Al pintar un objeto hay momentos en que queremos transmitir algo. El esquema de pintura de la Academia de Guerra Naval podría no ser la excepción. Sus tenues colores y blancos pilares, me infieren sobre un lugar de excelencia académica y de cuatro competencias claves en la formación de los oficiales de Estado Mayor. Este artículo versará sobre este mensaje de colores asociados a algunos alcances para las competencias de los citados oficiales dado el desafiante escenario futuro.
When painting a subject matter, there are moments when we are inspired to convey something. The Naval War College`s paint scheme could be no exception. The building’s pale colors and its white pillars inducts a place of academic excellence and of four key competencies in staff officers` education. Considering the challenging future scenario, this article associates the message of colors with some scopes for the competencies of these officers.
Al observar con detención el esquema de pintura de la Academia de Guerra Naval (A.G.N.), no puedo estar más de acuerdo con su diseño. Sus distintos matices conjugan una interesante armonía de colores que me evocan un lugar de estudios, un espacio de encuentro académico y de discusión intelectual para formar oficiales con un alto sentido de liderazgo, con capacidad crítica en sus análisis, capaces de planificar con excelencia y portadores de una efectiva capacidad comunicacional, permitiéndoles, así, ejercer importantes cargos y conducir los exigentes procesos institucionales.
En la ex Academia,1 en Playa Ancha, me enseñaron en su oportunidad acerca de “los jardines de Academo,” lugar que, ubicado en las afueras de Atenas, entre olivos, plantas de plátano y estructuras de mármol, no solo se recordaba al héroe griego Academo,2 sino también, servía de eximio lugar de encuentro en la búsqueda del conocimiento, en que Platón enseñaba a seguidores y discípulos.
Si bien la A.G.N. no alberga flora similar como en los jardines ya descritos, su fachada, de un suave color barquillo, me recuerda aquel mármol ya envejecido por el tiempo, tal como puede observarse en la Academia Nacional de Grecia, la que referenciando a la misma Academia de Platón, constituye un significativo centro de investigación y estudio de las ciencias, las artes y de la política en Grecia; asimismo, si exploramos muy en especial el antiguo Palacio Real en Atenas, hoy el Parlamento;3 griego, sus colores nos recuerdan esos tonos de la Grecia de Platón, del Liceo de Aristóteles y, si agudizamos aún más la mirada, veremos que los tonos de la A.G.N son particularmente similares.
Así, estos tonos me trasportan en el tiempo, encontrando en mi osada imaginación, una exquisita pertinencia con las academias y antiguas construcciones griegas y, en consecuencia, me infieren sobre un lugar de formación y estudios; sin embargo, como todo establecimiento educacional, su quehacer se centra en el estudiante, y es ahí donde mi examen de colores se focaliza en los blancos y altos pilares de la fachada de la A.G.N.
Efectivamente, la fachada nos muestra cuatro pilares que sobresalen de un fondo más oscuro. Los citados pilares, más que estructurales, y en mi exigua interpretación artística, están dispuestos como en alto relieve, destacándose y dominando todo el contexto del frontis del edificio, tornándose en verdaderos protagonistas en el esquema de pintura, lo cual me sugiere que estos cuatro pilares no solo se distinguen por su albo realce, sino que además, me indican de manera tácita sobre el propio objeto de la A.G.N: el oficial alumno.4
Sin duda, al pensar en los alumnos, rápidamente nos introducimos en el campo de las competencias, las que, definidas comúnmente como los conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores que permiten a la persona desempeñarse en una función determinada, serán, para el caso de los oficiales de Estado Mayor;5 (E.M), lo que porten en su “mochila” al momento de egresar de la Academia. Pero, y sin querer abordar un trabajo cargado de definiciones, conceptos y materias educativas, la pregunta que me invade es: ¿cómo podrían resumirse o sintetizar las citadas competencias y con ello los aprendizajes esperados del alumno, en solo cuatro conceptos o pilares representativos?
