- Fecha de publicación: 01/06/1977.
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Comentario de Libros
'CARTA A UN REHEN "
de Antoine de Saint-Exupéry
Por
Rodrigo SERRANO Bomba!
N
M ED IO DEL florecer de
los cañones y l as bombas
-en plena Guerr a M un·
dial- la fina sensibilidad
de un piloto francés aupo
sustraerse a t an innpropia
da cir cunttnncia para extraer , de los más
íntimos rincones de au alma, el testimo·
nio generoao de una evocación sentida,
" la vez que imprescindible para su super
vivencia misma.
La ob ra de Saint·Exupéry , breve -- búsqueda incesante de
.iquellas íu etza s misteriosas que nos im·
pulsnn hacia uno u ot ro l ado, dentro del
conjunto armon1co de orientacione s vit a·
les que so n -en definitiva- laa que nos
otorgan esa "densidad" que distingue al
hombre de l anima l irracional.
Deambulando bajo el cielo artillado e.le
Europn, con la vaga angustia del maña·
na incierto y cogido -e n su aoledad
por la no stal gia infinita de sus afectos le·
janoa, Saint·Exupery hizo posible lle g ara
11 nosotros -algunos :.ños después- e:•·
ta maravillo•a inspiración que, bajo el
título de "Carta a un Rehén", nos abre
tod1t una perspectiva en el camino del
•entimiento, traduciendo en palabras lo
que siemp re imaginamos imposible de
verLalizar, en la medida que dabn cuen·
In de los afanes del alma, los que -por
eS ll1 co n s tituido s de lo suti l y lo iniuible,
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lo incorpóreo y. lo intangible-- creíamos
más bien reservado a la vivencia que al
verbo.
Sin embargo, quien sostenga que una
idea termina al ser definida por la pala·
bra, ha -necesariamente-- de mudar su
pare cer tras la lectura de este libro, al
descubrir e.n sus página s una palabra pro
vista de la particularidad singular de no
.. definir", es dec ir, de no poner límites,
sino que -por el contrario- tran3for
marse en mágica fuente de múltiples evo
caciones entrelazadas -una a otra- por
el tan humano vin culo de la aspiración
trascend ente ; de ese permanente interro·
garse del hombre acerca de su origen y
destino último, que lo convie rte en pere
grino de algún fuego, en viajero tra• la
huella de algún pozo o en nnvegante en·
vejecido en el penar hacia un faro de cu·
ya existencia abriga efímera e1peranu.
El camino de ese fuego, de ese pozo o
ese faro. es --en "Cnrla a un rehén"
la resultante de aquellos polos esenci ales
de la vida que, en prodi¡ioaa atracción,
van se ñal an do al hombre un sent ido a su
existir, e n la medida que descubre en su
horizonte vital, aquellu estre lla s deposi
tarias de sus afectos más nob!es y que son
las que le pe .rmiten aentirae viajero y no
emigrante - vale decir- motivo de an·
aiedades lejanas, de e1pe r aa impacientes .,
de recuerdos y nostal¡ias de reto rno .
Ya fijadas aquellas direcciones que -a
la distancia- imantan la vida, se nos pr e·
senta ma¡istralmente su cun lidad, en un
relato que tiene algo de sobrenatural, pe
se a estar fundado en el diario ajetreo de
una existencia común.
Quizás en eilo -precianmente- resi
da el poderoso encanto d e esta obra: en
el hecho de tomar tra scendente lo coti
diano, en el milagro de hacer poesía de
la aridez rutinatia, en el rescate dramá
tico de conceptos fundamentales perdidos
en el uso arbitrario y errático.
Este logro tnn importante, contra ria·
mente a lo que pudiera creerse, no es fru
to de artificios literarios ni de formalida·
dea exóticas, tino la lógica consecuencia
de una postura inte¡ralmcnte distinta a
la habitual que -d esde luego- atribuye
a las cosas valora ciones muy diversas, a
la vez que las rela ciona a una jerarquía
a:riológica también diferente, en la que
poloa casi irre ales construyen toda una
red de direcciones. de pendientes y de
aignot.
La irrealidad de aquellos polos de
atracción -empero- dice relación úni
camente con la intangibilidad de nuestra
aproximación a ellos, con la fascinante
su tileza del arribo, con su delicada suge
rencia, tan a menudo imperceptible.
De tal manera. penetramos un extraño
paraje de contrasentidos aparentes, en el
que coexisten la invención y la realidad,
lo mágico y lo natural, la duda y la ce r
tidumbre, lo indeterminado y lo preciso.
Atí es el acontecer del sen timiento:
con tradictorio, impredecible, desconcer
tante, irrepetible. Adjetivos todos que ca
lifican --ain embar go- una con dición
que, parando por eilos, encuentra su sen·
tido final en la simplicidad maravillosa
de un abrazo, una sonrisa o una carta a
un amigo a quien se quiere y que -en
algún instante - comienza a sernos esen
cial:
"E rtoy tan cansado de polémicas, de
exclusividades, de fanatismo s. En tu casa
puedo entrar sin vestirme con un unifor·
me, sin aometerm e a la recitación de un
Co rán , 1in renunciar a nada de mi patria
interior. Ju nto a ti no tengo ya que dis
cul p
arme. no tengo que defenderme, no
tengo que pr obar nada. Más allá de mis
palabras torpes , más allá de Jo_, razona
mientos que me pueden engañar, tú con
tide raa en mí simplemente ni hombre, tú
honras en mí al embajador de creencias ,
de cor tumbre s, de amores particulares.
Si difiero de,,ti. iejos de menoscabarle le
f!ngrandezco •
"Y o que, como todos, experimento la
nece•idad de •er reconocido, me siento
puro en ti y voy hacia ti. Tengo neccsi·
d:id de ir allí donde soy puro. Te estoy
agradecido porque me recibes tal como
coy. (Qué he de hacer con un ami¡o que
me juzga)".
"Amigo mío, tengo ne ces idad de ti
como de una cumbre donde se puede r es
pirar. Tengo necesidad de a c odarme jun
to a ti aob re la mesa de una pequeña hos
tería y brinda .r en la paz de una sonrisa
semejante al dí a".
"Si todavía combato, comba tiré un po
co por ti •• . ••.
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