Este artículo describe el armamento que están implementando las potencias en el mundo, llamada munición merodeadora, que modifica las tácticas de combate en la guerra de superficie, buscando la eficiencia y minimizando los daños colaterales, comparativamente, con un misil o un bombardeo en cercanía de costa. Se propone realizar una comparación del actual armamento principal utilizado por las unidades de superficie de la Armada de Chile con esta tecnología, aportando una perspectiva distinta para cumplir las tareas dispuestas a nuestros buques.
This article describes the weaponry, known as loitering munition, that is being implemented by world powers. This weaponry modifies surface warfare combat tactics by seeking efficiency and minimize collateral damage as compared to a missile strike or near-shore bombardment. The author proposes making a comparison of this technology with the main gunnery currently in use by Chilean Navy´s combat units by providing a different perspective to fulfill the tasks stipulated to our ships.
A través de la historia, la Armada de Chile ha adquirido, modificado y actualizado tanto sus unidades de superficie como también su armamento, logrando mantener así una marina moderna, capaz de enfrentar los desafíos que se le presentan, tanto en el ámbito bélico como en la custodia de nuestra soberanía.
Con el paso del tiempo se ha buscado la manera de minimizar los errores en las acciones de combate de las unidades de superficie, refiriéndose principalmente a la etapa de identificación y evaluación de contactos, fase vital para discriminar si el blanco que se ha adquirido resulta ser enemigo o amigo, indagando la posibilidad de ampliar los procesos de evaluación antes de efectuar un ataque, buscando siempre la menor cantidad de víctimas, pero con el objeto de neutralizar la amenaza.
Un ejemplo interesante fue lo ocurrido en enero del 2020, con el derribo del Boeing 737 de UIA,1 por un misil iraní, el cual fue evaluado erróneamente como un blanco hostil, lo que trajo como consecuencia la muerte de 176 civiles, sin tener la posibilidad de abortar el ataque en desarrollo, dejando en evidencia el error humano.
En el artículo se presenta una breve comparación del armamento principal de las unidades de superficie de la Armada con las nuevas armas que están tomando fuerza en el mercado internacional, como lo son las municiones merodeadoras, definiéndolas Dan Gettinger y Arthur Holland Michel (2017) como: “un vehículo aéreo no tripulado diseñado para atacar más allá de los objetivos terrestres con una ojiva explosiva,” obteniendo de esto algunos detalles específicos, y algunas reflexiones finales respecto a su uso y si es que son compatible en alguna unidad de superficie, manteniendo o potenciando sus capacidades de combate (Huertas & Domínguez, 2008).
Figura 1. Distintas plataformas de lanzamiento de una munición merodeadora
Durante el año 1973 se efectuaron investigaciones y pruebas en Israel por la División de Misiles de Israel Aerospace Industries (IAI), con el fin de desarrollar un arma no tripulada, buscando la capacidad de realizar una eficiente defensa antiaérea y un asalto específico, evitando así errores en posibles ataques, por ejemplo, la destrucción de ciudades en las cuales se ve comprometida la integridad de personal civil (no combatiente), o el derribo de aeronaves comerciales, como se mencionó anteriormente. Entre los trabajos desarrollados por IAI, nació el uso del dron, el cual se denominó como munición merodeadora, teniendo como característica el uso de un radar o cámara optrónica para la identificación de un objetivo y una ojiva explosiva para realizar su ataque.
Como fruto de la investigación durante la década de 1980, se ideó efectuar ataques en enjambres materializados por drones, los cuales tendrían la capacidad de mantenerse por varias horas en el aire y a gran altura, con el objeto de realizar una mejor identificación del área y, posteriormente, atacar el objetivo lanzándose de manera abrupta para impactar y neutralizar el blanco. Sin embargo, con el paso de los años esta nueva arma sufrió variaciones en busca de la mejor opción que este tipo de armamento podía entregar, teniendo como resultados finales una unidad no tripulada, entregando a los operadores la posibilidad de abortar cualquier misión hasta el último momento, man in the loop (Werkhäuser, 2018).
