Por JOSÉ AGUSTÍN PÁJARO MÁRQUEZ
El presente ensayo presenta ideas sobre la configuración organizacional de la Marina, sus desafíos para el futuro cercano y algunas líneas de continuidad y cambio que podrían definir su estructura de desarrollo para el mediano y largo plazo.
This essay describes several ideas on the organizational shaping of our Navy, its challenges for the near future and a few outlines of continuity and shifts that could define its structural development in the medium and long-term.
Regularmente, cuando se habla en el mundo militar sobre mando y control (C2), se tiende a pensar en sistemas tecnológicos de conducción y presentación de panoramas; sin embargo, C2 es mucho más que eso, abarcando doctrina, procedimientos, procesos y, al final, sistemas tecnológicos de enlace y visualización, entre otros componentes. Uno de los procedimientos que tiene decenas de años desde su incorporación es el PIM, Posición e Intención de Movimiento, por medio del cual los Comandantes informan su ubicación, en puerto o en la mar, y sus puntos de control asociados a su intención de movimiento futuro, con el propósito de dar a conocer a su mando hacia dónde se dirigen. En esa línea, este escrito desarrolla, desde lo observacional, prospectivo y no clasificado, ideas sobre la posición actual de la Marina y lo que se podría proyectar, siguiendo ciertos elementos de continuidad y cambio, respecto de su evolución futura1.
Segundo, y a diferencia de un ensayo o un artículo académico, este escrito no comienza por una tesis y el desarrollo posterior de argumentación de respaldo, sino que obedece más a una “hipótesis”, entendida como una postura o explicación provisoria mientras no sea contrastada con evidencias o argumentación lógica. Por lo anterior, este artículo invita al debate o complementación de ideas que pudiesen aportar a la conceptualización que se intenta desarrollar a través del foro de la Revista de Marina o directamente al email que se disponibiliza en este medio.
Tercero, y sin entrar en las múltiples acepciones del empleo del concepto de “estrategia marítima”, este escrito ensaya sobre la praxis, o práctica institucional, desde la cual es posible obtener una visión más realista, que un documento declarativo, sobre la estrategia formal y tácita que define su ethos, accionar, limitaciones y capacidades.
Posición actual
La Marina…
Mantiene, desde su fundación, una estructura integrada entre su accionar naval o militar y marítimo. Esta fusión es, esencialmente, fuente de eficiencia, eficacia, robustez, sentido organizacional y estatura. Eficiencia porque contiene una estructura de base única que otorga servicios y dirección a los dos ámbitos de acción, desde las escuelas matrices y de especialidad hasta variados servicios, centros, organizaciones logísticas, directivas y técnicas necesarias para sostener las diversas unidades operativas y a sus dotaciones. Eficacia dado que ambas flotas – naval y marítima –, además de otros mandos operativos, tienen la capacidad, y así está considerado en el entrenamiento y planificación de conflicto, para su empleo en los distintos ámbitos de las áreas de misión de la defensa, generando una mayor base de fuerza, cantidad de medios que intrínsicamente es calidad en sí misma. Robustez porque los sistemas se apoyan mutuamente ante la falta de alguno. Sentido organizacional porque centraliza gran parte de las actividades del Estado en el mar, evitando o minimizando sesgos en la necesaria visión integral entre lo naval y marítimo. La estatura organizacional a nivel Estado es auto explicativa.
Cuenta desde hace años con un sistema de control interno robusto, en permanente observancia del entorno, en evolución y con un foco eminentemente preventivo. Esta cualidad ha permitido mantener a la institución con altos niveles de legitimidad social, cooperando en paralelo a la cohesión interna mediante el ejemplo.
Por la forma de operar de los buques y su desconexión comunicacional con sus mandos en tierra, más durante su historia que en el día de hoy, fomenta la ejecución descentralizada y distribuye la responsabilidad, formando líderes que, en cualquier lugar del planeta, deben decidir y hacerse responsables de sus dotaciones, su unidad y de su misión bajo el marco conceptual denominado mission command, lo cual permite formar, y seleccionar para desafíos más demandantes, a líderes empoderados, autónomos y con criterio.
