- Fecha de publicación: 01/08/2016.
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En un artículo anterior se realizó un análisis
histórico y estratégico de la flota en potencia,
describiendo sus propiedades y arribando a la
siguiente definición conceptual:
Una flota que interfiere en las operaciones del
enemigo por la amenaza que su existencia
representa. Posee dos componentes principales:
uno sicológico, que afecta la toma de decisiones
del comandante adversario; el otro físico, que
se manifiesta mediante las operaciones que la
flota realiza en contra de los objetivos enemigos
para materializar la amenaza. Su agresividad e
iniciativa varían en un amplio espectro; en un
extremo se manifiesta mediante una defensiva
pasiva, en el otro como una enérgica sucesión
de ofensivas tácticas.
En vista de esos antecedentes es pertinente
ahora verificar la validez de esta estrategia en
el escenario marítimo actual y la forma en que
eventualmente podría aplicarse. Para ello se
requiere en primer lugar describir el escenario,
determinando las características que influirían
en la implementación de una estrategia de flota
en potencia; por otra parte, es necesario también
reconsiderar las propiedades históricas de la flota
en potencia, de manera de verificar en qué forma
se condicen con el escenario. El análisis permitirá,
en definitiva, comprobar o descartar la flota en
potencia como una alternativa estratégica válida
en la actualidad y la forma en que debería aplicarse
para lograr sus objetivos.
El escenario marítimo actual
Por escenario marítimo se entiende el
conjunto de elementos interrelacionados que
interactúan en los espacios marítimos. Estos
a su vez, corresponden a la dimensión física
del escenario y están formados por los mares y
océanos del mundo, junto con las áreas costeras
denominadas genéricamente como litoral.
Se considera que el escenario marítimo tiene
seis dimensiones de importancia estratégica –
militar: económica, política, diplomática, legal,
militar y física.1
Sin entrar en detalles sobre las
características específicas de cada una de ellas,
su simple mención permite apreciar cómo han
evolucionado a través del tiempo, y en una forma
muy especial a contar de los grandes cambios en
el orden mundial de fines del siglo XX.
En el análisis que sigue solo se plantean aquellas
características del escenario marítimo que son
relevantes en la aplicación de la estrategia de
flota en potencia, considerando su evolución
histórica y su estado actual. Las propiedades
identificadas son cinco: la globalización, la guerra
de litoral, los avances en ISR,2
la potencia ofensiva
y la capacidad de ataque a tierra.
* Capitán de Corbeta. Oficial de Estado Mayor. (rletelierw@gmail.com)
1. UK Ministry of Defense. British Maritime Doctrine. Joint Doctrine Publications 0-10 (JDP 0-10). The Development, Concepts and Doctrine Centre, Ministry of
Defence. Shrivenham. 2011, p. 1-6.
2. Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento, por sus siglas en inglés (Intelligence, Surveillance and Reconnaissance)
Su efecto en mar abierto puede no ser significativo, pero la tendencia de la guerra en el
mar se ha volcado a las regiones costeras, a las operaciones de proyección y a la guerra de
litoral.
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n La globalización
La globalización es un término amplio que
comprende la integración transnacional y
transcultural de las actividades humanas.3
Una
de sus consecuencias más visibles es la integración
de las economías alrededor del mundo, creando
innumerables lazos de comercio e interdependencia.
Este incremento ha derivado en un sistema cada vez
más extenso y vulnerable, en que la seguridad de
los mares es de interés mundial y su perturbación
tiene consecuencias prácticamente globales.
Las campañas navales en contra del comercio
marítimo enemigo revisten actualmente
complejidades que hace algunas décadas solo
se vislumbraban. Las banderas de conveniencia,
las dotaciones multinacionales, el derecho
internacional y el transporte de carga en
contenedores, entre otros aspectos, hacen que
los intereses involucrados en una sola nave
trasciendan ampliamente a los beligerantes en
un conflicto. La guerra de Irán – Irak entre 1980
y 1988 vio la última ofensiva a gran escala contra
el tráfico mercante, que acarreó la intervención
de las principales potencias mundiales.
n La guerra de litoral
A contar del fin de la Guerra Fría el énfasis de la
planificación estratégica marítima se dirigió a las
operaciones de proyección, como consecuencia
lógica de un orden mundial unipolar. La ausencia
de flotas comparables a la US Navy causó que, para
las potencias mundiales, el control del mar dejara de
ser el problema a resolver, mientras que el interés
se volcaba en operaciones costeras de proyección
de poder en tierra. Se acuñó el término Guerra
de Litoral, entendiéndose por litoral las regiones
costeras y la porción de tierra que es susceptible
de influencia o apoyo desde el mar.4
El avance
tecnológico ha potenciado la reacción de la tierra
n Diagrama de la estrategia de Anti Access/Area Denial vista por EE.UU. en un eventual conflicto con China.
