- Fecha de publicación: 01/06/2013.
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E
este mismo recinto naval, señero de la
capital marítima de la República, cuatro
años atrás, 17 salvas de cañón sellaron
el despliegue de mi Insignia de Mando, con
sus cuatro estrellas representativas del cargo
de Comandante en Jefe de la Armada.
Los símbolos propios de una transferencia del
mando entre Almirantes, tienen una profunda raíz
histórica naval; constituyendo un ritual ancestral,
los cuales son compartidos y observados por
la mayoría de las Marinas del mundo.Sin embargo, tanto para los hombres que
reciben, así como para los que entregan tan
singulares cargos, entrañan una connotación
personal tan potentemente conmovedora, que
resulta imposible abstraerse de ella por el resto
de sus vidas. Última situación, buena situación; buque
en el track – 100 yardas al punto de fondeo.
Hoy, quien les habla, no sólo hace entrega
del Mando en Jefe de la Armada de Chile, sino
que siente también la profunda emoción de vivir
su última actividad oficial de la carrera naval,
vistiendo por vez postrera el uniforme distintivo
de todas sus más íntimas vivencias humanas.
Este Almirante despide hoy su servicio
activo en la Marina, noble Institución que lo
recibiera en esta tan querida Escuela Naval,
hace poco más de 42 años.
Las cuatro estrellas de mi insignia hoy arriada,
me acompañaron –cual singular metáfora del
destino– en cada uno de los cuatro años de
intensa gestión al mando de la Marina de Chile.
Quien lo duda; fueron cuatro años intensos,
desafiantes, a veces dolorosos, pero llenos
también de logros, de avances y, por sobre
todo, repletos de momentos donde la calidad
humana y profesional de nuestro personal, me
hizo siempre sentir orgulloso de ser marino
chileno y de mandar nuestra Institución. Al asumir el cargo, mi visión del período
tenía ejes muy claros y definidos. Necesitábamos
mejorar significativa y urgentemente la
calidad de vida para el desenvolvimiento de
nuestro personal, en condiciones acordes
con la actual complejidad de sus tareas y
del elevado nivel de desarrollo intelectual y
tecnológico alcanzado para acometerlas.
Asimismo, precisábamos balancear y consolidar,
eficazmente, las capacidades estratégicas que
la modernización de la Escuadra, de la Fuerza
de Submarinos, de nuestra Infantería de Marina
y de la Aviación Naval, nos habían inducido
como potente desafío, y consecuentemente,
reajustar la logística institucional para el óptimo
sostenimiento del nuevo material, tan superior en
capacidades y rendimiento; así como también,
en su intrínseco valor y en el costo de su más
excelente preservación y alistamiento.
Por otra parte, prevalecían muy relevantes
procesos en curso, que requerían de nuestra
muy exigente atención.
Entre ellos, el desarrollo de la innovada
carrera para Oficiales y Gente de Mar; la plena
incorporación femenina al Servicio Naval; la
adaptación de nuestros procesos a la nueva
* Discurso de entrega de mando de la Comandancia en Jefe de la Armada, efectuado el día 18 de junio de 2013.
DISCURSO DE DESPEDIDA
DEL ALMIRANTE EDMUNDO
GONZÁLEZ ROBLES
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COMANDANCIA EN JEFE
orgánica del Ministerio de Defensa Nacional;
la implementación institucional de las atinentes
disposiciones de las leyes de transparencia, y la
necesidad de repotenciar nuestras capacidades,
como Autoridad Marítima Nacional, ante el
crecimiento y desarrollo exponencial de los
Intereses Marítimos del país.
Cuatro años para afrontar este somero y muy
breve enunciado de desafíos, ya parecen poco
tiempo. Sin embargo, aún faltaba incorporar
la comprensión que emana de lo inesperado,
del difícil trance del hombre para entender con
humildad la fragilidad de sus propuestas, por
sofisticadas que estas sean, cuando se ven
enfrentadas al desencadenamiento de las
fuerzas inconmensurables de la naturaleza.
