- Fecha de publicación: 01/10/1977.
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Com entario d e Libros
EN TORNO A L A OBRA DEL GENERAL (A )
DON DIEGO BARROS ORTIZ
Su poes ía folklórico
Su " Itinerario d e la Imag inac ión"
Por
R odrigo SERRANO Bombal
Poe 1ía y folklore
A RECONOCIDA ca·
lidad de la mayoría
_
de la• cancione• fol.
- - klóricas chilenas - to·
nadas. valses, babant ·
ras- es fruto muy ex ·
plicoble de I• incursión de algunos des·
tac1tdos poetas nac.iona l es en el gé nero
que podríamos llamar poesía folklóri ca.
E:ste particular ••ti lo de ha cer poc•Í.1,
tiene algunas ceractcr í slicas muy ·esp e cia-
lea que lo distinguen nítidamente de otras
formas del arte poético. Es así como en
él encontramos con facilidad recursos
que -no siendo ortodoxos, rigurosamen ·
te h ablando- resultan muy apropiados
para 1 n cxprcf'ÍÓn que nos ocupa, t rans
Form3ndose -de hech o- en uno de sus
parti cu l aridades ese ncia les, hasta el pun
to de llciiar • constituirse en par te fun ·
damcntal de su gracia y •abor.
Eot&s pe culiaridades dicen relación
56-1 Rt;V I ST A DE ~JAIU~A ¡SEP11EMBR&OCTtrBP.Z
-por , .. je-n 1p lo- i:on cicrtaic lit;•t• n« iaw 1H~·
tr1cas . con t-1 uico no Hmatado de f.t '''p e
h~ h-'111 de uno o rnú s v~rsos. co1i la fre ·
cuen te IHl ronf' or dan ci o de la~ Íorn1as
ve1 ·bales , con la rl••hn " 'ación foné1ica de
algunas palahra3 y con ot rait variada"' ex
presiones de libertad tle n1~nri ca que otor
gan a esta poesía folkl6ri ctl una co lora· ción prop ia y ori ginal.
Sin embargo, no 1ólo en la. form•l idad exlerna en co ntramos algún 1 ipo de par
ticularidad . En efe cto, para quien se OCU ·
pe con aten ción del co ntenido ten1ático
de las canciones chilenas. rc1ultará muy
claro !U tono predominantemente melan·
cólico y nostál ¡ico. E. como 1i, desde d
fondo del alma, a1omara porfiadamente
u.na amargura que, ti bien tal. es a la vez
positiva, en tanto proyec1a veladamente
un t>ptimisn10 ajeno o. cualq 1.1icr preten
sión lógica, pero auténtico y gravitan te.
De tal modo, laa ca ncio nes má.s ale
gres. en algún momento dejan ver tu hue
lla de tristeta y , a 111 inverta, la. mÁI 6$·
cura$ se las arreglan para aporta,. una no
ta o un chispazo de picardía y de humor.
Habla,. de tonos tri1te1 o nostálgicos,
ale.gres u optimistas . e1. de alguna mane
ra. dar cuenta del éxito de un poeta, en
la medida que señalarlo importa 1-laber
acusado y asimilado 1us sentimientos, ~b
jetivo fundamental de todo aquel que >n·
tenta comuoicarse con otro .
En ~te mágico mundo de la co"!~ni cación poética, donde unot logran lle
ga,.·· y otros no alcanzan ni siquiera a
"partiT'°, merced a qui~á.1 QJUé secretos
designios, el nombre de D1e¡¡o B•rros O;
tiz tiugiere, al intitantc, e) respeto y admi
ración que se debe a l oo grand ...
Muchos son loa campos en los que la
inspirada pluma del poeta ha dejado s;1
huella indeleble y, por ello, fecunda. Ho>
nos ocupan sus maravillo101 textos que
músicos afor tunados lrantformaron en
canciones de nuestra tierra.
Una a una fueron naciendo las descrip ·
cione..s del paisaje c.ampc1 ino, 1as escena~
de romántico encuenlro bajo los sauces,
las negras noches de luna ve11idas de au
sencia. Con pre cisión, pero plenos de
múltiples evocaciones, de añorania s su·
tiles, de semblanz11s siempre vigentes, ea
da uno de estos cuadro s -ya cos tum
bristas. ya históri co1 o nmoro8os-:- hao
llegado a formar p o rte in1cparable dt
nue stro ser na ciona l. de nqucl1o8 c1c men-
. tanoibleniente. po sibilitan que lO• que, on n h b. t d 1 ús que meros a 1tan es e •camos a go m , f' ~n mi smo territor io geog ra ico. .
