- Published at: 01/04/2002.
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COMISIÓN
SAN FÉLIX – ISLA DE PASCUA – JUAN FERNÁNDEZ
Jost Otto Schnyder Meyer *
Valparaíso – San Félix.
El jueves 8 de marzo de 2001, a las 23:30 horas, la dotación de la LST 95 Chacabuco,
atracada en el sitio Bravo del molo, inició la maniobra para el zarpe. Los pasajeros estaban en
espera de una navegación, la cual los llevaría sobre una distancia de más de 4.000 millas náuticas
por el Pacífico Sur. El comandante del buque, Capitán de Fragata Sr. Karel Blaha Rodríguez subió
por la pasarela del buque, saludó cordialmente a todos los presentes, asumió el mando y luego, los
2 motores Semptpiel-Stick de 1.800 HP cada uno, respondieron al cambio de controles en el
puente de mando, donde el Teniente 2º José Cordero Carrillo, aseguró, que las máquinas y los
"chanchitos" en conjunto convertirán la barcaza Chacabuco, cargada hasta su capacidad completa,
en una lancha, volando por el track Valparaíso–San Félix–Isla de Pascua–Juan Fernández y de
vuelta al molo.
Este vuelo náutico por el "Mar del Sur" de Chile se inició momentos más tarde, pasado la
medianoche, el viernes 9 de marzo, a las 01:30 horas, cuando las luces de Valparaíso, los gritos
de despedida entre la gente a bordo y los familiares, amigos y personal en tierra se perdieron en la
oscuridad de la bahía y la Chacabuco se deslizó con buena velocidad de 13 nudos por las aguas
con un rumbo NNW hacia su primer destino: Isla San Félix.
La Chacabuco pertenece a este grupo de "fierros" que generan soberanía, autoridad,
apoyo, auxilio, dependencia, carrera profesional, orgullo, esperanzas, consuelos, emociones,
entrega, amor y hasta amor a Dios, en un intercambio muy especial entre el metal que forma su
casco, puentes, máquinas, aparatos, armas y aparejos con las personas que viven en ella. Con
esta nueva comisión, otras miles de millas náuticas se agregarán a las ya 340.000 recorridas por
este buque en el Mar Presencial de Chile, bajo la protección de la Virgen del Carmen, cuya estatua
–siempre iluminada– se encuentra al lado de la cámara del Comandante.
Esta vez, la dotación del buque consiste de 53 almas humanas más el alma del perro
"Octopus", único residente con la antigüedad más alta y permanencia definitiva en el buque; perito
en conocer hasta los más íntimos secretos de su casa flotante donde siempre encontró rancho,
techo y amo en los últimos 9 años.
Somos 85 pasajeros, familiares de la tripulación más unos estudiantes y profesores. El
invitado especial a esta travesía por el Mar del Sur es el marino británico, Commander George S.
Pearson OBE, de la Royal Navy, Foreign Liaison Section (Navy), un escocés, invitado por la Marina
de Chile para conocer de cerca las tareas que cumple la Armada en apoyo a las islas oceánicas.
A las 11:00 horas del día, en su bienvenida a bordo, el Segundo Comandante, Teniente 1º
Sandro Bertolotto Honorato, nos recordaba, que la LST 95 Chacabuco no era un "Crucero del
Amor", sino que fue designada como unidad operativa para el Comando Anfibio y Transportes
Navales y tiene todas las características de un buque de guerra, "y por lo tanto todos los civiles a
bordo forman parte de la dotación, sujetos al reglamento de una nave de guerra". Aprendimos de
las restricciones, las cuales no sentimos como tales, sabiendo que nos habíamos embarcado para
convivir con los marinos, cumpliendo la siguiente misión:
1. Relevo del personal estacionado en la Base Naval isla San Félix;
2. Relevo del destacamento de Infantería de Marina de la isla de Pascua;
3. Abastecimiento a las reparticiones de las islas San Félix y Pascua;
4. Apoyo a los habitantes de las islas Pascua y Róbinson Crusoe;
5. Transporte de los pasajeros por el track completo Valparaíso–Valparaíso;
6. Traslado de pasajeros desde la isla de Pascua al continente;
7. Traslado de tambores de bencina de aviación desde el muelle Cumberland hacia el aeródromo
en la Punta isla Robinson Crusoe.
8. Durante la navegación, se agregó a la misión la investigación de las causas del varamiento de
la lancha 1911 Róbinson Crusoe de la Capitanía de Puerto de Juan Fernández, durante un
temporal a mediados de marzo de 2001.
Los ejercicios de vuelo con el helicóptero de la HU-1 33 Naval, a cargo del Teniente 1º
David Curotto Cademartori ("Coyote") y Teniente 2º Rodrigo Corvetto Vargas ("Cormorán") y el
entrenamiento de los artilleros bajo el mando del Subteniente Carlos Eduardo Herrera Muñoz,
recuerdan a todos los pasajeros, que en la tarea de la Armada, presenciar su poderío naval en el
Mar del Sur sólo hay espacio para profesionalismo y, si hubiese tiempo y espacio por amor, sólo
por la mar.
