El anhelo comenzó en la década de los años cincuenta, al autorizar la construcción de la nueva Escuela Naval en el cerro Playa Ancha, destacando entre sus edificios, el de un gimnasio y piscina como espacios necesarios para la formación integral del futuro Oficial de Marina;…la realidad se acaba de concretar después de cuatro décadas, al recibir la Escuela un edificio con dos grandes naves, que albergan en su interior los modernos recintos deportivos para la práctica de la gimnasia, natación y otros deportes bajo techo. Esta gran obra cuenta con la infraestructura de apoyo para ambos recintos, compuesta de sala de máquinas, sala de clases, sala de enfermería, sala de musculación, amplios camarines y baños para deportistas, árbitros y público en general, graderías en ambos recintos, guardarropía, pañoles deportivos y de materiales, sala de recepción y sala de administración, y en su exterior con jardines y sectores de estacionamiento de vehículos.
El proyecto denominado Isluga y Olímpico tiene como inicio el año 1991 y como primera etapa la formulación del proyecto tiene sus comienzos en marzo de 1992 en el Servicio de Obras y Construcciones de la Armada (SOCA), teniendo presente su integración en el deporte nacional como futura sede de alto nivel.
El proyecto definitivo se estructuró durante el año 1993 desde la perspectiva arquitectónica y de ingeniería, procediéndose a licitar la ejecución de las obras entre las principales empresas constructoras del país. La obra se inicia en abril de 1994, culminando el 31 de agosto de 1995 y en el mes de octubre de ese año se entrega el complejo deportivo al servicio de la Escuela Naval y de la comunidad nacional.
Entre las características de esta construcción deportiva se destaca el proyecto Isluga, con un gimnasio techado de 2.700 m2 con dos canchas para básquetbol y vóleibol, además de cuatro plataformas para atletismo, gimnasia artística, esgrima, artes marciales, actividades físicas formativas y de acondicionamiento físico.
Por su parte el proyecto Olímpico de 3.300 m2 consta de una piscina temperada y climatizada de 50 m de largo por 25 m de ancho y 2 m de profundidad, además de una piscina temperada de 12,50 m de largo por 5 m de ancho y 1,20 m de profundidad para calentamiento y enseñanza natatoria.
En este proyecto tan significativo para la Escuela Naval, se unieron muchas voluntades destacando al Comandante en Jefe de la Armada, almirante Jorge Martínez Busch, con su permanente preocupación para concretar esta obra acudiendo mensualmente de visita en el período de construcción, de igual modo los oficiales de la escuela, los profesionales del SOCA, especialmente el arquitecto Juan Carlos Antúnez G., los ingenieros y técnicos de las empresas a cargo de la construcción, interesados en dar lo mejor para esta obra única en esos momentos en el país y los profesores de la escuela con sus consejos técnicos para el desarrollo del proyecto.
La piscina de la Escuela Naval debió esperar su materialización durante 28 años (1967-1995). En el transcurso de este tiempo se analizaron diversos tipos de piscina hasta llegar a la ideal que satisficiera las necesidades formativas y deportivas de los cadetes.
Fue el almirante Jorge Martínez Busch, quien, siendo director de la DEA de la época, en una visita a la Escuela Naval ante la pregunta del profesor de natación sobre la posibilidad de construcción de la piscina respondió; en presencia del director de la Escuela, que él se comprometía a sacar adelante el proyecto y enfatizó” voy a cumplir mi palabra y ustedes se van acordar de mí.” Fue así como en el año 1995 se procedió a inaugurar la piscina con la presencia del Comandante en Jefe de la Armada, almirante Jorge Martínez Busch, quien durante el desarrollo de la ceremonia se acercó a saludar a las distintas delegaciones y al llegar al frente de la delegación deportiva de la Escuela Naval tuvo el gesto de acercarse a los profesores para decirles que había cumplido con su palabra.
Desde su puesta en funcionamiento, la piscina, que contó con la aprobación y certificación de la Federación Internacional de Natación Amateur (F.I.N.A.) posibilitando el desarrollo de competencias internacionales y el reconocimiento de records, fue admirada por todos los visitantes, tanto por su hermoso diseño con vista al mar, como por la incorporación del conocimiento y mejores experiencias disponibles en construcciones de piscinas. Así lo ameritan: sus 10 pistas de 2,5 m de ancho; su fondo parejo de 2 m de profundidad; sus partidores con control automático de tiempo; sus ventanas subacuáticas de observación de técnica de nado; su piscina de calentamiento y su tablero electrónico que da a conocer en forma inmediata los tiempos y orden de llegada de los nadadores.
