- Fecha de publicación: 01/12/2005.
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REVISMAR 6/2005
SISTEMA INTERNACIONAL,
ESTADOS FALLIDOS Y
ESTADOS DÉBILES
Roberto Brieba Milnes *
Introducción.
T
radicionalmente se nos ha ense -
ñado que los países-problema
son aquellos que, debido a su
fortaleza −militar, política o económica −
son los países que pueden producir
daño al país propio. Pero este caso se
da en el Sistema Internacional Westfa
-
liano, o incluso en el “sistema” anterior
a él. En el marco del sistema interna
-
cional actual, y superada la bipolaridad
este-oeste, con una Organización Inter
-
nacional importante (Organización de
Naciones Unidas) que, amparada en
el apoyo de las principales potencias,
cuenta con la capacidad de hacerse parte
en los problemas diplomáticos entre 2 o
más países y obligarlos a optar por una
salida pacífica y negociada, se disminuye
la opción de una guerra prolongada entre
ellos. Ello obliga a los países a buscar los
mejores lineamientos diplomáticos para
solucionar sus posibles controversias, o
recurrir a crisis de rápida solución militar
para una mejor posición al momento de
la negociación.
Sistema Internacional.
El Sistema Internacional Westfaliano
se entiende como un sistema en que
los estados se relacionan entre sí en un
status de igualdad teórica, pero que en la
práctica es dominado por el más fuerte. El Sistema Internacional de las Naciones
Unidas, a su vez, puede ser dividido en 2
períodos; el primero se desarrolla desde
su fundación en 1945 y se prolonga a lo
largo de la Guerra Fría hasta 1989 (o 1991
según se considere la caída del Muro de
Berlín o del régimen soviético respecti
-
vamente), en que cada Estado se somete
a la súper-potencia que ideológicamente
le es más cercana (EE.UU. o U.R.S.S.), en
desmedro de la función superior de la
ONU, y un segundo período, superada
la Guerra Fría, en que la ONU actúa
como árbitro mundial, e incluso la súper-
potencia (EE.UU.) debe, teóricamente,
enmarcarse en ella, situación que, en la
práctica, puede soslayar tratando que la
ONU se sume a su posición (que es la
situación más corriente en la realidad). El
Sistema Internacional del primer período
de las Naciones Unidas se encuentra
superado, lo que quita relevancia a su
análisis dada la coyuntura específica
en que se desarrolló, sin desmerecer
que en el futuro
−especialmente con el
auge que está adquiriendo China
− pueda
resurgir. Además se podría considerar
“semejante” al Sistema Internacional
del segundo período, haciendo ver la
salvedad que existirían “2 Organizacio
-
nes de Naciones Unidas” adversarias e
independientes, inmersas dentro de la
misma organización global.
* Teniente 1º G.SM.
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Pero el Sistema Internacional, en
general y en especial el actual, opera sólo
para los países que cuentan con “Estado
en forma”. Los países que no se encuen
-
tran en esta condición, no tienen forma
de ser controlados por las potencias,
ni por la ONU, ya que no cuentan con
autoridades válidas como interlocutoras.
Es el caso de los “Estados fallidos” y en
menor medida de los “Estados débiles”.
Los primeros son los estados en los que
no opera la institucionalidad mínima
para ser considerado un Estado, a pesar
de seguir existiendo formalmente, y los
segundos son aquellos en que, si bien
opera la institucionalidad, ésta es débil
y se ve sobrepasada en muchas oportu
-
nidades por fuerzas ajenas a las institu
-
cionales 1. Como caso de “Estado fallido”
está Somalia, Líbano y Haití, y como
“Estado débil”, podríamos considerar a
Bolivia o Colombia.
Los “Estados fallidos” y “Estados
débiles” han existido a lo largo de la
historia, sin utilizar esta denominación. En el Sistema Internacional Westfaliano,
otros estados
−normalmente aledaños −,
en el marco del estado de naturaleza
hobbesiano, 2 se los apropiaban o los
dividían entre las diferentes potencias,
que de esta forma preservaban la idea
de Estado, desarraigando cualquier
brote revolucionario. Además en la actualidad se suman
2 tipos de actores que no existían ante
-
riormente, que operan independiente de
los estados, y que en ocasiones superan
−en la cantidad de asociados y la impor -
tancia de sus decisiones
− a la misma
Organización de Naciones Unidas. Nos
referimos a los diversos
Organismos
Internacionales (como Fondo Monetario
Internacional, UNESCO, Cruz Roja, etc.),
normalmente de carácter más bien téc
-
nico, y a las Organizaciones No Guber
-
namentales (ONG).
Los Organismos Internacionales
operan principalmente en el ámbito téc
-
nico y exigen el cumplimiento de sus dis
-
posiciones ante la necesidad de ayuda o
1.- Ambas definiciones no son precisas, pero permiten una aproximación realista y práctica a la idea.