Nuestro veterano de guerra, commander George dio una muestra de su calidad como
tirador, cuando, al final del ejercicio para los cañones 40/70 mm, con un solo tiro del fusil SIG hizo
reventar el globo rojo, provocando el aplauso espontáneo de todos a bordo. Como buen escocés,
se defendía, opinando modestamente "Uh, it was such a short distance!".
Al contrario de la corta distancia entre George’s fusil y el globo-blanco, ya a esta altura del
viaje, nos dimos cuenta de las enormes distancias que íbamos a cubrir en un territorio de inmensas
masas marítimas, que se extienden entre el continente chileno y el territorio nacional más lejano de
la nación: Isla de Pascua. Commander Pearson dirá unos días más adelante, que jamás en su vida
había navegado tantas millas sin encontrar ningún otro buque en el camino. Esta soledad que
sentimos mientras la Chacabuco surcaba el océano, nos hizo manifestar un profundo respeto por
los hombres audaces quienes, hace siglos, decidieron probar navegaciones de alturas y no de
derrotas y tuvieron la temeridad de poner la proa de sus bajeles hacia mar adentro y, en lugar de
descender al sur contorneando la costa, se introdujeron en el océano pleno en búsqueda de
territorios prometidos, glorias navales, fortunas y de pillaje. Ellos, sin puntos de referencia salvo su
visión pionera y el deseo de cumplir con una meta grandiosa -conquistar los mares formaron la
base para que hoy, Chile pueda contar con un mar inmenso a su disposición, que nos ofrecerá
todas las riquezas y el sustento para mirar al futuro, sin tener miedo de que los recursos un día se
agoten.
Sábado 10 de marzo. Nos dedicamos a interpretar lecturas náuticas: Chile, tras una
apreciación océano-política madura, concreta y lógica, en 1990 definió, por intermedio del
Comandante en Jefe de la época, Almirante José Toribio Merino Castro, su "Mar Presencial" para
intervenir frente a un vacío jurídico territorial en la Alta Mar adyacente a su Zona Económica
Exclusiva contra la pesca indiscriminada que flotas pesqueras de naciones distantes realizaban en
la Alta Mar. El concepto de "Mar Presencial" además, conlleva la idea y la voluntad de estar
presente en esa parte de la Alta Mar, observando las mismas actividades que en ella desarrollan
otros estados. Esta idea nos permite desde ya desmentir de que "Chile es un país largo y angosto"
sino un "país largo y extremadamente oceánico".
Los pilotos Juan Fernández en 1574, y Jacob Roggeveen en 1721 fueron los
descubridores de las Islas Oceánicas, mientras que a Juan Navarro Santaella en enero de 1750,
correspondía tomar posesión como primer Gobernador de Juan Fernández; y finalmente, gracias a
la acción del Capitán Policarpo Toro en 1888, Chile tomó posesión de la última isla oceánica. Con
estos "puntos de anclaje" en el Mar del Sur y apoyado por la soberanía en terrenos antárticos, se
extiende para el patriota chileno un vasto territorio marítimo frente a esta "angosta faja de tierra",
donde los gobiernos actúan de una manera como no supieron de la existencia de un tremendo
territorio marítimo dentro del océano más importante del globo.
Durante las largas horas de navegación aprovechamos de meditar sobre la soberanía
nacional con nuestro commander y ya amigo George. Su presencia en el buque va mucho más allá
de responder a una invitación por la Armada de Chile. Al ocaso del 10 de marzo concluye que "I
am certainly very privileged to have been to some very remote locations seldom or never visited by
the Royal Navy".
Con la sensación de haber contribuido intelectualmente algo al progreso del país,
aceptamos la invitación de nuestro comandante Blaha, de dedicar esta segunda noche a una
"Special Performance" en Karaoke en la cámara de oficiales.
Isla San Félix.
El domingo 11 de marzo, antes de las 03:00 de la mañana, las luces de la Base Naval de
San Félix penetraban la oscuridad y la voz del comandante de la estación, Capitán de Corbeta Luis
Alberto Medina Muñoz, que escuchamos por la radio, acusó la sensación de un cierto relajo: el
relevo para él y sus 26 hombres de mar había llegado después de 3 meses de servicio monótono
en esta isla inhóspita, sin vegetación, sin agua dulce, sin pobladores.
La dotación de la Chacabuco se preparaba para una maniobra especial. Considerando las
condiciones de tiempo favorables, el comandante Blaha se decidió por un atraque acoderado a
unos 80 metros de la roca en la parte NW de la isla San Félix. A las 05:30 fuimos testigos de una
coordinación "de película" entre comandos y ejecución. El buque se insertó con movimientos
elegantes en una posición final que lo dejó fondeado con su ancla de proa, fijado en su plano
longitudinal con el ancla de codera y asegurado con amarras de popa hacia tierra, lugar
denominado "Cuevas". Así la nave se mantendría en esta posición durante toda la operación,
independientemente de los factores climáticos (vientos) y de la mar (corrientes, oleaje, mareas).