Dos años después de su inauguración, la piscina fue sede del XXXIV campeonato mundial de natación C.I.S.M., efectuado del 12 al 20 de julio de l997. Posteriormente, se realizaron varios campeonatos nacionales de invierno en Valparaíso y la demanda para entrenar en natación y participar en competencias aumentó a nivel escolar y universitario. No cabe duda que en estos casi 23 años de funcionamiento la piscina ha sido el motor del progreso de este deporte.
Primeramente, mencionar que su construcción llenó de orgullo a la institución, a la Escuela Naval ya los profesores de educación física que vieron en ella un espacio específico donde poder desarrollar sus propuestas educativo-físicas y deportivas para los cadetes. Quizás faltó contemplar una implementación específica nueva y en cantidad para los espacios construidos de acuerdo con el estándar de la época, pero, este aspecto funcional se fue implementando con los años, pero, nunca fue suficiente.
Para los cadetes creo que fue dejar la época romántica de capear clases de educación física, por el tiempo de viaje de ida y vuelta a la escuela antigua, con los shows que mandaban hacer los cadetes repitentes a los cadetes motes en la campanita: bailar, cantar, contar chistes, imitar.
El complejo deportivo, tuvo muchas ventajas para los cadetes y su aprendizaje educativo-físico, al permitir clases con pérdidas de tiempo mínimos. Tener espacios multipropósito para clases de gimnasia, deportes, acondicionamiento físico, sesiones de entrenamientos para la mayoría de los seleccionados. Además, la amplitud interna del complejo posibilitó que fuera utilizado para actividades oficiales de la Escuela en días de lluvia.
Entre los chascarros del complejo se cuentan: las filtraciones de agua por el techo, las múltiples filtraciones de la piscina, pisos de azulejos de la misma sin antideslizantes (múltiples lesionados), los aros de básquetbol guardándose al revés, el piso de recortan de la cancha de básquetbol, la marcación de los límites fuera de reglamento de la misma, por supuesto, detalles que se fueron corrigiendo paso a paso.
Para el seleccionado de vóleibol constituyó tener un gimnasio de excelente nivel y poder acercarnos a los estándares internacionales que exige el deporte. Nos permitió tener la anhelada casa propia para realizar nuestros campeonatos inter-escuelas y sentir la calidad de local.
El complejo deportivo además de permitir simultáneamente la práctica de varios deportes creó un clima agradable y motivador para las clases y las prácticas de seleccionado. También aportó el tener mayor eficiencia y eficacia en los entrenamientos y, lo más importante, el poder tener infraestructura con una realidad reglamentaria por deporte en sus demarcaciones.
En otro aspecto y por el interés de grandes instituciones por participar en eventos organizados por la Escuela se comenzó a tener mejores logros deportivos, se empezó a tener una mejor sociabilización con la región a través del deporte y la civilidad pudo acceder a las instalaciones propias de la institución.
Por último, gracias a la construcción del complejo deportivo se pudo contar con un pañol de deportes acorde a su nivel para la organización y custodia de materiales e indumentaria deportiva, además de poseer varios camarines para recibir a un gran número de deportistas simultáneamente.
A mí me tocó vivir la transición de pasar de actividades deportivas en la Escuela Naval antigua al complejo que se utiliza en la actualidad.
De lo que recuerdo, los terrenos donde se encuentra el actual complejo deportivo, eran parte de una o dos canchas de tenis que habían antes en la escuela, una casa antigua, que era utilizada por los cursos de aspirantes a oficiales de mar, y el sector que se encuentra más hacia la calle era un picadero (cancha de tierra), donde se hacía infantería doctrinal a los reclutas y, además, había una casucha o mediagua que coloquialmente los cadetes la llamábamos la “cámara de gases”, porque ahí se encontraban los tarros de basura.
En algunas ocasiones (solo algunas), con HH de cadetes se cooperaba en el retiro de los ladrillos de las canchas de tenis, para contribuir en la preparación del terreno para el futuro complejo deportivo y no dar tiempos de ocio a los cadetes “voluntarios” de los fines de semana (castigados).
En lo referente a las actividades deportivas en la escuela antigua, si bien se perdía tiempo entre los desplazamientos en la micro de la escuela o en la campanita, daba la chance a los cadetes para salir de la escuela y cambiar un poco de aire durante la semana.
