- Fecha de publicación: 01/12/2014.
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Tema de Portada
RESCATE Y SALVATAJE EN EL MAR
Revista de Marina
L
a historia marítima de nuestro país
registra múltiples acontecimientos en
los mares adyacentes a nuestras costas y,
como consecuencia de ellos, se han generado
situaciones de emergencia que en muchas
oportunidades han significado la pérdida de
vidas humanas y el naufragio de buques y
embarcaciones que, junto a las respectivas
cargas transportadas, han quedado depositados
en el fondo del mar y en lugares que a veces
no se conocen con exactitud. Por otra parte, nuestro país está expuesto a
fenómenos de la naturaleza como movimientos
telúricos de diferente intensidad, erupción de
volcanes y desborde de ríos al acceder a sus
desembocaduras, entre otros, los que al registrar
epicentros en el mar o en zonas costeras, generan
fenómenos como tsunamis, inundaciones y
naufragio de embarcaciones menores y medianas
que suelen bloquear las bahías dejándolas en
condiciones de inseguridad operacional, a la
vez que causan diferentes efectos negativos
en los pueblos y ciudades costeras.
En relación a lo anterior, debe recordarse
que dentro de las funciones permanentes que
desarrolla la Armada de Chile en el contexto
del vector marítimo de la Estrategia de los Tres
Vectores, se distingue el control integral de
nuestros amplios espacios oceánicos a través de
acciones destinadas a facilitar las actividades que
se desarrollan en el ámbito acuático jurisdiccional,
las que incluyen múltiples aspectos preventivos
en relación al transporte marítimo, la seguridad
de las personas y el apoyo a la comunidad, entre
otras. En ese contexto, la salvaguarda de la vida
humana en el mar constituye un motivo de especial
preocupación que se ha traducido en una eficiente
actuación del sistema de búsqueda y rescate
marítimo, lográndose reducir progresivamente
la tasa de mortalidad por inmersión, a pesar de
haber aumentado exponencialmente en los últimos
años la cantidad de personas que trabajan en el
mar. A lo anterior se agrega el cumplimiento de
los compromisos internacionales contraídos por
el Estado de Chile, los que generan una Zona de
Responsabilidad de Búsqueda y Rescate Marítimo
que asciende a 29 500 500 kilómetros cuadrados.
(Figura Nº 1).
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La situación descrita debe enmarcarse en la
particular configuración geográfica que presenta
Chile, donde el territorio continental sudamericano
es una verdadera isla, rodeada lateralmente por
mar y cordillera, con un litoral de forma elongada
que genera inmensos espacios marítimos y con
posesiones oceánicas e intereses antárticos, a
lo que se agrega más de 3000 islas próximas al
continente, generándose casi 84 500 kilómetros
de contorno de costa.
También debe considerarse que la navegación en
la zona austral se vuelve difícil como consecuencia
de las malas condiciones climáticas y de mar
que habitualmente existen, lo que dificulta las
acciones de rescate y salvataje transformándolas
en operaciones complejas, difíciles y costosas.
El escenario descrito ha motivado a incluir en la
presente edición de Revista de Marina distintos
artículos relativos a acciones y aspectos vinculados
a Rescate y Salvataje Marítimo, los que a partir
del presente tema de portada se centran en lo
atingente a siniestros, sean navales o marítimos.
Antecedentes históricos
Desde los albores de su existencia la Armada
de Chile ha actuado brindando apoyo con
sus diferentes medios frente a los siniestros
navales o marítimos
ocurridos en la jurisdicción
nacional y en sus aguas
de responsabilidad
internacional. Sin embargo,
a partir de la década de los
años setenta comenzaron
a activarse las operaciones
de rescate y salvataje en las
que participaban, a veces
con el apoyo de elementos
externos, buzos y partidas
de salvataje pertenecientes
a las distintas Zonas
Navales. Estas acciones
permitieron obtener
experiencias y mejorar
significativamente las
técnicas y procedimientos,
aun cuando los trabajos
de buceo se desarrollaban hasta el veril de los
40 metros y la organización y entrenamiento no
era dirigida centralizadamente sino recaía en las
distintas Zonas Navales. A pesar de lo anterior,
en los años ochenta y en virtud de un esfuerzo
más individual que orgánico, se alcanzó una
capacidad de buceo profundo con mezcla de
gases hasta los 90 metros.Las principales acciones de rescate y salvataje
registradas a través de los años son el reflotamiento
del Caupolicán, en 1985; el reflotamiento de la
Motonave “Itzumi”, en 1987; el reflotamiento del
Ex ATA “Colo Colo”, en 1993; la desvarada de la LST
“Valdivia”, en 1997; la desvarada de la LM “Chipana”,
en 2002; y, las múltiples tareas ejecutadas con
posterioridad al terremoto y tsunami acaecidos el
día 27 de febrero de 2010, las que se orientaron a
recuperar los buques y artefactos navales hundidos
o varados para permitir la navegación segura
dentro de la bahía de Concepción y restablecer
las capacidades que resultaron afectadas en
Talcahuano el día de la catástrofe.