Este tipo de atraque tan cerca del roquerío donde se encuentra la subida –peldaños tallados en la
roca y un teleférico hechizo con gran ingenio y bajo costo superando una diferencia de altura de
unos 30 metros– permitió el traslado de la carga desde buque a tierra mediante helicóptero, 3
botes de goma y la fiel ballenera en un lapso de sólo 5 horas, acortándose la distancia, por el
sistema de atraque, en un décimo en comparación con el fondeado a la gira frente a la misma isla.
Y mientras el comandante de relevo, Capitán de Corbeta Roberto Lagos Solari, se
preparaba para asumir el turno que durará 3 meses, se formó una pequeña dotación de 3
personas, autorizadas para pisar la tierra prohibida de la Base Naval: George, el "doc" del buque,
Richard Stewart Tannen, y yo.
En el año 1976 se había iniciado la construcción de la Base Naval y un año después, ya
aterrizaba el primer avión en la pista. La inauguración de la base se efectuó el 19 de diciembre
1979. Para los marinos, desde esta fecha, Chile –por lo menos el Norte– está más ancho, 4 veces
más, para ser exacto. San Félix aún no lo es, pero puede ser un centro de defensa muy importante
para la nación. Su relativa cercanía al mar territorial del país vecino –Perú– la hace aún más
importante. En los tiempos de la construcción de la base soplaron vientos de casi-guerra.
Chile estaba amenazado en su soberanía sobre territorios australes. Un conflicto bélico con
Argentina, fácilmente podría haberse extendido a otras naciones, vecinas de Chile, estados amigos
o enemigos. Dejando San Félix desocupada, serviría para que otra nación se instalara y atacara la
costa chilena. "La historia se repite", suelen decir los entendidos. Y de veras, existe una paralela
histórica al caso de San Félix:
Mientras que los españoles proclamaron el principio "Todo el Pacífico para España" -lema
del rey Carlos I en 1530- los piratas y corsarios, representantes de Inglaterra y Holanda, no
hicieron mucho caso a este principio y atacaron la costa de Chile, sirviéndose de otra base
indefensa: Juan Fernández. Actuaron conforme al concepto de Richard Haklyut, geógrafo y
geopolítico británico, quien, en 1580 recomendaba a la Royal Navy ocupar el estrecho de
Magallanes e incorporar a la corona inglesa la mayor cantidad de territorios insulares del Pacífico.
"Britannia Rules the Waves!" exigió él. Muy tarde, en 1750 el virrey de Perú ordenó la defensa de la
isla contra recaladas de buques enemigos y sus incursiones en las costas de la colonia austral y se
armó una defensa costera en la isla Más a Tierra con 8 baterías.
La comparación de carácter estratégico entre San Félix y Juan Fernández, únicamente se
difiere en el momento histórico y, consecuentemente, en las armas instaladas. Mientras que las
baterías de costa de Más a Tierra se han convertido en atracciones turísticas y están afectadas por
la erosión del viento y oxidación del agua de mar, San Félix está preparada para acoger
armamento moderno: aviones de todo porte y tipo. En tiempos de guerra, se convertirá en un
portaavión fijo, inmenso, difícil de alcanzar.
Estas consideraciones estratégicas me pasan por la mente mientras que el pequeño grupo
de excursionistas trepa por los escalones de roca y entra a una tierra jamás vista antes: rocas,
piedras, ceniza de origen volcánico, cubiertas con manchas de sal y una casi ausencia de
vegetación caracteriza este peñón de roca en el Pacífico. Una intensidad de colores vivos, rojo-
óxido y amarillo cambian con un negro profundo. Solamente la ausencia de nubes de ceniza
caliente, temblores, relámpagos, truenos y magma líquido que fluye por las laderas indican, que
esta isla no se formó ayer, sino hace unos 4 millones de años. La sensación que se apodera de
uno es de trepar sobre "tierra" de Marte y no de nuestro planeta azul.
Me fascina este viejo volcán de apariencia estéril; esta vez mis apreciaciones no
consideran su valor estratégico, sino su espectacularidad natural. Me llama la atención tanto la
poca vegetación nativa como los esfuerzos de la dotación de la base, luchar contra la naturaleza
inhóspita para dar más sentido a la vida en condiciones extremas, con la plantación de árboles.
Encuentro tres: un pino y dos cactus, vivos y creciendo. Me las muestra el capitán Medina, con
orgullo, y tiene razón.
Gran parte de mi vida me he dedicado a desafíos, y sigo en este afán. Concluyo: En
comparación con otras zonas extremas del globo, como por ejemplo el Sahara de Libia, donde se
ubica el punto más caluroso del planeta, o el Sahel de Níger y Malí (Tombouctou), donde he
plantado árboles forestales con éxito, veo factible plantar árboles forestales con un mínimo de
requerimiento de riego (mediante goteo o micro-aspersores) y con resistencia a vientos extremos y
salados, predominantes en San Félix. Será un proyecto forestal con una implementación rápida y
un costo bajo en su fase inicial porque se plantará una superficie limitada, así ganando la
experiencia para la creación de una plantación mayor. Hay viento y energía solar para la
producción de energía requerida para la desalinización del agua. La tecnología existe. La isla
espera su implementación.