Al revisar los distintos perfiles de egreso que han regido la formación de los oficiales de E.M de la Armada de Chile en los últimos años, estimo que subyacen cuatro aspectos claramente identificables y que pueden resumirse en los siguientes conceptos que, en rigor, no son nuevos, muy por el contrario, han sido materias significativas que han estado presentes en las enseñanzas de expertos oficiales y profesores de la Academia durante varias décadas; me refiero a las competencias de liderazgo, capacidad de análisis, de planificación y de comunicación.
Sin embargo, hoy en día estamos inmersos en un mundo altamente cambiante, desafiante al extremo y en que el escenario post pandemia COVID 19 ha introducido efectos significativos no solo en términos de crisis financieras globales, sino también en las propias personas, de salud y humanitarias; además, los estudios científicos nos alertan sobre un cambio climático sustantivo en que los aspectos de conservación, protección y reducción de agentes contaminantes, entre otros, cobran especial relevancia, sumado a importantes procesos migratorios y necesidades sociales en todo el globo. Asimismo, los gobiernos luchan para avanzar hacia las metas mundiales de desarrollo sostenible,6 en que la gobernanza de las naciones requiere un trabajo profundo entre los diferentes sectores gubernamentales y no gubernamentales y de las propias relaciones entre los Estados; por otra parte, en lo nacional, persisten las amenazas ante desastres de orden natural, sumado a un clima social siempre demandante, el que, matizado por cortos procesos eleccionarios, requerirán la especial atención y dedicación del sector público.
Todo lo anterior, genera la posibilidad de que las fuerzas armadas se involucren cada vez más en operaciones de no guerra; sin embargo, dado el entorno descrito, tampoco es descartable la posibilidad de un conflicto menor o crisis externa.
Así, las funciones del oficial de E.M. se relacionan con el escenario o entorno más inmediato, como sería el institucional, pero también, su quehacer trasciende hacia otras áreas de desempeño, reforzándose la idea de que su diario actuar es parte de un todo nacional, así como internacional, sujeto, por cierto, a la crítica social, a la opinión pública y a procesos de legitimización.
En consecuencia, y en palabras simples, se me presentan las siguientes preguntas: ¿qué matices, alcances o énfasis debieran estar presentes en las competencias indicadas anteriormente para la formación del oficial de E.M., dado el contexto de los tiempos actuales y futuros?, por lo tanto, ¿qué debiera representar cada pilar de la A.G.N?
Así, el primer pilar y, según estimo, el más importante, se refiere al liderazgo; no obstante y dado el entorno presente y futuro del oficial de E.M que se ha descrito, hace que dicho liderazgo tenga ciertas características que van más a allá de la concepción genérica entendida como el ejercicio de las actividades del líder, definido, este último, como la persona que dirige o conduce un grupo o colectividad.7 El oficial de E.M., en mi concepción, debe ejercer un liderazgo personal, estratégico, adaptativo, así como asertivo.
En efecto, son las especiales conductas personales del oficial de E.M. las que generarán adhesión y confianza en las personas que conduce, principio básico para crear cercanía, compromiso, valoración y apoyo a sus iniciativas. La práctica de las virtudes morales de la Armada, cumplimiento del Código de Honor institucional, dar siempre el ejemplo y tener un comportamiento ético intachable, honesto, humilde, justo y probo, son actitudes y comportamientos personales esenciales para su desempeño.
Asimismo, requiere un liderazgo estratégico en su desempeño. Tener una visión y capacidad de gestión estratégica, no solo para abordar la solución a un problema militar o proponer soluciones ante un escenario distinto y siempre demandante, sino también para involucrar en lo estratégico a las propias personas que conduce, permitiendo con ello que la organización sea más receptiva y abierta a los procesos de innovación y cambio. El líder estratégico posee un conocimiento global, nacional y organizacional de los temas y fomenta dicho conocimiento a su entorno, creando empatía, confianza, inspirando el entusiasmo, procurando siempre la eficacia y eficiencia de los procesos e impulsando y motivando la generación de cursos de acción para la mejor productividad y funcionamiento de la organización; asimismo, debe reconocer y comprender el marco del poder que enviste su posición y grado, y con ello, percibir su efecto en los subordinados y el entorno.