A lo anterior se agrega la búsqueda de
desaparecidos en el volcamiento de una
embarcación en el 2005 en el Lago Maihe,
donde se debió acceder robóticamente
hasta los 280 metros de profundidad; las
acciones en el Fiordo Aysén con 350 metros
de profundidad, con motivo de los efectos
nFigura Nº 1: Zonas de responsabilidad de búsqueda y rescate
marítimo.
TEMA DE PORTADA: Rescate y salvataje en el mar
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costeros del terremoto de 2007, las marejadas
y los derrumbes que ocasionaron más de
una decena de desaparecidos en el mar; y,
las operaciones de ubicación y rescate de las
víctimas y restos materiales de un avión de la
Fuerza Aérea de Chile que cayó al mar en el
archipiélago de Juan Fernández, a 57 metros
de profundidad, el año 2011.
La situación actual
En la actualidad los medios de la Armada
permiten acudir, actuar y operar en un escenario
bidimensional de rescate y salvataje, utilizando
unidades navales como el BMS “Merino”, el AP “Viel”,
PSG´s, PSH y AOG. Asimismo, para intervención
submarina, se cuenta con una capacidad limitada
para efectuar buceos asistido y autónomo,
con aire comprimido, hasta 57 y 40 metros de
profundidad (Figura Nº 2).
Por otra parte, las exigencias que han
evidenciado las últimas actuaciones en materia
de rescate y salvataje, hacen conveniente
aumentar las capacidades generales, lo
que ha llevado a visualizar la necesidad de
introducir algunas modificaciones a la orgánica
existente a través de una centralización en un
mando operativo responsable de actualizar y
estandarizar la planificación en sus diferentes
niveles de responsabilidad y órganos de
maniobra (Partidas de Salvataje, Zonas Navales,
Fuerza de Submarinos). Lo anterior también
acarrearía importantes beneficios en relación a
la estandarización y actualización de los planes
de entrenamiento, sostenimiento y formación
de especialistas.
Considerando lo anterior, la Institución ha
definido un escenario para rescate y salvataje
que en lo general considera el desarrollo de
una capacidad de buceo hasta los 100 metros
de profundidad, la posibilidad de acceder a
fondos marinos a 600 metros y el mejoramiento
del material en uso, junto a un proceso de
entrenamiento de mayor efectividad para el
personal que cumple estas funciones.
Sobre esa base, el Comando de Operaciones
Navales ha asumido la responsabilidad de
planificación y entrenamiento en relación a las
funciones que debe cumplir el Comando de Rescate
y Salvataje de la Armada (CORSA), desarrollando
un proyecto que debe proponer una nueva
estructura en cuanto a organización, composición,
equipamiento, y apoyo a las
Partidas de Salvataje.
El proyecto en desarrollo
Para obtener una mayor
información del proyecto
en desarrollo, un equipo
de Revista de Marina se
entrevistó con el Comandante
de Operaciones Navales,
Vicealmirante Jorge Cruz
Jaramillo, quien entregó
importantes antecedentes
en relación a la iniciativa, los
que fueron complementados
por otros oficiales con responsabilidades en la
ejecución del mencionado proyecto.
Al respecto se informó que el objeto de la
decisión institucional que generó el proyecto,
se centra en establecer las responsabilidades
e impartir las instrucciones específicas de
planificación, entrenamiento, sostenimiento y
capacitación del personal para el Comando de
Rescate y Salvataje. Asimismo, también se orienta
a diseñar y crear las capacidades necesarias para
enfrentar una emergencia de rescate y salvataje,
de acuerdo a los diferentes escenarios que se
determinen.
nFigura Nº 2: Capacidad actual de buceo en la Armada.
