By Gonzalo Codina Díaz
Hace cuarenta años, en el Atlántico Sur, Argentina invadió las Islas Falkland/Malvinas, que reclamaban como suyas. Como respuesta, el Reino Unido envió una flota para su recuperación, tarea que costó muchas vidas, buques y aeronaves. Por su parte, Argentina tuvo una mayor cantidad de bajas y sufrió el hundimiento del crucero ARA General Belgrano, atacado por el submarino HMS Conqueror, dejando más de 700 náufragos, que fueron rescatados por numerosos buques, entre otros, por el buque chileno AP Piloto Pardo.
Forty years ago, Argentina invaded the Falkland/Malvinas Islands, which they claimed as their own. In response, the United Kingdom sent a task force to reclaim their territory, an effort that cost many lives, ships, and aircrafts. On the other hand, Argentina had a higher number of casualties and the sinking of the cruiser ARA General Belgrano attacked by the Royal Navy submarine HMS Conqueror, leaving more than 700 survivors in the Atlantic. These were rescued by several ships, among others, by the Chilean ship Piloto Pardo.
El 2 de abril de 1982, fuerzas argentinas invaden las islas Falkland/Malvinas con 900 hombres, entre infantes de marina y fuerzas especiales, mediante una operación anfibia tomando el control de ese territorio insular de aproximadamente 1.800 habitantes ubicado en el Atlántico Sur, aproximadamente a 360 millas náuticas de Río Gallegos y a 6.650 millas náuticas al sur de Gran Bretaña. Al día siguiente, fuerzas argentinas toman el control de Grytviken y de Puerto Leith, en las Islas Georgias del Sur, ubicadas a 800 millas náuticas de las Islas Falkalnd/Malvinas.
Dicha invasión, para el Reino Unido, fue sorpresiva y no prevista. Por su parte, para Argentina fue relativamente fácil, en el sentido que hubo escasa resistencia y en poco tiempo ya tenía el control de las islas, organizando una “eventual defensa”.
Aparentemente, se creía que tomadas las islas se podría llegar a negociaciones sobre su soberanía en mejores términos, tal como lo expresara el contralmirante (RE) Horacio Mayorga en su libro “No Vencidos”, indicando en las consideraciones estratégicas lo siguiente:
“Si bien no contamos con documentos que lo confirmen totalmente, deducimos que nuestra estrategia para el mantenimiento de las Islas estuvo basada en los siguientes supuestos:
o Gran Bretaña aceptaría negociar, sin encarar una recuperación por la fuerza.
o Los Estados Unidos nos apoyarían, por lo menos a través del TIAR, para evitar una extensión del Conflicto.
o La Organización de las Naciones Unidas, que había apoyado nuestras reclamaciones en sucesivas resoluciones, evitaría el enfrentamiento militar y no nos consideraría como agresores”.
Los hechos indican que ninguno de esos supuestos se cumplió. Muy al contrario. Sin perjuicio que parte de la cúpula política del Reino Unido creía que, ante una eventual ocupación de las Islas Falkland, su recuperación no estaba en sus mentes y que en la planificación de una defensa contra una invasión argentina a las islas, era absolutamente imposible, el alto mando del Reino Unido, representado por su Primer Lord, el almirante Henry Leach, conocedor del avance de las negociaciones y consciente que la defensa de esos territorios consistiría en “vivir con el hecho consumado” y que la defensa debía por fuerza llegar tarde, estaba convencido que las islas podían ser recuperadas por medio de una operación anfibia y así lo hizo presente, pocos días antes de la invasión argentina, a la Primera Ministra Margaret Thatcher, quien autorizó organizar una fuerza de tarea para zarpar al sur cuando se le ordenase.
El resto, es historia conocida. Argentina dio curso a la “Operación Rosario”, organizando la defensa de los territorios ocupados y su mar adyacente. Por su parte, para sorpresa de muchos, el Reino Unido puso en ejecución la “Operación Corporate”, el mismo día 2 de abril, disponiendo el zarpe de 3 submarinos nucleares con rumbo sur y una numerosa fuerza de tarea con sus principales unidades de combate con rumbo a la Isla Ascensión, base avanzada para el resto de las operaciones.
