By JOAQUÍN REYES VARGAS
Ante una sociedad interconectada y una profunda hipersensibilidad expresada en las redes sociales, se ha articulado una nueva arma que aprovecha el exceso de emocionalidad de los usuarios con fines ofensivos, denominada narrativa armada. Conocer sus características e implicancias, permite comprender cómo se traslada la agresión desde lo virtual a lo cognitivo. En este contexto, se describen algunas consideraciones del ciberespacio, como un novedoso conjunto de elementos del ambiente operacional en que se expresa la narrativa armada y sus efectos.
In the face of an interconnected society and a profound sensitiveness displayed in social networks, a new weapon has emerged that takes advantage of the users’ excessive emotionality. Known as “weaponized narrative”, it is employed for offensive purposes. Understanding its characteristics and implications enables us to understand how aggression is transferred from the virtual to the cognitive. This article describes some considerations about cyberspace, as an innovated set of elements of the operational environment in which the weaponized narrative and its effects are expressed.
En un escenario en que el riesgo de cruzar la delgada y frágil línea de lo que es considerado la libertad de expresión o un riesgo a la seguridad nacional, el control de las redes sociales en la actualidad es una preocupación para los países y el sistema internacional. Las redes sociales son actualmente conocidas como las plataformas de expresión preferidas por las personas y que suscitan en el ciberespacio. No obstante, su indebido empleo ha provocado diversas controversias que han generado situaciones violentas, produciendo efectos negativos que oscilan desde la salud mental, injerencia en agendas gubernamentales y la seguridad nacional. Es así que algunos gobiernos y organizaciones internacionales, han identificado riesgos y amenazas que dicen relación con las implicancias de las redes sociales sobre la población civil en este novedoso escenario de difícil control, especialmente porque su empleo desdibuja los tradicionales límites fronterizos, sumado a la dificultad de determinar su motivación y atribución.
En esta línea, el presente ensayo tiene por fin explicar lo que algunos académicos han evidenciado del estudio de un fenómeno armado en el ciberespacio, por medio de las redes sociales, que se denomina narrativa armada o Weaponized Narrative en inglés. Este fenómeno, reviste profundas características sociológicas y psicológicas respecto a las relaciones humanas, y su conocimiento permite comprender por qué las conductas en el éter informático no son siempre espontáneas y aleatorias, sino que muchas de ellas son condicionadas deliberadamente mediante narrativas sobre determinados públicos objetivos que afecta la percepción de las personas.
La narrativa armada
La Universidad del Estado de Arizona, a través de su programa Weaponized Narrative Initiative, inició el estudio sobre un nuevo fenómeno hostil denominado narrativa armada. Esta capacidad propuesta, se constituye del empleo de relatos estructurados para persuadir a su público objetivo y con ello condicionar sus conductas por medio del discurso del lenguaje. Para comprenderla, primero se debe conocer cómo opera la intersubjetividad del individuo que le permite representar la realidad. Según lo indicado por Berger y Luckmann citado por Yáñez (2010): “La realidad se establece como consecuencia de un proceso dialéctico entre relaciones sociales, hábitos tipificados y estructuras sociales, mirado desde un punto de vista social. Desde el ámbito individual: interpretaciones simbólicas, internalización de roles y formación de identidades” (p. 292). Esta apreciación sociológica cobra relevancia cuando al estudiar la interacción entre diversos grupos humanos, especialmente el gran número de agrupaciones y usuarios que existen en el ciberespacio da cuenta de una infinidad de asociaciones libres provenientes de estructuras sociales ficticias o adulteradas de la realidad. Los cibernautas interpretan muchas veces por el otro sus puntos de vistas, algunos con posturas auto legitimadas que se arrogan representar a sectores de la sociedad, ya sea con fines individuales, ideológicos o disruptivos; en suma, es un espacio en que se permiten expresar y direccionar sus acciones sobre sus respectivos grupos de acuerdo a sus propios objetivos. Esto naturalmente produce una dinámica conflictiva y antagónica, que podría conllevar a la agresión, a la confusión, desinformación, contradicción y/o manipulación.
