Revista de Marina
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  • Fecha de publicación: 30/04/2018. Visto 1088 veces.
En este trabajo se describe el accionar de la Dirección de Educación de la Armada para responder satisfactoriamente a los desafíos que implica la formación del profesional de la guerra en el mar en el siglo XXI.

La Armada de Chile es portadora de una vasta tradición señera que, desde los albores de la independencia, ha contribuido en forma relevante a la identidad y al desarrollo nacional. Su misión primigenia de ganar la guerra en la mar impone a sus miembros poseer una capacidad experta para conducir y ejecutar operaciones navales, basándose en saber operar y mantener sistemas de armas y de ingeniería (recursos tangibles e intangibles) bajo un ethos naval único y distintivo, forjado por 200 años de historia y sobre el cual se fundamenta la eficacia de la institución, con sus valores, principios, creencias, legado histórico, estilo, costumbres y expectativas.

Por sobre cualquier otra consideración, las capacidades profesionales del personal inherentes a esa área de misión -razón de ser de la existencia de la Armada— demandan del marino poseer valores, conocimientos, actitudes, habilidades y preparación tanto militar como operativa; en suma, competencias para ser eficientes y eficaces en el ambiente de combate. Es desde el escenario de guerra de donde se derivan —y se han derivado— las competencias fundamentales del ser marino de guerra, las que, en principio, serían suficientes para satisfacer desempeños del personal en el resto de las áreas de misión encomendadas por el Estado de Chile a la institución.

Esta exigencia ha sido uno de los principales motores del quehacer del sistema educacional institucional. En efecto, la historia da cuenta que desde comienzos del siglo XIX se han incorporado diversos enfoques educacionales, métodos, modelos y procesos principalmente referidos al aprendizaje y a la enseñanza, con la finalidad de responder adecuadamente a los desafíos que conlleva preparar al personal para operar en las nuevas y complejas formas de la guerra, surgidos en virtud de los mismos cambios del mundo, particularmente, de aquellos que generó la revolución industrial, las dos guerras mundiales y las nuevas generaciones de conflictos y escenarios bélicos, sumados a las transformaciones de los paradigmas políticos y las características propias de los nuevos contextos sociales, culturales, religiosos y valóricos; todo ello con coherencia al ritmo que impone la ciencia y la tecnología.

Bajo esta lógica, la Armada, a través de la Dirección de Educación, ha ido explorando e implementando modelos educacionales con un marcado carácter técnico, que posibiliten el logro de conocimientos relacionados con el desempeño del personal como especialista a bordo de las unidades de combate. Desde esta perspectiva, la formación del marino se ha centrado mayoritariamente para la obtención de conocimientos específicos, bajo una suerte de enfoque de especialistas y, en menor grado, desde un enfoque educativo más humanista, comprensivo, holístico e integral o dicho de otra forma, más generalista, el cual, dadas las actuales necesidades, permita a través del desarrollo de la capacidad del pensamiento autónomo, comprender un entorno incierto en el cual se utilizan las competencias profesionales. Entonces surge la interrogante: ¿cuál es la proporción ideal de ambos enfoques en la formación del profesional de la guerra en el mar o, en último término, del marino?

Pues bien, la lectura inicial de nuestra historia institucional indica que el proceso educativo llevado a cabo bajo el enfoque de especialistas ha obtenido, en general, buenos resultados, validándose esta tesis a partir de la evidencia de acertados desempeños de marinos en situaciones de mayor demanda humana, como la guerra, la crisis o los hechos de apoyo a la civilidad durante catástrofes naturales, en contribución al cumplimiento de la misión. El modelo educativo empleado en esta etapa, por tanto, fue sometido a pruebas extremas, logrando satisfacer el requerimiento institucional.