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En este contexto, el
Almirante Cruz señala que la
organización prevista busca
optimizar la preparación,
el entrenamiento y la
interrelación operativa
en acciones de rescate
y salvataje, las que
dependiendo de la situación
y escenario en que ocurran,
pueden considerar el empleo
coordinado de medios y la
participación del Comando
de Operaciones Navales;
de la Dirección General de
Territorio Marítimo y Marina
Mercante, que a través
de DIRSOMAR apoya las
acciones SAR y actúa como
Autoridad Marítima vinculada a las acciones de
ese tipo; de las Zonas Navales, con sus medios
operativos y partidas de salvataje; de la Fuerza
de Submarinos en acciones de rescate de ese
tipo de unidades; y de otras direcciones, en
lo atingente al sostenimiento del material y
capacitación de los profesionales y especialistas
requeridos, así como en el apoyo técnico relativo
al procesamiento hidrográfico, mapeos, etc.
Especial relevancia se otorga en el desarrollo del
proyecto a la capacitación integral en el rescate de
submarinos, recordando que Chile está asociado
desde el 2004 a la organización que en esta
materia se impulsó en Norfolk, Estados Unidos,
a través del “International Submarine Escape
and Rescue Liaison Office” – (ISMERLO). En ese
sentido, la intención es obtener el más alto grado
de capacitación de acuerdo al Manual de Rescate
de Submarinos Aliados, para lo cual se intenta
lograr la mayor eficiencia en la incorporación de
las capacidades estadounidenses, de manera que
frente a siniestros de esa naturaleza ocurridos
en aguas nacionales o en zonas donde Chile
cooperativamente acuda, tras la alerta y ubicación
se pueda prestar una importante colaboración
que se materializaría utilizando los elementos
de la Armada norteamericana transportados por
vía aérea. Ello evitaría la necesidad de adquirir
elementos de rescate de muy alto costo y de
utilización eventual. En relación al proyecto mismo, la identificación
de la idea centró el problema en tres áreas
específicas: los aspectos relativos a la organización,
al material y a la formación profesional. Asimismo,
se establecieron cuatro fases a desarrollar, las que
abarcaron en primer término la problemática
relativa a “Detección e Identificación”; luego, “Buceo
Profundo”; a continuación, “Plataforma de Rescate y
Salvataje”; y, finalmente, “Rescate de Submarinos”.
Aprobada la identificación de la idea se dio
inicio al desarrollo del proyecto, estableciéndose
como objetivo: “Desarrollar la capacidad para
ejecutar la búsqueda, rescate y salvataje marítimo,
en el área de responsabilidad nacional, llegando
hasta 100 metros con buzos especializados y 500
metros con equipos submarinos de tecnología
avanzada, de acuerdo a los avances mundiales en
la materia, que permitan enfrentar los escenarios
de rescate y salvataje definidos por la Armada
de Chile.”
Organización de Rescate y Salvataje
Analizados los aspectos relativos a la
organización del Rescate y Salvataje en la
Institución, el proyecto estableció que si bien
actualmente existen diferentes fortalezas, se
aprecia como una debilidad importante el hecho
de que no exista una autoridad rectora en lo
TEMA DE PORTADA: Rescate y salvataje en el mar
nRescate de la tripulación del “Ocean Breeze” varado frente a la
costa de Llolleo, 16 de agosto de 2012.
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normativo operacional. En virtud de lo anterior
y como una forma de mantener las fortalezas y
superar las debilidades existentes, se reformularon
los criterios en relación a la organización. Los nuevos criterios establecidos consideran
que la planificación y normalización del
entrenamiento debe ser centralizado. En este
sentido, la planificación anual y la supervisión
del entrenamiento del rescate y salvataje
institucional estan bajo la administración y
liderazgo del Comando de
Operaciones Navales. Por
otro lado, la operación debe
seguir siendo descentralizada,
es decir, la ejecución de las
tareas y actividades continuarán
bajo la responsabilidad de las
respectivas Zonas Navales,
manteniendo el mando sobre
las Partidas de Salvataje.
Como una forma de
optimización de medios, se
establece la reclasificación de las
Partidas de Salvataje considerando
niveles, zona naval de pertenencia,
técnica de buceo principal y secundaria,
medio de respiración y profundidad de
trabajo. (Figura Nº 3).
En la Figura Nº 4 se grafica la distribución
de las partidas de salvataje.
