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Pensar antes: La iniciativa política en la guerra indo-pakistaní

  • EDGARDO BARRÍA NUÑEZ

Por EDGARDO BARRÍA NUÑEZ

  • Fecha de recepción: 17/06/2025
  • Fecha de publicación: 31/08/2025. Visto 245 veces.
  • Resumen:

    El 3 de diciembre de 1971 comenzó la guerra indo-pakistaní con un ataque sorpresa, pero India ya había moldeado el conflicto mediante una estrategia política y militar anticipada. Su iniciativa, legitimada internacionalmente, redujo la libertad de acción pakistaní y aseguró una rápida victoria. La creación de Bangladesh fue resultado de una maniobra deliberada, no solo de la fragilidad interna de Pakistán. En la imagen, la primera ministra Indira Gandhi encarna esta estrategia anticipatoria y su eficacia en plena Guerra Fría.

  • Palabras clave: Iniciativa, diplomacia, libertad, iniciativa, Diplomacia, acción.
  • Abstract:

    On December 3, 1971, the Indo-Pakistani war started with a surprise aerial strike by the Pakistan Air Force; however, India had already shaped the conflict through a pre-emptive political and military strategy. Its initiative, internationally legitimized, reduced Pakistani freedom of action and ensured a quick victory. The creation of Bangladesh was the result of a deliberate maneuver, not just Pakistan’s internal fragility. In the picture, Prime Minister Indira Gandhi embodies this pre-emptive strategy and its effectiveness during the Cold War.

  • Keywords: Diplomacy, initiative, Initiative, diplomacy, freedom of action.

“Quien no tiene iniciativa, está condenado a estar a merced de los demás”

Zedon, 1968.

El 3 de diciembre de 1971 comenzó la guerra indo-pakistaní con un ataque sorpresa, pero India ya había moldeado el conflicto mediante una estrategia política y militar anticipada. Su iniciativa, legitimada internacionalmente, redujo la libertad de acción pakistaní y aseguró una rápida victoria. La creación de Bangladesh fue resultado de una maniobra deliberada, no solo de la fragilidad interna de Pakistán. En la imagen, la primera ministra Indira Gandhi encarna esta estrategia anticipatoria y su eficacia en plena Guerra Fría.

Un 3 de diciembre de 1971, mientras el mundo observaba con atención el frágil equilibrio de la Guerra Fría, las alarmas antiaéreas sonaron en el norte de la India: aviones paquistaníes cruzaban la frontera occidental, iniciando la guerra indo-pakistaní. Lo que parecía una ofensiva sorpresiva fue, en realidad, un acto desesperado ante una estrategia india en pleno desarrollo desde hacía meses. La maquinaria diplomática y militar de Nueva Delhi ya operaba en forma sincronizada. En ese instante, aunque aún no se disparaba el primer tiro sobre Daca, el resultado comenzaba a definirse en otro plano: el de la voluntad política. India mediante el uso anticipado de su instrumento diplomático, ya había moldeado el entorno estratégico y condicionado a su adversario.

Aquella noche comenzaba el desenlace de una maniobra política silenciosa, tejida con paciencia y visión estratégica. Frente a una crisis humanitaria y una amenaza geopolítica directa, la India no esperó los acontecimientos: los anticipó. Construyó alianzas, legitimó su causa internacionalmente, apoyó a insurgentes y planificó su intervención con precisión quirúrgica. Le arrebató a Pakistán el relato y la iniciativa, obligándolo a actuar en condiciones desfavorables. Como advirtió Mao Zedong quien no tiene iniciativa, está condenado a jugar según reglas impuestas por otros.

En este contexto, surge la interrogante: ¿en qué medida la iniciativa política de India condicionó el curso y el resultado de la guerra, subordinando la voluntad paquistaní y asegurando sus objetivos?

El presente ensayo sostiene que la iniciativa política, articulada con coherencia entre diplomacia y preparación militar, permitió a India condicionar el entorno político, ampliar su libertad de acción y subordinar la voluntad de Pakistán. Para demostrar la afirmación, se analizará como primer argumento la iniciativa que conquistó la India al definir el conflicto como una crisis humanitaria, legitimando su intervención y reduciendo el margen de acción de su adversario; en segundo lugar, la integración entre decisión política y preparación militar, lo que permitió ejecutar una maniobra coherente con sus objetivos estratégicos.

Previo a desarrollar los argumentos, el autor estima necesario establecer un marco teórico respecto a las definiciones importantes de la iniciativa.

La estrategia establece que la iniciativa no se reduce a actuar primero, sino a obligar al adversario a responder bajo las condiciones que le impongamos, ejerciendo control sobre su libertad de acción. Según Justiniano, “consiste, en general, en adelantarse al adversario, ya sea en el plano táctico, estratégico o político. Además, representa capacidad de subordinar al adversario, en cierto grado, a los propios propósitos”. (Justiniano, 2000)

En el mismo sentido, el autor define que la iniciativa política corresponde a la “capacidad de anticiparse en la acción y obligar al adversario a actuar en el plano político sometiéndose a nuestra voluntad y propósitos”. (Justiniano, 2000).