Mientras tanto Chile, a pocos años de haber vivido una crisis con Argentina en 1978, se encontraba trabajando junto a su vecino y con el Vaticano en la redacción de detalle de un tratado de paz y amistad, el cual finalmente se firmó en 1984. Razón por la cual en 1982 era un tema no resuelto y el inicio de la guerra de las Islas Falkalnd/Malvinas generaba una razonable preocupación e incertidumbre en Chile.
Primeras operaciones
Ambos países en conflicto, previo a las operaciones, comenzaron a organizar y preparar sus fuerzas, Argentina para la defensa de las islas el Reino Unido para la recuperación de ellas. Este último país contó con la Isla Ascensión como base logística principal y más cercana a las Islas Falkalnd/Malvinas, distante a 3.457 millas náuticas. En cambio, para Argentina las bases de apoyo logístico estaban muy cercanas en el continente, como también las bases aéreas desde donde se realizaron múltiples ataques, durante todo el período de guerra, con aeronaves de la Fuerza Aérea Argentina y de su Aviación Naval.
En cuanto a la Fuerza de Tarea Argentina (F.T. 79), se organizó en 4 Grupos de Tarea, el G.T. 79, conformado por el Portaaviones 25 de Mayo y 5 escoltas, el G.T. 79.2 con 4 unidades al mando del Destructor Hércules y el G.T. 79.4 con 4 corbetas, grupos que operarían por el norte de las islas y el G.T. 79.3 conformado por el crucero General Belgrano y 3 escoltas, grupo que operaría por el sur de las islas.
Por su parte, la Fuerza de Tarea inglesa (F.T. 317) se organizó en grupos de tareas, el de combate, con los 2 portaaviones y sus unidades escoltas, el grupo anfibio que desembarcaría en las islas y el grupo de submarinos, además de las fuerzas de apoyo logístico.
Las fuerzas britanicás establecieron un área al noreste de las Falkland y fuera del área de exclusión, denominada TRALA (Tow, Repair and Logistic Area), la cual estaba fuera del alcance de la amenaza enemiga, lugar donde se realizaban los reabastecimientos de buques, reparaciones y eventuales remolques y probable punto de partida de las operaciones de bombardeo naval y desembarco en las islas. Por su parte, los 3 submarinos ingleses se desplegaron en 4 cuadrantes alrededor de las islas, el HMS Conqueror estaba destinado a patrullar en los 2 cuadrantes del sur.
El 12 de abril entró en vigencia una Zona de Exclusión Total (ZET) de 200 millas náuticas alrededor de las Islas Falkland establecida por el Reino Unido1.
Las principales unidades argentinas navegaban en 2 agrupaciones, una por el norte y la otra por sur de las islas con rumbo general este, con el propósito de evitar que las fuerzas inglesas lograsen atacar y desembarcar fuerzas en las Islas Malvinas. Con ese despliegue, podrían realizar las operaciones necesarias con fuerzas suficientes para atacar a sus adversarios, incluyendo ataques aéreos desde el continente.
Se inician las hostilidades
El 1° de mayo de 1982 se efectuó el primer ataque inglés a las islas, con un bombardeo aéreo sobre la pista de Puerto Stanley/argentino, seguido de un bombardeo naval por buques del Grupo de Tarea de Combate. Con este primer ataque directo, se produce un giro en los acontecimientos, descartando una eventual solución pacífica de la controversia.
Al día siguiente se produce el ataque y hundimiento del ARA General Belgrano por parte del submarino inglés HMS Conqueror, quien atacó con 3 torpedos cuando el crucero se encontraba a unas cuantas millas náuticas al sur del límite de la Zona de Exclusión Total establecida por el Reino Unido.
De acuerdo a lo indicado por el almirante John Woodward, Comandante de la Flota Británica durante la guerra, en su libro “Los cien días”, tenía claro que el Belgrano se encontraba fuera de la ZET. Sin embargo, se deduce que apoyó el ataque del Conqueror, por considerar que el ARA General Belgrano y sus 2 destructores escoltas constituían una amenaza directa para las operaciones de recuperación de las islas.
