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Presidente Putin y la necesidad de un nuevo sistema de seguridad mundial

Presidente Putin y la necesidad de un nuevo sistema de seguridad mundial

El 24 de junio se celebró en Moscú la postergada parada militar del Día de la Victoria en su 75 aniversario, una celebración que contó con la presencia de una numerosa delegación militar China y con los presidentes o jefes de gobierno de la mayoría de lo que el presidente Putin refiere como su “exterior próximo”, es decir, el área de influencia más cercana, constituido por las repúblicas que conformaban la Unión Soviética. Esto y la recurrente apelación pueblo soviético, confirma los sentimientos de nostalgia que con frecuencia expresa el mandatario ruso. Aunque relacionado con esta nostalgia de poder, hoy nos referiremos a otro aspecto interesante de esta parada, expresada en el discurso del presidente Putin. ¿Qué tuvo de novedoso este interesante, aunque escasamente sorprendente despliegue de fuerza? Más allá de las poco respetadas restricciones de la pandemia y las motivaciones de política interna frente al referéndum constitucional, que podría extender el reinado del presidente Putin hasta el año 2036, es conveniente poner atención en un breve y casi desapercibido párrafo de la parte final del discurso presidencial, donde plantea la necesidad de “la creación de un sistema de seguridad común y confiable, algo que el complejo y rápidamente cambiante mundo moderno necesita. Sólo unidos Podemos proteger al mundo de nuevas peligrosas amenazas” (Desfile que marca 75 aniversario, 2020). Previo a esta oferta, una sutil advertencia: “Entendemos lo importante que es fortalecer la amistad y la confianza entre las naciones, y estamos abiertos al diálogo y la cooperación en las cuestiones más apremiantes de la agenda internacional” (Desfile que marca 75 aniversario, 2020). Vladimir Putin le dice al mundo que “las cuestiones más apremiantes de la agenda internacional” requieren de la participación de Rusia. Sorprenden estas palabras en un mandatario que hace muy poco tiempo desafió al sistema de seguridad colectivo con la anexión de la península de Crimea, y en la posterior intervención, escasamente disimulada en las provincias pro rusas de Ucrania, haciendo caso omiso de las más básicas normas de comportamiento entre naciones y usando las prerrogativas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) a su favor. El actual sistema de seguridad global tiene una amplia base en el derecho internacional, codificado o consuetudinario, donde el único órgano coercitivo es el consejo de seguridad.  El artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas pone definitivamente fuera de la ley al uso de la fuerza como instrumento de acción política. Sin embargo, tal como en el derecho interno, el monopolio del uso de la fuerza recae en el Estado, en el sistema internacional este monopolio le ha sido entregado al CSNU, con las restricciones y excepciones que manda la Carta. En ese consejo, Rusia ocupa un asiento permanente, lo que le da derecho a vetar las resoluciones que estime contrarias a la paz y estabilidad mundial. Sin embargo, la crítica más recurrente al poder que la Carta entrega al P5 (los cinco países con asiento permanente) es que ocupan el poder de veto no en su sentido original de equilibrar el poder entre las grandes potencias, sino en favor de sus propios intereses. Sabemos que el CSNU está fuertemente cuestionado, más aún en estos días en que la validación del concepto de seguridad humana se hace evidente en tiempos de pandemia, y sobre el que la vieja estructura de seguridad mundial entregada al CSNU no ha operado. El CSNU recibe críticas principalmente desde tres perspectivas: •   La composición del consejo y como deben ser elegidos sus miembros. (Representatividad). •   La metodología para la toma de decisiones del Consejo, incluyendo si debe existir o no el veto. (Legitimidad). •   El rol del Consejo y su responsabilidad en el mantenimiento de la paz y seguridad. (Eficacia).  
(Fuente. Reuters)
Efectivamente, estas críticas van de la mano con lo planteado por Vladimir Putin cuando remarca que un nuevo sistema de seguridad es algo que el “complejo y rápidamente cambiante mundo moderno necesita.” Sin embargo, cualquier cambio a la Carta requiere de la concurrencia de los miembros permanentes y, si hay algo en lo que los analistas están de acuerdo es en que, si no se altera el mecanismo de vetos ningún cambio, de la naturaleza que sea, producirá real efecto sobre la efectividad del Consejo. Por otro lado, el verdadero poder dentro del Consejo está precisamente en el poder de veto, por lo tanto ¿por qué podría querer un Estado conculcar voluntariamente tanto poder? Al plantear un nuevo sistema de seguridad global desde la perspectiva de un miembro permanente, Rusia abre más interrogantes que respuestas: ¿Cómo será la representatividad de este nuevo organismo? Sin veto ¿cómo será la distribución de poder? Con veto ¿Cómo se cautelará la legitimidad y la representatividad? ¿De qué manera las grandes potencias comprometerán su responsabilidad en el mantenimiento de la paz y la seguridad mundial? ¿De qué manera las potencias medianas y menores podrán cautelar el cumplimiento del derecho internacional frente a las presiones o agresiones de potencias mayores? Estas y una larga lista de interrogantes pueden ser planteadas. Lo importante es que esta breve intervención del presidente de una potencia del P5, en una ceremonia militar transmitida al mundo, abre una pequeña ventana para modificar un organismo que claramente requiere una actualización. El CSNU obedece a una lógica de guerra fría, diseñado para evitar el enfrentamiento entre estados, para evitar la tercera guerra mundial y en esto ha sido efectivo. Sin embargo, la realidad de hoy hace que la seguridad sea una necesidad de la persona humana, para lo que se requieren nuevos mecanismos de acción. En términos de poder relativo, Rusia no tiene la capacidad para imponer un cambio en las actuales reglas del juego internacionales, ni aún fortaleciendo su alianza con China. Interesante será saber qué propone, si lo hace, el presidente Putin como nuevo modelo de seguridad. Por ahora, es difícil imaginar que una potencia con una política exterior tan agresiva como la de Rusia, esté dispuesta a conculcar una de sus mayores fuentes de poder en el sistema internacional.

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Bibliografía:

Desfile que marca el 75 aniversario de la Gran Victoria. (24-junio-2020). Recuperado de http://en.kremlin.ru/events/president/transcripts/63560

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