La libertad de acción se entiende como la capacidad de actuar conforme a la propia voluntad, pese a la oposición enemiga. Es decir, la iniciativa y libertad de acción se retroalimentan en un “círculo virtuoso”: quien logra anticiparse, aumenta su margen de acción; y quien dispone de mayor libertad, puede generar sorpresa y tomar la iniciativa.

Como primera línea argumentativa, la iniciativa que conquistó la India al definir el conflicto como una crisis humanitaria comenzó en el plano intelectual, al anticiparse a Pakistán en la construcción del relato político. Mediante una estrategia diplomática anticipatoria, India legitimó su futura intervención, presentándola como una acción de seguridad regional. Esta narrativa le permitió configurar el ambiente operacional, generando condiciones favorables antes del empleo del poder militar. A través de acciones no cinéticas, como la diplomacia y la denuncia internacional, logró dislocar el ciclo de decisiones pakistaní y restringir su margen de acción (Bass, 2013).

Desde marzo de ese año, la represión del ejército paquistaní contra la población bengalí generó una crisis humanitaria sin precedentes, más de diez millones de refugiados cruzaron la frontera hacia la India; lejos de autolimitarse a una respuesta reactiva, el gobierno de la primera ministra Indira Gandhitransformó este flujo en una herramienta diplomática. En octubre, Gandhi inició una gira por Europa y Estados Unidos, denunciando a las autoridades del régimen paquistaní y advirtiendo sobre el riesgo regional. (Bass, 2013, p. 177).

Esta ofensiva diplomática inicial basada en el encuadre moral del conflicto se complementó con una segunda maniobra política: la consolidación de alianzas clave en el plano internacional. Esta etapa fue crucial para asegurar condiciones favorables y disuadir una intervención externa que pudiera restringir la libertad de acción de India (Sankalp India Foundation, 2013).

En términos teóricos, Freedman sostiene que, “la iniciativa estratégica comienza con la construcción de significado” (Freedman, 2013, p. 240). Esta afirmación se ve reflejada en la capacidad de la India para definir el conflicto como una crisis moral y humanitaria, en lugar de una disputa entre Estados, desplazando así el eje del debate diplomático hacia un terreno favorable. Esta operación intelectual no solo buscó legitimar la intervención ante la comunidad internacional, sino también limitar las opciones de respuesta de sus adversarios.

Como evidencia, se destaca la firma del Tratado de Amistad y Cooperación con la URSS,firmado en agosto de 1971, que constituyó un hito decisivo. Este pacto aseguró un respaldo estratégico clave para Nueva Delhi, logrando disuadir una posible intervención simultánea de China y Estados Unidos en apoyo a Pakistán (Raghavan, 2013, p. 231). Si bien posteriormente se empleó el instrumento militar, estas acciones diplomáticas previas configuraron el ambiente operacional con antelación, asegurando libertad de acción para el empleo efectivo del potencial bélico. En este sentido, la maniobra política no sustituyó a la acción bélica, sino que la condicionó y potenció.

En síntesis, la diplomacia anticipada de India subordinó la voluntad paquistaní, redujo sus apoyos y legitimó su acción. La iniciativa se conquistó en el plano psicológico, donde se definió el conflicto y se gestó la maniobra decisiva.

El segundo componente de la iniciativa india fue la integración entre decisión política y preparación militar, permitiendo una maniobra coherente con sus fines. Esta articulación se tradujo en la configuración anticipada del espacio de batalla mediante acciones no cinéticas: apoyo a insurgentes, despliegue fronterizo gradual y recolección sistemática de inteligencia. (Cheema, 2021).

Desde abril, el alto mando indio inició una planificación estratégica integral orientada a una posible intervención de Pakistán Oriental. Esta preparación no se limitó al ámbito militar, sino que formó parte de una maniobra sincronizada con los instrumentos diplomáticos, informativos y militar, orientada a configurar anticipadamente el espacio de batalla y alcanzar el EFDcon un mínimo de desgaste. En este marco, se entrenó y apoyó al Mukti Bahini,se desplegaron tropas en la frontera y se reforzó la inteligencia (Cheema, 2021). Lejos de ceder a la presión política para actuar de inmediato, el general Sam Manekshawpriorizó la preparación completa antes del combate, postergando la ofensiva hasta que las condiciones operacionales fueran óptimas (Raghavan, 2013). Esta decisión reflejó una iniciativa basada en la anticipación y dislocación del adversario, consolidando ventajas acumulativas que limitaron la libertad de acción paquistaní y aseguraron la transición eficaz hacia la fase simétrica en condiciones estratégicamente favorables.

El académico Colin Gray, plantea que “la iniciativa estratégica se manifiesta cuando un actor define el dónde, cuándo y cómo se libra el combate” (Gray, 2010). Esta afirmación encuentra respaldo empírico en la respuesta india a la Operación Chengiz Khan6. El 3 de diciembre de 1971, Pakistán intentó recuperar la iniciativa con ataques aéreos preventivos sobre bases indias en el frente occidental. Sin embargo, India ya había desplegado previamente sus fuerzas en tres frentes y definido una estrategia ofensiva clara. La respuesta fue inmediata y contundente: en apenas trece días, el ejército paquistaní se rindió en Daca, con más de 93.000 soldados capturados, sellando una de las victorias más rápidas de la historia contemporánea (Sankalp India Foundation, 2013).