A lo mejor –volviendo a la estrategia- un día la dotación de San Félix será mayor que 25
hombres, tal vez 250 o más. ¿Quién sabe? La historia seguirá repitiéndose, y los árboles se
demoran muchos años para poder producir sombra y convertir el entorno hostil en un lugar
protector y acogedor.
La actividad a bordo de la Chacabuco es impresionante. Parece que se trata de romper un
récord. Los pilotos "Cormorán" y "Coyote" dan duro a su nave, los contenedores a bordo sirven de
plataforma para el enganche de los chinguillos de carga. Los tambores de 200 kgs. que están
sobre cubierta se tiran a mano con estrobos al techo de los contenedores y de allá al aire. La
pequeña bahía se llena de ruido de motores y voces de mando.
San Félix – Isla de Pascua.
Y de repente, tan rápido como empezó, silencio: todo está terminado, misión cumplida. El
ancla de codera no quiere soltarse, pero al final cede. "No es la primera vez" opina el comandante.
Profesionalismo, comunicación puente–toldilla, voz de mando y "solucionado". Con la misma
elegancia que demostró la Chacabuco, entregándose al atraque, se desliza de sus amarres.
Pitazos, gritos de adiós por ambos lados. Los hombres del relevo, sentados en los nichos de las
"cuevas", nos recuerdan de abandonados en cuentos navales del pasado. Nos hacen señales de
aprecio, nosotros contestamos, alejándonos. En una larga vuelta por la roca Catedral
Peterborough, dejamos este lugar fascinante, producto de puntos calientes en el suelo submarino
que surgían hace millones de años a la superficie del mar, formando imponentes picachos desde el
fondo del océano y abruptos acantilados rodeados de mar, del Mar de Chile. Son las 16:00 horas,
domingo 11 de marzo.
Faltan 1.600 millas para llegar a isla de Pascua. Nos envuelve la rutina. Trabajos
administrativos, preparativos para una revista de vuelta al molo en Valparaíso, planificación de
entrega del mando del buque a un nuevo comandante, mantención, etc. Hay tiempo para todo.
Los días lunes 12, martes 13 y miércoles 14 de marzo, cada uno se entrega a sus labores
(dotación) o preferencias (pasajeros). Commander George nota que pocas son las diferencias
entre los procedimientos en buques chilenos y británicos en caso de averías, emergencias y
accidentes a bordo. Nosotros, civiles, algo ignorante en asuntos navales, nos dedicamos a conocer
a los amigos pasajeros, uno por uno y mantenemos actualizado el diario. Se forma esta "gran
familia" a bordo. Cada uno aporta a la convivencia en los estrechos espacios de un buque de
guerra. El mar con oleaje suave y el buen tiempo con un sol que ayuda al bronceado nos sumerge
en un mundo, donde todo parece perfecto.
Ya estamos acostumbrados a los cañonazos de los artilleros, quienes interrumpen el
silencio del océano con el disparo de sus cañones 40/60 contra blancos, marcados con petardos
de humo rojo. Errores de manipulación y puntería cometidos en el ejercicio anterior no se repiten,
algunos otros se agregan. De todos modos, después de una hora de simulacro de combate, el
enemigo se retira, los cañones se limpian y los artilleros se sienten otra vez protegidos bajo la
manta de la santabárbara.
Al cocinero le sucede un accidente, se lesiona un brazo en una caída y la enfermería –
hasta ahora utilizada como camarote para los comandantes de San Félix y para mí– se convierte
en un pequeño hospital: "Doc" Stewart y sus asistentes acomodan y tratan al accidentado. Se
mejora y yo me cambio al entrepuente, donde el marinero Tasso generosamente, me ofrece la
chaza del medio para no tener que escalar al tercer piso durante la noche. Su amable gesto
confirma que merezco respeto, desafortunadamente por la edad.
Jueves, 15 de marzo. El que también se hace respetar, es el comandante al día siguiente,
cuando me cita al entrepuente por falta de respeto al reglamento militar que instruye como estirar
las sábanas: La moneda no rebotaba, cuando la tiró a mi cama. "Falta tensión –opina– y no me
digas que sea "imposible". Esta palabra se eliminó del vocabulario de la Armada, desde que Lord
Cochrane capturó la Esmeralda el 5 de noviembre de 1820 en el Callao". Se me ocurre la mala
idea, de discutir el evento, defendiéndome, que en el ejército suizo, donde ascendí a capitán, las
camas no cumplían la función de trampolín para monedas; argumento que mata mi comandante
con la conclusión: "Ajá, entonces, el ejército suizo tiene que ser una organización media penca…".
Me quedé callado, porque él tenía razón. Recordaba que fue esa una de las razones, hace
20 años, de no responder al llamado del Estado Mayor del ejército suizo, ascender a Mayor y
entrar a la Academia de Guerra en Zurich. Di preferencia a la emigración a Chile. Presentí la
aproximación de tiempos "penca" para la organización que tanto amaba. Sin embargo, igual quise
salir como vencedor en esta batalla naval frente a la "hechaza" conflictiva, y lancé un triunfo
pesado: "Mi hijo Nicolás es oficial del Ejército de Chile". Es difícil ganar una batalla, cuando el
comandante Blaha manda al lado opuesto. Se consiguió la gloria, resumiendo: "Mi estimado Otto,
ahora todo está claro: tu necesitas mejorar la sangre de tu familia, ¡ojalá, tu chico Franz, un día,
sea marino!"
