Revista de Marina
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Recensión: Kazuo Ishiguro. Klara y el sol

  • Miguel A.Vergara Villalobos

Por Miguel A.Vergara Villalobos

  • Fecha de recepción: 13/07/2023
  • Fecha de publicación: 03/08/2023. Visto 167 veces.
  • Resumen:

    Recensión: Kazuo Ishiguro. Klara y el sol , Editorial Anagrama S.A., Barcelona 2022 (quinta edición en español), 334 pgs.. Título original: Klara and the Sun, Faber & Faber, Londres 2021.

Kazuo Ishiguro nació en Nagasaki en 1954, pero pronto su familia se radicó en Inglaterra (1960). Obtuvo una Licenciatura en inglés y filosofía, en la Universidad de Kent, en 1979; y un Master en escritura creativa, en la Universidad de Anglia del Este, en 1980. Se nacionalizó británico en 1983. Ha publicado ocho novelas, que han sido premiadas y alabadas por la crítica. El 2017 fue galardonado con el Premio Novel de Literatura.

Me ha parecido conveniente comentar esta novela por los candentes temas que nos presenta respecto de la Inteligencia Artificial (I. A) Ishiguro nos introduce en un mundo ficticio en el que hay robots similares a los seres humanos, con los que interactúan fluidamente. También se insinúa la intervención genética para optimizar las capacidades humanas de quienes pueden financiar estas mejoras. Klara, el personaje central, es un robot de apariencia y modales femeninos, dotado de una gran percepción, programado para cuidar niños y adolescentes.

Inicialmente se nos muestra la rutina de Klara, mientras permanece en una tienda que vende robots, ansiosa de que una familia decida adquirirla para cuidar a alguno de sus hijos. Son notables sus observaciones del mundo exterior que capta desde la vitrina donde es exhibida, como asimismo sus diálogos con Rosa, su amiga robot, y con la gerente del local, una eficiente vendedora y maternal consejera de los robots.

Después de algunos intentos frustrados y de varias exigentes pruebas para mostrar sus habilidades, finalmente Klara es adquirida para cuidar a Josie, una adolescente delicada de salud, que vive con su madre (Chrissie) y la asesora del hogar Melania, en una cómoda casa un tanto alejada de la ciudad. Sus vecinos, Helen y su hijo Rick, habitan una casa bastante más modesta. Ishiguro desarrolla la trama introduciéndonos en la intimidad de estas disfuncionales familias, a través de la atenta y aguda mirada de Klara, que gradualmente y sin buscarlo pasa a ser una discreta consejera de estas dos familias, contribuyendo a la solución de ciertas situaciones que las afectan. Entre otras cosas, Klara percibe que muchos de los problemas ocurren porque “todos los seres humanos se sienten solos; al menos en potencia”.

Chrissie, la madre de Josie, es una profesional divorciada de Paul, un destacado ingeniero que dejó su actividad para vivir en una comunidad fascista en busca de mayor seguridad. Atormentada por la pérdida de su hija mayor (Sal) Chrissie teme perder a su enfermiza segunda hija (Josie). Para esto diseña un plan para clonar a Klara, de modo que se convierta en su hija, en caso de que ésta falleciera. Para esto contrata a un artista-científico, el señor Capaldi, quien diseña una escultura igual a Josie, a la que traspasaría las habilidades y capacidades de Klara-robot. Capaldi postula que esto es posible, porque en los seres humanos “no hay nada que los instrumentos de nuestra ciencia moderna no puedan extraer, copiar y transferir”.

El relato está sazonado con una incipiente relación amorosa entre Josie y su vecino Rick, más la fe y esperanza que muestra Klara, para que el Sol, de quien ella misma depende para cargar energía, se digne mostrarse bondadoso con Josie y le envíe a través de sus cálidos rayos el nutriente especial que la curaría de su misteriosa enfermedad. El final es parcialmente feliz por la mejoría de Josie, pero no se consolida su adolescente relación con Rick. Por su parte Klara, después de haber cumplido un decisivo papel en la vida de Josie, gradualmente va siendo descartada como si fuera un objeto en desuso, relegada primero a ático de la casa y, después, abandonada en una bodega de trastos viejos.