La demanda cognitiva y la forja de valores

Sin perjuicio de estos buenos resultados, el análisis de informes y estudios académicos, efectuados por escuelas y academias de la Armada entre 1950 y los primeros años del siglo XXI, expresan la necesidad de mejorar en los alumnos el desarrollo de los procesos mentales superiores que permitan comprender, relacionar, analizar y desenvolverse en distintos ámbitos sociales y/o escenarios. Entre los aspectos educacionales de mayor impacto, observados por estas casas de estudio, destacan: la necesidad de fortalecer la inquietud intelectual, la creación, la curiosidad intelectual, el espíritu de investigación, el autoaprendizaje, el pensamiento crítico, el razonamiento lógico e incluso filosófico, la capacidad de transferir la teoría a la práctica en distintas situaciones (contextualización), la inferencia, el análisis, la comprensión lectora, la expresión escrita, la comunicación eficaz, la responsabilidad como valor, la representación o modelamiento, la resolución de problemas y el conocimiento humanista.

La conclusión de ese análisis consolidado apunta a establecer que, más allá de los diversos cambios y modelos educacionales implementados por la Armada durante estos cinco decenios, la constante ha sido una sola y se focaliza en la demanda cognitiva, o la capacidad de poder transferir los conocimientos y aprendizajes adquiridos en la formación matriz a las etapas posteriores de educación y estas, a su vez, al desempeño profesional embarcado o en tierra, es decir, el aprendizaje a largo plazo. En adición, el análisis también pone una alarma en la necesidad de fortalecer actitudes académicas, tales como la curiosidad y la motivación intelectual, las que actúan como impulsores netos para lograr comprensiones y  aprendizajes de mayor profundidad, duraderos y contextualizados al futuro desempeño profesional. Nótese que, en general, la educación de esas décadas se trataba de una enseñanza orientada a transferir contenidos o información más que a construir conocimientos desde una óptica educativa más actual. La necesidad de un mejor desarrollo cognitivo (o de los procesos mentales superiores) y de las habilidades/actitudes intelectuales, sociales, comunicativas, entre otras, en lo que hoy se interpreta como competencia (cognitiva, metacognitiva, comunicativa, social, afectiva) es una demanda que ha estado siempre presente.

Con respecto a la forja de los valores, el modelo conductual de la formación matriz ha sido un instrumento muy potente en el desarrollo de la conducta militar – naval que requiere la institución. Ello fundamentalmente a través de la repetición y exigencia de hábitos guiados más por la tradición y el estilo naval que desde una plataforma técnicopedagógica brindada por un modelo educativo.

El carácter del siglo XXI y su impacto en la educación en la Armada

Sin embargo, a contar de la primera década del siglo XXI ya comienza a ser sensible en la sociedad el fenómeno de la globalización y el vertiginoso desarrollo tecnológico en los sistemas de información. Este cambio produce una mayor disponibilidad, volumen y masificación de información, y con ello, la posibilidad de poder crear más conocimiento y renovarlo en forma prácticamente exponencial. En la actualidad, se estima que la duplicidad del conocimiento (al menos el científico) para el año 2020 será cada tres meses. Esta variable es clave, pues irremediablemente tiene un efecto relevante en la actividad humana y la Marina no está ajena a esta realidad. En efecto, por un lado, la existencia de una cantidad mayor de conocimiento y su correspondiente renovación trae aparejada que la obsolescencia del mismo ocurra en tiempos cada vez más breves, afectando a la función laboral, sobre todo en las organizaciones que dependen, en gran medida, de la  especialización de sus miembros (enfoque de especialistas), o en donde la componente del desarrollo del especialista es bastante mayor a la del generalista (o del enfoque de generalistas), como es en el caso de la Armada.

Un ejemplo de lo anterior constituye el hecho de que, en la actualidad, los sistemas están en un constante aggiornamento de sus componentes, incluso surgen sistemas completos nuevos antes de que el anterior finalice su ciclo de vida. Esto, a su vez, supone el replanteamiento de formas y procedimientos operativos a partir de los cambios sistémicos que se generan. Por otro lado, la actualización constante del conocimiento y la mayor disponibilidad, volumen y masividad de la información a través de las redes sociales imponen una mayor necesidad de procesar la información; generando, además, más y mayores creencias con su correspondiente defensa, nuevos rasgos de los jóvenes, diversidad en la comprensión del entorno, legitimación rápida de las ideas de masa, surgimiento de nuevos valores sociales, masificación del relativismo y comportamientos sociales complejos, entre otros aspectos.