Los he rmosos versos de don Die<(~
Barro • Ortiz, brotando de la• prof undr·
dades de •u esp¡ritu selecto, han . logra~o
Robrepasar largame nte las cont1nge?cu•' ~ su momcnlo rodearon su origen, ~&en • . pa.ra hacerse pallabra perm~nente , cxpr~
tión certera, imagen autoctona . de :º
nuestro. libre, ¡al fin t. ~e !n~luenc1as a1e·
nas a nuestro pasado h11pan1eo. encama
do hoy día en unA parti cular manera de
ver y e.nfrentar la vida.
"I tin erario de la imaginac ión"
Con particular afecto Cl')menlamo s aho
ra las hermosa s líneas de este ensayo de
ini c iación a los 1'fane1 de Ja Academia
Chi lena, escrito, con la bell eza acostum·
brada, por la selecta pluma de don Die
go Barros Ortiz .
El de stacado poeta, triunfador en la
prosa y en el vcrto. en lo culto y 1o po
pular , no a conduce a loa albores mismo s
de la existencia humana, en un viaje pro·
visto de todos los encantos inheren tes al virtuosismo poético.
Desde las primeras írases, nos aden·
ttamos en un oacur .o paraje donde la con
fusión y e) caos se han erueñorcado com~
cacique• de alguna tribu indómita. A&í. 1 ..
incertidumbre anhelante del mañana deJ: ·
conocido, eolo rea a la Humao jda d na.cien ·
te, inerme todav(a frente a las furias des
conocidas del viento y la de ses peranza.
Poco a poc9, con la dificultad propia
de l desp ertar, con el do lor con•ustancia l
a toda mutaci6n, e l desconcierto imp eran
te fue hallando caminos por lo• que orie:'I ·
tar su aliento viaoroao y ávido de ho ri
zontet defin idos, de estrellas verdaderas
de faros que dieran cuenta de la prcsen'.
c.ia de vida. Fue así como .. la simien te
prend ió sobre la maraña. y el mundo
-balbuciente aún- comeni.ó a desma
lezar . a permitir que la primera 1U2. pene
trara ha.. ' a el mi1terlo de las raíces ...
Emergiendo de tinieblas congé njtas. 1.,
vida humana buocó el reílejo de la ver
dad ; toda la Humanidad quiso asirse a
ella con la dc•e speración del náufrago
que se aferra a lot últimos vestigios de
su barca de•mantelada y rota . E ra preci·
so en conlrar la fórmu la mági ca de la
transformft c ión, d~ I 3cceao a la concien
cia, a l 00reino de la !ntt- l igcncia".
C0Jt1&NTARJO DE LIB ROS 5b5
.. En1onc.es ocurrió el ntila.gro de Adán.
El prinl cr ser a quien se le con cf'dió una
mi1ión d• claridad. ya qu• se I• hizo p ·
~noio
perc~rin~ r por las escbrpas y los 1nonlf'.S
abrui>lo1 de la vida. "E.•a foe la h ora del
éxodo.
pero lombi én fue la hora de la claridad. E l mon1cnto de la con cie ncia y de la poc1ia ".
T ransc.urrido1 ya 1os ~glos. portando en hombro1 una carga pesada de l l"ill~·
z.~s y miteri a1. de •ñoranz.as y de s:ueñot,
d hombre se hR convertido en el tupremo
po~cedor de la irntt.ginac.ión. Con elle ha derivado loa. n•il pc1ares en 01ra1 tantas
alegrías . inmerwo en la faecinación mági· ca de la pocsin ,
Po r cl1o e1 que don Die go termina di ciéndonot: "L.a poe1ía noa dio la ubi co·
ción celc11r c del Paraí so Perdido con ri·
gurota cxa cl itud ¡ aus alas perm itieron de·
rivarlo a lo largo y ancho del univcr10 . Y el logro fue que lo hubimos cuando ;o
des.camo•''.
"Lo hemo" tenido cerca. vecino a nue1·
tro pequeño jard(n interior. el que vi1i1~·
mos cuando escuchamos un tenue rum or
de alas en eD cora~ó n y sabemos por con·
eigui entc que el sile ncio es má s e.locucnle
que todas I&• pal•braiº.
RE C UERDO Y DIMENSIONES DE LA · OBRA
DE DON JOSE TORIBIO MEDINA
Por
Fran cisco Javier CUADRA Lizana
/ .
.,.¡ / A Y UN momento en
el estudio de los acon
tecimientos pasados en
- el que •• debe nccesa ~ ;'!.ll!lil ~~ · :ria mente pM3r de la
mero relación cro noló·
gica a la in~crpretación: es el in•la nte en
que, quizás presuntuosamen te. se enlra en
lerrenos propios de la .. filosofía · de 1 ..
H1stor1a··.