Ishiguro, apoyado en esta entretenida novela, nos platea un mundo quizás no tan ficticio, al que nos aproximamos rápidamente dado el vertiginoso avance de la I.A. Desde ya, surgen dudas respecto a cómo tratar a estos seres artificiales dotados con una inteligencia superior, capaces de aprender por sí mismos. Así, mientras Klara y su grupo familiar estaban próximos a una fila para una función de teatro, se produce el siguiente diálogo: “Nos estábamos preguntando si pretendéis meter en el teatro a esta máquina”. “Y a usted qué le importa si queremos hacerlo”. “Hay mucha demanda de entradas. Las máquinas no deberían ocupar ningún asiento”. Más adelante prosigue la discusión con otra muy vigente aprensión: “Primero nos quitan el trabajo. ¿Y ahora nos van a quitar las butacas del teatro?”.

Otra inquietud es el temor que existe hacia estas “máquinas” inteligentes. Ishiguro dice por boca del señor Capaldi: ustedes, los robots, se han vuelto demasiado inteligentes. La gente está asustada porque ya no son capaces de entender lo que sucede en vuestro interior. Aceptan vuestras decisiones y recomendaciones usualmente sensatas y fiables. Pero no les gusta no saber cómo llegáis a ellas. Un camino para aliviar esta tensión, dice Capaldi, sería que los robots permitan voluntariamente abrir las cajas negras que los controlan, de modo de comprender sus procesos mentales. Cabe destacar que Ishiguro nos presenta una generación de robots absolutamente autónomos, aunque todavía esencialmente sumisos y obedientes.

Quizás lo más sensible es la cuestión de si algún día podrán existir robots iguales a los seres humanos, incluyendo el corazón, entendido éste como “aquello que hace que cada uno de nosotros seamos especiales e individuales”. Si damos por supuesto que los humanos tenemos una individualidad única, ¿sería posible que Klara replicara a un ser humano exactamente igual a Josie? Para eso tendría que imitar no solo su voz y sus gestos, sino también conocer lo que Josie guarda en su interior profundo. En principio, Klara jamás lograría ser una verdadera réplica de Josie, si no descifra su corazón y aprehende todo lo que hay en él.

Sin embargo, a través del señor Capaldi, Ishiguro plantea la mirada de muchos científicos, en cuanto a que todavía arrastramos viejos sentimientos que nos inducen a “seguir creyendo que hay algo inasible en el interior de cada uno de nosotros. Algo único que no puede ser transferido. Pero ahora sabemos que no hay nada de eso”. Es decir, no habría nada en el interior de Josie (humano) que las Klaras de este mundo (los robots) no sean capaces de imitar a la perfección. Por tanto, el señor Capaldi le asegura a Chrissie (la madre), que la segunda Josie que tanto anhela no sería una copia, sino exactamente la misma Josie original; por tanto, tendría todo el derecho a quererla como quiere ahora a la Josie engendrada en su vientre. Concluye Capaldi diciendo que para aceptar esto, “no hace falta tener fe, solo basta con ser racional”.

Klara, el robot femenino y personaje central de esta novela, con su característica agudeza, estima que señor Capaldi estaba equivocado al plantear que no había nada en Josie (ser humano) que ella (robots) no pudiera replicar para darle continuidad (vida eterna). Había algo muy especial y no replicable, que no estaba en el corazón de Josie, sino en el corazón de quienes la querían. Yo, Klara, jamás habría logrado la conversión que el señor Capaldi pretendía, porque tendría que haber llegado al corazón de la madre, del padre, de Rick, de la Melanie…, y de todos quienes querían a Josie. Con esto, quizás Ishiguro quiere significar que los seres humanos nos vamos conformando y creciendo interiormente según las percepciones de quienes nos quieren; no somos entes individuales como los estancos granos de arena de una playa.

Estamos ante novela verdaderamente apasionante. Es magistral la forma con que Ishiguro nos presenta el mundo y los seres humanos, vistos con los ojos de un robot, que muchas veces se muestra más humano que los personajes de esta novela.

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Comentarios

FRANCISCO VICENTE
FRANCISCO VICENTE hace 3 semanas

Interesante visión de Ishiguro, autor y Premio Nobel del cual no había oído hasta ahora, por lo que agradezco la recensión del Almte. Vergara.
Me suena como una crítica al estilo de vida actual. Que increíble augurar que las máquinas llenarán los vacíos de amor en el corazón de los seres humanos... leí hace un tiempo una frase que me dejó pensativo: "no os preocupéis del avance de la inteligencia artificial, sino de las causas del sostenido retroceso de la inteligencia humana".
Aquí, a mi juicio, está el foco: no podemos dejar de ser humanos, al contrario, debemos cuidar a nuestras familias y velar por el desarrollo de nuestro espíritu e inteligencia, pues como creaturas hemos recibido dones únicos para nuestra vida en comunidad, los cuales hay que cultivar.