Por su parte, la orgánica operativa zonal
de un Comando de Rescate y Salvataje
considera un grupo técnico, asesores,
un comandante de escena y los grupos
salvataje, logístico, buques de apoyo y
salvataje, enlace y unidad siniestrada.
La organización y enlaces se grafica en
la Figura Nº 5.
Complementariamente, el proyecto
también establece las directrices y
enlaces correspondientes para actuar
en operaciones de rescate y salvataje en
el área SAR de responsabilidad nacional
y en los aspectos relativos al rescate
de submarinos en aguas nacionales e
internacionales.
Material
En relación al material, los esfuerzos se orientaron
a determinar los elementos técnicos de sumersión
que deberían adquirirse, analizándose múltiples
alternativas disponibles en el mercado mundial.
Los criterios comparativos de selección estuvieron
compuestos por el parámetro de seguridad y sus
distintos componentes, al igual que los parámetros
de maniobrabilidad, equipo personal y limitación
en tiempo de trabajo.
nFigura Nº 3: Clasificación partidas de salvataje.
nFigura Nº 4: Distribución de las partidas de salvataje.
REVISMAR 6 /2014 531
Una vez obtenidos los resultados correspondientes
se contrastaron con los costos de implementación
a través de una matriz de costo-beneficio. Ello
permitió que, luego de ponderarse los costos de
implementación de cada técnica de sumersión
preseleccionada, del entrenamiento, de la
capacitación y del mantenimiento requerido en
un período de diez años, pudiera seleccionarse
y recomendarse el material más adecuado a
implementar, el cual resultó ser el correspondiente
a la técnica de sumersión asistido Heliox.
Formación profesional
Especial atención suscita en el desarrollo integral
del proyecto, la formación profesional del personal
que participa en acciones de rescate y salvataje, la
cual debe caracterizarse por un nivel cuyo grado
de excelencia asegure un desempeño eficaz,
eficiente y seguro.Para alcanzar el óptimo grado de preparación
aludido, se encuentra en desarrollo un proceso
que implica recoger las experiencias existentes a
la fecha en el personal que en los últimos años ha
dirigido y participado en ese tipo de acciones y,
sobre esa base, proyectar las complementaciones
que se hacen necesarias para que los especialistas
puedan enfrentar con éxito los desafíos que
imponen los nuevos escenarios y las necesidades
institucionales. Lo anterior implica
la revisión de la carrera buceo de
salvataje, la revisión y actualización de
los perfiles profesionales y la revisión,
actualización y desarrollo de los perfiles
de egreso.
Al término del proceso señalado
estimado para el año 2017, la Institución
podrá contar con personal preparado
para actuar con seguridad en la
mitigación de los siniestros navales y
marítimos que se produzcan en nuestras
aguas y zonas de responsabilidad
internacional, así como con la capacidad
de prestar una efectiva cooperación en
materia de rescate de submarinos.
Al fi nalizar nuestra visita
Al finalizar nuestra visita al Comando de
Operaciones Navales y luego de conocer los
principales elementos del enfoque institucional en
relación a las actividades de Rescate y Salvataje,
podemos concluir que se encuentra en desarrollo
un importante proceso destinado a optimizar
la actuación de la Armada de Chile frente a
distintos siniestros en el mar, el cual considera
escenarios que incluyen la búsqueda, rescate y
salvataje de unidades de superficie, submarinos
y aeronaves siniestradas en el área marítima
de responsabilidad nacional; la búsqueda,
salvamento de vidas humanas y rescate de
equipos y activos fiscales de alto sigilo o valor
pecuniario o histórico; la búsqueda, rescate
y salvataje en espacios confinados y/o aguas
contaminadas; y, la actuación con similares
propósitos en el área SAR de responsabilidad
internacional de Chile, cuando ello se requiera.
La organización, material y capacitación
profesional que se encuentra en desarrollo en
torno a las actividades de Rescate y Salvataje,
aseguran el fortalecimiento de una capacidad
institucional que a la fecha ha logrado éxitos, pero
que a futuro resulta imprescindible potenciar
frente al aumento de la actividad marítima y
a las condiciones que impone la geografía, los
fenómenos de la naturaleza y la difícil navegación
que caracteriza a nuestras costas.
nFigura Nº 5: Organización operativa zonal de un Comando de
Rescate y Salvataje.
TEMA DE PORTADA: Rescate y salvataje en el mar
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