Una paz profunda, generada por un respeto mutuo entre todos, basado sobre el pilar de la
disciplina militar, se extendía sobre las almas de la Chacabuco, mientras se aproximaba la última
frontera de la nación, isla de Pascua. El sonido bajo de sus motores, las leves vibraciones del
buque, un balanceo suave en un mar tranquilo, que se merecía el término "Pacífico", el aire
renovador y el sol que suavemente empezó de convertir nuestras caras y piernas blancas en
atributos atractivos, todo eso formó parte de un mundo chico, perfecto y lleva a uno entender en
profundidad la veracidad del poema de un marino conocido:
“Dos Amores.
Esta angustia no es nueva - Es el dolor de siempre.
Es este diario oficio - De buscarte en el cielo.
De llamarte en el viento - Y llorarte en el mar.
Es la causa perdida - De tener dos amores.
De morir con tu ausencia - Y querer navegar.
Sin tus besos no vivo - Son terribles mis sueños
Si estoy lejos de ti.
Sin embargo, querida - Cuando olvide los barcos.
No volveré a vivir”.
Carlos Martin Fritz.
Isla de Pascua.
El viernes 16 de marzo se celebró el Día de la Aviación Naval con una pequeña reseña de
la historia de esta arma, pronunciado por "Cormorán". Todos a bordo acompañaron la ceremonia
con excitación, primero por la causa y segundo, porque ya a 35 millas de distancia aparecieron los
cerros volcánicos de esta tierra, envuelta en misterios: Rapa Nui. Commander George, haciendo
uso de los binoculares del puente, de repente exclamó: "I guess, I perceive the Moais!". Pero luego,
cuando el supuesto grupo de Moais se transformó en la planta de tanques de combustible de la
COPEC, se corrigió: "Never ever hurry!". Se dieron las órdenes de enarbolar a la Chacabuco para
tal evento. Apareció de la caja de señales una bandera chilena de porte especial y a la hora de la
recalada -14:20- ya se habían formado los grupos para explorar los secretos de la isla.
Después de 6 días de navegación sin haber avistado otro buque en este inmenso océano,
encontramos fondeado a la gira al Orlando II, el Navarino y un velero con bandera británica. El
Navarino estaba en proceso de descarga, usando las mini-barcazas de la empresa estatal de
transporte y estiba. La Chacabuco vino cargada para abastecer a la Base Naval y a casi todas las
Instituciones Estatales de la Isla por un lapso de 6 meses:
- Armada de Chile: Gobernación Marítima, Capitanía de Puerto y Destacamento de Infantería de
Marina;
- Fuerza Aérea: Escuadrilla SAR;
- Carabineros de Chile: Prefectura;
- Investigaciones;
- Aeronáutica Civil;
- Gobernación Civil con los Servicios Sectoriales;
- Servicios Municipales.
El primer traslado a tierra se efectuó esa misma tarde a las 17:00 horas. Para las
necesidades de comunicarse con familiares en el continente, la Gobernación Marítima previamente
había instalado 6 teléfonos en el garaje de la Capitanía de Puerto. Una excelente idea y gran
servicio para todos.
Una leve brisa y temperatura de unos 20º C envuelven suavemente a la isla. El ambiente
invita a buscar un buen restaurante. Nos dejamos llevar por el ambiente misterioso de Rapa Nui, tal
como los más de 20.000 turistas que visitan anualmente la isla, dejando tanto dólares como
problemas propios de transeúntes en este territorio oceánico de nuestro país. Muchas palabras,
ideas, chistes, tallas. Nos reímos de los Moais-petroleros de George, quien, generosamente, ofrece
varias rondas. "These shall be charged to Her Majesty’s Treasury", confiesa. "God Save the
Queen!" respondemos y bebemos harto.
Al día siguiente, sábado 17 de marzo, la cubierta de vuelo se preparó para una recepción
de las Autoridades Locales. Efectuada la bienvenida por el comandante Blaha, nietos del
Gobernador ofrecen unas canciones y bailes. Conocemos a personas simpáticas de este lugar tan
especial, invitaciones para la noche y el día siguiente se extienden y por unos momentos, este
buque de guerra, nuestra Chacabuco, pierde todo de su misión marcial. Nos apodera una
sensación, de que los días en Rapa Nui no se desvanecerán tan luego de nuestra memoria.
Los 3.000 habitantes de Rapa Nui han visto crecer en forma excepcional el flujo turístico, lo
cual ha generado preocupación tanto en la comunidad local isleña como entre grupos foráneos de
la sociedad pascuense. Surge una pregunta de fondo que gira alrededor de la capacidad de carga
de Rapa Nui, o sea cuánto es lo que puede ofrecer el territorio, en cuanto a recursos, sin llegar a
agotarlos o dañarlos con el fin de asegurar la calidad de vida de los habitantes, sobre todo por lo
reducido del territorio geográfico, que mide unas 17.000 hectáreas. Esta superficie es similar a la
suma de la superficie de las otras islas oceánicas: Salas y Gómez, las islas Desventuradas (San
Félix y San Ambrosio) y el archipiélago de Juan Fernández (Róbinson Crusoe, Marinero Selkirk y
Santa Clara).