El ataque del submarino inglés fue exitoso, dando en blanco 2 de los 3 torpedos lanzados al ARA General Belgrano, el cual se mantuvo a flote por poco más de una hora, hasta su hundimiento total el día 2 de mayo a las 17:05 hrs. De su dotación, compuesta por 1.093 hombres, se rescataron 770 sobrevivientes, otros 23 fueron encontrados fallecidos en sus balsas y 300 cuerpos desaparecieron en las aguas del Atlántico.
Después del hundimiento se desencadenaron las operaciones de salvamento de los náufragos, inicialmente por las unidades escoltas y luego por unidades auxiliares argentinas. Junto a ello, esa misma noche se inició una incesante búsqueda de balsas y náufragos por parte de aviones de reconocimiento. Sin embargo, adicionalmente a la condición natural de oscuridad, se sumó la existencia de malas condiciones meteorológicas que impidieron, al menos en la noche, tener resultados positivos.
Con las primeras luces del día 3 de mayo, se retomó la búsqueda con aeronaves y se despacharon al área unidades de superficie de combate y auxiliares. A las 09:20 hrs. un avión de exploración avistó una gran mancha oleosa, ubicada a 100 millas náuticas al E de la Isla de los Estados y a 30 millas náuticas al SW del límite de la ZET establecida por Inglaterra.
Recién a las 10:30 hrs. una aeronave enlazó en frecuencia de emergencia con una balsa, la cual dio su posición al 090° y a 130 millas de la Isla de los Estados. A partir de ese momento comenzaron a avistar otras tantas balsas con muchos sobrevivientes. Al terminar el día 3 de mayo, las unidades argentinas ya habían rescatado a casi 400 náufragos del Belgrano. Los días siguientes se logró rescatar al resto de los sobrevivientes, incluyendo algunos heridos y otros fallecidos que en sucesivos traslados fueron llevados a Ushuaia.
Solo imaginar pasar tantos días en precarias balsas a la deriva, en deplorables condiciones y con la incertidumbre de ser o no encontrados, merecen un especial reconocimiento por la fortaleza de espíritu y sacrificio de estos náufragos.
Participación del AP 45 Piloto Pardo
El buque chileno AP 45 Piloto Pardo era una unidad auxiliar que tenía una dotación de 87 tripulantes, poseía características para navegar aguas antárticas y trasportaba 2 helicópteros livianos. El buque estaba al mando del capitán de fragata Adolfo Cruz Labarthe. Habitualmente el buque realizaba trabajos hidrográficos, especialmente en la zona austral, donde existen cientos de canales y rutas de navegación que explorar.
Fue en esta última tarea que el buque se encontraba operando, al sur de su puerto base, Punta Arenas, cuando el 4 de mayo recibió la orden de dirigirse al Atlántico, al sur del teatro de guerra entre Argentina y el Reino Unido con el propósito de participar en la búsqueda de náufragos del ARA General Belgrano, hundido el día 2 de mayo en un punto al este de la Isla de Los Estados.
Inmediatamente el Pardo se dirigió a Puerto Williams para salir al Atlántico por el Canal Beagle, donde embarcó, vía helicóptero, a un médico y a un anestesista que eran parte de la dotación de esa austral base naval, los cuales apoyarían a eventuales heridos. Al ingreso a la zona de conflicto, se puso a disposición del buque antártico argentino ARA Bahía Paraíso, quien le asignó un área de rebusca, recalando a la zona con las primeras luces del día 5 de mayo, cuando ya habían trascurrido más de dos días del hundimiento del crucero.
En ese contexto el Piloto Pardo se unió a la rebusca, donde ya participaban los destructores Piedrabuena y Bouchard, escoltas del Belgrano, el patrullero Gurruchaga y el buque antártico Bahía Paraíso, junto a las aeronaves que durante todos estos días ya buscaban a los náufragos.