El cataclismo de febrero de 2010, se ensañó
devastadoramente con nuestra Institución; con
potencia sólo comparable, a la concentrada
multiplicación material de varias bombas
atómicas, como las de Hiroshima y Nagasaki.Arteramente y por sorpresa, nos atacó un
enemigo sin rostro ni bandera, infringiéndonos el
daño más grande recibido por la Marina de Chile
en sus casi 200 años de existencia institucional.
Gobernaciones Marítimas, Capitanías de Puerto,
nuestra Escuela de Grumetes y sobre todo, la
Base Naval de Talcahuano y su Astillero, debieron
soportar lacerantes estragos y atroz devastación.
Pero junto con el sobrecogedor daño
material sufrido, debimos hacer frente al embate
cuestionador respecto de la actuación del Sistema
Nacional de Alerta de Maremotos, dependiente
del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico
de la Armada (SHOA), durante los primeros
momentos de la hecatombe.
Como ya nadie lo ignora, algunas personas
entonces adscritas a ese Servicio, están
sometidas a las instancias legales y oficiales
del Estado, para la investigación y determinación
de posibles responsabilidades; siendo menester,
lógicamente, esperar su conclusión, para poder
calificarlas con la indispensable objetividad.
Sin embargo, ciertos juicios precipitados o
prejuicios sesgados, han comprometido, con
evidente ausencia de la necesaria objetividad
respecto del excepcional rigor de la emergencia
vivida, el histórico prestigio de la Armada, y
hasta pretendido, socavar el ancestral cariño
y el entrañable orgullo que nuestro pueblo,
sabiamente, le ha dispensado siempre.Este Comandante en Jefe tuvo que tomar
decisiones duras, y es así como en forma
pública, en cuanto se tuvo una visión clara
de lo que había ocurrido, a los tres días y en
televisión abierta, ante todo el país, reconoció
que se había cometido un error al levantar la
alerta de tsunami existente en forma anticipada.
El 27 de febrero del año 2010 marcó, sin
duda alguna, la gestión de mando de este
Comandante en Jefe, dentro de la historia de
la Marina.Como ya lo he manifestado, actualmente
se substancian procesos judiciales propios
de nuestro Estado de Derecho; los que obvia
e invariablemente, han contado con nuestro
irrestricto compromiso legal, ante todas las
instancias llamadas a dilucidar los hechos y
circunstancias en que se vieron implicados la
totalidad de sus actores.
Y muchos historiadores, científicos,
periodistas u otros profesionales interesados,
prosiguen –y lo harán por mucho tiempo más,
desde la especificidad de sus respectivos
quehaceres y prismas– el análisis de los factores
naturales, legales, organizacionales y por cierto
humanos, involucrados en la catástrofe.
El tiempo, que invariable y afortunadamente
induce a la real sabiduría, se encargará de
asignarle su real valor a cada incidencia, a
cada actuación, a cada declaración; desde
las más propiamente acertadas, hasta aquellas
lamentablemente desafortunadas.
Sólo me resta agregar que todo cuanto
hemos sufrido, cuanto hemos hecho, y por cierto,
todo cuanto nos hemos cuestionado como País,
como Institución y como sociedad, no tendrá
valor alguno, si en 20 o 30 años más, cuando
dada la realidad geográfica y estructurante de
nuestro País, enfrentemos una nueva catástrofe
–la que sin lugar a dudas, ha de venir– y no
tengamos las instituciones adecuadas, el
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DISCURSO DE DESPEDIDA DEL ALMIRANTE EDMUNDO GONZÁLEZ ROBLES
personal calificado, la tecnología avanzada,
la educación social y el entrenamiento de la
población necesarios para enfrentarla.
