Revista de Marina
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  • Fecha de publicación: 01/06/2008. Visto 81 veces.
REVISMAR 3/2008 279 PÁGINA MARINA L a octogésima primera conme - moración del homérico combate naval de Iquique del 21 de mayo, coincidió inevitable e inexplicablemente con un devastador terremoto. El violento movimiento telúrico sorprendió a todos ese día, justo en la hora en que en la Base Naval de Talcahuano los marinos empe - zaban a levantarse y alistarse para parti - cipar en las ceremonias de celebración, desfiles, cóctel, cena y baile. En ese instante, la Fragata “ Cova - donga” navegaba entrando por la Boca Chica, frente a la isla Quiriquina. Venía a Talcahuano a urgentes reparaciones, con sus mamparos del departamento de cal - deras firmemente apuntalados y con su casco averiado e impermeabilizado con cuñas con cebo de cordero y cajones de cemento, después de sufrir una severa varada en los canales del sur. Justo a esa hora, su Comandante, Reinaldo Roepke, se afeitaba cuando sintió un fuerte golpe en el casco de su buque. ¡Ah diablos, volví a vararme!, exclamó. El Oficial encargado de los diques debía acudir de inmediato a verificar si habían sufrido daño las compuertas, las sólidas y pétreas paredes interiores y la estructura de acero de los buques. Con el suelo aún moviéndose, procedió a ves - tirse rápidamente, afirmada la espalda a la pared para no perder el equilibrio y acudir lo más pronto posible a revisar sus diques y buques en reparaciones. Ante el llamado del deber, dejó a su familia en casa y partió raudo al astillero en su vieja camioneta Austin, transfor - mada en automóvil. Apresuradamente la dejó cerca de un muro, pero oportu - namente la sacó de esa riesgosa posi - ción, salvándose así, casi por milagro, de quedar sepultada al derrumbarse la agrietada e inestable pared. Procedió a inundar el dique seco N o 2 que estaba vacío. En el dique seco N o 1 estaba el AP “Piloto Pardo” con algunas válvulas de casco en reparación y algu - nas planchas del sector de proa en pro - ceso de renovación. Procedió a ordenar que se armaran las válvulas y se cubrie - ran las partes abiertas del casco, con planchas provisoriamente apernadas, para dejarlo en condiciones de ponerlo a flote, en caso que los movimientos telú - ricos arrecieran. Era para él un espectáculo increíble y de una peligrosa atracción, observar como el nivel del mar bajaba y subía de 2 a 5 metros en cosa de minutos. En dos ocasiones el mar sobrepasó la altura de la compuerta del dique seco N o1, entrando como un torrente a su interior. Los que se encontraban allí, sin experiencia en maremotos, ignoraban el peligro que el nivel del mar continuase subiendo más y más sobrepasando sus cabezas, dejándolos atrapados y con el Carlos Quiñones López* EL TERREMOTO DEL 21 DE MAYO DE 1960 * Contraalmirante. ING.NV.M.Sc.MIT. Preclaro Colaborador, desde 1983. RM3-8.indd 279 4/6/08 09:52:31 AUTOR ARTÍCULO REVISMAR 3/2008 280 riesgo de morir ahogados, por no dispo- ner del tiempo sufi ciente para correr los 500 metros que los separaban de la zona segura más cercana.Cuando revisó el casco del AP “Piloto Pardo ” lo encontró aparente- mente bien. Sin embargo, en la inspec- ción en dique que efectuara al regreso de la Expedición a la Antártica en abril del año siguiente, constató la presen- cia de varias abolladuras regularmente espaciadas en el fondo del casco, jus- tamente donde el año anterior habían estado las camadas, que lo golpearon fuertemente el día del terremoto. Mientras él cumplía sus obligacio- nes profesionales, su esposa y sus dos hijos, se asilaban, junto a otras fami- lias, en el Fuerte Borgoña de la Infante- ría de Marina. Recordando que tenía en casa guar- dados los implementos para preparar asados a la parrilla, pensó en la conve- niencia de ir rápidamente a Talcahuano a comprar un saco de carbón, porque pre- veía que habría un corte general de gas y no habría con que cocinar. La idea fue excelente, porque solucionó además, el problema de los vecinos que no tenían dónde ni cómo preparar una olla con agua hirviendo. El día siguiente, 22 de mayo se sufrió el movimiento sísmico más fuerte conjuntamente con el maremoto más violento que registra nuestra historia, abarcando las latitudes 37˚ al 45˚ sur, des- truyendo gran parte de Puerto Saavedra, Valdivia y puertos de Chiloé. Cuarenta y cinco años después, el 2005, cuando observó por televisión el maremoto de Indonesia, tuvo la sensa- ción de revivir la tragedia del maremoto del 22 de mayo de 1960 y sopesar las funestas consecuencias que pudo origi- narle la imprudente decisión de perma- necer estático junto a la compuerta del dique secó N˚ 1, mientras las mareas subían y bajaban rápidamente. A Dios gracias, no subieron lo sufi ciente para cogerlos y llevarlos mar adentro entre fuertes corrientes y turbulentas aguas. * * * Estragos ocasionados por el terremoto del 22 de mayo de 1960. EL TERREMOTO DEL 21 DE MAYO DE 1960 Personal naval presta apoyo humanitario a los damnifi cados del sismo de mayo de 1960. RM3-8.indd 280 4/6/08 09:52:32

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