ESCENARIOS DE ACTUALIDAD: La flota en potencia en el escenario marítimo actual
3. Al-Rodhan, Nayef R.F. y Stoudmann, Gérard. Definitions of Globalization: A Comprehensive Overview and a Proposed Definition. Geneva Centre for Security
Policy. 2006.
4. Command of the Defense Council. BR-1806, British Maritime Doctrine. Second Edition. Londres. 1999, p. 216.
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sobre el mar, haciendo que las regiones costeras y de
aguas confinadas sean escenarios extremadamente
complejos, en que incluso las unidades navales más
modernas son muy vulnerables.5
La combinación de la necesidad de operar en
aguas costeras con las capacidades de defensa
del litoral dio origen al término Anti-Access/
Area Denial (A2-AD), o anti-acceso y negación de
área. Anti-acceso se define como las acciones del
enemigo que inhiben los movimientos militares
hacia el teatro de operaciones, y negación de
área como las actividades que buscan negar
la libertad de acción en áreas bajo el control
del enemigo.6
Si bien el término fue concebido
como una descripción de la estrategia china para
contrarrestar a EE.UU. en el Pacífico occidental, su
aplicación es congruente con la guerra de litoral,
especialmente en lo que se refiere a negación de
área. Bajo este concepto, una potencia mediana
armada con una combinación de armamento
moderno, es capaz de oponerse a una flota regular
de potencia muy superior. El efecto disuasivo
que una fuerza de esta naturaleza ejerce en
su enemigo puede compararse al de una flota
en potencia, pero en un ámbito espacial más
limitado, confinado a las áreas costeras definidas
por el alcance del armamento.
n Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento
(ISR)
La inteligencia es una función operacional
que cumple con el propósito vital de proveer
información útil a los comandantes para la toma
de decisiones. En los niveles operacional y táctico,
se integra con la vigilancia y el reconocimiento
para proveer un panorama marítimo reconocido
que permita conducir las operaciones.7
Este es,
probablemente, el aspecto de la guerra en el mar
que se ha visto más influenciado por los avances
tecnológicos. Los problemas de la exploración
en el mar se extendieron prácticamente hasta
el siglo XX, en que avances como la aviación, la
radio telegrafía y la radiogoniometría permitieron
localizar e identificar en mejor forma a las fuerzas
enemigas. En la actualidad se han incorporado
cada vez mejores medios de ISR, como satélites y
UAV, por lo que las posibilidades de mantener una
fuerza naval en la mar por un tiempo prolongado
sin ser detectada se han visto muy reducidas.
Solo los submarinos siguen contando con la
ventaja de la furtividad, por su capacidad de evitar
prácticamente todos los medios de detección
de larga distancia.
n Potencia ofensiva
Una de las características distintivas de la
guerra en el mar es la preponderancia en el nivel
táctico de la atrición por sobre la maniobra.8
La
forma más efectiva de obtener la victoria ha sido
siempre la destrucción de la flota enemiga, y
gran parte de la teoría estratégica marítima se
ha orientado a la consecución de ese objetivo.