A esa fecha, las unidades argentinas habían encontrado un importante número de balsas con gran cantidad de sobrevivientes, heridos y lamentablemente algunos fallecidos. Sin embargo, existían avistamientos aéreos que indicaban que aún faltaban algunas balsas por encontrar, donde el fuerte viento reinante en la zona hacía que estas se dispersaran cada vez más. Adicionalmente, en esa época del año las horas luz iban en disminución y el frío también se hacía cada vez más presente, lo que, junto a los días trascurridos, obligaba que la operación de búsqueda fuera una carrera contra el tiempo.
El Comandante del Bahía Paraíso, Ismael Jorge García, a cargo de la búsqueda, le recomendó al Pardo no sobrepasar el límite de la Zona de Exclusión establecida por el Reino Unido.
Para cumplir con su objetivo, el Piloto Pardo comenzó a rebuscar dentro de la zona asignada, con el apoyo de sus dos helicópteros. Sin embargo, los primeros días los resultados fueron negativos. No fue hasta el mediodía del 7 de mayo, cuando navegaba en el extremo suroeste del área asignada, que encontró la primera balsa, en la cual sorpresivamente había dos marinos fallecidos. Sus cuerpos fueron izados a bordo, al igual que la balsa. En ese momento la dotación, muy sorprendida, quedó en silencio y un profundo sentimiento de tristeza se apoderó de todos ellos, como lo indica su propio Comandante y el médico de abordo.
Seguidamente, durante la tarde del mismo día, se encontraron cuatro balsas más, todas ellas vacías, las cuales también fueron izadas a bordo. La posición alejada de estas balsas se debía a la deriva de estas, producto de los fuertes vientos reinantes en el área de operaciones.
El médico Ruperto Miranda, recientemente embarcado en el Piloto Pardo, en un principio le costó acostumbrarse al movimiento del buque en alta mar, y sufrió lo que habitualmente ocurre en esas circunstancias. Pero al cabo de los días se recuperó, debiendo recibir a los marinos recientemente encontrados fallecidos. Describe el doctor Miranda que eran jóvenes marineros los cuales estaban aferrados a sus salvavidas y que le correspondió tratar de identificarlos, lo cual solo fue posible con uno de ellos de nombre Daniel, ya que en sus dedos llevaba una argolla con ese nombre grabado.
El equipo médico constató que la causa de muerte de ambos marinos fue por congelamiento, ya que no presentaban ninguna señal de algún otro daño. Sus cuerpos fueron tratados con todo el respeto que se merecían, siendo vestidos con ropa seca, siguiendo los protocolos establecidos, para posteriormente entregarlos a las autoridades argentinas.
Luego de la recuperación de estas 5 balsas y cuando se dirigía a otro avistamiento de balsas, el ARA Bahía Paraíso, le comunicó al Piloto Pardo que por órdenes superiores deberían dar termino de inmediato a la cooperación y abandonar la zona, escoltándolo hasta el ingreso al Canal Beagle. En el trayecto, el Comandante del ARA Bahía Paraíso le informó al Pardo que los ingleses habían ampliado la Zona de Exclusión Total a solo 12 millas náuticas de la costa argentina.
El día 8 de mayo a las 09:45 horas, navegando en demanda del Canal Beagle, un helicóptero del Piloto Pardo entregó los dos cuerpos de los marinos fallecidos en la Cubierta de vuelo del ARA Bahía Paraíso.
Junto con quedar en libertad de acción, el Piloto Pardo recibió los agradecimientos a nombre de la Armada Argentina por su ayuda, dirigiéndose a Puerto Williams donde recaló el 8 de mayo a las 23:40 horas, dando por finalizada la misión asignada.
Reflexiones finales
Mientras se efectuaban las operaciones de búsqueda de los náufragos, la guerra continuaba intensamente, destacando la dura respuesta de Argentina al hundimiento del ARA General Belgrano, cuando dos días después, el 4 de mayo, realiza un ataque aéreo sobre las fuerzas de superficie inglesas, logrando dar en blanco con un misil Exocet AM 39 al Destructor HMS Sheffield, el cual se incendió y días después se hundió en aguas del Atlántico mientras era remolcado.