No obstante, especial detención cobra hoy en día la capacidad real y efectiva de adaptarse al entorno y a la situación: un liderazgo adaptativo. En efecto, en escenarios cambiantes, irregulares, a veces confusos y complejos, como se ha indicado previo a estas líneas, es necesaria la capacidad de abordar de manera franca el problema y tomar decisiones después de equilibrar el riesgo involucrado y el estado final deseado, según la intención del mando superior. Conlleva la capacidad de movilizar, de motivar, orientar y de involucrar a las personas en la solución del problema, en que la mayoría de las veces no aplica una solución técnica, sino más bien, la resultante de un trabajo sinérgico y en equipo.
Ahora bien, el trabajo del oficial de E.M. requiere líderes que también expresen sus ideas de manera directa y franca, con decisión, sin rodeos, pero con respeto y fundamento, no solo hacia el trato con sus subordinados y sus pares, sino también, respecto de sus superiores, de tal forma de construir soluciones o cursos de acción que sean valorados por todos, facilitando con ello su cumplimiento y compromiso. Por lo tanto, estimo que el citado oficial debe poseer un liderazgo asertivo, que no significa imponer una decisión porque sí, sino más bien, es esa capacidad asertiva la que hace que el oficial se comunique en distintos niveles, en considerar la opinión y argumentos de otros y con ello obtener un mejor juicio para la toma de decisiones, planteando los temas de manera fundamentada, creíble y fomentando siempre el trabajo y opinión de todo el equipo. Por lo tanto, es una capacidad que está muy conectada a lo comunicacional, y no sólo en la manera de cómo expresar las ideas, sino también, de cómo estas se comunican a través de lo corporal.
El segundo y tercer pilar están altamente conectados, me refiero, respectivamente, a las capacidades de análisis crítico y de excelencia en la planificación.
El oficial de E.M. debe ser un analista que aplique en sus apreciaciones y evaluaciones un claro ejercicio del pensamiento crítico, que le permita desarrollar un análisis real del entorno, mediante la comprensión cabal de la naturaleza del problema, la evaluación de la información disponible, de investigar e identificar los factores involucrados, de determinar las relaciones existentes, de inferir riesgos, de deducir implicancias y de construir estrategias o soluciones posibles, basadas en una concepción holística, simple, adaptable, que permita obtener la ventaja y focalizada en la sincronización del tiempo, más que el tiempo en sí. Un analista de estas características no solo examina el entorno para buscar la mejor solución militar a un problema, sino también, tiene una visión amplia respecto de su propia organización para lograr sus objetivos y así alcanzar la visión y misión organizacional. En este contexto, el analista cimienta su quehacer en el liderazgo, en el trabajo en equipo, como ya se ha indicado, en una relación cercana con sus subordinados, así como una comunicación efectiva en todos los niveles.
La capacidad de excelencia en la planificación se centra en que, habiendo el oficial de E.M. efectuado un análisis crítico de la situación, el entorno y los elementos indicados en párrafos anteriores, concibe el empleo de las fuerzas y/o planes de acción, no solo para situaciones de conflicto o crisis, sino también, en las distintas áreas de misión de la Defensa y, en particular, las correspondientes a la Armada. La planificación no solo comprende el análisis ya descrito y decidir finalmente qué hacer, sino también, conlleva la propia elaboración del plan, que a veces es más difícil de lo que parece, donde la claridad de las intenciones será siempre un aspecto gravitante. La excelencia en la planificación requiere de importantes y sistemáticas instancias de coordinación entre las partes involucradas, lo que hará que los planes de acción se tornen coherentes y a la vez creíbles, como producto de la integración de esfuerzos y contribuciones. Finalmente, la planificación debe considerar instancias de comunicación del plan, su implementación y su constante evaluación, debiendo el oficial administrar las medidas necesarías para generar un ciclo retroalimentado para ir adecuando y refinando la acción planeada.
El último pilar se refiere a la capacidad de comunicación efectiva del oficial de E.M. Esta capacidad no solo se refiere a la aptitud de cómo informar las intenciones o de impulsar iniciativas en el plano organizacional, sino también, referido a cómo se comunicará el plan.