El desenlace de la guerra no fue improvisado ni fruto exclusivo de la capacidad táctica, sino resultado de una maniobra planificada, coherente y anticipada. La decisión política de intervenir se alineó con la preparación militar y la configuración del entorno estratégico. India no sólo respondió con eficacia, sino que generó condiciones favorables para explotar el momento decisivo. La rapidez operacional reflejó una sincronización vertical entre conducción política, planificación y ejecución táctica, permitiendo actuar con iniciativa, sorpresa y eficacia.

La combinación presente entre voluntad política, maniobra operacional y libertad de acción confirma que la iniciativa se consolida cuando existe coherencia entre todos los niveles de conducción. La India subordinó a su adversario porque logró pensar antes que él, decidir mejor y actuar con autonomía.

Una perspectiva alternativa sostiene que el desenlace de la guerra fue inevitable debido a la fragilidad interna de Pakistán. Las tensiones entre el Este y el Weste, las diferencias étnicas, lingüísticas y económicas, sumadas a la represión tras la victoria electoral del Awami League,habrían llevado al colapso del Estado Oriental con o sin intervención externa.

La historia de Ayesha Jalal,describe a Pakistán como un “Estado con déficit de legitimidad institucional” donde el poder militar reemplazaba la gobernanza civil. Desde ese punto de vista, la secesión de Bangladesh era una cuestión de tiempo y la intervención india solo aceleró el desenlace (Jalal, 1995).

Sin embargo, el análisis de Jalal omite un elemento clave; la insurgencia bengalí, por sí sola, carecía de los medios necesarios para enfrentar al ejército pakistaní. La mayoría de los movimientos secesionistas fracasan sin apoyo externo, Duffysostiene que quien afirma que la secesión solo se concreta cuando una potencia internacional interviene activamente (Duffy, 2010). Aunque la autora no analiza directamente el caso indo-pakistaní, sus conclusiones son aplicables: la intervención india fue decisiva. Operaciones fundamentales como el cerco de Daca fueron ejecutadas por fuerzas regulares del ejército indio, mientras que el Mukti Bahini operó bajo su dirección y logística (Raghavan, 2013). Por tanto, la creación de Bangladesh fue el resultado de una estrategia deliberada que combinó iniciativa política, maniobra militar y apoyo efectivo a la insurgencia.

En conclusión, la debilidad interna de Pakistán fue una condición necesaria, pero no suficiente para explicar el desenlace de la guerra. La victoria india no fue fruto de la inercia, sino de una estrategia integral que capturó la iniciativa, limitó la libertad de acción enemiga y subordinó su voluntad. Lejos de responder de forma reactiva, la India configuró el entorno mediante la combinación coherente de diplomacia anticipatoria y preparación militar. Esta articulación le permitió generar condiciones favorables antes del empleo del poder bélico, asegurando libertad de acción y legitimidad internacional. La experiencia india evidenció que la verdadera iniciativa reside en la capacidad de pensar antes que el adversario, anticipar sus movimientos y maniobrar con autonomía. Esto demuestra como una estrategia bien diseñada puede iniciar un ciclo virtuoso que culmina con el sometimiento de la voluntad enemiga y la ampliación progresiva del margen estratégico propio. En definitiva, esta guerra enseña que, en escenarios complejos, la superioridad se alcanza no solo por la fuerza, sino por la voluntad política que anticipa y condiciona.

Bibliografía

  1. Bass, G. (2013). The Blood Telegram: Nixon, Kissinger, and a Forgotten Genocide. https://archive.org/details/the-blood-telegram-nixon-kissinger-and-a-forgotten-genocide-pdfdrive/page/n177/mode/2up.
  2. Cheema, J. (2021). India’s politico-military strategy for the 1971 India–Pakistan war. Journal of Defence Studies, 47-70. https://doi.org/https://www.idsa.in/system/files/jds/15_4_J.S.%20Cheema.pdf
  3. Duffy, M. (2010). Securing the Peace: The Durable Settlement of Civil Wars. Princeton University Press.
  4. Freedman, L. (2013). Strategy a history. Oxford University Press.
  5. Gray, C. (2010). The Strategy Bridge: Theory for Practice. . Oxford University Press.
  6. Jalal, A. (1995). Democracy and authoritarianism in South Asia : a comparative and historical perspective. Cambridge University Press.
  7. Justiniano, H. (2000). Temas de Estratégia Naval. Academia de Guerra Naval.
  8. Raghavan, S. (2013). 1971: A Global History Of The Creation Of Bangladesh. HARVARD UNIVERSITY PRESS.
  9. Sankalp India Foundation. (2013, enero 04). Sankalp India Foundation: Indo-Pak War 1971. Recuperado el 2 de abril de 2025, de https://www.sankalpindia.net/indo-pak-war-1971
  10. Zedong, M. (1968). Obras escogidas, Tomo II. EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS.

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