- Published at: 11/01/2018.
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Estimado Director:
Me tocó participar en estos días de la operación de búsqueda de las niñitas que se ahogaron al caer de la barcaza en que cruzaban por mar, el estuario de Cahuelmo, al Sur de Hornopirén, el pasado Jueves 4 de Enero.
Dentro de la ardua y meticulosa labor de patrullaje y búsqueda de las niñitas accidentadas, La Armada de Chile accedió, el pasado Domingo 7 de Enero, a apoyar a los familiares de las víctimas ahogadas, en efectuar un póstumo homenaje y ceremonia espiritual por sus almas. Se juntaban tres generaciones de familiares y los mas cercanos amigos de las dos familias en duelo.
En una operación impecable y con altísimas medidas de seguridad, La Armada, bajo las ordenes de su comandante en el turno, Capitán de Fragata Don Mario Valenzuela, a cargo de la Patrullera “Micalvi", embarcó a 120 personas que conformaban este grupo de familiares, con una eficiencia y velocidad que nos hacía pensar en lo protegidos que debieramos sentirnos en casos de mayor emergencia o catástrofes, teniendo a nuestra Armada a cargo. Las tripulaciones llevaban ya 4 días embarcados en la operación de búsqueda despiertos 24 horas al día. Pero su amabilidad y cariño por los deudos sobrepasó todo límite conocido o imaginable.
Nos acompañaban en la travesía otras unidades de apoyo y la Lancha "Puerto Montt”, en las que se distribuyó el pasaje.
Fue memorable y de una tremenda significancia para las familias, la travesía y las mas de siete horas que duró, bajo la constante vigilancia y estricta disciplina que impartían los oficiales y sus comandantes. Ademas, la preocupación permanente de la oficialidad toda por los pasajeros mas viejos, como nosotros, y por algunos niños mas pequeños para hacerles el viaje cómodo y seguro.
En efecto, a las 10 am se procedió al embarque de todo el pasaje y luego navegamos casi una hora y media hasta el punto del accidente, desde el zarpe de la pequeña “flota” en los muelles de Hornopirén, bajando hacia el sur por el canal del mismo nombre, girando hacia el sureste por el estuario Comau, para luego girar hacia el este en el estuario Cahuelmo hasta el fondo. Donde se ahogaron.
En ese lugar y con el apoyo logístico permanente de nuestros marinos, las dos familias pudieron hacer las ceremonias póstumas a sus dos niñitas ahogadas, lanzando también gigantes canastos de maravillosas flores a nuestras aguas, las que acogieron sus almas.
Todo fue impresionante y muy difícil de describir en palabras o incluso imágenes.
Gracias y mil veces gracias a nuestros marinos y a nuestra gran Armada.
Fernando Larrañaga Larrañaga.
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