Sin embargo, Rapa Nui es singular, su cultura y su patrimonio arqueológico ancestral
marcan una diferencia en la planificación territorial que se debe diseñar. En la isla habita una etnia
distinta a la del continente, la que debe ser escuchada en cuanto a sus intereses, problemas y
preocupaciones. Sin embargo, en conversaciones con habitantes de la isla, exponemos nuestras
propias conclusiones como sigue:
En Rapa Nui no existe en forma generalizada la decisión, alejarse de Chile como patria
potestad y mucho menos hacerse integrar a la Polinesia francesa. Lo que se siente es la necesidad
de trabajar bajo un sistema de planificación intercultural, método que facilita la inclusión de las
minorías étnicas bajo la óptica del mundo civil mayoritario. En nuestra opinión, tanto el Presidente
del Consejo de Ancianos, Alberto Hotus, como el Gobernador, Enrique Pakarati y el Alcalde Pedro
Edmundo Paoa coinciden con esta base para la convivencia.
Existen otras preocupaciones –mucho más reales- para mejorar la convivencia dentro de la
misma isla: como en otros terrenos insulares, Rapa Nui no se salva de problemas básicos para una
vida sana, y, por no buscar una solución, se convertirán en la única desventaja para la existencia
de los isleños. Suena muy familiar para muchas comunidades en el continente también:
- Agua potable: Restricción.
- Aguas servidas. No existe alcantarillado. Peligro de mezclarse con fuentes de agua potable
(acuíferos subterráneos).
- Basura en todas sus formas: orgánica, papel y cartón, plástico, chatarra de vehículos y
embarcaciones, neumáticos, envases de aluminio de bebidas desechables y vidrios de
distintos tipos: cada día más. El problema está, falta manejarlo.
- Aumento de ruido, accidentes y desechos (aceites quemados, piezas de recambio, etc.) por un
explosivo aumento de vehículos.
Al pascuense –lo llamo Hoto-, que me sugiere, abandonar la discoteca "Pidite" esta misma
noche, por no ser de procedencia Maorí o Rapa Nui, tranquilizo con una cerveza y al final llegamos
a un acuerdo: los dos opinamos del Gobierno Militar como la salvación para Chile en un momento
histórico. Al día siguiente, encontraremos a Karlo Huké Atán, que vive en su campamento hecho
de piedras, dominando la preciosa playa de Anakena. No quiere ser fotografiado. De origen maorí
y con la bandera Rapa Nui (figura roja sobre fondo blanco) izada, rechaza civilización, desarrollo y
–por supuesto- pertenecer a Chile. Pero igual, animado por su mujer, una dama alemana de
nombre Stephanie Paulis, que hace años había dejado atrás la comodidad de una ciudad alemana,
para seguir a su amor, Karlo, suaviza en algo la conversación y luego tomamos café al aire libre,
compartimos un melón y escuchamos al maorí, como él navegaría un buque, usando sólo a los
astros para no perderse en el océano, tal como lo hicieron sus ancestros, cuando recalaron en
Rapa Nui, hace miles de años. Sin brújula, sin tablas, solamente los astros al desnudo. El ambiente
anima para entregarse por unos momentos a un mundo menos real de lo acostumbrado.
Escuchamos a Karlo. Al final la foto del rigor –con permiso expreso de Karlo- y la afirmación de
plantear a nuestro comandante el asunto de la navegación. Hoy recuerdo no haber tocado nunca el
tema con el Comandante Blaha. Mejor…
La misa al día siguiente, domingo 18 de marzo en la iglesia parroquial de Hanga Roa, es
más que algo distinto: la nave de la casa de Dios, repleta de católicos, vibra con los cantos
pascuenses de los cientos de fieles. La misa es magistralmente celebrada por el cura párroco, un
estadounidense–chileno–pascuense. Consecuentemente, él celebra el servicio religioso en estos 3
idiomas. El ambiente parece nacionalista-pascuense. La bandera Rapa Nui que flamea al frontis de
la iglesia, lo afirma. Sin embargo, la reacción de la gente ante la presencia en Uniforme Naval de
nuestro comandante en medio de la multitud es de un solo timbre: Respeto. El padre en sus
intenciones al principio del servicio, recuerda a los fieles, el marino fallecido en un accidente de
tránsito, hace un año.
Por gentileza del Comandante de Grupo (A), Comandante de Escuadrilla SAR isla de
Pascua, Andrés Barro Villa, estoy invitado a un foto-tour por avión –un Cessna Skymaster- para ver
toda la isla. Una oportunidad única que se me presenta por sugerencia de nuestro comandante
Blaha. Logramos tomar unas imágenes especiales de la bahía con la Punta Cook, frente al
santuario Ahu Tahai, con la Chacabuco fondeada a la gira junto a sus "hermanas" mercantes,
Navarino y Orlando II y el velero británico, con la isla al fondo.