Por tanto, la nueva realidad sugiere que, para  que el servidor de la Armada sea eficiente y eficaz en su puesto operativo o cargo administrativo, requerirá de una mayor  capacidad de adaptación al nuevo conocimiento, de una comprensión profunda de los procesos y de tener una capacidad humana para responder satisfactoriamente en varios escenarios a la vez, casi en tiempo real. Ello será posible en la medida en que la educación institucional contenga, en su modelo de formación, un mayor énfasis del enfoque de generalistas, de lo experimentado en el pasado, junto con el  enfoque de especialistas en una proporcionalidad equilibrada. En materia valórica, se estima que, para enfrentar y responder a los desafíos de los cambios sociales y culturales del nuevo milenio, será necesario conciliar aquellos valores que pueden tener una menor prioridad de desarrollo en la ejecución del proceso educacional en la Armada con otros necesarios de adoptar como requerimientos de vinculación con el medio, y los que son obligatorios de conservar y fortalecer a ultranza, pues, sobre estos últimos, se fundamenta el ethos, el sentido común y la existencia de la Armada.

El desafío y la apuesta educacional

La necesaria migración desde un modelo tradicional de educación (centrado en el profesor y en la enseñanza frontal, en la entrega y transferencia de información o contenidos) hacia uno orientado a competencias (integración de conocimientos, capacidades, habilidades, valores, actitudes; centrado en el alumno y en el aprendizaje) supone no solo encontrar una arquitectura educacional que forme lo práctico y conceptual (enfoque de especialistas), sino que también sume a ello, lo  actitudinal y la comprensión holística (enfoque de generalistas), logrando así reflejar con mayor claridad en el proceso educacional el entorno laboral de desempeño. Se pretende entonces desarrollar habilidades necesarias tanto para operar y  mantener sistemas de alta complejidad tecnológica, como para interactuar y reaccionar en condiciones inciertas y en diversos escenarios.

Esto representa, en consecuencia, el gran desafío en la educación de las tripulaciones de oficiales y gente de mar del nuevo siglo: formar al personal idóneo que operará las unidades de las próximas décadas impone avizorar las características del marino del siglo XXI para que, efectivamente, sea capaz de tomar decisiones en escenarios diversos y en el marco de un mundo cambiante, manejar y transmitir información compleja, ser parte activa de la gestión del conocimiento, liderar profesional y éticamente a sus hombres y mujeres más allá de la relatividad, utilizar un pensamiento crítico y reflexivo y desempeñarse exitosamente en equipos multidisciplinarios. Del mismo modo, tener la capacidad de adaptarse al surgimiento de nuevos valores sociales y conservar aquellos que le son propios a la Armada como parte del ethos naval y sentido común, determinantes en el comportamiento del guerrero.

Como respuesta al desafío educacional presentado, el diseño estratégico de la Dirección de Educación de la Armada establece ejes de acción que vinculan diversos objetivos educacionales, los que sinérgicamente permiten alcanzar las expectativas de formación del personal en el nuevo milenio y contribuyen no solo a modernizar la educación naval, sino, además, ubicarla en una posición de vanguardia entre sus pares. En este sentido, las iniciativas y acciones concretas que se han implementado o se encuentran en desarrollo por cada eje estratégico son las siguientes:

  • Iniciativas vinculadas con los alumnos
    La generación de un plan de formación valórica institucional ,que cubre toda la carrera naval tanto para oficiales como para gente de mar, consolida y potencia la formación valórica entregada en las escuelas matrices y contribuye al ejercicio del mando y del liderazgo. El plan se estructura sobre la base de un modelo que define actividades curriculares y extracurriculares en las etapas de formación y en las de desarrollo profesional respectivamente. Del mismo modo, plantea la evaluación de los comportamientos del personal para la posterior realimentación del proceso formativo.
    El convenio celebrado con el Centro de Investigación Avanzada  en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, permitirá a nuestros grumetes desarrollar, a través de la iniciativa ARPA, Escuela de Grumetes 2017 – 2020  (Activando la Resolución de Problemas en el Aula), competencias de manejo y solución de problemas que impactarán positivamente en su formación de especialidad y general. A su vez, esta iniciativa contribuye a potenciar y actualizar metodologías orientadas al desarrollo de procesos cognitivos en los docentes de Matemáticas de la Escuela de  Grumetes.
    Las actividades destinadas a la formación de líderes pone énfasis en los alumnos e instructores, desarrollando, en forma complementaria, en la Escuela Naval la asignatura Formación Naval, que abarca contenidos teóricos y prácticos de oratoria, debate, ética, buceo y liderazgo. Asimismo, se acentúa la temática del liderazgo en el currículum de la Escuela Naval, Escuela de Grumetes y Academia Politécnica y, a su vez, en el curso de instructores para oficiales y  gente de mar que hayan sido seleccionados para desempeñarse como instructores militares, de tal forma de estandarizar las técnicas de instrucción y reforzamiento de valores, asumiendo los cambios sociales del entorno, el carácter del liderazgo, las teorías y las experiencias que existen en esta materia, y, finalmente, en el seminario de Liderazgo a los oficiales del curso de especialidad, en el curso de Mando y Liderazgo para sargento 2⁰ y en el curso de Condestable Mayor. En el mediano plazo, la formación del liderazgo en la Armada será orientada desde el Centro Naval de Liderazgo.
    La creación del sitio web de Barlovento, (www.abarlovento.cl) entrega a alumnos y docentes un apoyo en línea que proporciona los recursos lingüísticos para incrementar la capacidad de expresión escrita, comprensión lectora, comunicación eficaz y un espacio de cultura bajo la óptica de las artes liberales.
    Se destaca el apoyo que este sitio brinda para elaborar textos, como el ensayo, y la posibilidad de encontrar una biblioteca en línea seleccionada para ethos naval, historia naval, guerra y poder naval, ciencia y tecnología, cultura y vida profesional.
    El Programa de Educación Integral o PEI, orientado a oficiales, es desarrollado en conjunto con la red cultural en la Universidad del Desarrollo, brindando cursos del área de humanidades y de gestión conducentes a la obtención de diplomados en cada área y a la posibilidad de optar a un posgrado.
    La ejecución del curso de posgrado para oficiales de Magíster en Dirección Estratégica (MDE), en conjunto con la Universidad Adolfo Ibáñez, proporciona las competencias para desempeñarse en puestos y cargos de alta  responsabilidad institucional. Del mismo modo, la ejecución en la Academia de Guerra Naval del Diplomado de Alta Dirección (DAD), brinda al oficial las competencias para desempeñarse en la alta dirección de la Armada.
    El desarrollo del Curso Inicial de Estado Mayor (CIEM) para oficiales en una modalidad en línea y en conjunto con la Universidad Andrés Bello, para algunas asignaturas, permite obtener más tiempo para la etapa presencial (Curso de Estado Mayor CEM) y junto con ello, la posibilidad de fortalecer las competencias del servicio de Estado Mayor, mejor ordenamiento en la ejecución de los contenidos y mayor capacidad de reflexión.
    Transitar hacia una educación online, donde ello sea necesario, fortaleciendo las capacidades del Centro de Educación a Distancia para el Sistema de Perfeccionamiento Flexible (SPF) del personal de gente de mar, entre otros empleos, de tal forma que contribuya en forma efectiva a complementar la especialidad y, por otro lado a habilitar en  conocimientos y capacidades generales mediante una mejor cobertura y ejecución de cursos online y control desde nuevos centros de capacitación.
    La modificación del curso de Condestable Mayor que ejecuta la Academia Politécnica Naval, con el propósito de incorporar nuevas herramientas de gestión en el grado de suboficial mayor. Este curso contiene, además, un  Diplomado en Gestión de Recursos Humanos, modalidad semipresencial, impartido por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
    La reestructuración del curso de Mando a Mando y Liderazgo para sargento 2° en modalidad b-Learning (20 semanas e-Learning y 3 semanas presenciales), considera un solo curso para sargentos de línea y de los servicios que incluye, las asignaturas de Liderazgo y materias de Probidad, Ética y Moral, entre otras atinentes al perfil profesional.
  • Iniciativas vinculadas con los docentes
    La implementación de un plan de capacitación y perfeccionamiento docente 2018 – 2020, escalonado, que cubre las necesidades de actualización pedagógica de la Primera y Segunda zona naval para prácticamente la totalidad de los docentes institucionales. El plan considera la renovación del curso de capacitación pedagógica, un convenio suscrito con la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso que posibilita el desarrollo de talleres conducentes a diplomado en docencia para la educación superior y, finalmente, a través de una casa de estudios superiores, la ejecución de cursos de posgrado materializado en un Magíster en Gestión para la Educación Superior, orientado a profesores y  profesionales del área de la educación.
  • Iniciativas vinculadas con la infraestructura y medios de apoyo educacional
    Mejoramiento de las capacidades de infraestructura y medios de apoyo educacional para la implementación del currículum de formación matriz y de especialidad de gente de mar. De este modo, la construcción de nuevos pabellones de salas de clases en la Escuela de Grumetes, entrepuentes en la Académica Politécnica Naval y mejoramiento de las capacidades deportivas, como gimnasio y piscina, enmarcan los principales trabajos ejecutados y en progreso, sin perjuicio del plan de desarrollo de mejoramiento de la infraestructura y medios de apoyo (parte del plan integral de mejoramiento educacional) que considera el desarrollo de proyectos para implementar simuladores, laboratorios y talleres, mandatorios para materializar el modelo de educación orientado a competencias.
  • Iniciativas vinculadas con el modelo educacional y gestión educativa
    Implementación del proyecto del Estado de Chile MECESUP (Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior) adjudicado por la Academia Politécnica Naval. El cual está destinado a la renovación curricular de 35 especialidades  conducentes a un título técnico de nivel superior,  utilizando la herramienta del Sistema de Créditos Transferibles (SCT-CHILE), con la finalidad de homologar el sistema educacional naval con el  universitario  y tomando como base el modelo  curricular orientado a competencias del sistema educacional de la Armada.