Dentro de las capacidades y los nuevos usos del armamento y considerando el bajo costo de estos, la creación y el uso de drones merodeadores es, además, el poder inutilizar las armas adversarias, teniendo en cuenta sus sistemas de guiado, como radares, antenas, etcétera, esto también se suma al fin de realizar una inspección del área donde se efectuará el ataque, siempre monitoreado por su operador, mejorando el nivel de Situational Awareness (conciencia situacional), previo al ataque (Santana, 2016).
En la actualidad, esta munición merodeadora está siendo empleada en misiones terrestres tanto para realizar operaciones de rastreo, como también en la precisión de los ataques, destruyendo puntos específicos sin tener pérdidas innecesarias o catastróficas, aun cuando el combate se desarrolle en un área donde se encuentren civiles, teniendo, además, la posibilidad de realizar una buena identificación y evaluación de los blancos hostiles que se deseen batir, elevando el nivel de conciencia situacional. Lo anterior no implica que no se utilice este tipo de armamento en otras áreas de la defensa, sino que la visión principal al momento ha sido para cumplir misiones en tierra, sin tener que exponer directamente al operador frente al enemigo.
En el mar, la munición merodeadora es fehacientemente útil ya que puede transformarse en una fuente de información a gran distancia, como piquete de radar, siendo difícil de detectar y letal al momento de realizar un ataque en enjambre sobre antenas, sensores o sistemas de armas de una unidad naval adversaria.
Figura 2. Buques de la Escuadra en formación
Al comparar el armamento de las unidades de superficie de la Armada de Chile con la munición merodeadora, es necesario tener en consideración las capacidades de cada plataforma y si es que son afectadas, considerablemente, con el objeto de no perder su naturaleza y capacidad para las cuales fueron adquiridas.
Para efectos del análisis entenderemos, a modo de ejemplo, la definición de una lancha misilera:
Medio naval de bajo costo para el combate de superficie, que cuenta con un gran poder de fuego, que le permita atacar por sorpresa a altas velocidades, en agrupaciones y aprovechando los accidentes geográficos costeros e islas para esconder su posición al enemigo, lo que le entregaría en escenarios restringidos como estrechos, canales y fiordos, grandes ventajas tácticas frente a unidades de combate mayores (Rojas, 2012, p.2).
Según lo señalado, es de vital importancia tener claro el para qué fueron adquiridas cada una de las unidades de superficie que están al servicio de nuestro país, sin que se pierdan sus capacidades. Por esto, es importante considerar su empleo táctico y la función que cumplirían a bordo, en caso de implementarse, este nuevo tipo de armamento, pudiendo integrarse tanto para la identificación de un posible blanco, como también en la neutralización de este, dando un golpe certero que le impida cumplir o continuar con sus objetivos de acuerdo con la definición de Rojas (2012).
Otro punto a considerar, es la comparación del armamento principal que se usa a bordo en nuestros días, como lo son los misiles,2 los cuales se han utilizado en nuestro país desde los años 60 del siglo XX, comenzando con el misil Sea Cat,3 como el primero instalado a bordo en las unidades clase Almirante4 en el año 1964. Todo esto ha avanzado a través del tiempo con nuevas capacidades y tecnologías hasta llegar a lo que tenemos en nuestras unidades en la actualidad, complementando y asegurando el correcto cumplimiento de la misión que se debe llevar a cabo por parte de nuestros buques en la guerra de superficie. En opinión del autor y de acuerdo a la definición de munición merodeadora y de la RAE respecto del misil, nos podemos preguntar ¿se podría considerar la munición merodeadora como un misil?
Ahora bien, para comparar el armamento de las unidades de superficie de la Armada de Chile, se debe dar estudio a las capacidades de los misiles, considerando su velocidad, carga explosiva y contramedidas para alcanzar su objetivo y presentar lo respectivo de una munición merodeadora.
En la figura 3 se presentan algunos tipos de munición merodeadora, construidos en distintos países, dejando en constancia que este tipo de armamento se está masificando y evolucionando en una posible carrera armamentista, entendiéndose esto último según Julián Pérez Porto y María Merino (2016) como: “La competencia que surge entre países que intentan desarrollar las armas y los ejércitos más poderosos. Se trata de una interacción que tiene efectos reales, pero también simbólicos.” Este concepto es muy importante en la actualidad ya que, además de ser un armamento nuevo y novedoso que está saliendo a la luz del mercado, trae también consigo las nuevas tácticas tanto para repelerlo como para obtener su mayor eficiencia. En opinión del autor, en caso de traer este nuevo tipo de armamento al país seríamos los primeros en utilizarlo en Sudamérica.