Estas conductas y sentimientos propios de la socialización de las personas en las redes sociales se pueden comprender desde la afirmación que realiza Gergen (1996): “Las personas pueden retratarse de muchas maneras dependiendo del contexto relacional. Uno no adquiere un profundo y durable «yo verdadero», sino un potencial para comunicar y representar un yo” (p.181). En efecto, la comprensión de estas dinámicas relacionales se facilita por medio del estudio de las representaciones para con el otro de una forma significativa, emocional y subjetiva. De esta forma, la percepción de la realidad dificulta su discernimiento; lo que comúnmente hoy era conocido en el orden natural, mañana es fácilmente cuestionado por el exceso de subjetividad. En consecuencia, los usuarios de redes sociales no sólo se sienten empoderados de arrogarse posiciones de poder para fines propios, sino que también es la instancia en la cual se encubren y modifican su autopercepción e imagen para obtener más adeptos. De lo contrario, es tan simple como analizar el por qué las personas modifican sus imágenes personales mediante filtros o adopción de personajes de fantasía en redes sociales.
Teniendo en consideración esta breve revisión psicosocial, la comprensión del funcionamiento subjetivo de la percepción de realidad de las personas habilita la participación ofensiva de la narrativa armada. Como la define Herbert (2017): “La Narrativa Armada es la guerra en el entorno de la información, utilizando palabras e imágenes en lugar de bombas y balas. Las víctimas son la verdad, la razón y la reflexión” (p.41). Por lo tanto, este fenómeno (o capacidad si se quiere considerar en el ambiente operacional) se moviliza en la dimensión cultural, su espacio de batalla son los capitales culturales que acaecen en el espacio social del ciberespacio, en donde su principal instrumento son las plataformas de redes sociales. Su rasgo cultural proviene del intento de alcanzar a las distintas posiciones de la sociedad en donde pueden transmitirse las ideas, siendo adecuado aprovechar la denominación de capitales culturales propuesta por Pierre Bordieu1. Ante lo cual, en el ciberespacio estas son dimensiones en donde sus blancos son identificados por el adversario para exacerbar la agresión o condicionar sus conductas.
Su método es la difusión de información que persigue modificar no sólo la realidad, sino también fragmentar en el largo plazo todo sentido de pertenencia, identidad, creencias y voluntad. No es inmediato, requiere que las personas logren quebrar sus principios y valores; el grado de permeabilidad del individuo recaerá en el nivel de pensamiento crítico y valorización que les asigne a sus fuentes. Es decir, su alcance está en función de la capacidad de análisis que tenga el usuario. Como explica Garreau (2017):
Un diluvio de información de rápido movimiento es el campo de batalla ideal para este tipo de guerra, tanto para guerrilleros y terroristas como para Estados adversarios. Una manguera de fuego de ataques narrativos le da a la población objetivo poco tiempo para procesar y evaluar. Es cognitivamente desorientador y confuso, especialmente si los oponentes apenas se dan cuenta de lo que les está golpeando. Abundan las oportunidades para la manipulación emocional que socava la voluntad de resistencia del oponente. (p. 17)
En este sentido, producto del diseño lingüístico de la narrativa articulada y las capacidades de difusión de información en el ciberespacio, se configuran las posiciones en el terreno combativo del lenguaje sobre los capitales culturales de interés. En el caso particular de las redes sociales, las narrativas instaladas potenciarían la adhesión de usuarios de la sociedad civil seducidos por mensajes disruptivos o manipulatorios. Por lo tanto, en este escenario, el uso nocivo de las redes sociales se expresaría a través de la difusión de mensajes acusatorios, exigencia de demandas sociales, el adoctrinamiento ideológico, difusión de fake news y desinformación entre otras.