Hoy aparece como una oportunidad más
accesible el asignar partidas de recursos
–siempre escasos– para subsanar los yerros,
inadvertencias u omisiones identificados en la
experiencia reciente. Nuestro desafío como país
es, mantener esta prioridad a través del tiempo,
actualizando la posesión de la tecnología,
robusteciendo las redes y comunicaciones, y
mejorando, en fin, la capacidad de respuesta
ante un evento que sabemos que algún día
va a ocurrir, pero no el cuándo ni a quiénes
afectará con su violencia.El 27 de Febrero de 2010, así como alteró
el eje de la tierra, cambió radicalmente las
prioridades de la Armada.
La reconstrucción de nuestra principal Base
Logística en Talcahuano pasó a tener la primera
prioridad de la gestión institucional, sin por
ello descuidar ni un ápice el resto de nuestras
responsabilidades; en particular, el compromiso
jamás ignorado para con nuestros compatriotas.
Todas nuestras capacidades fueron volcadas a
contribuir para superar la emergencia, a llegar
con ayuda a los damnificados, y a iniciar los
arduos procesos de evaluación técnica de
daños, análisis de soluciones, gestión financiera
y desarrollo de los proyectos alusivos.
Hoy, ya la gran mayoría de las obras están
a la vista, y dan cuenta de la pujanza, la
capacidad técnica y de gestión de todos los
mandos involucrados en la reconstrucción.En esta apretada síntesis, no podría dejar
de destacar la visión ejemplarizadora –y
que me quedó grabada en la retina– de los
Grumetes, llegados recién unos días antes a
su Escuela, en la Isla Quiriquina, marchando
bizarramente aguerridos, pero ahora armados
de palas, escobillones y carretillas, recorriendo
las calles de Talcahuano, retirando escombros,
construyendo viviendas sociales, cumpliendo
operativos sanitarios, y en fin, levantando el
ánimo y sembrando esperanza entre nuestros
compatriotas. La voluntad de esos hombres y
mujeres, muy jóvenes, nunca pudo ser doblegada
y permanecerá por siempre en la memoria de
la ciudadanía, como ejemplo de desinterés y
olvido de sí mismos, por amor al prójimo.
Hoy, al transferir el Mando en Jefe de la
Armada, expreso mi emocionada satisfacción y
profundo agradecimiento por una tarea cumplida
sobresalientemente.Última situación, buena situación; buque
en el track – 50 yardas al punto de fondeo.
Las metas que nos propusimos para mejorar
la calidad de vida de nuestro personal, hoy
muestran significativos avances, y sobre todo,
reflejan estándares acordes con las más
legítimas expectativas. Mejoras reales en sus
espacios de habitabilidad; nuevos Centros
Recreativos e instalaciones de esparcimiento;
la figura de “personal con permanencia” en
las ciudades bases de las Zonas Navales,
distintas a aquellas de la Zona Central; como
también, nuevas Poblaciones Navales, tanto
para Oficiales como para Gente de Mar, son
sólo algunas de las metas alcanzadas con
este propósito. Hace tan solo un mes atrás, aprobamos
en el Comité de Planificación Estratégica,
la adquisición, previa licitación pública, de
una población de 100 casas nuevas para
Gente de Mar, al interior del Gran Valparaíso,
cerca de las ciudades de Villa Alemana y
Peña Blanca; inversión que en esta Región
no se hacía hace ya muchos años, pese a
su evidente demanda.Además, hemos hecho un inmenso esfuerzo
para lograr el potenciamiento y balance de las
capacidades estratégicas que nuestras fuerzas
aportan a la Defensa y a la Seguridad de la Nación.
La adquisición en Francia del LSDH “Sargento Aldea”
y la creación de la Brigada Anfibia Expedicionaria,
son una clara muestra de capacidad de acción
sobre los objetivos estratégicos señalados. El nuevo
petrolero “Araucano”, entrega real flexibilidad a
nuestra logística operativa y la complementación
del proyecto modernizador de la Aviación Naval,
dispensa aguzados ojos y oídos a las Fuerzas
en la mar.