Posee una estructura de personal, en un gran porcentaje y como la mayoría de las Fuerzas Armadas del mundo, formado en sus escuelas matrices desde su incipiente adultez, capital humano que es sometido a una serie de capas de instrucción, educación, capacitación y entrenamiento durante su carrera en un formato de educación continua, regularmente entregada en la medida que se requiere la competencia profesional. Esta base de personal es apoyada por profesionales formados en el mundo civil o por servidores llamados al servicio posterior a su retiro, quienes dan soporte de conocimientos, experiencia, continuidad y profundidad desde organizaciones técnicas y directivas a quienes siguen la carrera activa, permitiendo dar movilidad de destinaciones y perspectiva profesional a estos últimos.
Tiene un poder naval balanceado y homogéneo, basado en unidades adquiridas nuevas y otras usadas de oportunidad, situación determinada por la limitación de recursos financieros para la adquisición y sostenimiento del material necesario para dar cobertura de Estado en el mar y que ha buscado la situación más costo-efectiva para el cumplimiento de los objetivos de la defensa en su ámbito. Su desarrollo de fuerza en los últimos decenios ha seguido en la práctica una orientación de mantención de cantidades con incrementalismo tecnológico, basado en cuerpos legales, uno derogado y otro vigente, que permitieron tener un nivel razonable de predictibilidad de flujos de caja para la planificación del desarrollo y mantenimiento, desvinculando estos recursos, a excepción de algunos aspectos, de la situación coyuntural del país, minimizando, por su diseño, las disputas por este tipo de presupuesto entre instituciones armadas, tal como sucede en otras realidades. Independiente de las restricciones presupuestarias, que tanto desde marinas grandes a pequeñas expresan sufrir, la flota institucional, comparada con realidades similares, es una muestra de una eficiencia razonable en la conversión de recursos financieros en tamaño, capacidades y tiempo en la mar.
El poder naval institucional ha tomado en las últimas décadas una orientación doctrinaria y de entrenamiento táctico basado en las marinas de la OTAN y, específicamente, en la escuela británica dada ciertas contingencias históricas, pero principalmente por el desempeño a través de la historia en la dimensión naval y marítima de una nación intrínsicamente ligada y dependiente del mar. Por otro lado, la flota es capaz de operar en un extenso litoral, en el territorio antártico nacional y con cierta regularidad en el extranjero, a miles de millas de distancia de la patria, demostrando su capacidad oceánica y la relativa robustez del alistamiento de sus buques y dotaciones.
En línea con lo expresado en el párrafo anterior, cuenta con un astillero que es capaz de construir, mantener, alistar e incorporar nuevas capacidades para la flota cuando se ha necesitado, siendo especialmente destacable su capacidad para abordar la mantención de una importante diversidad de equipos y sistemas provenientes de variadas partes del mundo. Lo estratégico de este astillero se sustenta en su completa disponibilidad y capacidad para alistar la flota ante una contingencia internacional y para recuperar daños de combate que pueda sufrir en una crisis o conflicto armado, con una centralidad relevante en los sistemas de armas y sensores dada la existencia de mercado local para algunos aspectos del mantenimiento de flota.
Dada la diversidad de rubros productivos de la Marina, y su necesidad imperiosa de integrarlos para dar sentido, coherencia, eficacia y distribuir de mejor forma los siempre limitados recursos de todo tipo, la Armada cuenta con una gobernanza corporativa que lleva varias décadas desde su instauración. Todo lo anterior, dirigido por el mismo capital humano activo, el cual es capacitado a lo largo de su carrera para diversas funciones operativas, administrativas y directivas.
En la línea del párrafo precedente, cuenta con un sistema de planificación descentralizado, alojando en diversas organizaciones, principalmente a cargo de miembros del alto mando institucional, al capital humano que planifica, dirige y controla diversos procesos operativos y de sostenimiento. Estas organizaciones se transforman, para decirlo de cierta forma, en “silos” directivos, los cuales son integrados entre ellos por la iniciativa humana, por sus respectivos departamentos de planificación y por el sistema de gobernanza institucional. En el mismo contexto de la planificación, es destacable la capacidad sistémica para improvisar ante nuevas situaciones no previstas, o intelectualmente denegadas previamente; “plans are worthless, but planning is everything” es una cita atribuida al Presidente Dwight Eisenhower cuando era el Comandante Supremo de las fuerzas aliadas expedicionarias en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, haciendo alusión a que, si bien los planes quedan obsoletos en el momento de su aplicación, la capacidad de planificar rápidamente y con un grado de certitud razonable es esencial para el éxito de una misión.