La comunicación efectiva es aquel eslabón entre lo que el tomador de decisiones ha definido en sus intenciones, respecto de lo que realmente el receptor percibe de dichas ideas. Como se puede apreciar, no es simplemente preparar un mensaje y enviarlo por el sistema; sino cómo este se interpreta. El destinatario final de un mensaje es una persona y, como tal, se requiere de una comunicación, tal del líder, que permita generar no solo la exacta compresión de lo que se quiere hacer, sino también que genere la necesaria adhesión, involucramiento y motivación por parte de los liderados. Una comunicación efectiva requiere que el líder entienda de su propio carácter, cómo es su natural relacionamiento e interacción con el entorno, cómo fluyen sus emociones y cómo podría ser interpretado por el equipo. El oficial de E.M. se estudia a sí mismo, conoce su intelectualidad, su capacidad de aprender, de pensar y de escribir. Comunicar las ideas de manera efectiva es exponerlas con claridad, coherencia, respeto, bien fundamentadas, con empatía y valorando la retroalimentación de quienes reciben dichas ideas. En este sentido, el lenguaje corporal del líder cobra especial relevancia en la transmisión de las ideas: la dicción, el tono de voz y la expresión del cuerpo, son elementos que se deben conocer y dominar.
Asimismo, y en el contexto de la planificación, es esencial que todo el equipo conozca del proceso del planeamiento y su propósito, y en este sentido, su comunicación, de manera efectiva, permitirá no solo un mejor involucramiento, mayor eficiencia y productividad del todo el grupo, sino también, lograr un lenguaje común, sobre todo cuando dicho equipo está conformado por personas de distintos sectores, civiles y militares. Así mismo, y respecto de la comunicación del plan, es esencial no impregnarle demasiada complejidad o vestirlo innecesariamente de términos, siglas y relaciones confusas; el plan debe percibirse simple, atractivo y de fácil entendimiento, lo cual lo hará convincente y motivadamente cumplible.
Después de esta aventurada navegación en la interpretación personal de los colores de la A.G.N, concluyo, respecto de lo acertado de su esquema de pintura, el que nos transporta necesariamente hacia el sentido de las academias de la antigua Grecia, mostrándonos así un lugar de encuentro, de abierta discusión académica, de apertura de mente y de las ideas, así como del ejercicio del pensamiento crítico; todo lo anterior, basado en cuatro competencias o pilares claves respecto de la formación de los oficiales de E.M.; pilares que, evocando los conceptos que ya en la ex Academia transitaban por sus aulas y pasillos, podrían resumirse en un liderazgo personal, estratégico, adaptativo y asertivo; en la capacidad de análisis crítico; de excelencia en la planificación; y de comunicación efectiva.
Así, en este artículo, he plasmado algunas ideas y pensamientos sobre las competencias y sus particulares alcances para el desafiante desempeño del oficial de E.M. de hoy en día; sin embargo, es justo indicar que estas opiniones no son producto de una iluminación del momento, por el contrario, ha sido el recoger los mismos conceptos que por años los profesores de la A.G.N, de vasta experiencia operativa y educativa, han inculcado a sus alumnos, sumado a la observancia reflexiva del desempeño de oficiales de E.M. en los últimos años, así como mis propios aciertos y, por sobre todo, de mis varios errores y equivocaciones experimentadas.
Finalmente, cuando en el año 2013 se cambió el esquema de pintura de la ex Escuela de Armamentos de la Armada, para dar paso a la A.G.N., aclarando su color original y destacándose en blanco los cuatro pilares de su fachada, ¿los mandos de la época habrán considerado en la decisión final del esquema de pintura a aplicar, los tonos de los clores de las antiguas edificaciones griegas y de cómo resaltar las competencias claves para la formación del oficial de E.M.? En realidad, no lo sé, pero al parecer, tenemos otro tema o problema de investigación a ser resuelto por los oficiales de E.M., quizás aplicando sus competencias y los sutiles alcances que he sugerido, encuentren una inesperada respuesta.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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