Este con cepto tiene para 101 entendi
dos tres acepciones fundamenlales , E"
primer término. paitlendo del supues to
que l a Fi l o•ofía es la ciencia de lo gene·
ral. se noa prese nta como una visión abar·
cado r a del .. todo" h istór ic o. que es ~l
paso del 1iempo en el hombre, co n lo que
c&-tarlamos situados ante e l espectáculo
dé una hi•loria mundial propiamen1e tal.
L '!ego, conciben el argumento de la im·
H• V l ST A Or! l.11 ftl N A
po•ibil id~d de co mprender .,) s aber ge·
nera l las casi infinitas situ ac iones del
acontecer hun'laoo y, en conse c u r:nc ia.
deslizan la itl~• rt~ que dla e• la ngrup'1·
ción de los principios g e n e rales que eni.a ·
nan del estudio de las parti cularidade l.
con lo que e staríamos e n pre@ e nc ia de los
principios históri co s. Finalmente. nos ha
blan de que, •iendo la H i otoria la repre
aeotación que 101 ho mb ree ha c~ mos del
a conte<:er, la filosofía de ella sería una
espe cie de lógic a bastante general. Pero,
si nos fijamos b ien en cada. una de las
tTe.s acepciones recién anotada s. p o demos
encontrar un co nc e pto tup c ri or que las
engloba . Este serla que la Filooofía de la
Historia es una dí1cip1ina que .. lógica
mente'' encuentra loa "prin ci,pioi' que r'i·
gen l a ''totalidad" de UM sociedad.
Por otra parte, el auge qu.e en nuestro
siglo han ten ido lna ciencias sociales,
cuanti tativa y cualitativamente. le en tre·
ga una serie de discipli11a1 nuxiliares de
lu que valerse para obtene r el más puro
de lo.5 grado& cientííi co1 que , en estas
materias.. se puede al canz.ar. Un aconte
cimiento c.ualquicra del pasado -por
ejemplo la lra,cdia de los hermano• Ca
Trera- puede ser estudiado . uí . desde
varios pun tos de vista CU)O resultado nos
dará la aproximación mis exa cta · a s..a
real idad. Y si & lo anterior agregamO!I las
facilidades que ramn1 de otras ciencias
del saber humano - la computación. por
citar alguna- ponen a di,,po aic ión de
quien 1e apresta a trabajar en la inter ·
pretación de l a Histo ris. fácilmente se
ap r eci · ará el avance que se puede logra r
en estas mate rias.
Estas disquisicionea po•ibles de ser lla
madas "metodológicat .. no aurten efecto
alguno si no tienen una materia en la que
desarroUarae . La Hi storia n o tiene un ser
corpóreo que pueda ser observado y ana-
l1zado. D e ella tenemos con&tancia por
diverso s m e dios . e nlre loa cuales ac des·
tacan -al menos hasta nueatros tiem
pos- lo!' documentos contJe rvados e n los
archivos . E:llos en cierran loe antecedent~s
que quienes nos pre cedieron c.on6ide r a·
ron imporlante1 de dejar constancia para
el futuro y, por tanto, también esconden
las clave.s para comprenderle. . para in
terpretarles.
Nue stro paía no e1 una excepción a tal
regla universa_I. Por el contrario. puede
afirmarse que es un ca so que la demuc.s ·tra
feha cientemente . Tal "status .. archivísti·
co s e debe a la labor silenciosa de mu
chos especialistas. no siempre compren
didos y ayudado• por las autoridades per
tinentes, entre quienes destaca don José
Toribio Medina, Las úlcimas décadas de l
siglo pasado y las <primeras de ést e le
vieron deambu lar por l a M adre Patria y
el resto de América en busca de los im
prC$cindib l cs papelea para el conocimien
to acabado de nue1tro ser naeionaJ, sobre
todo de sus tres primeros siglos. bases de
· la R~públi ca. Al canzado el objetivo. por
medios ,ue a algunos e ac a.ndali zan . no se
cont~nto Y regaló al Estado su bibliote c a
particular, lo que definitivamente :0 co
loca _entr! .los pilarea de nuestra cultura,
aún 1nsuf1 c1entemcnte desarrollada .
Uno de los lugares comunes de qu e es
ta~os llenos Y del cual nos envanecemos
-Jun~o al •. d.e "nuestras mujeres :· y ''nues·
_tros vano~. - es el que advierte QUe so
mos un país de historiadores". Por lo
q ue te dpuede apreci&r. parecie ra q ue res
pe.cto e don José Toribio Medin a ha
primado otro lu¡ar común -(ya ve rdad
ést.e
?d- , el de que los chilenos somos un
P .. ª'ª e . muy mala memoria . Quiús si se
r1~ mc1or_ hablar de e&easa mcmo:-ia.: es mas propio de un pueblo.
------ - ~ft
~~ - . - - --~
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