Cuenta con una dimensión de su accionar marítimo muy desarrollado, respetado y de amplio alcance, fuente de legitimidad social importante y con despliegue territorial desde Arica a la Antártica y en la profundidad del Pacífico en Rapa Nui. Esta dimensión tiene una vinculación relevante con actores sociales, económicos y de una variedad importante de organizaciones del Estado, manteniendo una actividad marítima y de seguridad de la vida humana en el mar que no es fuente de mayores problemas de funcionamiento para el gobernante, operando como “regulador” y “fiscalizador” de gran parte de la actividad nacional en su borde costero y en las aguas de jurisdicción nacional, en extensiones mucho más grandes que la porción continental del país, condición que es muestra de confianza del Estado a su Armada.
En síntesis, la Armada de Chile es una institución orgullosa de su historia, silente y observante del entorno, focalizada en mejorar su accionar porque tiene consciencia de su relevancia en momentos críticos del quehacer nacional, tal como lo han sido, durante los últimos años, una serie de dramáticos acontecimientos que costaron irreemplazables vidas y conllevaron sufrimientos a sus compatriotas. Consciente de su relevancia en el presente y en el futuro de la nación, dado que Chile es un país que, aunque pueda no internalizarlo como parte de su conciencia marítima, depende vitalmente del mar; la grave pandemia que el mundo experimentó y sufrió hace un poco tiempo es muestra de la relevancia del comercio marítimo y su protección asociada. En este sentido, las organizaciones estatales justifican su existencia por su necesidad en el hoy y mañana del país, pero no en su pasado aún cuando este pueda ser fuente de orgullo, aprendizaje y ethos; en este sentido, existen fundamentos tangibles de la necesidad de una Marina de Guerra para el Chile del futuro.
Desafíos del presente y futuro próximo
Definiendo un desafío estratégico como un asunto existente, o de probable materialización futura, que ejerce una influencia relevante en la probabilidad de éxito misional de una organización, podrían configurarse tres tipos: a) de reacción (DR), ante riesgos y amenazas existentes, b) de anticipación (DA) a potenciales riesgos y amenazas futuros y c) de fortalecimiento (DF) por medio de la robustez y el crecimiento. Ahora bien, entendiendo la característica no clasificada de este escrito, se describirán algunos desafíos relevantes que están experimentando organizaciones militares a través del mundo y algunos basados en ciertas particularidades de la situación política, económica y social de Chile que son de conocimiento público.
DR-1. En lo puramente naval y marítimo, la inestabilidad de los océanos forzará a la acción frente a amenazas diferentes a las puramente militares que dominaron el siglo pasado. En este sentido, la historia demuestra que las denominadas “nuevas amenazas” no son particularmente nuevas y corresponden a aquellas a las que tradicionalmente la Armada ha respondido desde su creación; además de la militar, la explotación de los recursos propios por terceros, el tráfico ilícito por el dominio marítimo, la interrupción de sus comunicaciones, ya sean físicas o digitales, y en general cualquier situación que afecte al buen uso del mar, asunto fundacional encargado por el Estado, sin mayor apoyo de otras organizaciones, a la Armada de Chile.
DR-2. El empleo de Fuerzas Armadas en operaciones distintas a su “core” podría estar conduciendo a cierta desnaturalización de la función militar, generando la creación de percepciones internas, especialmente en personal joven, y extrainstitucionales, sobre ciertas funciones excepcionales previstas en el ordenamiento constitucional y jurídico para lo cual los Estados cuentan con diferentes organizaciones con capacidades orgánicas y sobre las cuales asignan recursos.
“Quien domina el mar, domina el comercio, quien domina el comercio del mundo, domina las riquezas del mundo y, en consecuencia, el mundo mismo”.
