Revista de Marina
Última edición
Última edición

Primer embarco en la Escuadra

Primer embarco en la Escuadra

En el año 2007, mientras cursaba el primer semestre de la Escuela Naval, un carreta y yo tuvimos la oportunidad de participar de una navegación a bordo de la fragata Almirante Williams. Nos embarcamos en la noche anterior al zarpe, estábamos muy emocionados y también sorprendidos porque era la primera vez que nos embarcábamos en una unidad de combate. Nos presentaron a los oficiales y luego un mayordomo nos guiaría a nuestros camarotes para dejar nuestros bolsos de embarco e instalarnos. Al parecer, el cabo mayordomo era nuevo en la unidad ya que no encontraba nuestros camarotes. Estuvimos largos minutos siguiéndolo con nuestros bolsos al hombro, subimos escaleras verticales, fuimos al espacio de chimenea, lanzadores Seawolf, castillo, hasta que finalmente encontró el camarote de mi carreta y él pudo ordenar sus cosas. Mientras él guardaba sus pertenencias, yo seguía con el mayordomo buscando mi camarote, hasta que definitivamente llegamos. Era el camarote para visitas, que sólo tenía una chaza, en la entrada tenía una gran mesa más un escritorio y unos sillones, más al fondo había una habitación en suite. El mayordomo muy amable se despidió, le di las gracias y empecé a ordenar mis cosas, ocupé el baño, me puse pijama y estaba a punto de acostarme cuando llega un teniente bastante enojado y me pregunta, qué estaba haciendo ahí, me sentí descolocado porque no sentía que estuviese haciendo algo malo y le respondí que el mayordomo me llevó a ese camarote. El teniente, molesto responde que éste es el camarote del comandante, que guardara mis cosas rápidamente, que buscara al mayordomo y lo retara por equivocarse. El teniente me llevó al verdadero camarote de visitas y luego fui a buscar al mayordomo. Probablemente también fue la primera vez que reté a un menos antiguo, entre otras cosas, le dije: ¡que no podía ser que un cabo segundo no supiera dónde están los camarotes de visitas y menos aún dónde se encuentra el del comandante, que esas cosas se aprenden en la división X!; el mayordomo puso cara de estar arrepentido, me pidió disculpas y que no se volvería a repetir. Después de este incidente, estuvimos un rato en la cámara de oficiales lugar en el que el mismo mayordomo estaba trabajando. Lo encontré un poco desubicado por las bromas que hacía al resto de los integrantes de la cámara y sobre todo por las que me hacía a mí, como por ejemplo revolver la bebida con el dedo. Pero todos se reían, así que supuse que era parte del humor del buque. Al día siguiente, previo al zarpe me encuentro nuevamente con el mayordomo pero tenía una diferencia, ahora era teniente segundo. No sé cómo no me pareció rara su actitud, si después de todo no es tan normal pasear por todo el buque buscando un camarote y menos que te revuelvan la bebida con el dedo. Ocho años después, sin conocer mi destino, volvería a este buque como dotación, ocupo el mismo camarote que ocupé como cadete y me encontré con el mismo mayordomo, eso sí, más antiguo y como ingeniero de cargo.

Inicie sesión con su cuenta de suscriptor para comentar.-

Comentarios

Related Articles

Marino, sin vacilar
CIENCIAS NAVALES Y MARÍTIMAS

Marino, sin vacilar

Aquellos nacidos hace muchos años – y mi vida es ya bastante larga – bebimos desde la cuna esa especie de “alma” nutrici...

La Escuadra del bicentenario
TEMA DE PORTADA

La Escuadra del bicentenario

La Escuadra nacional constituye al igual que hace 200 años, el núcleo estratégico de la Armada. Sus buques han sido renovados implicando un avance significativo en organización para el combate y capacidad de interoperar con estándar OTAN; también se han incorporado capacidades de ejecutar operaciones distintas a la guerra, como el entrenamiento DISTEX. Aun así, la principal fortaleza de la Escuadra sigue radicada en sus dotaciones.

Las primeras dotaciones de la Escuadra
TEMA DE PORTADA

Las primeras dotaciones de la Escuadra

La gran epopeya de la Escuadra en la guerra de la Independencia nos sorprende hasta hoy. La clave estuvo en las cualidades de las dotaciones y, en especial, de los almirantes Blanco y Cochrane, quienes inculcaron en nuestra Armada el lema de vencer o morir, incólume ya por 200 años. Otro legado que nos dejó Cochrane fue la importancia del entrenamiento para el combate, tendencia que perdura hasta nuestros días. La tradición más valiosa que nació en la escuadra fue que nada es imposible en la Marina de Chile, especialmente cuando está al mando líderes de cualidades excepcionales.

El teniente Raymond Morris, comandante del primer buque de la Armada de Chile
TEMA DE PORTADA

El teniente Raymond Morris, comandante del primer buque de la Armada de Chile

Su nacionalidad es un misterio, irlandés y ex oficial de la Royal Navy, o estadounidense. El 26 de febrero de 1817 abordó y capturó el bergantín Águila, asignándosele el mando del bergantín, lo que a sus 25 años de edad lo convirtió en el primer comandante del primer buque de la naciente Armada de Chile, correspondiéndole como primera misión, el rescate de los prisioneros patriotas relegados por Marcó del Pont en Juan Fernández.