Así, el propósito de la conducción táctica ha sido
siempre concentrar el máximo poder de fuego
en el enemigo, evitando a su vez que él haga lo
propio. Si bien este principio se mantiene aún
vigente, la forma en que se concentra este poder
de fuego sí ha evolucionado con la tecnología,
pasando sucesivamente de las batallas de abordaje
a la era de la navegación a vela, a los acorazados
con grandes cañones, a la aviación embarcada
y finalmente a los misiles. Hasta la era de los
acorazados la ventaja se radicó siempre en la flota
con mayor potencia, mientras que los distintos
tipos de unidades solo podían combatir con
buques de capacidades inferiores o similares,
ya que enfrentarse a otros mayores significaba
ser destruido sin tener la posibilidad de infligir el
menor daño al enemigo. Este paradigma cambió
con el advenimiento de la aviación embarcada y,
en mayor medida aún, con la incorporación de los
misiles. La ventaja no radica ya exclusivamente
en el tamaño ni en la potencia ofensiva de
la flota, sino en la capacidad de localizar al
enemigo primero y atacarlo efectivamente.9
El
avance tecnológico hace posible en la actualidad
que una flota de grandes buques de combate
pueda ser neutralizada por la acción coordinada
de unidades menos potentes apoyadas por
medios de ISR. Ello no significa que los buques
mayores no sean efectivos o que la proporción
de fuerzas no sea importante, sino que da cuenta
5. VEGO, Milan. Estrategia Naval y Operaciones en Aguas Restringidas. Ministerio de Defensa. Madrid. 2003, p. 170.
6. Krepinevich, Andrew, Watts, Barry y Work, Robert. Meeting the Anti-Access and Area Denial Challenge. Center for Strategic and Budgetary Assessment (CBSA).
Washington. 2003, p. ii.
7. Command of the Defense Council. BR-1806. Op. cit., p. 118.
8. Hughes, Wayne. Fleet Tactics and Coastal Combat. 2nd Edition. Naval Institute Press. Annapolis. 2000, p. 47.
9. Ibíd, p. 40.
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de situaciones en que podría no ser necesario
contar con fuerzas equivalentes para causar
graves daños al enemigo. Visto de otra forma, la
ventaja que antes radicaba casi exclusivamente
en las características de los medios materiales
ha evolucionado para distribuirse también en
otros factores, tales como la capacidad ISR, el
ocultamiento y decepción, la movilidad y los
sistemas de mando y control.
n Capacidad de ataque a tierra
Durante siglos las armadas pudieron contar con
la seguridad de sus bases para prepararse y esperar
la oportunidad más adecuada para hacerse a la
mar y lograr sus objetivos bélicos. Los puertos
principales frecuentemente se transformaban en
fuertes inexpugnables, defendidos por cadenas de
fortificaciones que impedían el ataque por parte de
la flota adversaria. Pero el advenimiento de nuevas
armas, a principios del siglo XX, fue cambiando
paulatinamente esta situación, evolución que
continúa hasta el día de hoy. Sin considerar lo que
hoy denominamos ataques de fuerzas especiales,
cuya posibilidad ha sido relativamente constante
a través de la historia, los primeros adelantos
tecnológicos en este sentido fueron la aviación y
el submarino, cuya efectividad quedó demostrada
en Scapa Flow, en Taranto y en Pearl Harbor.
Posteriormente, fue el desarrollo de los misiles
el que agregó una nueva vulnerabilidad para las
bases navales y las unidades en puerto, como se
demostró durante los ataques de la Armada India a
Karachi en 1971. En la actualidad la vulnerabilidad
es aún mayor, con la existencia de misiles de largo
alcance lanzados por plataformas de superficie,
aéreas o submarinas, capaces de impactar sus
blancos con gran precisión.
Las características históricas de la flota en
potencia y su visión actual
En el artículo sobre el estudio conceptual de la
flota en potencia se identificaron seis características
que la definen, y que han sido permanentes a
través de la historia, a saber: la negación de la
batalla, la actitud y agresividad de la flota, su
seguridad y protección, la necesidad de una
posición estratégica, el efecto sicológico en el
adversario y el efecto sicológico en la fuerza propia.
Si bien son constantes, estas características no
son rígidas ni inamovibles en el tiempo; por el
contrario, la forma en que se han manifestado
ha variado según las formas particulares que la
guerra naval adoptó en cada época. Puesto que
son ellas las que definen a la estrategia de flota en
potencia, una eventual aplicación moderna debe
necesariamente considerarlas; probablemente no
de la misma manera en que se mostraron en el
pasado, sino de otra que sea congruente y útil en
las condiciones actuales del escenario marítimo.
Una primera consideración es el significado
moderno de una flota. En el pasado se
utilizó el concepto de Fuerza Organizada,
concebida como el conjunto de unidades
principales, organizadas y entrenadas para
enfrentar al adversario en la batalla.10 Pero la
guerra ha evolucionado. El enfrentamiento
actual se caracteriza por la actuación
de fuerzas dispersas y compuestas por
medios disímiles sobre un mismo objetivo.11
El Almirante soviético Sergei Gorshkov
acuñó el término Flota Balanceada,12 y
actualmente se habla de Fuerza Principal,
entendida como la agrupación de unidades
de distinto tipo conformada especialmente
para el cumplimiento de una misión. En una
interpretación amplia, el concepto podría
incluir unidades que no son fuerzas militares
n Las armas modernas pueden ser muy discretas y precisas.