2.- Para mejor comprensión, Thomas Hobbes, “Leviatán”, Fondo de Cultura Económica, México, pág. 138.
SOMALÍA HAITÍ
BOLIVIA COLOMBIA
LÍBANO
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cooperación internacional, sin importar
si los países pertenecen o no a la organi
-
zación. La ONU
−u otros organismos − no
coopera con los países que, por motivos
internos o externos, no asumen las polí
-
ticas dictadas por ellos.
Las ONG’s son organizaciones que
poseen diferente carácter, sin ser asi
-
milables a una organización-patrón. Su
único punto común es la particularidad
−respecto a los tiempos históricos pre -
vios − de actuar e influir en las decisiones
−en forma local, nacional, regional o
global − sin considerar al Estado como
último elemento en la decisión. Existen
desde pequeñas ONG’s que actúan en el
nivel de comunidad reducida hasta gran
-
des ONG’s transnacionales que pueden
influir en las políticas de los estados, e
incluso de las potencias, a través de la
presión que ejercen por la prensa y la
opinión pública. Y a través de las ONG’s
se ha llegado incluso a la actuación de
los propios individuos en materia inter
-
nacional. Esta independencia de la necesidad
de ser estado queda bien definida en el
hecho que, a diferencia de los tiempos
anteriores en que los movimientos que
deseaban participar en la política inter
-
nacional buscaban convertirse en esta
-
dos, hoy existen movimientos (como
Al-Qaeda, Hezbollah, nacionalismos
europeos como el nacionalismo vasco,
catalán, escocés, etc.) que no necesitan
ni buscan la condición de ser estado
para tener participación de importancia
en el escenario internacional. En el Sistema Internacional de las
Naciones Unidas (referido siempre a la
etapa ya superada de la bipolaridad este-
oeste y complementada con la impor
-
tancia que adquieren los Organismos
Internacionales “técnicos” y las ONG’s),
la actuación de los estados para some
-
ter a otros no es tan simple. Existe un
sistema internacional que está sobre los
estados; ya no son ellos los que lo con
-
forman por sí y ante sí, y, en consecuen
- cia, requieren actuar dentro del marco
legal que otorga esta organización.
Dinámica Interna de los Estados.
La denominación, tanto de “Estado
fallido” como de “Estado débil”, no se
relaciona con el tipo de institucionalidad
que ellos posean; pueden ser de carác
-
ter despótico, autoritario o democrático;
sino lo que los convierte en este tipo de
estados es la forma en que funciona su
institucionalidad, su dinámica interna.
Gobiernos en los que existe una política
de gobierno, sin importar si está fun
-
dada en el ideario político de un sector
o las ideas personales del gobernante,
podríamos referirlos como “Estados en
forma”. En ellos existen autoridades
que están legitimadas por la obediencia
de los ciudadanos
−sin importar si ello
es por adhesión voluntaria o temor
− y
pueden, por lo tanto, tomar decisiones
que involucren al Estado, sin importar
que cambie su gobernante en el futuro.
Las dinámicas internas que existen
en los estados en forma se desarrollan
dentro de cauces políticos y ello es lo
que los distingue, tanto de los estados
fallidos como de los estados débiles. En un “Estado fallido” la dinámica
interna se desarrolla en un marco de
guerra hobbesiana entre diversas faccio
-
nes que luchan por obtener el control del
estado y convertirlo así en un “Estado en
forma”, bajo las características particula
-
Jóvenes voluntarios saludan al Príncipe de Asturias durante su visita a las exposiciones que las ONG’s efectuaron en el auditorio de Zaragoza.
ROBERTO BRIEBA MILNES
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res que ellos deseen. En el peor de los
casos, las facciones son más de 2 y la
lucha se produce simultáneamente entre
todas ellas; alguna coyuntura podrá unir
2 o más facciones en un bando, pero ello
será siempre circunstancial y, superada
la coyuntura, las facciones volverán a
separarse.La dinámica interna de un “Estado
débil” no es tan caótica como la de un
“Estado fallido”. En este último, normal
-
mente existirán las instituciones políti
-
cas acordes al régimen nominalmente
existente, pero ellas se verán sobrepa
-
sadas por fuerzas sociales antagónicas
al sistema político y que, de no ser solu
-
cionadas sus demandas, pueden llegar a
provocar un “Estado fallido” si se llevan
al extremo. En un “Estado débil” las
instituciones se mantienen en una lucha
permanente en contra de estas fuerzas
sociales, las cuales pueden a su vez, ser
manipuladas por políticos que buscan
que una nueva institucionalidad les per
-
mita alcanzar el poder. La lucha de las
instituciones contra las fuerzas sociales
representa la lucha de 2 bandos que se
arrogan la legitimidad de la representa
-
ción. Pero también las instituciones se
encuentran en “disputa” entre ellas por
demostrar a la ciudadanía, cual de ellas
es la que realmente la representa.