El nuevo complejo lo alcancé a utilizar en mi último año en la escuela, donde obviamente, todo estaba más a mano. Era toda una novedad el utilizar las instalaciones nuevas. Sin embargo, el régimen consideraba natación al menos dos veces por semana y por generación a la diana, donde la piscina se transformaba en un océano (en comparación con la de la escuela antigua) para aquellos no muy amantes a esta disciplina. Además, para algunos, se consideraba al complejo deportivo como una desventaja, ya que, no se contaba con la opción de salir; aunque fuese un rato, fuera de la escuela en la semana.
Para ese entonces, las clases regulares de educación física eran llevadas a cabo en las dependencias de la escuela antigua, había que abordar la campanita, y el viaje que, aunque fuese de algo así de cuatro o cinco minutos, servía para tomar una pequeña siesta que antecediera los ejercicios posteriores. En ocasiones en que la campanita estuviese comprometida, el desplazamiento se efectuaba al trote por divisiones, lo que si bien no era un desafío mayor en cuanto a distancia, sí lo era en las ocasiones que se superponía la misma actividad con las fichas de capacidad física, y cualquier resultado no satisfactorio, se podía atribuir que era producto del desplazamiento previo.
La creación del nuevo complejo trajo consigo desafíos importantes, como fueron el acostumbramiento a los nuevos 50 m de largo de la piscina versus los 25 de la piscina antigua. Metros que quitaban segundos valiosos para aquellos que pasaban la ficha con dificultad. El mando resolvió entonces, como ahora teníamos las dependencias a la mano, programar la natación matutina que en un comienzo si bien no fue recibida de la mejor manera, con el paso del año fue peor aún, considerando que en invierno había que recorrer todo el patio negro, a veces con viento y lluvia, para llevar a cabo los 25 o 50 m de natación programados antes del desayuno de la escuela.
Pero sin duda que la mayor ventaja del nuevo complejo fue la disponibilidad para los diferentes seleccionados; quienes podían utilizar las instalaciones en cualquier momento del año y en casi cualquier momento del día, siendo un ejemplo de esto, los madrugadores entrenamientos del seleccionado de fútbol a cargo del profesor Antonio Veas y José “Pepe” Rivera, los cuales comenzaban alrededor de las 05:15 horas y se extendían hasta la diana de los cadetes programada a las 06:00 horas.
Más allá de mi experiencia de cadete entre los años 2002 y 2005, viendo hacia atrás con ya 18 años de atletismo, triatlón y disciplinas asociadas, junto con 15 años de servicio en la Armada, creo tener la perspectiva para dimensionar el impacto que puede tener para un futuro marino contar con una instalación deportiva de primer nivel como lo tiene nuestra Escuela Naval. Me siento profundamente convencido que el deporte representa en la vida de cualquier persona un fundamento que trasciende a todos los aspectos de la vida. Siendo la Escuela Naval la primera etapa formativa en lo académico, valórico, militar y físico, la práctica de disciplinas deportivas competitivas permite la creación de hábitos que se incrustan en el carácter del joven marino y lo acompañarán a lo largo de su vida frente a desafíos propios del medio donde deberá ejercer su profesión.
El complejo deportivo de la Escuela Naval cuenta con la implementación e instalaciones necesarias para que los cadetes desarrollen una amplia gama de deportes, dándole a cada uno de ellos la oportunidad de representar las anclas cruzadas en la disciplina que les apasione. El aspecto competitivo que otorga la práctica de deportes que se realizan en este complejo, realza su importancia considerando que quienes lo aprovechan son nada menos que futuros guerreros del mar que contarán con las armas que le otorga la constancia, dedicación, perseverancia y concentración que demanda cada una de las disciplinas que en ella se practican.
En la rutina del día a día resulta fácil justificar el no hacer deportes frente a tantas actividades que rodean cada una de nuestras vidas, sin embargo, si se logra formar el hábito de la práctica deportiva desde su formación, el cadete en el futuro podrá ser un ejemplo ante su dotación, amigos y sociedad.
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Este artículo describe brevemente algunos de los aspectos más interesantes de la organización, estructuración y desarrollo del Simposio de Comandantes en Jefe de Armadas realizado el 3 de diciembre de 2018 en Viña del Mar, incluyendo la transcripción completa de la ponencia de la Armada de Chile expuesta ese día, de forma de difundir un mensaje claro y potente para estimular la vital conciencia marítima nacional.
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ENSAYO SOBRE EL NACIMIENTO DE NUESTRA MARINA DE GUERRA ESCRITO SOBRE DOCUMENTOS ENTERAMENTE INÉDITOS, Y ESPECIALMENTE SOBRE LA CORRESPONDENCIA DEL ALMIRANTE DON MANUEL BLANCO ENCALADA.
* Texto editado de artículos publicados en la Revista de Marina de abril y mayo de 1887.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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