Es en este escenario de guerra, con graves pérdidas de ambos países desde el 1° de mayo en adelante, en que las operaciones de combate se desarrollaron sin pausa, fue donde al AP.45 Piloto Pardo le correspondió colaborar en la búsqueda de náufragos, en el límite de la Zona de Exclusión Total.
Una vez más se confirma que hay valores superiores que, en determinadas circunstancias, llevan a tomar decisiones donde la humanidad prima por sobre otros intereses y sobre lo brutal que puede ser un enfrentamiento bélico. Valor que los marinos del mundo y todos los hombres de mar lo tienen grabado por siempre, y es el “HONOR”, que se demuestra en el apoyo ante la adversidad, especialmente a personas que no tienen ninguna oportunidad de sobrevivir ante la naturaleza extrema, si no es con apoyo de terceros, como lo vivieron los náufragos del ARA General Belgrano de la Armada Argentina.
En efecto, dadas las circunstancias y la incertidumbre que a esa fecha se vivía, podría ser considerado extraño que unidades chilenas participaran en el salvamento de marinos que solo hacía pocos años fueron adversarios y estuvieron a horas de enfrentarse por las armas y que dicha situación aún estaba pendiente de resolverse.
Pues bien, primó el “HONOR”, y de todas formas Chile ofreció ayuda a los argentinos en uno de los momentos más tensos de las relaciones entre ambos países, disponiéndose que el AP 45 Piloto Pardo, de la Armada de Chile, participara activamente en la búsqueda de náufragos, con todas sus capacidades y por el tiempo que fue posible.
Al menos, su búsqueda y resultado permitió a dos familias calmar su angustia y vivir su duelo, por la pérdida de uno de sus seres queridos.
Finalmente, quisiera destacar que el AP 45 Piloto Pardo lleva orgullosamente ese nombre en memoria de Piloto 1° Luis Pardo Villalon, quien comandaba le escampavía Yelcho que en 1916 rescató a 22 náufragos ingleses del HMS Endurance desde Isla Elefantes en Territorio Chileno Antártico, siendo una hazaña reconocida a nivel mundial.
Pareciera que el espíritu de Pardo ha guiado a este buque antártico desde siempre, ya que antes de los acontecimientos de mayo de 1982 el AP Piloto Pardo efectuó variados rescates, destacando la arriesgada evacuación de las dotaciones de bases chilenas y britanicas desde Isla Decepción durante dos erupciones volcánicas en los años 1967 y 1969, así como en 1972 en el rescate de los tripulantes del buque turístico noruego Lindblad Explore, que se varara en las cercanías de Bahía Almirantazgo en la Isla Rey Jorge.
Su aporte en la búsqueda de náufragos del ARA General Belgrano solo es una muestra más de su honorable destino.
BIBLIOGRAFÍA
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Corrientes, C. (s.f.). Centro de ex soldados combatientes en malvinas de corrientes. Obtenido de https://www.cescem.org.ar/excombatientes/listas/muertos/ara/apellidos_n_r.html
Garnham, J. P. (2012). Malvinas: chilenos en la guerra. Qué Pasa.
Martinic, I. (2022). Patagonia vigilada. Chile en la guerra de las Malvinas/Falklands. RIL Editores.
Mayorga, H. (1998). No Vencidos. Planeta.
Santiago, M. (6 de abril de 2012). Capitán del “Piloto Pardo” revela secretos del rescate de los náufragos del “Belgrano”. Mercurio de Santiago, pág. Cuerpo A 6.
Taringa. (2017). Hundimiento del ARA Belgrano y la Armada de Chile al Rescate. Obtenido de https://www.taringa.net/+info/hundimiento-del-ara-belgrano-y-la-armada-de-chile-al-rescate_u8jn9
Woodward, S. (1992). Los cien días. Sudamericana.
¿Era posible robar un sonar remolcado en plena navegación? ¿Eran capaces los argentinos de hundir un buque inglés en Gib...
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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