    El compromiso asumido por la institución para otorgar la mejor educación a su personal y que sea valorada,  reconocida y que responda a los requerimientos de la sociedad, implica mantener las acreditaciones ante la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), permitiendo homologar los estándares de calidad con el resto de las instituciones de educación superior del país. En la actualidad, la Escuela Naval está acreditada por cinco años y la Escuela de Grumetes y la Academia Politécnica Naval, por cuatro años.

Reflexiones finales

El principal activo de la Armada es su capital humano y, por ello, el rol de la educación es preponderante para lograr las competencias que se requieren para ser eficientes y eficaces tanto en los escenarios de paz como en los de guerra o crisis, y, de esta forma, ser contribuyentes a la misión institucional.

El entorno actual impulsa a la educación en la Armada a seguir avanzando desde lo técnico hacia una educación o formación integral, incrementando el enfoque de generalistas en una adecuada proporción con el enfoque de especialistas, y, en esto, es fundamental el desarrollo cognitivo y de las habilidades superiores que faciliten procesar la gran cantidad de información existente para tomar decisiones o ejecutar procesos de manera oportuna, acertada, correcta, con sentido y moralmente válida.

La adopción del modelo educacional orientado a competencias como posibilitador del desarrollo de las tres áreas:  conceptual (conocimiento), actitudinal (ser, ethos) y procedimental (hacer, profesionalismo), es concordante con la  evolución que se está desarrollando en la educación superior a nivel mundial y, del mismo modo, logra aunar lo generalista con lo especialista.

Las iniciativas que se han ido desarrollando en la Armada representan el desafío de la educación para transitar desde un modelo tradicional a otro orientado a competencias y con ello, responder satisfactoriamente a la demanda profesional del nuevo milenio. Por ello, las actividades destinadas al perfeccionamiento docente, entre otras, son el sustento para el logro de una educación de excelencia.

La tarea educativa trasciende al accionar propio de la Dirección de Educación y del sistema de educación, es, por tanto, una labor que requiere de un profundo y generoso compromiso de todo el personal de la Armada; único camino que permitirá mantener en el tiempo la gestión del conocimiento institucional y las iniciativas tendientes a ser mejores marinos en el futuro. Aún queda mucho por hacer.

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