Sir Walter Raleigh
DR-3. La tasa de natalidad, especialmente en el mundo occidental, ha disminuido progresivamente por bajo de la tasa de reposición (2.1 hijos por cada hombre y mujer adulto habitante de un país). En el caso de Chile, las cifras provisionales del Instituto Nacional de Estadísticas para el 2023 (INE, 2024) indican una nueva baja interanual con un 9,1% de nacidos vivos menos que el año 2022, con una tasa de natalidad provisoria de 1,3 hijos por pareja adulta. Esta realidad, además del cuantioso impacto económico y social que conlleva, está introduciendo presiones, y lo debiese hacer con más fuerza a futuro, sobre la capacidad para reclutar y retener capital humano por la mayor necesidad y competencia con el mercado laboral, impactando en la fuerza efectiva y en los criterios de selección exigidos a los nuevos entrantes.
DR-4: El deterioro persistente que ha tenido la tasa de crecimiento potencial estimada para el país, hoy en el orden del 2%, impactará en los presupuestos de defensa y consecuentemente en el alistamiento de capacidades y en la retención de las dotaciones. Como una muestra del impacto en los miembros de la institución y sus familias, e independiente de lo coyuntural que pueda sonar, el último Informe de Política Monetaria (IPoM), de marzo del 2024, muestra un deterioro significativo en las tasas de mora en créditos de consumo y comerciales por sobre sus ratios de los últimos diez años (Chile, 2024, págs. 20-21).
DR-5: La crisis regional de migración ilegal y seguridad ha abierto la discusión y movido a la acción a los Estados y sus sociedades para buscar soluciones a potenciales disfuncionalidades de planificación, organizativas y de acción de algunos países, especialmente de las organizaciones responsables de abordar integralmente ese problema. En este sentido, la muralla divisoria entre la seguridad y la defensa nacional, claramente definida y marcada por la política después del término de los gobiernos militares en la región, está ahora en discusión en varios países y, en otros, como el caso de Ecuador, en un complejo proceso de intervención. Este asunto podría ampliar en el corto o mediano plazo el foco de acción de las Fuerzas Armadas en algunos países de Latinoamérica.
DA-1: La incorporación de tecnologías no convencionales por parte de actores estatales y no estatales, desde los ciberataques hasta los vehículos no tripulados con empleo militar, han ampliado el rango de amenazas a la defensa nacional. En este sentido, conflictos armados en desarrollo están dejando importantes lecciones y probablemente está en desarrollo una revolución de los asuntos militares (RMA por sus siglas en inglés), o también conocido como un cambio en el carácter de los conflictos, donde la incorporación de nuevas capacidades está llevando a la revisión de variados asuntos en las Fuerzas Armadas del mundo. La particularidad de esta revolución, a diferencia de varias otras como lo fue la incorporación de los aviones, tanques, submarinos, portaaviones y armas nucleares, por nombrar algunos, es que en esta oportunidad existe acceso de esta tecnología a bajo costo para actores estatales y no estatales, disminuyendo las brechas de acceso de distinto tipo a capacidades militares. Tal como lo expresa Rafael Loss con respecto a la guerra entre Rusia y Ucrania: “… La industria europea de Defensa está muy fragmentada y orientada a sostener Ejércitos europeos ‘bonsái’, equipados con sistemas de armas boutique muy capaces, pero también muy caros. La guerra de Rusia contra Ucrania demuestra que la calidad no puede compensar la cantidad, que se necesita tanto calidad como cantidad…” (La Tercera, 2024).
DA-2: En los próximos años y décadas, las armadas del continente enfrentarán el desafío de la renovación de sus longevas flotas navales y marítimas. En el caso particular de la Armada de Chile, la institucionalidad vigente, en la praxis financiera, no recoge la realidad que la Marina tiene integrada, con una serie de beneficios y eficiencias señaladas precedentemente, dos principales componentes de capacidades que, en otros Estados como Argentina y Estados Unidos, corresponden a dos organizaciones distintas, una Armada y un Servicio de Guardacostas, con sus respectivos presupuestos de sostenimiento, operación e inversiones.