Después nos espera otra sorpresa agradable: el comandante había dado orden de
preparar un asado campestre bajo la sombra de las palmeras de la playa Anakena y en buena
compañía de los Moais de Ahu Nau Nau. El flamante "pulpo" del buque, Teniente 2º AB Antonio
Henríquez Riquelme tiró todos los registros de su inagotable organización y nos regaló una tarde
culinaria, que nadie olvidará hasta el fin de sus días. Hasta la tarde practicamos con entusiasmo el
verso, aprendido allá en Anakena:
"A proa – a popa, A babor – a estribor, Dulce tormento, Líquido divino, ¿Qué haces afuera?
¡Vente conmigo! ¡Ven p’adentro!"
En consideración de mi pasado militar, mis estudios de identificación con los asuntos de
Rapa Nui, los astros de Karlo y la hora avanzada, un pequeño grupo celebra en una ceremonia
solemne mi ascenso a "Capitán de Carrete (CCR) Otto Matua".
Más tarde, bañándose en las aguas tibias de la playa Anakena, commander George
confesaba que jamás se había imaginado que existiese "...such a symphony of history, culture,
hospitality and pride in the Pacific". Sin duda, el "Latin Touch" que él estaba viviendo con la Marina
de Chile, empieza a caerle muy bien. Estamos todos contentos, muy contentos.
El lunes, 19 de marzo, en representación del Gobernador Marítimo, Capitán de Fragata
Patricio Renato Carrasco Pérez, el Capitán de Puerto de isla de Pascua, Teniente 2º Héctor Fabián
Aravena Salazar, me contó de las múltiples tareas de la Armada en Rapa Nui lo cual, en resumen,
desemboca en una impresionante ayuda a la población. Agregando el Destacamento de Infantería
de Marina, al personal de la Gobernación, serán muy pocos los pedidos de los isleños que no se
cumplirán. Se hacen operativos de una envergadura impresionante. Pocas serán las familias y
viviendas que no gozarán de este apoyo. "Soberanía" y "Presencia" son principios claves en este
territorio chileno. La recalada de la Escuadra con sus aproximadamente 1.400 hombres de
dotación en la bahía de Rapa-Nui en el año 2000, resultó como impulso fuerte al desarrollo.
Muchos pascuenses se recuerdan con agrado de este evento mayor, porque fueron los
beneficiados directos.
Isla de Pascua – Juan Fernández.
A las 12:30 horas, el zarpe de la Chacabuco puso fin a 3 días inolvidables junto a los Moais
y sus guardias modernos, los pascuenses. La dotación de Maniobra, trabajando día y noche, había
cumplido una difícil tarea: trasladar a tierra y de vuelta al buque varias veces, en total 1.000
personas se movieron a tierra y de vuelta al buque. Las Instituciones estaban abastecidas para 6
meses más. Sin accidentes u otras novedades, nos alejamos de esta extraordinaria isla, mientras
la lancha de rescate y patrulla Tokerau sigue la estela de la Chacabuco para que, finalmente,
rindiendo honores protocolares y cayendo a estribor, dejarnos nuevamente solos en el vasto Mar
Presencial de Chile.
Los siguientes días 20, 21 y 22 de marzo estaban reservados básicamente a la
preparación del buque para la revista en Valparaíso. Sin embargo, el segundo comandante se
preocupaba, con la asistencia de algunos pasajeros, de la programación de un día de
competencias para el viernes 23 de marzo. Nuevamente la cubierta de vuelo se llenó con
movimientos, gritos, aplausos y alegría en general con la participación en juegos tan entretenidos
como tirar la cuerda, varias correrías y disfraces. De pronto, cuando apareció desde el fondo del
buque, un Róbinson Crusoe mirando el horizonte esperando ver un buque inglés, que lo salvara de
su soledad de más de 4 años, todos empezaron a sentir la cercanía de las islas, envueltas en la
historia de la misma Conquista, Independencia y desarrollo de Chile, repleto de leyendas y cuentos
de tesoros enterrados, de piratas y otros navegantes audaces de siglos pasados: el archipiélago de
Juan Fernández.
Desconocidos por la mayoría de los chilenos, los 3 peñones de roca que forman el
archipiélago, constituyen una avanzada de la nación en el Pacífico dentro de la jurisdicción de las
aguas de Zona Económica Exclusiva y constituirán la "Provincia Juan Fernández" de una futura
Región XIV "Policarpo Toro" con capital Hanga Roa. Así está declarada una política océano-
política: Autonomía para mejor responder a los requerimientos insulares, dentro del contexto de un
consenso nacional con orientación oceánica.
Commander George Pearson, War Veteran of the Falkland, el sábado 24 de marzo, llenó la
cámara de oficiales con el ambiente de una batalla real, desastrosa para todas las partes
involucradas –tanto argentinos como británicos- porque grandes pérdidas en vidas humanas y en
material se produjeron en ambos lados. El brillante relato de sólo 40 minutos cubriendo un combate
que se inició el 25 de mayo y culminó con la victoria de las fuerzas británicas los primeros días de
junio de 1982, terminó con la frase: "I feel terribly sorry, for having exceeded my speech by 10
minutes." Así es, nuestro querido George: "Gentleman".