10.Justiniano, H. Estrategia Naval. Conceptos Estratégicos Fundamentales. Academia de Guerra Naval, 1999, p. 58.
11.Aranda, Oscar. La Batalla, la Fuerza Organizada y las Fuerzas Secundarias. Revista de Marina. Armada de Chile. Valparaíso. Volumen 140, Nº 840, 1997.
12.Gorshkov, Sergei. The Sea Power of the State. Naval Institute Press. Annapolis, 1976.
ESCENARIOS DE ACTUALIDAD: La flota en potencia en el escenario marítimo actual
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tradicionales, como por ejemplo agrupaciones
de ciber-guerra; sin embargo, para efectos de
este análisis solo se considerará como concepto
de flota una agrupación de unidades militares,
tanto navales como aéreas y terrestres, que
operan en forma coordinada para la obtención
de objetivos de la guerra en el mar.
De acuerdo a la definición de flota en potencia
planteada en la introducción, su acción posee dos
componentes: uno sicológico que opera por la
amenaza y otro físico que la materializa. Si el primer
componente de la flota en potencia es sicológico,
se sigue que su aplicación y validez son inherentes
a la naturaleza humana, y por lo tanto no están
supeditados a las características particulares de
cada época; el efecto es esencialmente invariable.
Por esta razón, la componente amenaza de la
flota en potencia es aplicable prácticamente en
cualquier escenario y su efectividad dependerá,
en definitiva, de la capacidad de la flota de
cumplir con ella. El escenario marítimo actual
es entonces propicio para el empleo de la flota
en potencia como amenaza, e incluso se podría
argumentar que lo es más que en el pasado, por
las consideraciones políticas y comunicacionales
que poseen los conflictos modernos, derivados
en parte de la globalización. En efecto, la mayor
sensibilidad de la población a las pérdidas de
vidas, la mayor exposición mediática de las
operaciones militares y la restricción del uso
de la fuerza por el derecho internacional hacen
que en la actualidad los gobiernos consideren
cuidadosamente el empleo del potencial bélico;
la flota en potencia proporciona entonces una
alternativa menos agresiva cuando los objetivos
que se persiguen son defensivos.
Con respecto a la capacidad de una flota para
materializar la amenaza que supone para el
adversario, los avances tecnológicos y la evolución
del ambiente marítimo, sí presentan variaciones
importantes que condicionan la aplicación de
distintas alternativas estratégicas. Cuando se
consideran en su conjunto, se aprecia que la
potencia destructiva y la precisión de las armas
han aumentado, que las capacidades de detección
e inteligencia han mejorado y que la protección
de las fuerzas se ha dificultado. En una primera
aproximación estas tendencias disminuirían la
efectividad de una estrategia de flota en potencia,
especialmente en su concepción más común,
que corresponde a las operaciones de disputa
del control del mar por parte de una flota más
débil. Sin embargo, el mismo escenario moderno
ha evolucionado también con alternativas que
permiten mitigar estos efectos. La tecnología
moderna ha producido unidades menores con
armamento de alto poder destructivo, submarinos
convencionales más discretos y móviles, aeronaves
de largo alcance con armas inteligentes y baterías
costeras con cientos de millas de alcance,13 entre
otros ingenios. Su efecto en mar abierto puede
no ser significativo, pero la tendencia de la guerra
en el mar se ha volcado a las regiones costeras,
a las operaciones de proyección y a la guerra
de litoral. El problema no es solo de control del
mar, es también su empleo en beneficio de las
operaciones en tierra, dando origen a lo que se ha
denominado la Batalla por Acceder.14 La estrategia
de A2/AD se puede considerar, así como una forma
particular de flota en potencia, en que se pretende
disuadir a un adversario superior de operar en
aguas costeras por las pérdidas prohibitivas que
se está en condiciones de provocarle.