Figura 3. Ejemplos de munición merodeadora
La comparación entre la munición merodeadora y un misil, considerando los factores de velocidad, contramedidas y cantidad de explosivo, la munición merodeadora es más lenta y con menor capacidad de destrucción, lo cual contra otra unidad de combate de superficie mayor se transformaría en un objetivo fácil de batir con su defensa antiaérea. Por lo tanto, el misil tendría mayor ventaja, alcanzando velocidades de hasta 1.100 km/h o más, con respecto a la munición merodeadora que estaría alrededor de los 400 y hasta los 600 km/h.
Por otra parte, los misiles tienen la particularidad de ser rápidos, una gran distancia de ataque y pueden producir un gran daño al impactar, debido a la alta carga explosiva que poseen, alrededor de los 150 kg. En el caso de un misil Exocet MM-40 Bloque III, con respecto a la munición merodeadora, la cual generalmente no supera los 20 kg.
Hay que considerar además que los misiles son muy vulnerables a contramedidas electrónicas, como lo puede ser el uso de Chaff5 o Jammer6 por parte de la fuerza adversaria, lo cual disminuye las probabilidades de dar en blanco, transformándose en un problema. Para mitigar lo anterior, será gravitante el factor sorpresa, entendiéndose este concepto como:
Algo inesperado por el enemigo, esta se ha alejado de aquellas acciones militares tradicionales o clásicas. La sorpresa lleva en sí la semilla de lo revolucionario, lo nuevo, lo que nunca se ha hecho, lo que probablemente ha sido descartado por el enemigo por ser muy difícil, arriesgado o complejo (Jordán, 2000).
Considerando los datos entregados anteriormente y analizando cada uno de los factores, tanto de un misil como de la munición merodeadora, en función de la velocidad, carga explosiva y contramedidas electrónicas, en opinión del autor, sería posible y conveniente realizar una táctica mixta, con el propósito de potenciar los atributos de cada uno de los armamentos en cuestión, para así poder obtener una mayor eficiencia de cada uno de estos contra un potencial adversario.
En la actualidad, el armamento ha evolucionado acorde a las nuevas tecnologías que nacen, buscando realizar daños significativos y específicos al adversario, sin tener que comprometer la integridad humana. Las nuevas armas, si bien, aportan en gran medida a la discriminación de un blanco hostil, realizando una buena identificación y evaluación, aún se encuentran en desarrollo, proporcionando nuevas ideas de combate y, a su vez, nuevos desafíos en un ambiente flexible y en un entorno dinámico.
Considerar, además, la eficacia de un posible ataque mixto y el daño que se quiera efectuar, es sugestivo utilizar ambos armamentos en función de asegurar un impacto a una unidad de superficie por neutralizar, saturando sus radares de control de fuego y llamando su atención a otra dirección, aumentando así el factor sorpresa y además considerar el gasto de munición que utilizaría el adversario para repeler el ataque que podría tener en desarrollo.
Se propone poder analizar una táctica entre la munición merodeadora y un misil, en donde se complementen para tener mayor efectividad tanto en la destrucción o neutralización de un objetivo en tiempo de guerra, como también en la mejor identificación de contactos, para poder tomar una mejor decisión al momento de realizar un ataque manteniendo man in the loop, elevando la conciencia situacional.
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El concepto de guerra híbrida ha sido descrito como una nueva forma en que actores estatales y no estatales emplean la violencia, combinando medios y métodos tradicionales con otros irregulares que se potencian para alcanzar efectos considerables. En el artículo se describe el concepto y se infiere la forma que podría tomar en el mar, destacando que sería principalmente en ambientes litorales y congestionados, con participación de diversos actores y amplio empleo de la información. De lo anterior se desprenden las capacidades que requerirá una marina de una potencia mediana para hacer frente a estos adversarios, destacando particularmente la necesidad de inteligencia operacional, una fuerza balanceada y la revisión del liderazgo, doctrinas y modos de entrenamiento.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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