Peligros y Acciones.
En el Sistema Internacional actual,
un país con intereses expansivos, puede
ser maniobrado diplomáticamente por
sus antagonistas, de forma de aparecer
como provocador y, en consecuencia,
perder su legitimidad ante la Comuni
-
dad Internacional, que de esta forma le
restará apoyo a sus demandas. De esta
manera, el país que quiera solucionar
bélicamente una disputa, se indispone
con la Comunidad Internacional que le
niega recursos
−diplomáticos, econó - micos, materiales, asesorías, etc.
− y se
los da a la contraparte. En consecuencia,
para un “Estado en forma”, en la actua
-
lidad, es normalmente 3 contrario a sus
intereses manejar por la fuerza de las
armas sus conflictos, prefiriéndose los
mejores resultados que se obtendrán a
través de una negociación diplomática. Pero en el caso de los “Estados
fallidos” o de los “Estados débiles”, lo
anterior no sucede. Por su propia diná
-
mica interna no son una amenaza militar
directa contra otros países que podrían
tentarse a abandonar la preocupación
por ellos. Pero esto es fatal, ya que son
fuente de conflictos latentes, ya sea por
proximidad o relación con éstos. Ello
es lo que ha justificado la intervención
armada (para el caso de “Estados falli
-
dos” como Somalia, Líbano o Haití), en
que para tranquilidad de la Comunidad
Internacional, y en especial de los países
que se relacionan con ellos o son fronte
-
rizos, se deben solucionar los problemas
para no permitir su propagación. El prin
-
cipal peligro lo tienen los países vecinos,
que pueden convertirse en teatro de
operaciones, o a lo menos, en sectores
en que se encuentren bases de algunas
facciones, lo que puede llevar la guerra
hasta ellos. Para alejar estos peligros,
se debe actuar con fuerza, pero siempre
dentro del marco de la legalidad interna
-
cional, con el objeto de no pasar de la
3.- Es una condición válida para la gran mayoría de los estados. Incluso EE.UU. busca dar legitimidad a sus acciones a través de resoluciones de Organismos Internacionales.
Intervención de NU en Haití.
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condición de garante de la paz o repre -
sentante de la Organización de Naciones
Unidas, a la de potencia imperialista y
explotadora. En el caso de los “Estados débiles”
es más complejo. Por ser países en
que sus instituciones “funcionan”, los
países que se sientan amenazados, o la
Comunidad Internacional a través de la
Organización de Naciones Unidas u otra
organización internacional, no pueden
actuar militarmente ni hacer acciones
ostensibles en desmedro de su sobe
-
ranía, sin caer en acusaciones de impe
-
rialismo. Pero siguen representando un
peligro, ya que el desborde de las fuer
-
zas sociales internas puede derivar en
procesos similares en los países vecinos,
además de la permanente tentación de
los gobernantes de solucionar los pro
-
blemas internos con un conflicto externo
que ubicaría a la población junto a su
gobernante de turno.
Las acciones a seguir son más com
-
plejas; ya no será la imposición de la
paz a fuerzas antagónicas como en los
“Estados fallidos”. En el caso de los
“Estados débiles” no es posible entregar
soluciones de carácter más general, pero
siempre se debe tener presente que la
regla fundamental debe ser la de evitar
que el país se transforme en un “Estado
fallido”. En el caso, tanto de los “Estados
fallidos” como de los “Estados débiles”,
se debe tener especial atención a los
movimientos migratorios, que afectan a la economía de los países vecinos
o elegidos como destino por quienes
huyen de las condiciones deprimentes
de sus respectivos países y que podrían
generar, dada su dinámica particular,
en el país receptor de estos emigrantes,
además problemas de carácter social y
económico, que enlazan rápidamente
con la situación política.
Conclusiones.
En el marco del Sistema Internacional
Westfaliano, ante una crisis entre 2 o más
países, éstos tenían libertad para dirimir
por las armas el conflicto, y el resto de
las naciones, libertad para apoyar mate
-
rial, económica y/o diplomáticamente a
alguno de los contendientes o mantener
la neutralidad. A su vez, si en algún país
se producía una crisis de gobernabilidad
interna que amenazara a otros, éstos
actuaban en beneficio de sus intereses
particulares y alguno de ellos se apro
-
piaba del país o se lo repartían entre los
interesados, que nunca faltaban. Con la existencia de una Organiza
-
ción Internacional por sobre los estados,
y apoyada por las principales potencias,
los estados ya no pueden optar a tomar
el control de un país que presenta pro
-
blemas internos. El derecho a la autode
-
terminación y la soberanía los defiende
y sólo pueden actuar fuerzas multinacio
-
nales bajo el mandato de la ONU, en un
“Estado fallido” y con autorización del
país afectado (que rara vez se da) en el
caso de un “Estado débil”.
* * *
ROBERTO BRIEBA MILNES
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