Uno de los objetivos de la narrativa armada en las redes sociales, es que permiten acaparar un amplio grupo objetivo, generando la instancia para que agitadores en la red aprovechen la oportunidad de explotar los infortunios de los ciudadanos. Dicha dinámica, tiene como resultado la facilidad de condicionar el pensamiento y percepción de la realidad. Cabe mencionar, que este instrumento psicológico dista de las estratagemas como vías para inducir al error o confundir al adversario, ya que refiere a un arma psicológica que actúa sobre la población civil y no necesariamente durante un conflicto armado, por lo tanto, tiene muchas similitudes con las operaciones de información, bajo las características de las operaciones psicológicas, pero su leve diferencia radica en que no necesariamente proviene de organizaciones militares. Asimismo, se diferencia de las actividades de ciberguerra porque no necesariamente es ejecutado por un Estado. Por lo tanto, si todo lo anterior carece de un marco o regulación, entonces se puede inferir que la condición de seguridad de un país podría estar en riesgo al existir la posibilidad de ser desestabilizada por terceras organizaciones u actores no estatales a través de la narrativa armada. Sanger y Allenby (2017) señalan:
Hay algunos indicios, por ejemplo, de que el daño moral puede ocurrir cuando las narrativas armadas socavan las fuertes identidades que caracterizan al guerrero estadounidense en general, y al Cuerpo de Marines en particular. (“El daño moral” es un daño psicológico o espiritual debilitante, resultante de la transgresión de creencias y expectativas morales profundamente arraigadas). (...) Si los jóvenes estadounidenses crecen desconfiando de las instituciones y líderes gubernamentales quizás todavía podrían unirse al cuerpo de marines, pero sus capacidades para funcionar en él se verían disminuidas. (p.28)
En consecuencia, se aprecia un potencial riesgo a la seguridad, debido a la facilidad de imponer una verdad basada en narrativas elaboradas con argucia por aquellos que se la proponen, siendo lo más peligroso la intervención en la política exterior o situación interna de un país. Esta arma es efectiva sobre aquellos con un sentido de la realidad poco objetiva o excesivamente idealista, permeables y que probablemente no poseen un adecuado pensamiento crítico.
Algunas consideraciones del ciberespacio
Ante cualquier situación o hecho que se quiera evaluar en esta dimensión, es pertinente contextualizar el lugar geográfico en dónde ocurre y se origina el fenómeno; entre otros sus alcances jurídicos, la situación política y militar del país, siendo lo más relevante la existencia de un marco jurídico relativo a la soberanía en el ciberespacio. Pues en atención al presente ensayo, considerando que la narrativa armada se manifestaría principalmente en las redes sociales, el escenario que mantiene en jaque al sistema internacional es la dificultad de comprobar si existe una violación a la soberanía, especialmente por su efecto negativo sobre una determinada población civil.
En el caso de la Unión Europea, esta ha impulsado una estrategia de ciberseguridad para sentar los precedentes jurídicos y tecnológicos para sus objetivos estratégicos. En esta línea, la Comisión Europea elaboró la estrategia de ciberseguridad de la UE para la década digital. En dicho documento resolvió lo siguiente:
El ciberespacio es cada vez más explotado con fines políticos e ideológicos, y una mayor polarización en el nivel internacional está obstaculizando un multilateralismo eficaz. Las amenazas híbridas se combinan con campañas de desinformación, ciberataques a infraestructuras, procesos económicos e instituciones democráticas, con el potencial de causar daño físico, obteniendo ilegalmente acceso a datos personales, robo de secretos industriales o de estado, sembrando desconfianza y el debilitamiento de la cohesión social. Estas actividades socavan la seguridad y la estabilidad internacional y los beneficios que aporta el ciberespacio para el desarrollo económico, social y político. (Comisión Europea, 2020, p. 2)
En suma, la UE es un ejemplo de esfuerzos regionales en el ámbito del ciberespacio, y si bien no se precisan respuestas o métodos para evitar la manipulación psicológica desde esta dimensión hacia la población civil, al menos su orientación va dirigida a la defensa de ciberataques y protección de infraestructuras informáticas.