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COMANDANCIA EN JEFE
Nuestro aporte a la Política Exterior de
Chile ha sido sustantivo. Nos incorporamos
como miembros plenos al Western Pacific
Naval Symposium, realizando un gran esfuerzo
subsidiario y complementario a la inserción
nacional en la región Asia Pacífico.
El exigente compromiso iniciado el año
1996, con la participación de la Armada de
Chile en el ejercicio naval RIMPAC, el más
potente y exigente de cuantos se ejecutan en
los océanos del mundo, culminó el año 2012,
con la designación de un equipo de Oficiales
y Personal de Gente de Mar chilenos para
comandar un Grupo de Tarea, integrado por
poderosas unidades de varias potencias de
la Cuenca del Pacífico. Hace 30 años nos
propusimos ser una Marina bilingüe y adoptar
estándares operacionales y de entrenamiento
OTAN, al nivel de los más exigentes del mundo,
y ya nos encontramos cosechando sus frutos.Somos una herramienta más de la Política
Exterior del país. A las iniciativas netamente
profesionales, se suman hoy aquellas de
desarrollo tecnológico, así como las medidas
de cooperación y confianza mutua, tales
como la Brigada Combinada Cruz del Sur y la
Patrulla Antártica Naval Combinada, ambas con
Argentina; como también, nuestra participación
en las Operaciones de Paz dispuestas por la
Organización de las Naciones Unidas.
La presencia naval que la Armada de Chile
ha desplegado por casi 200 años en los mares
del mundo, tuvo su respuesta, el año 2010, con
la magnífica Revista Naval del Bicentenario de la
República, liderada por nuestro Buque Escuela
“Esmeralda”, embajada flotante de la Patria
en todos los confines del planeta, y presidida
por el Excelentísimo señor Presidente de la
República, Don Sebastián Piñera Echenique.
En el punto de fondeo – ¡¡¡Fondo Castillo!!!
Nuestro aporte al desarrollo del país ha
sido sustantivo. En estos cuatro años, nuestros
Intereses Marítimos han crecido en importancia y
a tasas mayores que las del Producto Nacional,
demandándonos un esfuerzo extraordinario
para otorgar Servicios Marítimos de excelencia,
y por sobre todo, velar por la seguridad de
quienes usan o disfrutan del mar, los lagos y
los ríos navegables de la Patria.
Nuestros Nadadores de Rescate, han sido
una valiosa y generosa falange salvadora de
vidas. Las nuevas unidades marítimas “Defender”
y “Arcángel”, han hecho una contribución
relevante a la seguridad e imperio de la ley
en nuestro ámbito marítimo, en conjunto con
nuestras unidades aeronavales.
Asimismo, las potencialidades que aporta el
LSDH “Sargento Aldea”, no sólo se manifiestan
en la capacidad de proyección de fuerzas,
sino también, se constituye en incalculable e
insustituible medio de asistencia y amparo a
nuestros compatriotas, que viven en localidades
aisladas o de acceso exclusivo por mar. Tal es el
caso de los operativos de ayuda realizados en
las Islas Mocha, Santa María y Juan Fernández;
el Operativo Médico “Machitún Antares”, del año
2012, en Chiloé continental; y recientemente
en Puerto Natales, Porvenir y Puerto Williams,
con la desinteresada participación y abnegado
apoyo de nuestros Oficiales de la Reserva Naval.
Destaco también, el potenciamiento del
Museo Marítimo Nacional, el primero de tal
entidad y carácter que se ubica fuera de
Santiago, y que además de su decisivo aporte
a la cultura, está destinado al fomento de
la Conciencia Marítima de nuestra Patria,
estando ya incorporado al selecto programa
“Legado Bicentenario”, que patrocina el Supremo
Gobierno.