Esta utilización de una flota en potencia
difiere con la interpretación tradicional, en
que una fuerza se mantenía en su base en
espera de ocasiones favorables para atacar,
que explotaba mediante salidas sorpresivas en
contra de los objetivos enemigos. Esa modalidad
es poco aplicable en un escenario actual por la
vulnerabilidad que tendría esa flota: en puerto
estaría expuesta al ataque con armas modernas
y en la mar tendría grandes dificultades para
permanecer sin ser detectada durante el tiempo
necesario para cumplir su misión y volver a su
base. Probablemente la única alternativa vigente
para actuar de esa forma sean las unidades
submarinas, que se despliegan prontamente y
13.China ha desarrollado una serie de misiles balísticos con capacidades anti-buque, con alcances que llegarían hasta las 1800 mn. FISHER, Richard. DF-26 IRBM
may have ASM variant, China reveals at 3 September parade. IHS Jane’s Defense Weekly. Washington D.C. Septiembre 2015. Disponible en http://www.janes.
com/article/53994/df-26-irbm-may-have-asm-variant-china-reveals-at-3-september-parade. Fecha de consulta: 12 de abril de 2016.
14.El concepto de battle for access se concibe como una forma especial de control del mar, o en estricto rigor de negación del control, en que una fuerza tecnológicamente superior se enfrenta a un enemigo que utiliza armas sofisticadas y de bajo costo para ganar una ventaja asimétrica en la lucha por el control
local del mar. El objetivo no es imponerse en una batalla sobre una potencia marítima, sino hacer el costo de la derrota prohibitivo. Mccarthy, William. Directed
Energy Weapons and Fleet Defense: Implications for Naval Warfare. Occasional Paper No. 10. Center for Strategy and Technology. Air University. Maxwell Air
Force Base. Alabama, 2000, p. 15.
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explotan su furtividad para atacar por sorpresa
y con gran potencia ofensiva.
El escenario moderno requiere en consecuencia
de otras formas de protección para la flota en
potencia. En la concepción que se plantea, ésta
proviene de la dispersión de las unidades, de su
cantidad y de la defensa en profundidad que se
obtiene mediante su empleo coordinado. La
dificultad de neutralizar a la flota en potencia se
debe a que ya no actúa en forma concentrada
como antaño, sino que constituye una red
espacialmente dispersa cuya potencia ofensiva
se coordina en tiempo y espacio mediante
sistemas modernos de comunicaciones. Tal es
la amenaza que una fuerza de esta naturaleza
representa, que las fuerzas armadas de EE.UU.
desarrollaron un concepto estratégico especial
para contrarrestarla, denominado Air-Sea Battle,
o Joint Concept for Access and Maneuver in the
Global Commons (JAM-GC). Se trata de una
estrategia que coordina el accionar de fuerzas
conjuntas en todas las dimensiones del espacio
de batalla, y está específicamente diseñada
para derrotar las capacidades de A2/AD del
enemigo.15 Es interesante notar que su primera
línea de esfuerzo consiste en interrumpir y
perturbar las capacidades de mando y control
del enemigo.16 La razón es evidente: la flota en
potencia moderna hace uso
intensivo de las comunicaciones
para coordinarse en tiempo y
espacio; sin ellas no es más que
un grupo disperso de unidades
con capacidades individuales
muy reducidas.
Conclusiones
Del análisis anterior se
concluye que la flota en
potencia, tal como se concebía
originalmente, no se adapta a
las condiciones actuales del
escenario marítimo, donde
es excesivamente vulnerable.
Sin embargo, han surgido otras
opciones que se adecuan al
concepto de flota en potencia analizado, que sí
presentan ventajas significativas en el ambiente
marítimo contemporáneo. Una flota en potencia
moderna se compone de un conjunto de unidades
y armas distribuidas espacialmente en un ambiente
costero, que actúan coordinadamente para negar
al adversario la libertad de acción que necesita
para sus operaciones, y que tiene la capacidad
de imponer un alto costo al acceso a las aguas
que defiende. Si bien el concepto propuesto es
efectivo en el contexto de la guerra de litoral,
ésta no tiene límites definidos, y en virtud de las
armas modernas se proyecta en la actualidad por
cientos de millas mar afuera. Una flota en potencia
de esta naturaleza representa efectivamente
una amenaza formidable, y tiene la capacidad
de materializarla con gran potencia.
Finalmente, la flota en potencia actúa por
su efecto sicológico sobre el adversario; es la
percepción del riesgo que supone su existencia
y su capacidad para actuar la que le otorga
su validez estratégica. Puesto que el efecto
sicológico es propio de la naturaleza humana
y característico del conflicto, mientras existan
alternativas para materializar la amenaza, la flota
en potencia seguirá siendo una alternativa válida
como defensa estratégica en el mar.
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