Juan Fernández.
El día domingo, 25 de marzo, 4:30 horas, me cuelgo al chinguillo, que lleva mis maletas
desde la cubierta de la Chacabuco a un pesquero y me cambio, no sólo de buque sino de mundo:
Atrás queda una "Isla flotante" de organización perfecta, seguridad total, un mundo lleno de
soluciones para cualquier problema; dejo amigos para siempre –incluyendo a "Octopus". Adelante
"mi" roca, donde casi todo parece difícil para todos. Somos en este instante 600 almas, y harto
perros. Acantilados, cerros, playa de piedras que contrastan con las llanuras y lomas suaves y
Anakena la isla hermana de Rapa Nui, donde todo parece fácil.
Los descendientes de las 13 familias que dejó el único colonizador exitoso de Más a Tierra
–el suizo Alfredo de Rodt von der Mülen o "Barón de Rodt", como respetuosamente recuerdan los
juanfernandinos de este subdelegado en los años 1877–1905- luchan diariamente por su
existencia como pescador, pequeño comerciante y hotelero, artesano; mini-empresarios todos.
Más suerte tendrán los empleados de Instituciones Fiscales con la seguridad de un buen sueldo.
Sin embargo a éstos poco les sale el grito de alegría, por vivir en la Isla y muchos de ellos se
cansan de pensar, hablar y actuar para preparar su futuro en el continente, por supuesto. ("Chile es
un país largo y angosto..."). "Soberanía" en Juan Fernández es aceptar el aislamiento, la falta de
servicios, una infraestructura mínima, restricciones todos los días, escasos transportes navales y
carísimos vuelos aéreos. El inciso más grave, sin embargo, es la incomprensión del gobierno
central para implementar la Educación Media para nuestros hijos en la isla. Sobra argumento: "muy
caro, muy poca gente".
Sentimos en carne propia el efecto de la ceguera de los gobernantes hacia al océano:
Chile sigue siendo un país angosto, por mucho tiempo más. Alfredo de Rodt ejerció el cargo de
subdelegado, juez, gobernador marítimo, meteorólogo, jefe de correos y de aduanas, inspector
forestal y de colonias, todos "ad honorem", muriendo en extrema pobreza. Entregó su fortuna,
acumulada en Suiza, a su tierra y a su gente de Juan Fernández. No recibió dinero, lo perdió todo.
Sin embargo, Benjamín Vicuña Mackenna, el destacado político e historiador de Chile, dedicó su
obra maestra "Juan Fernández – Historia verdadera de la Isla Róbinson Crusoe" en 1883: "A don
Alfredo de Rodt, soldado i caballero, colono i colonizador ... i animoso habitador de la isla de
Robinson Crusoe ... deseándole ... largos i felices años de vida en la morada que voluntariamente
ha elejido en medio de los mares..."
Entonces ¿Qué nos detiene en esta isla, que en siglos anteriores, fue declarada como
presidio para los criminales más atroces y los patriotas más fervientes? Una respuesta encontré en
exclamaciones de siglos atrás, cuando Brown Ross, en su obra "Crusoe’s Island" publicada en
1849, suspiró: "Never shall I forget the strange delight with which I gazed upon that island of
romance..."
Cuando me despedí de mi nuevo amigo, commander George Pearson, antes del zarpe de
la Chacabuco, le dio la razón verdadera de mi residencia definitiva en isla Róbinson Crusoe. Un
compatriota de George, escocés de Largo, Fife, llamado, Alexander Selkirk, héroe de la novela de
Daniel Defoe, confesaba hace 300 años de haber cometido un grave error en su vida, lamentando
"Oh, my beloved island, never should I have left thee..."
¿Para que repetir el error de Selkirk?
Adiós.
Esta tarde, al lado de María Elena y con los niños Natacha y Fanz en mis brazos, sentí el
apoyo fuerte que esta tremenda organización -la Armada de Chile- presta a mi decisión, mirar a mi
querido Chile desde el océano: A las 20:30 el comandante Blaha me mandó unos pitazos de
despedida desde la Chacabuco, como si fuera yo un importante navegante del mar. El sonido
rebotaba en los cerros y acantilados, llenó las angostas quebradas y se mezclaba a un mensaje de
amistad, alegría, orgullo y esperanza.
* Ingeniero Agrónomo
.
BIBLIOGRAFÍA
- "Atlas de la República de Chile". Instituto Geográfico Militar (1982).
- "Revista de Marina". Armada de Chile (marzo 2001).
- Schnyder Meyer, Jost Otto (agosto 2000 ): Juan Fernández – el Tesoro de Chile.
- Royal Navy – Foreign Liaison Section – Commander George Pearson (2001 abril): Visit to the Chilean
Navy: Trip Report March 2001.
- National Geographic Society (1979): Mysteries of the Ancient World - Easter Island: Brooding Sentinels of
Stone.
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