En cuanto al ámbito del derecho internacional público, la complejidad de determinar las responsabilidades internacionales de un Estado o del individuo en el ciberespacio, reside en la laxa concepción de su definición en el campo jurídico internacional. No obstante, aproximaciones como la declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en sus resoluciones 2131 (XX) y 2655 (XXV) del año 1965, permitirían encuadrar las actividades en el espectro electromagnético. Esta observa cualquier tipo de injerencia o amenaza sobre el Estado, sus elementos políticos, económicos y culturales. Esto bajo el principio de no intervención de asuntos de jurisdicción interna de Estados (Casanova y Rodrigo,2018). En este sentido, la definición de una soberanía en el ciberespacio cobra relevancia, especialmente cuando existe un tipo de arma cultural como la narrativa armada y las casi intocables redes sociales por la que se moviliza.
Desde el derecho internacional humanitario, cabe mencionar que la dinámica de la narrativa armada no se podría precisar como medio de guerra, pero tampoco la excluye. Así mismo no se consideraría como un método de combate prohibido. Con todo, se aprecia que dificultaría aún más este nebuloso escenario el anonimato de los hacktivistas y su ubicación, además de una ausencia universal de la definición de soberanía en el ciberespacio.
Efectos de la narrativa armada
Al tener presente la narrativa armada y su libre empleo a través del ciberespacio, el estudio de este fenómeno permite analizar las dinámicas conflictivas en las redes sociales. Uno de sus conocidos ejemplos de su alcance son los incidentes y disturbios acaecidos en Estados Unidos durante el año 2020. Todo ello por medio de las redes sociales, en donde personas se coordinaban y propiciaban actividades disruptivas en diferentes plataformas. En este contexto, un informe de ACLED (Armed Conflict Location Event Data), elaborado por Kishi (2020) indica lo siguiente:
La muerte de Floyd provocó una oleada de manifestaciones asociadas con el movimiento Black Lives Matter (BLM) que se extendió rápidamente desde Minneapolis por todo el país. Entre el 26 de mayo, el día después de la muerte de Floyd, y el 22 de agosto, ACLED registró más de 7.750 manifestaciones vinculadas al movimiento BLM en más de 2.440 ubicaciones en los 50 estados y Washington, DC. (p. 3)
Finalmente, las actividades estuvieron enmarcadas principalmente por diversas organizaciones no gubernamentales, alusivas a la discriminación racial, el actuar policial y a las medidas sanitarias contra el COVID-19.
Como se aprecia en la imagen superior, el efecto de las movilizaciones con las consigas al movimiento BLM, da cuenta de la capacidad que tendría la narrativa armada en las redes sociales si se emplea efectivamente. Un movimiento que comenzó en Estados Unidos, generando concentraciones en diversos centros cívicos y consulados estadounidenses, fue una amenaza al orden público en distintos lugares geográficos. Asimismo, diversas manifestaciones que iniciaron en razón de esta consigna dieron pasos a otras como la discriminación racial, el rechazo al navegante Cristóbal Colón y a los héroes de la Guerra Civil de los Estados Unidos.
Reflexión final
En cuanto a las actividades en el ciberespacio, se aprecia que estas merecen un exhaustivo estudio jurídico como político, especialmente cuando las capacidades como la narrativa armada son difíciles de constatar y restringir. Al igual que el control limítrofe de los espacios marítimos, aéreos y terrestres, incluso el espacial está siendo discutido, el ciberespacio no debiese ser la excepción.
En relación a la capacidad de la narrativa armada, es un instrumento psicológico armado que destaca por su método encubierto en los discursos del lenguaje, y que podría tener un alcance estratégico sobre la soberanía y ciudadanos de un país. Su efecto sobre la población civil, fundamentalmente los jóvenes quienes están más expuestos a esta táctica, produce una vulnerabilidad en el largo plazo por constituir la principal masa crítica del futuro de la nación; un complejo escenario de riesgo para la seguridad de un país y su soberanía.
Bibliografía
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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