del ejercicio del poder. Evidentemente
el conflicto socia l puede encontrar su raigambre en este escenario.
4. Peter Drucker, en su libro “Las Nuevas Realidades”, describe un análisis crítico de la generación
de los procesos de cambio y de las dificultades para su comprensión por los administradores
públicos y de empresas. Agrega además, que no existe aún una teoría económica que explique
ciertos comportamientos particulares de actores nuevos, a los cuales se les trata de asimilar a lo
conocido. Estos y otros factores son causantes de las “ crisis económicas” sorpresivas.
5. Julien Freund en su libro “ La Sociología del Conflicto”, plantea una visión polít ica, antropológica
y polemológica de la sociedad y el conflicto, incorporando elementos de la estrategia militar y su
componente psicológica. Actualmente dirige el “ Instituto de Estudios Sociológicos del Conflicto”
en París, Francia.
6. Gastón Bouthoul, en su “ Tratado de Polemología” de 1984, señala aspectos relevantes en torno al
conflicto desde la perspectiva sociológica.
7. Traducción: ¡Haga lo que tenga que hacer! Aserto que se comprende como ¡Ha ga lo que es
funcional y conducente a lo que le llevará a un futuro mejor, sin entrar en otras consideraciones
subalternas!
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