En nuestro vector defensa, hemos consolidado
las capacidades estratégicas que la Armada
aporta a la seguridad de los intereses de la
Nación. Hemos mejorado efectivamente nuestra
interoperatividad conjunta, lo que ha quedado de
manifiesto en las distintas instancias operacionales
en que hemos participado; destacando el trabajo
con la Fuerza Aérea de Chile, ante la desgracia
ocurrida a un avión Casa 212 en el archipiélago
de Juan Fernández, y cuyas pérdidas de vidas
tanto conmovieran al país.
Nos estamos preparando con aplicada
fortaleza para crear y sostener la primera Base
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DISCURSO DE DESPEDIDA DEL ALMIRANTE EDMUNDO GONZÁLEZ ROBLES
Polar Antártica Conjunta, dispuesta por Su
Excelencia el Presidente de la República, para
consolidar así nuestra gravitante presencia en
el continente helado.
Finalmente, entrego el mando con la Base
Naval de Talcahuano plenamente operativa,
reconstruida en un 80%, con su alma y su cuerpo
plenamente restablecidos, y su apariencia
sanamente rejuvenecida.Castillo, entregar hasta el paño 3 y pasar
la uno. Ahora, sólo me resta agradecer…:
Y lo hago muy sinceramente a la ex
Presidenta de la República, Sra. Michelle
Bachelet, por haber confiado, en su momento,
en mis capacidades, seleccionándome para
este cargo; a Su Excelencia el Presidente
de la República, Don Sebastián Piñera,
por haberme renovado, con permanentes
e innumerables gestos, su alta confianza
pública; a los Ministros de Defensa Nacional
con quienes me correspondiera trabajar; a los
Parlamentarios, especialmente a los integrantes
de las Comisiones de Defensa de ambas
cámaras; al Consejo de Defensa del Estado,
a la Contraloría General de la República, y a
la Fiscalía Nacional, organismos con cuyos
personeros mantuvimos múltiples y proactivas
interacciones.
Mi más sentido reconocimiento al Ejército, la
Fuerza Aérea, Carabineros de Chile y a la Policía
de Investigaciones; y a todas las instituciones
que conforman el entorno del diario quehacer
de la Marina. A todos, muchas gracias.Toldilla, pasar la seis.
Mi más sincero y profundo reconocimiento
a mi Alto Mando Naval; esto es a todos los
Almirantes y Comodoros que lo integraron; ya
que con ellos compartimos la responsabilidad
de velar por la navegación y de trazar el track
futuro de nuestra querida Institución. Muchas
gracias.
A los Suboficiales Mayores que me
acompañaron en mi período; los queridos
viejos Lobos de Mar, que entienden mejor
que nadie el valor de la tradición y del Estilo Naval de hacer las cosas. Vaya para ellos, mi
gratitud y reconocimiento por sus enseñanzas
permanentes e incondicional compañía.
A todos los demás Marinos, Soldados del Mar
y Personal Civil de la Armada; a los que cumplen
funciones en Chile y en el extranjero; en la mar,
en tierra, en el aire y en las profundidades del
océano; de Arica al Polo Sur, en Isla de Pascua,
Juan Fernández, la Antártica y San Félix; en los
Faros y Alcaldías de Mar de nuestras caletas,
lagos y rutas australes; en Chipre y en Haití; a
todos, mi emocionado afecto y mi más sincera
gratitud.
Al General de Puente: Pasar la dos, la tres,
la cuatro y la cinco.
También quiero agradecer a los marinos
en retiro; quienes desde el muelle y en otros
roles, mantienen ojo atento e identificación a
toda prueba con la navegación de nuestra
querida Institución.
Agradezco también y especialmente, a
aquellos que alguna vez no compartieron alguna
de mis decisiones, pero que supieron seguirlas,
asumiendo que mi actuación cautelaba siempre
un bien superior.