DA-3: Los cambios educacionales, culturales, de personalidad y sentido de vida de los postulantes y miembros jóvenes de las Fuerzas Armadas están afectando, e impactarán con mayor fuerza en el futuro, en la capacidad para reclutar, seleccionar, formar, retener, entrenar y liderar a las dotaciones de la Marina del mañana.
DF-1: Para quienes conocen a fondo la historia institucional, abundante en aportes altamente positivos para la nación, han existido algunos momentos de su trayectoria donde su cohesión interna no fue la esperada en momentos álgidos para el país. Los crudos momentos nacionales acaecidos el año 2019, y los años de despliegue institucional masivo durante la pandemia del COVID, podrían autoevaluarse como positivos en términos de espíritu de cuerpo organizacional para enfrentar un alto grado de actividad en actividades distintas al foco de la defensa nacional. Sin embargo, este trabajo es permanente y debe ser guía de todos los que ocupan posiciones de mando y jerarquía.
DF-2: Tal como intuitivamente es proyectable, a más años de una organización es muy probable que ella genere una sobre extensión de unidades directivas y de apoyo, además de carga burocrática creciente para definir su funcionamiento. Sin embargo, en un sistema organizacional descentralizado no es difícil que se genere un cierto crecimiento inorgánico de normativa y una sobrecarga administrativa sobre quienes operan, trasladando un exceso de responsabilidades sobre los mandos operativos, quienes conforman a una porción porcentual baja con respecto a la fuerza efectiva total, haciéndolos perder su foco central.
Potenciales líneas de desarrollo para la Marina del futuro
Como lo sustenta una gran cantidad de evidencia (Collaborative, 2023), el ejercicio de la prospectiva de largo plazo para evaluar un asunto complejo, tal como el potencial desarrollo organizacional de una institución de Estado, no tiene a la fecha una metodología que permita contar con estimaciones relativamente certeras. Sin embargo, existen ciertos elementos de continuidad y cambio que podrían dar ciertas luces para proyectar lineamientos para el futuro.
En lo referido a elementos de continuidad, Chile mantendrá: a) la misma y complicada configuración geoestratégica, condición desafiante para su defensa nacional dadas sus extensas fronteras terrestres y marítimas, su desmembramiento insular en sus regiones del Sur y por su prácticamente nula profundidad estratégica Este-Weste, b) su necesidad de contar con capacidades de Estado distribuidas en un extenso borde costero, frente a un desafiante Océano Pacífico y mares australes, y c) su dependencia vital de acceso al mar como fuente de prosperidad, conectividad y seguridad.
En la línea de los elementos de cambio, el país debiese evolucionar o involucionar hacia: a) una fuerza de trabajo nacional menor que podría ser complementada con migración selectiva, b) una base cultural y educacional distinta a la actual, c) una concepción más transversal e integrada de la seguridad y defensa nacional, d) un amplio desarrollo tecnológico en ámbitos que permitirán o forzarán a reemplazar en lo laboral a personas por máquinas y e) una historia fundacional que será cada vez más lejana para los ciudadanos como fuente de legitimidad existencial para ciertas organizaciones.
En base a los elementos mencionados, y a los desafíos antes descritos, es posible proyectar una Marina del futuro sustentada en los siguientes aspectos: a) con capacidades para operar oceánicamente y en el territorio antártico nacional, b) con un capital humano capacitado y flexible en la adopción de nuevas tecnologías militares y civiles, c) con algo menos de dotación en servicio activo pero sostenida con nuevos instrumentos tecnológicos de apoyo, d) con una capacidad de adaptación y agilidad organizacional bien desarrollada tal como lo ha demostrado a lo largo de su historia, e) con un sistema educacional adaptado a generar un “marino esperado” considerando las diferentes condiciones de entrada de sus postulantes en lo referido principalmente a su capital cultural, educación de base, personalidad, resiliencia y sentido de vida, y f) con una mayor eficiencia para transformar recursos, de distinto tipo, en capacidades militares.
Bibliografía
Muy interesante y valioso; no es fácil expresar un esfuerzo prospectivo. Felicitaciones
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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