También agradezco a aquellos que habiendo
sido críticos de mi gestión, entienden el peso
de la responsabilidad de conducir a la Marina
de Chile.
Doy las gracias, asimismo, al grupo de mis
colaboradores más cercanos. Mis Oficiales
Secretarios, Ayudantes de Órdenes, la Partida
de Seguridad, Abastecimientos, Secretarias,
Escribientes, Conductores, Ordenanzas,
Mayordomos, Cocineros y Personal de los
Servicios; quienes con su leal, delicada
y silenciosa labor, permitieron traducir en
satisfacción institucional, cada acto de la
gestión de este Almirante.
A mi Generación de Graduación de la
Escuela Naval, más conocida como “La 75”;
por haberme acompañado y apoyado en los
gratos momentos de mi Carrera Naval, como
también, en los duros y difíciles. Me siento
orgulloso de pertenecer a tan noble pléyade
de Guerreros del Mar.
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COMANDANCIA EN JEFE
Finalmente, a mis hijos, nuera y yerno, por
haber comprendido y soportado el tráfago de la
diaria labor de este demandante puesto; y a mi
muy amada esposa Patricia, por su eficiente y
dedicada conducción de la Fundación “Blanca
Estela”, y por sus siempre sabios consejos,
transformadores de su amor en un bálsamo
de alivio en los más duros momentos.
Y por cierto y sobre todo a Dios y a la
Santísima Virgen María; por permitirme encontrar
en Sus Divinidades, el debido consuelo para
las preguntas sin respuesta terrenal.¡¡¡Para final a la máquina!!!
Reforzar con dos chicotes por estación; uno
y seis, además reforzar con un seno.A mi distinguido sucesor y dilecto amigo,
marino diestro en el arte de la navegación,
corresponderá conducir a nuestra Marina ya
en las puertas de su Bicentenario; dado que la
Escuela Naval, la Escuadra Nacional, el Cuerpo
de Infantería de Marina y la especialidad de
Abastecimiento, pilares sobre los cuales, el
Libertador Capitán General Don Bernardo
O`Higgins, fundó nuestra Armada, cumplen
doscientos años el 2018. Buena mar y viento
a un descuartelar, Almirante Don Enrique
Larrañaga Martin, a quien conociera, hace ya
40 años, en esta misma Escuela que diera la
partida a nuestras carreras.
Le auguro, con certeza, un desempeño
descollante, y tan solo le deseo que la suerte
no le sea esquiva; así como gran abundancia,
por lo demás muy merecida, de protección de
la Divina Providencia para su gestión y para
la Armada toda, ahora representada por su
personal carácter, espíritu e inteligencia.Es la hora de mi despedida; 17 salvas de
cañón le indicaron a este Artillero que es el
momento de Cesar el Fuego.
Me corresponde ahora a mí, quedarme en el
muelle y largar espías a mi querida Institución,
la que debe seguir navegando las aguas de la
historia, al servicio más excelente y enaltecido
de la Patria.
Las personas somos solamente
peregrinos en la singladura de su vida, y
no nos compete más que tratar de entregar
lo mejor de nosotros mismos, en el tiempo
que nos toca servirla.
Me siento en paz tras haber librado mi
batalla, sin descanso ni mezquindades, por lo
que firmemente he creído correcto y necesario
para el cumplimiento de mis deberes.
Ofrendo a la generosidad de mis
conciudadanos y al devenir de su destino,
la entrega de este Almirante que, en sus casi
43 años vistiendo el glorioso uniforme naval,
siempre estuvo orgulloso de ser un marino
chileno, que puso todo su empeño en ser:¡¡¡Un marino, valiente, honrado y amante
de su Patria!!!
Segundo Comandante, maniobra terminada,
Portalón Abierto. Este Comandante en Jefe
desembarca definitivamente a tierra. Usted
tiene el mando ahora. ¡¡¡Muchas gracias!!!
* * *
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